“Es tremendo expulsar del sistema a una alumna con 14 años”

Su gran formación en Derecho, Filosofía y Letras ha impregnado en María Tena, directora del Centro de Investigación y Documentación Educativa (CIDE), un espíritu optimista para tratar de mejorar la calidad en la enseñanza. No en vano, esta madrileña confía principalmente en la lectura y en la Educación como motor para cambiar las cosas.

—El CIDE acaba de presentar los últimos estudios sobre las mujeres en la Educación, ¿Cuál es el panorama actual en el sistema educativo español?
—Actualmente es igual que la de los hombres, es decir, incluso las mujeres están teniendo mayor éxito académico. Lo que pasa es que nos interesaba investigar sobre este asunto porque durante muchos años no ha sido así y por eso hemos estado estudiando el tema de las mujeres en la Educación. Nos parece, además, que la formación es una de las mejores herramientas para que la igualdad, que ya está totalmente conseguida a nivel jurídico, se consiga de puertas para adentro, que se consiga a nivel real. Por eso hay un interés enorme por analizar cual es la presencia de la mujer en el sistema educativo, cual es la presencia de la mujer en los cargos directivos, etc. Todo ese tipo de información que de alguna manera nos está condicionando y se está trasladando a los alumnos y a las alumnas.

—Desde los resultados de las últimas investigaciones, ¿se puede decir que se ha llegado a la igualdad real en el plano educativo?
—La igualdad es absoluta a nivel jurídico y a nivel real lo que se da es un fenómeno muy curioso, y es que aunque las mujeres tienen acceso a la Educación en las mismas condiciones y con los mismos derechos y las mismas obligaciones, tienen mejores calificaciones en muchos ámbitos y tienen una capacidad técnica absolutamente igual a la de los hombres… A la hora de acceder al trabajo y a la hora de acceder a los puestos directivos tienen muchas más dificultades debido a una sociedad con costumbres muy arraigadas. Pero no sólo eso, es que muchas veces accede a un cargo un hombre siendo las mujeres mucho más competentes y mucho más voluntariosas. Está demostrado que mientras los expedientes académicos de las mujeres son muy brillantes, la toma de decisiones corre casi siempre a cargo de los hombres.

—¿Tiene la maternidad alguna culpa de que ocurra esto?
—No, porque la maternidad condiciona un periodo muy puntual de la vida de las mujeres que se encuentran con muchas cortapisas sociales. Lo que sí es cierto es que, a veces, son las propias mujeres las que se autocensuran porque saben que van a tener un período de su vida que no van a poder dedicarse plenamente a su vida profesional, y entonces no ambicionan esos puestos directivos. Pero eso realmente está cambiando últimamente.

—¿Qué colectivos tendrían actualmente un mayor riesgo de exclusión social?
—Una de nuestras líneas de investigación se centra en las mujeres inmigrantes, porque muchas veces fruto de las distintas culturas tienen conceptos que no son exactamente igual que en España con respecto a la posición de la mujer. Entonces, están llegando mujeres de algunas culturas que consideran que las niñas a partir del momento en que tienen la menstruación deben dejar de estudiar. Eso es tremendo porque claro, si tu expulsas del sistema educativo a las niñas a partir de los 12, 13 ó 14 años se quedan en una desigualdad total. Ya no van a tener ninguna posibilidad de acceder a un trabajo altamente cualificado nunca más.

—Pero a nivel jurídico, cuando una inmigrante viene a España, ¿sigue prevaleciendo su cultura de origen sobre los preceptos de la Constitución?
—La enseñanza en España es obligatoria y gratuita hasta los 16 años. Y lo de obligatoria significa que no sólo el Estado tiene la obligación de ofrecer una plaza escolar a todos los niños hasta los 16 años, sino que también es obligatorio para los padres escolarizar a niños y niñas. Pero es un tema conflictivo.

—¿Qué más grupos de mujeres son conflictivos desde el punto de vista educativo?
—Aparte de esta investigación sobre minorías, llevamos a cabo un seguimiento sobre la mujer gitana. Y esta investigación sirve para combatir el tópico a partir de datos objetivos y con rigor científico porque hay muchas mujeres gitanas que ya han accedido a carreras universitarias. De hecho, el Instituto de la Mujer presentó hace un mes, durante unas jornadas con el colectivo gitano, un libro con la experiencia de 50 gitanas entre las que se encontraban verdaderas profesionales como una médico, etc. Y expresaban sus dificultades para acceder al mundo laboral.

—Sin embargo, entre los gitanos hay una cierta tradición en cuanto al absentismo escolar y el rechazo al sistema educativo, negándose a escolarizar a sus propios hijos…
—Los tópicos se van rompiendo poco a poco porque en cualquier cultura se dan cuenta que el progreso económico y profesional está muy ligado a la Educación; y al igual que el trabajo o la vivienda es uno de los derechos más exigidos por los padres actualmente. Lo que pasa que otros colectivos como los inmigrantes que acaban de llegar lo que necesitan son papeles, trabajo, etc. Si necesitan resolver ciertos aspectos previos es cuando la Educación pasa a un segundo plano.

—¿Hasta dónde llegan estas investigaciones? ¿Qué consecuencias tienen?
—Son importantísimas porque se ofrecen datos a partir de los cuales se puede proceder a la toma de decisiones para emprender acciones positivas desde la Administración.

—¿Es la Educación un campo profesional de mujeres?
—El mundo de la Educación está muy feminizado y, de hecho, el profesorado es mayoritariamente femenino. Otra cosa es que el poder en algunos casos lo sigan teniendo los hombres. Pero claramente el mundo de la Educación está copado por mujeres, aunque curiosamente según nuestras investigaciones los directores de los centros siguen siendo mayoritariamente hombres. Es en cierta medida una contradicción.

—¿Están las leyes preparadas para la conciliación de vida familiar y laboral?
—Se están haciendo intentos aunque el proceso es lento y lleva su tiempo. Pero el problema no es a nivel jurídico sino real. Hay que cambiar la mentalidad de la gente, de los hogares españoles.

—¿Qué papel juegan los medios de comunicación?
—Lo más importante es la Educación. Lo que pasa es que los medios de comunicación mueven masas y son importantísimos hoy para vender coca-cola o para vender valores y hacer que los principios de tolerancia, igualdad y solidaridad se vendan. Pero creo que la Educación desde la infancia es lo que cala en las personas desde la infancia.

—En cuánto a formación del profesorado, ¿tiene el CIDE alguna competencia?
—De los cursos del profesorado se encarga el Instituto Superior de Formación del Profesorado, aunque nosotros diseñamos algunos cursos a distancia en la Red para el Centro Nacional de Información y Comunicación Educativa (Cnice), si bien luego son ellos son los que se encargan de producirlos.

—¿Qué otras líneas de investigación sigue el CIDE?
—Seguimos distintas líneas y entre ellas caben destacar los estudios sobre la eficacia y mejora de la escuela, es decir, el estudio de por qué unos centros escolares tienen mejores resultados que otros en relación con los objetivos que persiguen.

—¿Hay alguna investigación de tipo internacional?
—Sí. Concretamente tenemos una investigación que estamos haciendo con nueve países de Iberoamérica comparando datos y resultados con unos modelos señalados. Pero además hemos hecho y seguimos haciendo investigaciones sobre la iniciación de la lectoescritura, los hábitos lectores de los adolescentes, etc. Y también tenemos otras investigaciones sobre multiculturalidad. En este sentido hicimos un seminario europeo con expertos sobre Educación de inmigrantes y ahora nos estamos reuniendo con las CCAA para iniciar un estudio sobre los desafíos y las soluciones que plantean estas nuevas realidades que se llevará a través de Eurydice al contexto europeo. No obstante, hay muchos más estudios monográficos sobre enseñanza artística, sobre innovaciones educativas, sobre profesorado, sobre el sistema educativo en general etc., que se pueden consultar en nuestra web en la dirección www.mec.es/cide