La legislación sobre el uso de menores permite abusos
Hay que recordar que en España llueve sobre mojado: los casos archiconocidos de Marisol –que ha declarado por activa y por pasiva que no la dejaron tener infancia a base de hacerla trabajar– y de Joselito –cuyos padres fueron engañados y otros se enriquecieron (se siguen enriqueciendo por los derechos) a su costa– no se concretaron en medidas legislativas para corregir estos abusos.
En Estados Unidos, un caso similar, el de Jackie Coogan (“Chiquilín”) en los años 20, llevó a la publicación de la Ley que lleva su nombre, y que reserva parte de las ganancias del menor hasta su mayoría de edad.
En España se ha dado el caso de cierto director de publicidad que declaraba públicamente que, para un anuncio de una conocida línea aérea, había pegado los pañales de cientos de niños al suelo para evitar que se movieran. No hay noticias de que ninguna autoridad se interesase por el asunto.
Más recientemente, el caso de dos niños ha causado cierto escándalo en la opinión pública: Melody y Raulito, este último aún sin escolarizar por no haber cumplido los seis años.
En opinión de Amparo Valcarce, portavoz de Educación del PSOE en el Congreso, la legislación es demasiado amplia y no permite atajar muchos casos concretos, pues aún dentro de la legalidad se bordea la explotación.
Y es que algunos de ellos se incumplen claramente hasta los más elementales Derechos del Niño: no existe esa “protección especial para el desarrollo físico, mental y social”.