LA NUEVA FP: TEXTIL
Mercè Mercader es profesora del ciclo formativo de grado medio de Confección Industrial del Área de Tecnología del IES Anna Gironella de Mundet de Barcelona. Además es la tutora de los estudiantes que realizan prácticas en empresas, y por tanto se encarga de su seguimiento.
—¿Cómo se desarrolla el ciclo formativo de grado medio en confección?
—La duración es de un curso académico de 990 horas en el centro educativo, más 410 horas de prácticas en un centro de trabajo.
—Qué tipo de alumnos se interesan por su curso?
-Son en su mayoría chicas. De hecho, de los 17 estudiantes, tan sólo hay un chico. Hace años era a la inversa, había más chicos. Los alumnos provienen en su mayoría de 4º de ESO, aunque algunos llegan aquí después de abandonar el bachillerato artístico.
—¿Qué porcentaje de inserción laboral observa entre los estudiantes de su centro?
—Podríamos decir que alrededor del 80%, aunque el 20% restante no se debe a falta de trabajo, ya que está muy buscado, sino que se deciden a estudiar un grado superior o se buscan un trabajo en otro sector ya que lamentablemente el problema de la confección industrial es el bajo salario que ofrecen las empresas.
—Si hay más trabajo que estudiantes, a qué cree que es debido que el sueldo sea bajo?
—Debemos pensar que el mundo del textil lleva años en crisi a causa del auge de los mercados del sureste asiático. La única manera de ser rentables a una empresa es ofreciendo trabajadores cualificados, que se diferencien de la mano de obra que pueden encontrar allí.
—¿Por qué los jóvenes de hoy en día no se deciden por la confección y el patronaje?
—La moda no está de moda. Hay mucha gente que quiere ser diseñadora, eso sí, pero la idea que se tiene de la confección es errónea: la mujer con la bata cosiendo a máquina debe olvidarse. La confección y el patronaje no son sólo prendas de vestir.
—¿Qué otras aplicaciones tiene el sector textil en general?
El sector textil es amplísimo. La gente debería darse cuenta de la infinidad de posibilidades que tiene:. automoción, tejidos militares, el sector agrario, industria tecnológica (tejidos para hardware), incluso la alta cirugía. Innumerables.
Los jóvenes, aún más buscados
Javier Hurtado es el copropietario de FH Composturas, una empresa de 35 trabajadores situada en L’Hospitalet de Llobregat, que realiza un servicio de manipulación y adaptación de prendas de vestir ya manufacturadas. Es decir, hacen “arreglos”. Hurtado reconoce que “tenemos problemas para encontrar trabajadores, sobre todo para encontrar jóvenes”. Se nutren gracias al INEM y a los diferentes centros de formación profesional. Neus Què Bages finalizó el curso pasado el grado medio en Confección Industrial que imparten Mercè Mercader, Alberto Sanromà y Javier Monaj en el IES Ana Gironella de Mundet de Barcelona. Hasta ahora ha hecho las prácticas en la empresa de Hurtado, donde finalmente la han contratado.
El copropietario de FH Composturas asegura que no contratan por regla general a personas mayores de 40 años, porque “buscamos gente joven para enseñarles nuestra idiosincracia y para que aporten creatividad”. Aunque Hurtado reconoce que a veces es necesario una persona de experiencia “para trabajar tejidos más delicados”. Sobre el futuro del textil en España, el empresario augura que “en un futuro desaparecerán las empresas de fabricación y de venta, sólo sobrevivirán las que ofrezcan un producto diferenciado, porque el mercado asiático se lo come todo”. Hurtado apuesta por las empresas de arreglos de prendas de vestir, más reducidas en cuanto a recursos y ámbito, porque “a nivel global el textil se va a complicar cada vez más”.
Neus se queja de la falta de información que existe en la actualidad sobre el mundo de la confección y el patronaje: “me enteré del curso de ciclo medio gracias a una ex profesora mía”. Hasta la finalización de sus prácticas su tutora, Mercè Mercader, le ha hecho un seguimiento, trazando un plan conjuntamente con la empresa destino de la estudiante. A pesar de que Neus asegura que no hay problema para encontrar trabajo en este sector, la estudiante se lamenta de los bajos salarios que se perciben: “lo peor es el sueldo, te tiene que gustar mucho para dedicarte a esto. De hecho mi idea es montarme un pequeño taller de arreglos a la larga”, asegura Neus.
Aún así la estudiante explica que lo que más ha valorado de sus prácticas es la relación trabajador-empresario, “ha sido una relación muy estrecha. Existen trabajos en cadenas de producción de grandes empresas que la relación es nefasta”, manifiesta Neus.
Sobre el hecho de que los jóvenes no se interesan por la confección y el patronaje en concreto, la estudiante fue clara: “hay gente joven que no sabe ni coger una aguja, no existe ningún interés. Y si encima le añades el bajo sueldo que se percibe, el resultado es menos alumnos jóvenes en los centros”.