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“Debería haber inspectores de cada nivel, especialistas en cada materia curricular”

Entrevista con Aurelio Gómez Feced, presidente de ANIES.
Miércoles, 4 de junio de 2003
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Aurelio Gómez Feced, turolense de pro, catedrático de Latín –coautor junto a José Luis García Garrido de uno de los textos clásicos de esta asignatura para Bachillerato–, es inspector de Educación desde 1978. A mediados de mayo ha sido elegido en San Millán de la Cogolla (La Rioja) presidente de la Asociación Nacional de Inspectores de Educación Secundaria (Anies).

—¿Cuáles van a ser las líneas fundamentales de Anies en esta nueva etapa?
—Anies es una asociación antigua, porque deriva de la vieja Asociación Profesional de Inspectores de Enseñanza Media –después de Bachillerato– y a donde nos hemos ido encaminando todos aquellos inspectores que, con distinto origen, hemos ido confluyendo con un objetivo único y común, que es el de centrarnos en la etapa de Educación Secundaria.
Anies, a lo largo de su historia ha tenido que variar su propia configuración estatutaria, al tener que adecuarse a la nueva configuración tras las transferencias de Educación. Anies tiene una junta directiva única para toda España que se elige en asamblea general cada tres años. En la asamblea celebrada en San Millán, ante la insistencia de amigos y compañeros, presenté mi candidatura, que ha sido elegida prácticamente por unanimidad, con lo cual, lo primero que tengo que hacer es congratularme de ello y dar las gracias a los asociados.

—Me refiero a las líneas de actuación a partir de ahora.
—Primero quiero aclarar que ser presidente de una asociación nacional lleva consigo un trabajo muy importante, que es el de la labor de coordinación de las actuaciones de las diversas juntas que están constituidas en cada Comunidad Autónoma. El programa que presentamos es el de continuar con la potenciación de las estructuras autonómicas, sin perder nunca el carácter unitario actual de la asociación. La prioridad es ocuparnos de defender los intereses de los asociados ante la Administración estatal, pues hay intereses comunes que son los que la junta directiva nacional tiene que atender y articular. Tenemos que coordinar la labor de las comisiones autonómicas y, sobre todo, analizar las futuras líneas de actuación de Anies en este momento clave para la Educación como es el del desarrollo de la LOCE, tan importante para el futuro de la Inspección.

—Se dice que Anies es el autor moral del tratamiento de la Inspección en la Ley de Calidad, y alguno de sus miembros algo más que moral. ¿Hasta qué punto responde a sus reivindicaciones, sobre todo la estructuración de especialidades?
—La pregunta que me haces responde a una realidad: que en la elaboración de la Ley de Calidad, en los artículos referidos a la Inspección Educativa, han participado inspectores de Anies; pero también inspectores de otras asociaciones. No se puede circunscribir la redacción únicamente a Anies, aunque es obvio que asociados de Anies han tenido relevancia su elaboración, y creemos que la van a seguir teniendo en su desarrollo normativo básico.
La novedad más importante en cuanto a la Inspección en la LOCE es el establecimiento de las especialidades básicas por niveles y por especialidades docentes.
Ese es un principio que Anies siempre ha defendido y ha tenido siempre en sus estatutos, que la Inspección tiene que regularse, establecerse y organizarse por especialidades. En este momento todos los inspectores son especialistas en la medida que responden a las diversas variantes con las cuales se han ido configurando las plantillas de las diversas inspecciones. Anies ha defendido que los criterios por los cuales se debía organizar la Inspección son, primero, el principio de unicidad, el Cuerpo de inspectores único; pero también ha defendido siempre el principio de nivelaridad y el criterio de especialidad.

—¿Es la especialización que recoge la LOCE la que querían?
—En este momento estamos simplemente con la enunciación de principios básicos que están recogidos en la LOCE, una norma básica que debe ser aplicada en todas las comunidades autónomas, pero que puede ser desarrollada de diversa manera en cada una.
Hay, así mismo, un borrador del Decreto de Especialidades Básicas de la Inspección Educativa donde se contempla que debe haber diversos niveles e inspectores de diversas especialidades. Las especialidades pueden ser más amplias, por área, o pueden ser por asignatura: para un funcionamiento ideal de la inspección, lo más deseable sería que la plantilla de cada inspección educativa contara con inspectores de cada nivel educativo, especialistas en las diferentes materias del currículo.
Esto en algunas comunidades autónomas será posible, pero en otras con un inspector especialista –e.g, en una materia minoritaria como es el Latín– que resida en la cabecera del distrito será suficiente. En comunidades uniprovinciales, a lo mejor, el número concreto de inspectores se tendrá que adecuar a la generalidad y a lo que sea mas necesario. Tampoco hay que desechar que, en una situación determinada, se pueda recurrir a especialistas de otras comunidades o a expertos fuera de la Inspección.

—La principal pega que ponía Adide es que gran parte de las actuaciones de la inspección no tienen que ver con la especialidad por materias, sino que son más generales.
—Las funciones de la Inspección globalmente son tres: supervisión y control, evaluación y asesoramiento. Es obvio que unas funciones puramente de control administrativo –de cumplimiento del horario, por ejemplo– constituyen una actividad generalista que puede ser desarrollada por cualquier inspector, sea cual sea su nivel de procedencia. Pero para la función de evaluación –evaluación de una materia o de una actividad determinada, evaluación profesional de un docente que imparte una materia determinada– hace falta un inspector especialista. En cuanto al asesoramiento, los hay actividades más generales, pero también hay otras que requieren asesoramientos especiales y especializados en materias concretas, y no todos los inspectores deben o pueden conocer todas las materias. Por eso digo que en las tres tareas fundamentales, asesoramiento, evaluación y control, hay aspectos generales y aspectos especializados.

—Ahora hay resultados muy dispares en Madrid entre Pública y Privada, especialmente en ESO y Bachillerato. ¿Qué responsabilidad tiene ahí la inspección?
—Cuando saltó la polémica de la Selectividad, hace dos años, ocurría que algunos centros habían sobrevalorado los conocimientos de sus alumnos, y así prácticamente aprobaban el cien por cien y luego en la PAU obtenían resultados muy por debajo. Se intervino mediante un control de las evaluaciones. Lo que sucede es que llegar a conclusiones fehacientes y fiables en este campo es muy difícil. Llegar a concluir que un centro sobrevalora los resultados académicos de los alumnos no es fácil. Lo puedes intuir.
Creo que este es uno de lo objetivos que se deberían incluir y potenciar en los planes generales de actuación de la Inspección.

Evolución de un modelo

—¿Cómo está la Inspección ahora en comparación con la de hace una década?
—Yo soy Inspector desde 1978, pero he estado desempeñando otros puestos en la Administración educativa. La integración de la Inspección en un único Cuerpo produjo tensiones en el funcionamiento diario y en el funcionamiento asociativo. Mi percepción es la de que estas tensiones han sido superadas, que no digo que no estén todavía latentes y produciéndose en algún sitio, aquí (en Madrid) han sido superadas.

—No me refería a la procedencia sino a las funciones de la inspección después la Logse, especialmente la burocratización.
—En las tareas de las Inspección necesariamente tiene que haber tareas de control administrativo, a la vez que tareas de evaluación y de asesoramiento. Su peso en el conjunto de las tareas depende de las circunstancias y de las situaciones de cada sector y de cada ámbito territorial. Por ejemplo, una tarea que para unos es necesario que la desarrolle la propia Inspección y que para otros no es tan esencial es la determinación del cupo de profesores necesarios para que un centro pueda funcionar con garantía de calidad. Otro ejemplo es el de las comisiones de escolarización de Madrid capital, cuya presidencia está encomendada en varias comunidades autónomas a los inspectores –tarea trascendental porque hay que escolarizar a un número cada vez mayor de inmigrantes.

—¿Y las tareas de evaluación y control?
—Este año el catálogo de actuaciones preferentes tiene que ver más con la evaluación. Por ejemplo, estamos llevando a cabo dos actuaciones sobre evaluación externa de resultados de Matemáticas (6º de Primaria) y de Lengua Castellana y Literatura (3º de ESO); se ha supervisado la implantación de los nuevos currículos para la Comunidad de Madrid para primer y tercer curso de la ESO y primero de Bachillerato, se han llevado a cabo estudios sobre los resultados académicos de los alumnos de Primaria, Secundaria Obligatoria, Bachillerato y FP. Ahora, la evaluación siempre lleva consigo un asesoramiento, porque si no la evaluación sola… 

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