El sistema educativo andaluz da sus primeros pasos

Autor: Marta SERRANO

El Congreso aprueba justo esta semana la Ley Orgánica de Educación (LOE). Y mientras en Madrid se piensa en los decretos de desarrollo de esta Ley, en las comunidades se da el pistoletazo de salida para la elaboración de leyes de enseñanza autonómicas. Empezó Cataluña, primera en firmar un Pacto Nacional por la Educación que, según la propia consejera, Marta Cid, “será la base para la futura Ley catalana de Educación”.

Ahora es la Consejería de Cándida Martínez la que, tras el pacto firmado por el MEC con la Confederación de Empresarios Andaluces (CEA) y los sindicatos CCOO y UGT el pasado 3 de marzo, ha presentado una propuesta para elaborar su Ley propia de Educación.

Y es que en las comunidades da la sensación de que elaborar una ley propia es casi algo obligado por como ha quedado redactada la LOE. Según Juan Carlos Hidalgo, secretario general de FETE-UGT en Andalucía, “un 20% en la LOE es legislación básica mientras un 80% no lo es, con lo que su desarrollo corresponde a las autonomías como gestoras de la Educación”.

Martinez ya ha anunciado que pretende tener lista y aprobada esta Ley antes de las próximas elecciones andaluzas que se celebrarán en 2008. En este sentido, la comunidad educativa, que conoció la intención de la Junta de Andalucía hace sólo cuatro meses, tendrá a partir de ahora hasta junio para presentar sus propuestas de mejora al primer borrador.

La intención de hacer una nueva ley ha sido acogida de manera positiva de forma general aunque, claro, por unos más que por otros. La propuesta inicial no concreta nada más allá de grandes principios generales con los que todos estamos de acuerdo. Habrá que leer entre líneas para saber las verdaderas intenciones de Cándida Martínez. En cualquier caso, las primeras críticas no se han hecho esperar. Santiago Pérez, portavoz del PP en Andalucía, afirmó a MAGISTERIO que “el anteproyecto de ley es decepcionante y no resolverá los problemas de la Educación andaluza”.

Déficits del borrador

Entre las medidas a incluir Pérez señala que si la consejera quiere resolver los problemas de fracaso escolar que hay en Andalucía “no puede elaborar un borrador que insiste en la línea pedagógica de la Logse, y más cuando ha demostrado ser un auténtico fracaso en la región”. Así, para el portavoz del PP este proyecto “no aborda ni el fracaso escolar, ni la dignificación del profesorado, ni los temas de convivencia ni temas como la planificación o infraestructuras”.

Por su parte, Hidalgo señala que para UGT Andalucía es imprescindible que se subsanen las deficiencias del sistema educativo andaluz y, en concreto, que se equiparen los centros para que no se pueda hablar de centros de primera –con más recursos y mejores resultados académicos– y centros de segunda (sirvan como ejemplo los centros en la costa con gran concentración de alumnado inmigrante o los centros alejados de los centros urbanos).

Además, la comunidad educativa andaluza reclama por unanimidad que se incremente la inversión en Educación, es decir, el gasto por alumno. De hecho, la misma propuesta de la Consejería recoge que “en gasto público en Educación Andalucía es una de las comunidades a la cola”, subraya Hidalgo.

Medidas para mejorar el reconocimiento social del profesorado es otra de las peticiones que desde los sindicatos se hace a la Consejería, que incluye en esta propuesta de borrador que los incentivos se aplicarán en función a la mayor implicación del docente. En este sentido, Hidalgo pide que “todos los docentes tengan las mismas oportunidades para obtener estos incentivos independientemente del centro donde desempeñen su función” al tiempo que afirma que “los docentes son el verdadero motor de la Educación y hay que motivarlos”.

Figura del director

La Consejería sí se ha mojado en aspectos polémicos como la figura del director. La propuesta le permitiría tener competencias en contratación y gestión de personal, algo que ha sido criticado porque en la ley no figura “un contrapeso en los órganos de dirección del centro como podría ser que las decisiones no fueran unipersonales y se tomaran en consonancia con el equipo directivo del centro”, dice Hidalgo.