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Supernannies para ovejas descarriadas

Tony Blair ha apostado por imitar las premisas del programa de televisión Supernanny para tratar de contener los comportamientos anti-sociales de los jóvenes británicos, a la cabeza de Europa en vandalismo y violencia. Una red de 77 expertos educativos recorrerán los barrios más conflictivos de Inglaterra y Gales aconsejando a los padres de hijos descarriados. Los conservadores acusan al gobierno de haber creado un "estado niñera".
Miércoles, 20 de diciembre de 2006
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Si hablamos de drogas, alcohol, peleas o vandalismo, los adolescentes ingleses se llevan la palma. Lo dice el Instituto para la Investigación de la Política Pública, que, tras analizar los resultados de varios países europeos, concluyó que los chavales de la isla lluviosa son los reyes del mal comportamiento.
Para la mayoría de la población (según otro estudio de la consultora Mori), se trata de un problema netamente educativo germinado en el seno familiar. Cría cuervos y saldrán a la calle a escandalizar y atemorizar a la comunidad. Así piensan ocho de cada diez británicos.
Cruzando datos (y añadiendo unas gotas de inspiración televisiva), el primer ministro Tony Blair cree haber dado con la panacea que ayudará a limpiar las calles inglesas y galesas de jovenzuelos indeseables: un ejército de expertos en enseñar a educar.
Poco ha tardado la prensa en poner la etiqueta de “supernannies” o superniñeras a los casi 80 trabajadores sociales que, previa formación ad hoc, acudirán en breve a los barrios más conflictivos para tratar de enmendar a sus hijos descarriados.
De hecho, el propio Blair no dudó en referirse a la “gran popularidad de los programas televisivos en los que expertos ayudan a los padres con hijos problemáticos” para justificar la iniciativa. Lo hizo, con estilo simple y directo, en una carta publicada en el diario The Sun, el favorito de la clase obrera en Gran Bretaña.

Obligatorio

Con un presupuesto inicial de unos seis millones de euros, el proyecto está englobado en una estrategia marco que, bajo el nombre de Respeto, pretende recuperar la convivencia pacífica en los espacios públicos. Más a largo plazo, la filosofía que impregna el programa parte de una premisa básica: un ciudadano bien educado es mucho más barato para el estado que otro que no sabe comportarse en sociedad.
En un principio, la ayuda para las familias con adolescentes que perturben el orden social será voluntaria. Para los casos menos graves, la Administración tiene previsto organizar terapias de grupo en las que se enseñarán mecanismos ágiles y sencillos para encaminar una senda educativa errática.
Pero si el chaval ha cometido algún delito o es absentista escolar, no habrá opción para los padres. Es entonces cuando, bajo amenaza de sanción, una supernanny se presentará en el hogar familiar dispuesta a emprender la tarea reeducadora.
Fuentes del gobierno han declarado al periódico The Times que la jornada de la red de superniñeras arrancará a primera hora de la mañana para concluir con el joven díscolo ya acostado. Mientras, observación, vigilancia y un sinfín de consejos. Al estilo del programa de televisión, la familia convivirá con un extraño. Lo quiera o no.

“Estado niñera”

Amén de acusar a los laboristas de empeñarse en buscar “titulares” con medidas futiles, el Partido Conservador se ha echado las manos a la cabeza ante lo que considera una intromisión en la intimidad familiar más propia de regímenes soviéticos que del país menos intervencionista de Europa occidental.
Para los tories, esta nueva iniciativa no es más que otro paso adelante en la instauración del “estado niñera” que el gobierno está labrando con paso lento pero seguro. Un estado que intenta convencer a sus ciudadanos de que deben comer sano, hacer deporte, dejar de fumar… ¡Y que ahora les ilustra sobre cómo educar a sus propios hijos!
“Nadie habla de interferir en vidas familiares normales”, se defiende Blair. “El argumento del ´estado niñera` aplicado en este caso es sencillamente basura”, asegura en su carta.
Pero los conservadores recuerdan que hace un año escaso Blair declaró, en primera persona y sin dudar un ápice, que “lo que no puedo  hacer es educar al hijo de alguien por él”. En palabras del líder tory David Davis, “ahora parece que es justo lo que pretende hacer”.
En opinión de Davis, “ya hemos visto incontables iniciativas contra el comportamiento anti-social que han fracasado. Me pregunto si las nuevas medidas también tendrán que ser abandonadas una vez que se piense bien en su forma de aplicarlas”.
Por su parte, la máxima responsable del proyecto, Louise Casey, aduce que “los cursos de este tipo dirigidos a padres han funcionado increiblemente bien”.
Otras fuentes del gobierno han citado un proyecto de “rehabilitación intensiva” puesto en marcha en la ciudad de Dundee (Escocia) que ha cosechado altos índices de éxito. En él se enseña a los padres a desarrollar habilidades educativas, manejar las situaciones de rabia y distribuir roles y responsabilidades en la familia.

Escuelas de padres

Consultado por este periódico, el presidente de la Confederación Católica Nacional de Padres y Madres de Alumnos (Concapa), Luis Carbonel, alberga dudas sobre la capacidad del estado para inmiscuirse en algo tan privado como es la Educación que tiene lugar en los hogares. “Habrá que ver. En principio nos parece una intromisión, sin perjuicio de que todas las ayudas pueden ser bienvenidas”.
En cualquier caso, Carbonel apuesta por una llamada a la acción para que sean las propias familias quienes se organicen y busquen ayuda externa. “Lo que no es normal es que tengan que venir a nuestra casa como si fuéramos paralíticos cerebrales”, asegura el presidente de los padres católicos.
De naturaleza más profesional se antojan las críticas del psicólogo y experto en terapia familiar Bernabé Tierno. “Una cosa es ver las cosas en televisión y otra muy distinta es la realidad”, señala. “En la Educación no existen las pócimas milagrosas, pero la gente ya cree en el ´milagro de Supernanny”.
A no ser que la Administración británica forme un auténtico “cuerpo especial, al estilo de los GEO de la policía”, Tierno augura un “fracaso total a la iniciativa”.
¿Y qué cualidades deberían tener los componentes de esta suerte de batallón paraeducativo? “Que hayan estudiado psicología o psiquiatría, que conozcan la mente de los chavales y que tengan un cierto sentido del humor”, responde.
En cualquier caso, Tierno y Carbonel coinciden en apuntar a las escuelas de padres organizadas en centros educativos como una alternativa preferible a la red de superniñeras por la que apuesta Blair.


Dudas

Además de la furibunda crítica lanzada desde las filas conservadoras ante lo que consideran la culminación del “estado niñera”, la iniciativa del Gobierno Blair ha suscitado dudas y reproches entre distintos sectores de la sociedad cívil británica.
Un día después de que el primer ministro diera a conocer sus intenciones, Sheila Lawlor, directora de Politeia (uno de los think tank políticos más prestigiosos del país), denunció en un artículo lo que a su juicio constituye un “claro caso de cómo la televisión dicta la agenda” de Blair. Siguiendo con el hilo argumental desplegado por los tories, Lawlor se preguntaba: “¿Qué ocurrirá si los padres se niegan a cooperar con el estado niñera? ¿Les llevarán los servicios sociales ante los tribunales? ¿Les confiscarán a sus hijos?”.
Menos duro se mostró el presidente de Nacro, una ONG de lucha contra el crimen con más de 200 proyectos en Inglaterra y Gales. Para Paul Cavadino –que en líneas generales ve la iniciativa con buenos ojos– obligar a los padres a recibir ayuda del Estado puede resultar contraproducente al “crear resentimiento” contra los poderes públicos.


Crisis familiar según los tories

Pocas semanas después de que Tony Blair diera a conocer su plan para ayudar a los padres con hijos descarriados, el Partido Conservador publicó un demoledor informe sobre la situación de la familia en Gran Bretaña. Elaborado por un grupo de especialistas bajo la coordinación del líder tory Iain Duncan Smith, sus 400 páginas revelaban, por ejemplo, que el 70% de los jóvenes delincuentes proceden de familias monoparentales. También que las crisis y rupturas familiares suponían 30.000 millones de euros anuales a las arcas públicas. En la actualidad, el 58% de los hogares británicos están habitados por parejas (casadas o no) cuando hace 30 años dicha cifra alcanzaba el 70%.
Al hilo del estudio, el joven dirigente conservador David Cameron lanzó una defensa a ultranza de la institución. “No sólo es la unidad básica de la sociedad, también es la mejor. Las familias importan porque casi todo problema social que afrontamos depende de la institución familiar”, dijo.


Carta aparecida en el diario “The Sun” el pasado 21 de noviembre

Lo más difícil que cualquiera ha de enfrentar en su vida personal es educar a un hijo.
Es gratificante. Maravilloso. Pero, en ocasiones, también doloroso, frustrante y desmoralizante.
Ser padre es duro, y la mayoría de nosotros simplemente nos ponemos y lo hacemos. Pero algunas familias no pueden con ello. Esto es un hecho.
No importa si es o no su “culpa”. El hecho es que no pueden, por lo que sus hijos sufren y en consecuencia todos sufrimos.
El gobierno no puede resolver el problema por sí mismo. Pero sí puede presionar y proporcionar apoyo. Presionar para que los padres se hagan responsables del comportamiento antisocial de sus hijos.
Apoyo utilizando a un grupo de gente que les demuestre que se puede hacer mejor. El argumento del “estado niñera” aplicado en este caso es sencillamente basura. Nadie habla de interferir en vidas familiares normales.
Pero la vida no es normal si tienes a chicos de doce años saliendo cada noche, emborrachándose y molestando en la calle, mientras sus padres no se enteran o ni siquiera les importa.
En estas circunstancias, hacer un poco de niñera, con la técnica del palo y la zanahoria, es lo que necesita la comunidad local, no digamos ya el chico. El coste social de un chico descarriado puede elevarse a decenas de miles de libras.
La comunidad contabiliza ese coste en gamberrismo, crimen y pandillas aterrorizando al barrio.
Pero para el chico, el coste en pérdida de oportunidades y problemas en su vida futura puede ser incalculable.
Es por ello que la opinión pública cree que ser mejores padres es la clave principal para reducir el crimen y el desorden en nuestras comunidades.
Es también por ello que la abrumadora mayoría de los padres asegura que recibirían con agrado ayuda externa al abordar las dificultades con sus hijos.
Algo que no debería sorprender dada la gran popularidad de los programas televisivos en los que expertos ayudan a los padres con hijos problemáticos.
Así que hoy anunciamos una nueva ayuda para las familias con dificultades a través de una red de expertos en paternidad.
Serán capaces –ya sea a través de apoyo individualizado o de sesiones de grupo– de echar una mano a los padres que estén empezando a lidiar con sus hijos antes de que los problemas se les vayan de las manos.
Como primer paso, hemos destinado cuatro millones de libras para contratar a expertos en paternidad en 77 zonas de Inglaterra.
El gobierno también va a publicar consejos sobre el tema escritos, no por ministros ni expertos, sino por los propios padres.
Todos los padres saben cuán difícil este trabajo es. Por ello la mayoría de los padres se alegrarán de que haya llegado una nueva ayuda.

                                        Tony Blair



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