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Los perjudicados de la Logse

Entre 1991 y 1999 tuvo lugar una mejora acelerada de la gran mayoría de los indicadores de nuestra Educación, mejora en la que participaron todas las Comunidades Autónomas sin excepción, y con la curiosa circunstancia –poco habitual, pero digno de estudio, sobre todo, por la legión de deterministas con responsabilidades en Educación en este país– de que aquellas comunidades que tenían peores condicionantes crecieron más que la media.
Jueves, 12 de abril de 2007
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Los últimos años de la aplicación de Ley General de Educación (1970) se han transformado, con el tiempo, en una época dorada para la Educación española, un tiempo en que se compensaron gran parte de las diferencias históricas entre comunidades autónomas, sin por ello frenar a aquellas que mejores resultados obtenían. Son los años en que España redujo considerablemente las diferencias que la separaban de Europa, como ya ha mostrado MAGISTERIO otras veces.
Como puede verse en el gráfico adjunto –los datos pertenecen al último trabajo del departamento de Estadísticas del MEC: las series de los principales indicadores educativos desde 1991, por CCAA (los pueden encontrar en www.mec.es/mecd/estadisticas)– durante el periodo 1991-99 (barras azules) la mejora de los indicadores fue general en toda España, y considerable.
La tasa de idoneidad a los 12 años (el porcentaje de alumnos que a esa edad no había repetido ningún curso) creció diez puntos de media, y eso en un sistema que no ponía trabas para repetir. La esperanza de vida escolar a los seis años (la media de años que un alumno está en el sistema educativo) creció casi medio año, y eso que la escolarización obligatoria sólo abarcaba hasta los 14 años. Todo ello posibilitó que amplias capas de la población obtuviesen títulos de Secundaria superior y accediesen a la Universidad.
Además, se da la circunstancia de que aquellas comunidades que en principio partían de circunstancias más desfavorables –menos nivel educativo entre la población adulta, mayores tasas de analfabetismo, PIB per cápita más bajo, etc.– fueron aquellas que más crecieron en ese periodo. Comunidades como Extremadura, Andalucía, Castilla-La Mancha o Canarias, a las que estamos acostumbrados a ver en los últimos lugares de cualquier ránking en materia educativa, fueron las primeras en cuanto a mejora de indicadores fundamentales en la década de los 90: Extremadura y Castilla-La Mancha casi duplicaron la media española en cuanto a crecimiento de los años de escolarización, mientras que Andalucía y Canarias reducían la tasa de idoneidad 17 y 16 puntos respectivamente.
Este panorama idílico, y que de haber permanecido nos habría puesto muy cerca de la media de la Unión Europea a estas alturas de la década, fue interrumpido de un año para otro por la aplicación de la Logse. Desde entonces que empezaron a acabar la enseñanza obligatoria los alumnos que habían estudiado en el sistema Logse, los indicadores quebraron su tendencia y no han hecho más que bajar.
Así, en un sistema en que se ponían trabas para repetir y se podía promocionar “automáticamente”, las tasas de idoneidad comenzaron a caer. La tasa de idoneidad a los 12 años, como puede verse en el gráfico, cayó en todas las comunidades autónomas sin excepción. Por otro lado, en un sistema que aumentó la escolarización obligatoria dos años más, y que amplió en dos años la Formación Profesional, la esperanza de vida escolar de un alumno se ha estancado o ha descendido significativamente en todas las regiones españolas, salvo tres.
Sin embargo, esta quiebra de los indicadores no ha sido igual para todos: los casos de Madrid o Baleares, que han perdido un tercio de año de la vida escolar media de sus alumnos en cinco años, pueden calificarse como dramáticos. Para Canarias, que ha perdido dos tercios de año y que ha perdido más de lo que ganó en la década anterior, es difícil encontrar calificativos.

Sistema compensador

Es el precio por pasar de un sistema compensador como el conseguido en los últimos años de la aplicación de la Ley General de Educación (LGE) de 1970 a otro “igualitarista”, como el planteado por la Logse promulgada en 1990.
Como puede verse en los gráficos de esta página, la LGE consiguió que las comunidades con peores circunstancias –aquellas que tienen la población adulta peor formada– avanzaran más que las comunidades con mejores condicionantes, pero sin frenar a estas últimas. La Logse, sencillamente, cambió por completo el panorama. Devolvió la situación a estado natural: los más débiles salieron perjudicados.


De un sistema compensador a otro ‘igualitarista’


Es sabido que indicadores como el fracaso escolar o la esperanza de vida escolar están muy influenciados por el nivel educativo de la población adulta en cada comunidad, llegando a explicar el 50% de las diferencias entre comunidades. O, más concretamente, el porcentaje de población con unos logros educativos bajos determina parte de los bajos logros educativos de los escolarizados en este momento. Indicadores como la tasa de analfabetismo o el porcentaje de población con como mucho primer grado tienen mucho que ver con las tasas de abandono temprano de los adolescentes de hoy.
Sin embargo, una cosa son las circunstancias y otra lo que ocurre. Por ejemplo, en los años 90 se consiguió un hito compensador sin precedentes en España: manteniendo un indudable avance general en la Educación, que se hizo extensible a todas las comunidades autónomas sin excepción, se dio la circunstancia de que aquellas comunidades con peores circunstancias fueron las que más subieron: como puede verse en el gráfico superior, aquellas comunidades con más población por debajo del Primer Grado fueron las que más destacaron en sus logros educativos (en este caso, la extensión de los años de escolarización).
La Logse lo cambió todo: como puede verse en el gráfico inferior, el efecto compensador es sustituido por uno “igualitarista”, lo que, a medio plazo, se transforma en un sistema descompensador y, por tanto desigualitario, al negar más recursos y más ayuda a aquellos que más lo necesitan. Cualquier docente sabe cuánto ha pasado esto en las aulas españolas.


 

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