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¿Hablamos de sexo?

padresycolegios.comSábado, 1 de enero de 2022
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Según varios estudios, ni el entorno familiar ni la escuela dan respuesta de momento a la necesidad de informar y formar sobre sexo. Un nuevo monográfico en EducaRed (www.educared.net) nos ayuda a los padres a abordar mejor este tema.

Autor: ZAIDA PÉREZ DE ARANDA

La educación sexual no empieza en el momento en que nuestros hijos nos plantean sus dudas o cuando nosotros decidimos aprovechar cualquier circunstancia cotidiana para introducir el tema. Empieza mucho antes, en su más tierna infancia, aunque a menudo ni ellos ni nosotros seamos conscientes. Nuestras demostraciones de afecto con la pareja, nuestras reacciones ante las escenas sexuales que emite la televisión, nuestras conversaciones “de adultos” e incluso nuestra actitud en situaciones tan habituales como una salida familiar a la playa, inciden en gran medida en la educación sexual de nuestros hijos.

Lo cierto es que desde que nacen, les estamos dando ciertas pautas de conducta que les influirán durante toda su vida, por eso es importante tener en cuenta que con nuestros gestos, nuestras palabras y nuestras actitudes estamos contribuyendo a su educación sexual desde su más temprana edad.

Hablar de sexo es sólo un paso más de este proceso, pero, ¿cómo lo hacemos? Este mes el portal Entre padres de EducaRed (www.educared.net:80/entrepadres) trata esta cuestión que tanto nos preocupa a los padres. De qué manera y a qué edad hacerlo, además de consejos y sugerencias de los especialistas a la hora de afrontar este reto, son algunas de las ayudas que puedes encontrar en la web. Asimismo, todos los padres navegantes pueden participar en el pulsómetro y en los foros de Entre padres dando su opinión y aportando su experiencia sobre el tema de la educación sexual.

POR SU CUENTA Y RIESGO

Una de las actitudes típicas de los padres y madres que se encuentran incómodos al hablar de sexo con sus hijos es dar por sentado que, en un mundo en el que los medios de comunicación ofrecen todo tipo de información al alcance de cualquiera, ellos saben tanto o más que nosotros. Este prejuicio desencadena en la creencia de que los jóvenes deben aprender por su cuenta… y riesgo. Nunca mejor dicho, porque una educación sexual deficiente tiene grandes riesgos para los adolescentes.
La mayoría de los psicólogos insisten en que educar en este campo no se limita exclusivamente a informar. Hay que ir más allá. La formación sexual que se imparte actualmente en las escuelas suele centrarse en la prevención de las ETS (enfermedades de transmisión sexual) y los embarazos no deseados. Estos aspectos también preocupan a los padres, pero no es suficiente.

Aparte de los cursos esporádicos de educación sexual que ofrecen la mayoría de los centros, los expertos observan que cabe plantearse la necesidad de actualizar y mejorar los materiales sobre educación sexual que actualmente existen en algunas asignaturas de Secundaria. Un estudio realizado por la Universidad de Navarra así lo pone de manifiesto.

LIBROS DE TEXTO

Dirigido por Jokin de Irala y realizado por Ignacio Gómara, este estudio analiza los contenidos sobre sexualidad en 12 libros de texto de Biología y Geología –los que estudian el 80% de los alumnos españoles de 3º de ESO– y concluye que estos manuales contienen errores y omisiones que afectan a la educación sexual de los adolescentes.

Se trataba de comprobar si estos textos promueven estilos de vida saludables para prevenir problemas de salud pública como la promiscuidad sexual, los embarazos en adolescentes o las ETS y, tras el análisis, se identificaron “más de 200 afirmaciones que asumen una visión parcial de la sexualidad humana y que facilitan conductas de riesgo entre adolescentes. Por ejemplo, abundan las afirmaciones que insinúan que las ETS tienen un tratamiento sencillo”, según informaron los autores. Además, la mayoría de los libros dan por hecho la existencia de actividad sexual a los 14 años, “en contra de los datos del Instituto Nacional de Estadística”. O que el preservativo es siempre seguro para evitar el contagio de ETS y los embarazos. Por eso, los autores animan a los padres a “leer los libros de sus hijos para poder ejercer mejor sus derechos y responsabilidades como educadores”.

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