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¿Informática o Tecnología?

Las plazas del Área de Tecnología del Cuerpo de profesores de Enseñanza Secundaria enfrentan a los enseñantes de esta especialidad en varias comunidades a los docentes de Informática (del Cuerpo de profesores de Formación Profesional).
Miércoles, 20 de abril de 2005
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Autor: Marta SERRANO

El impacto que supone el desarrollo tecnológico dentro de la actividad diaria es innegable. Esta importancia de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) se constata igualmente durante el período formativo y, sobre todo, en la actividad empresarial.

Las innovaciones tecnológicas son claves, sobre todo, de cara a mejorar la productividad en las empresas. Además, cada vez más, éstas apuestan por incorporar soluciones online en el proceso de formación de sus trabajadores. La actualización de conocimientos y el aprendizaje en el uso de las TIC es una decisión imprescindible.

La flexibilidad. que permite el e-learning, por la que cada trabajador puede recibir formación a cualquier hora y en cualquier lugar es una de sus ventajas junto a la reducción de los costes.

El currículo lo olvida

Sin embargo, en nuestro país la etapa escolar se olvida de la importancia de incorporar en los currículos escolares unos conocimientos que se presuponen imprescindibles para el futuro laboral de los escolares.

En este sentido, en la jornada sobre informatización de la escuela organizada recientemente por la Confederación Española de Centros de Enseñanza (CECE), la presidenta de esta patronal educativa, Isabel Bazo, señaló que la sociedad “se encuentra en un momento clave en la informatización, por lo que es imprescindible poner al día a los alumnos en estas materias y que se aprendan en el colegio”, y aseguró que “el futuro de la escuela no puede ser ajeno a las nuevas tecnologías”.

No obstante, Isabel Bazo quiso avisar de que “las TIC pueden ser un arma de doble filo; hay que enseñar a los alumnos que las máquinas no son la base última de la relación humana, sino un medio para conseguir distintos y beneficiosos fines”.

Por su parte, el director general de Educación del, José Luis Pérez Iriarte, explicó en declaraciones a MAGISTERIO que el Ministerio de Educación y Ciencia “no quiere que los centros pierdan el tren de las nuevas tecnologías”, aunque reconoció que, en este ámbito, el sistema educativo va por detrás de la realidad social.

Respecto a los planes del MEC en este asunto, Pérez Iriarte aseguró que no se trata sólo “de dotar de equipos a los centros, sino también de formar al profesorado, hacer materiales didácticos y universalizar las buenas prácticas que, sin duda, se están haciendo en muchos centros”.

Docentes contra docentes

No obstante, los planes del MEC se enfrentan a un grave problema laboral en este sentido. Por un lado, la Plataforma Nacional de Asociaciones de Profesores de Informática (Pnapi) acusa a las autoridades educativas de “mentir más que otra cosa” y exigen “la modificación o la derogación del Real Decreto 3473/2000 que introduce y subsume el currículo de Informática dentro del contenido de la asignatura de Tecnología.

De hecho, en España no existe la asignatura de Informática obligatoria en ningún nivel de la Educación Secundaria (artículo 20 de la Logse y artículo 23 de la LOCE), algo que la LOE tampoco se encarga de modificar según el borrador presentado hace varias semanas a la comunidad educativa.

Los efectos de esta legislación suponen, según la Pnapi, “la pérdida de la asignatura de Informática, hasta el punto de su prohibición como optativa, la inhabilitación del profesorado de Informática en sus tareas, la habilitación encubierta para quienes no acreditan esa formación, y finalmente, el perjuicio gratuito e inexorable sobre el aprendizaje de los alumnos”.

El propio dictamen del Pleno del Consejo Escolar del Estado, haciendo suyas las Directivas y recomendaciones de la Unión Europea sobre la implantación de las TIC en los currículos escolares, valoró negativamente en julio del año pasado la inclusión en otras especialidades cuando “la materia de Informática debería tener entidad propia y ser impartida por especialistas”.

Corporativismo

Sin embargo, tanto desde la Asociación de Enseñantes de Cataluña (AEIC), como desde la Asociación de Enseñantes de Tecnología de Galicia (Apetega), se califican estos argumentos como “agresivos” y se afirma que se deben a intereses laborales de docentes de FP de la especialidad de Informática que buscan un hueco en la Educación Secundaria.

De hecho según los colectivos defensores del profesorado de Secundaria de la especialidad de Tecnología, “las Tecnologías de la Información y de la Comunicación son también tecnologías y, por tanto, es responsabilidad del profesorado de tecnología enseñar al alumnado aspectos tan fundamentales en la sociedad de hoy”.

Al parecer, ésta no es una opción defendida únicamente por el profesorado de Tecnología, “no son reivindicaciones corporativas”, afirman, sino que “es la tesis defendida por una amplia mayoría de la comunidad educativa, de todas las áreas y niveles. Por ejemplo es apoyada por la asociación de enseñantes de informática de Catalunya www.aeic.es”.

Según los docentes a favor de introducir en la Educación Secundaria (ESO) una materia de Tecnología, “el establecimiento del Área de Tecnología en el currículo de la ESO hace poco más de 10 años tenía dos objetivos fundamentales:

a) Por una parte, formar al alumnado en un ámbito de la cultura, la cultura tecnológica, que les será imprescindible para afrontar el complicado reto de regir como ciudadanos del siglo XXI.

b) Por otro lado, se trata de orientar a los alumnos, junto con el resto de las áreas que forman el currículo de la ESO, en la elección de la vía que les permitirá su integración productiva en el mundo adulto.

“Ciertamente la Tecnología no es una materia académica que transmite un cuerpo de conocimientos homogéneos e invariables, sino que se refiere a una actividad humana que es inseparable de la historia, la cultura, y del medio conde vive la sociedad que la genera y que recibe sus efectos”, señalan.

La generación “e” entra en escena

Los menores de 18 años constituyen el 60% de los usuarios de Internet, el 40% de ellos posee un teléfono móvil y han tenido contacto con la cultura digital (pantallas en videos, consolas, ordenadores, móviles, cajeros…) desde los 2 años. La décima entrega de las Notas de Análisis y Prospectiva de la Fundación Auna analiza el impacto sociológico de la implantación de las TIC, el surgimiento de la llamada Generación digital o Generación “e”.

El documento señala que los primeros contactos con las tecnologías se producen entorno a los 2 años. En Estados Unidos se calcula que el 25% de los niños de esta edad ha entrado en contacto con un PC sobre las rodillas de su padre. A los 3 años el uso es consciente y un 80% de los menores de 6 años utiliza habitualmente dispositivos con pantalla. El 30% de los niños nórdicos entre 9 y 12 años tiene su propio teléfono móvil.

En España, más del 50% de los chicos de entre 10 y 14 años utiliza Internet, y el 68,5% de los usuarios de la Red en España tiene menos de 24 años. Estas cifras dan una idea del alcance de este impacto de las TIC en las nuevas generaciones. El informe de la Fundación Auna repasa la forma en que los menores se acercan a estas tecnologías hasta convertirse en expertos usuarios y señala los riesgos y oportunidades del uso de TIC.

Entre las oportunidades cabe destacar el acceso a contenidos educativos a través de la Red o el aumento de contacto con compañeros, familiares y amigos o incluso entre padres y profesores. A este respecto, Internet es un arma de doble filo, ya que son los contenidos pornográficos y/o violentos o el contacto con adultos indeseables los principales riesgos que perciben los padres. Sin embargo, paradójicamente, los padres imponen más restricciones y normas en el uso de la TV (el 60% de ellos limita el uso), que en el uso de Internet (49% restringe el uso a sus hijos). El informe concluye que las TIC pueden ser muy beneficiosas en la formación.

“La tecnología sin el profesor no sirve para nada”

Matemática, madre y una auténtica todo terreno, la madrileña Rosa Mª García comenzó a trabajar para Microsoft en el servicio técnico. Tras pasar seis años al lado de Bill Gates, cruzó de nuevo el charco para poco después tomar éxitosamente las riendas de la empresa Microsoft Ibérica.

¿Desde cuándo invierte Microsoft en Educación?
Llevamos invirtiendo más de diez años en hacer software educativo como Encarta, que primero fue una enciclopedia escolar y luego ha ido ampliando contenidos, pero es entre los años 2000 y 2001 cuando Microsoft empieza a apostar fuerte por la Educación, poniendo en el centro del proceso de aprendizaje a la persona por encima de la tecnología. Entendimos que eso iba a ser bueno para todos. Para los usuarios y para nosotros, porque ayudábamos a sacar el máximo potencial de las personas. Y los niños son los ciudadanos, los trabajadores y los directivos del futuro.

¿De que inversión hablamos?
Pensamos gastar en los próximos tres años 30 millones de euros en España y 250 millones a nivel mundial. En España la inversión, al estar las competencias educativas transferidas depende de los distintos convenios que ya hemos firmado con diez autonomías.

¿Cuáles son las líneas prioritarias de la empresa?
Pensamos que el software educativo podía ayudar a los profesores a educar mejor a los niños y empezamos a trabajar en cómo se les podía convertir en buenos profesionales y, al mismo tiempo, educarles en valores a través de las nuevas tecnologías. Pensamos cómo hacer que trabajaran de forma cooperativa, cómo hacer que fueran más sinceros con sus errores, etc. Pensamos también que hay que trabajar para que en el futuro no haya brechas digitales, por lo que otra línea de trabajo es la de colaborar con el tercer mundo para que ningún niño se quede sin acceder al software educativo de Microsoft por motivos económicos, –éso ayudaría a ampliar la brecha digital y no es bueno para nadie–. Hoy cualquier país puede obtener software educativo de Microsoft gratuita o casi gratuitamente.

Parece que hoy todo el mundo quiere educar en valores. ¿No es ésa una competencia de los padres?
Nosotros no sabemos nada de valores en los que educar, ni de Pedagogía. Lo que sí sabemos es que la tecnología marca una diferencia. Si tú hoy tienes mesas con ordenadores y quieres que los niños hagan un trabajo cooperativo en grupos de cuatro está claro que la tecnología lo impide, porque los niños no pueden mover cables, teclados, pantallas, etc. Sin embargo, si esa tecnología es inalámbrica la cuestión cambia. Para nosotros el héroe es el profesor, que es el que sabe qué es lo que quiere enseñar, cómo lo quiere enseñar, qué valores quiere transmitir, etc. Nosotros no queremos imponer nada pero tratamos de que nuestra tecnología colabore en el proceso de enseñanza y ayude al profesor a enseñar mejor y al alumno a aprender mejor.

Muchas veces son los profesores quienes no quieren emplear las TIC porque tienen sus propios métodos…
Es cierto que la tecnología sin el profesor no sirve para nada. Es el profesor el que conoce a su grupo de alumnos y sabe sus deficiencias y lo que va a enseñar. La revolución en las aulas debe ser liderada por el profesor. Partiendo de aquí, nosotros tenemos dos grandes proyectos: Por un lado, a través de convenios con las CCAA formamos a los profesores en línea, en cursos de verano, etc; con el fin de enseñarles a utilizar en el aula tanto las tecnologías de Microsoft, como recursos para enseñar Matemáticas, Lengua, etc, a través de materiales didácticos interactivos. Además tenemos el proyecto de Profesores Innovadores junto a la Fundación Telefónica. Hemos creado una website para crear una comunidad de profesores que utilizan en sus clases las nuevas tecnologías. Hay concursos, formación técnica en línea, tenemos soporte técnico, pedagogos… Se trata de que puedan compartir conocimiento en www.educared.es/profesores innovadores.

¿Cuáles son las dificultades que detectáis entre los docentes a la hora de aplicar las nuevas tecnologías?
Mayoritariamente coinciden en que lo más difícil no es aprender el uso y funcionamiento de las nuevas tecnologías sino convertirse de nuevo en Sócrates, porque se dan cuenta que con un ordenador e Internet en clase ellos dejan de ser los únicos que poseen el conocimiento y tienen que ayudar a los alumnos a aprender a buscar la información. Entonces su labor pasa a ser principalmente la de acompañar y dirigir el estudio para separar la buena información de la mala o de la errónea, saber sintetizarla, comprenderla y saber crear historias a partir de ella.

¿Cuál es entonces el papel del profesor?
El profesor rompe la tensión, la barrera de la tecnología. Debe asimilar que también él puede aprender mucho a partir de Internet y que tiene que descubrir junto a sus alumnos la información que cada estudiante demanda en un momento determinado y que no está en un determinado libro de texto.

Como madre, ¿ayudas a tu hijo a hacer los deberes?
Bueno, traigo el libro de El Cid en la maleta y puedo asegurar que me he pasado tres días comprobando el trabajo de mi hijo, porque incluso para mí ha sido difícil discernir entre las versiones contradictorias de un personaje así. Las nuevas tecnologías evitan las excusas de los padres y me parece fundamental. Ahora la pelota está en el tejado de los padres para saber cómo evolucionan sus hijos.

¿Y hay algún tipo de evaluación que corrobore que la enseñanza con TIC es eficaz en los procesos de aprendizaje?
En la escuela de Ariño (Aragón), que es la primera con la que empezamos a trabajar, hemos comprobado que los niños que utilizan las nuevas tecnologías, al masajear más la información y trabajar más con ella la interiorizan más y luego pueden recordarla mejor, incluso aquella información más lejana, la del primer cuatrimestre.

España sin brecha digital

Según la consejera delegada de Microsoft, “en España no se puede hablar de brecha digital, pero sí hay gente que se autoexcluye. Y no por dinero, porque lo que más cuesta es la conectividad, la tarifa eléctrica, la formación… Yo me comprometo a través de las comunidades autónomas a regalar software y puntos de acceso gratuito a la red en aquellos barrios que, por presupuesto y nivel de renta per cápita, no puedan acceder a Internet. En Castilla y León, por ejemplo, hemos creado 500 puntos de acceso gratuito.

En España existe la autoexclusión digital, que es muy dura. “Esta tecnofobia afecta sobre todo a ancianos, porque piensan que en la red no hay nada que les pueda interesar, a amas de casa mayores de 30 años, a varones mayores de 45 años y a otros colectivos como inmigrantes o parados…”, explica.

Ante esto, según Rosa María García, Microsoft sólo les dice, “por favor, no se excluya, no sea un analfabeto digital”. No hay brecha sino gente autoexcluida. 

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