fbpx

Comer fruta y verdura favorece las buenas notas de los estudiantes

Una dieta variada y adecuada repercute en los resultados académicos
Martes, 13 de mayo de 2008
0

Lo que se sirve en el plato, se nota en la clase. A esta conclusión ha llegado un estudio realizado por la Universidad de Alberta, en Canadá y publicada recientemente en el Journal of School Health de la Asociación Americana de Salud Escolar (ASHA), que confirma lo que varias investigaciones llevan manifestando en los últimos años, la estrecha relación existente entre el tenedor y los libros.

Lo novedoso de este estudio, –llevado a cabo por el profesor Paul J. Veugelers, de la Universidad de Alberta y realizado entre 5.200 estudiantes canadienses de quinto de Primaria–, es que no se limita a analizar la relación entre la nutrición y el rendimiento académico, que generalmente se ha centrado en otras investigaciones en los efectos de la malnutrición de niños con escasez de alimentos, sino que va más allá y examina los efectos de una dieta de calidad sobre los resultados de los estudiantes y los aspectos que son más influyentes.

El estudio Class (Estudio sobre el Estilo de vida de los niños y el rendimiento escolar), como se conoce esta investigación, se realizó tras analizar la salud, nutrición, actividad psíquica, rendimiento académico y los determinantes socioeconómicos de los estudiantes canadienses. Y para su elaboración se pesó y midió a los niños y se realizó un cuestionario a los padres sobre qué alimentos y qué cantidad de nutrientes consumían sus hijos comparados  con un Índice de Dieta de Calidad, un barómetro que valora los nutrientes y grupos alimenticios de 0 a 100.

En la investigación no sólo se pretendía averiguar si una dieta de calidad influía en los resultados de los estudiantes, sino cómo lo hacía y qué factores y componentes eran más determinantes. Para ello, se valoraron cuatro aspectos específicos de una dieta saludable, que hacían referencia a si la dieta  era adecuada, variada, equilibrada y moderada.
Para determinar si era “adecuada” o no, se valoró el consumo de componentes esenciales tales como fruta, verdura, cerales, fibra, proteína, hierro, calcio y vitamina C; para considerar si era “moderada” se tuvo en cuenta que no excediese el consumo de grasas, sal y alimentos hipercalorícos; la “variedad” se determinó en función de la diversidad de los alimentos consumidos; mientras que el “equilibrio”, en relación a la proporción de energía procedente de carbohidratos, grasas y proteínas.
Seis meses después del análisis, los estudiantes se sometieron a la Evaluación de Competencias Elementales que realiza el Departamento de Educación de Nueva Escocia –donde se realizó la investigación– sobre comprensión lectora. Y los resultados  se compararon con los obtenidos del Índice de Dieta de Calidad.

De la investigación se dedujo que componentes como la variedad de la dieta y si era adecuada influían más en las notas que si era moderada y equilibrada. También se demostró que el aumento del consumo de fruta y verdura y de productos bajos en calorías estaba relacionado con la reducción del suspensos. Además, se tuvieron en cuenta el género de los estudiantes, la situación matrimonial de los padres y la zona en la que se encontraba el colegio y que también presentaron diferencias. Y se comprobó que los niños, comparados con las niñas, en comprensión lectora tenían el doble de posibilidades de suspender, que aquellos que vivían en hogares monoparentales eran más propensos a obtener peores resultados y que la situación del barrio en el que se encontraba el colegio estaba significativamente relacionada con el rendimiento académico de los alumnos.
 El resultado de la investigación pone de manifiesto la repercusión de la dieta total del niño a lo largo de todo el día en su rendimiento en clase y no sólo del desayuno, como hasta ahora habían manifestado algunas investigaciones. “Por ejemplo, –explicó Paul J. Veugelers– Taras y Rampersaud concluyeron en su investigación que tomar un desayuno saludable es efectivo en la mejora de las funciones cognitivas y en los resultados académicos, especialmente en la población desnutrida”. Sin embargo, la investigación de la Universidad de Alberta va más allá y “extiende el conocimiento actual en este campo, al demostrar la importancia de una dieta global de calidad en los resultados académicos”, añadió.

Entorno, educación y ejercicio. Las conclusiones de la investigación son claras, el consumo de alimentos saludables como la fruta y la verdura repercute en los resultados académicos del niños, pero no es suficiente. El nivel adquisitivo influye considerablemente en la calidad de la dieta, lo que significa, que generalmente cuando más dinero se tiene, más saludable se come. Una idea que comparten tanto Rafael Tojo Sierra, jefe del Servicio de Pediatría del Hospital Clínico Universitario de Santiago, que aclaró que “muchos productos de calidad nutricional son más caros, entre ellos las frutas, las verduras y los pescados frescos y algunas familias tienen que ser más restrictivas”. Javier Aranceta, presidente de la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria y autor del estudio Enkid yrecordó que “hoy en día es más caro comer bien que comer mal”. Además, no basta con proporcionarle al niño una dieta saludable, sino educarle para que adopte unos comportamientos que favorezcan una buena alimentación, porque serán los que mantengan durante la adolescencia y madurez y completarla con ejercicio.

La dieta ideal para su rendimiento
Llenar mal el frigorífico puede pasar factura. Para evitar sustos, Rafael Tojo Sierra, jefe del Servicio de Pediatría de Hospital Clínico Universitario de Santiago y autor de diversos libros sobre nutrición, entre ellos: Menús saludables en el comedor escolar, explicó las claves de una dieta de calidad y su repercusión en el desarrollo tanto físico como intelectual del niño.

En primer lugar, según el pediatra, hay que vigilar que los productos que llenen el carro de la compra “cubran los nutrientes necesarios para el desarrollo y mantenimiento del cerebro del niño”. Para lo que deben estar representados todos los estamentos de la pirámide nutricional, en la que destacan los alimentos de origen vegetal, cereales y especialmente fruta y verdura.

Una de las estrategias que recomendó el doctor Tojo es cumplir lo que se denomina como “2+3” y que siginifica consumir dos raciones de verdura y tres de fruta en sus diferentes colores, a lo largo del día y que vayan rotando. El frigorífico también debe llenarse con lácteos, “por su calidad significativa de calcio”, recordó el pediatra, y que según el secretario general de Fundadeps, Antonio Merino, deben ser siempre desnatados. “Es una aberración que a los niños se les sirva sistemáticamente productos lacteos azucarados, algo muy presente en los comedores escolares”, advirtió. Dentro de los alimentos de origen animal, destacan los productos del mar, “porque tienen ácidos grasos Omega 3, –explicó Rafael Tojo–, muy importantes para el cerebro y más presentes en pescados azules y algas, que en blancos”. En cuanto a las carnes, según el pediatra, “deben ser magras y sin piel ni grasa visible”. Y hay que tener un especial cuidado con los productos ricos en grasas saturadas.

0