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"Sin autoridad hay que emplear el poder y la fuerza, y así no se enseña"

La profesora de Filosofía de la Educación de la UNED considera imprescindible recuperar la autoridad docente y educar a los alumnos en una cultura del esfuerzo, y solicita mayor inversión para la formación y promoción del profesorado.
Martes, 13 de mayo de 2008
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Autor: Adrián ARCOS

Compartir su propia experiencia con los profesores que ya están dando clase o con aquéllos que se están preparando. Es el objetivo de la profesora de Filosofía de la Educación de la UNED, María García Amilburu, a través de su libro Nosotros los profesores. Amilburu reclama el reconocimiento de la autoridad y de la cultura del esfuerzo para ejercer la tarea docente.

En la situación en la que está actualmente la docencia, ¿ser profesor conlleva una fuerte vocación?

Siempre ha sido una profesión con vocación. Nadie se dedica a ella por dinero, prestigio social o necesidad. Ahora, con esa falta de autoridad en la sociedad y abuso de poder, se necesita valentía para dedicarse a la enseñanza.

¿Esa valentía hace falta por la pérdida de la autoridad?
Un profesor con autoridad tiene parte de la tarea hecha. Si no hay autoridad hay que utilizar el poder y la fuerza, y así no se enseña. Con el poder y la fuerza no se puede mantener quietos a unos alumnos en el aula. Ahora mismo en la sociedad hay una crisis de autoridad, y esa crisis se refleja también en el aula. Pero en el aula se acusa de una manera más grave, y lleva a que haya profesores cuya integridad física incluso peligra, sobre todo tratando con adolescentes. Y no digamos nada su integridad psíquica.

¿Pero se debe sólo a la falta de autoridad en la sociedad o también tienen que ver las leyes educativas que rebajan la cultura del esfuerzo?
Los problemas reales de la vida no sólo tienen una causa. Y la Educación es ahora uno de los problemas más graves. Esa falta de autoridad tiene causas dentro de la misma estructura familiar. Un profesor no puede exigir una autoridad que el padre no exige. Si el padre no tiene autoridad, el profesor no puede imponerse. A eso hay que unirle una legislación que, creyendo ayudar al niño, pone las cosas excesivamente fáciles y que nos hace pensar que todos somos iguales en el aula. El profesor y el alumno son iguales en cuanto a seres humanos, pero la relación es asimétrica. Ahora se ha creado un concepto de simetría: “No hace falta que te esfuerces, si yo te voy a aprobar de todas formas; no hace falta que me obedezcas, tú y yo estamos en igualdad de condiciones”. Además, me parece absurdo pensar que las cosas buenas se consiguen sin esfuerzo. No se meten goles sin sudar la camiseta. Si no se les exige a las personas que den más de sí, pues lógicamente los resultados son los que hemos visto reflejados en el Informe PISA.

¿Cómo tienen los padres que educar a sus hijos?
Lo primero que tienen que hacer es ser conscientes que les corresponde a ellos la Educación de sus hijos. Los padres tienen la obligación y la responsabilidad de poner a un niño en condiciones de que se haga una persona adulta que se valga por sí misma. Lógicamente los padres delegan en las instituciones educativas aquellos aspectos de la formación que son más técnicos. Es muy importante educar a los hijos para que sean personas libres y autónomas en el futuro de acuerdo con aquello que cada familia considera que es lo mejor. Ahí sabemos que hay diversidad de planteamientos, de modelos de felicidad y de vida. Pero es a los padres a quien corresponde decidir el modelo moral que quieren para sus hijos dentro de los derechos humanos y de las leyes de la comunidad civil en la que vive.

En España ¿qué hace mal la Administración? ¿Le da poca importancia a la Educación?

Desgraciadamente vivimos en una sociedad en la que la importancia se mide por el dinero que se emplea en algo y el prestigio social que lleva aparejado. En España, el presupuesto dedicado a Educación es menor que el de otras partidas. Y no sólo se necesita inversión para dotación de ordenadores por alumno, sino también para formación y promoción del profesorado. En cuanto al prestigio social, en España tenemos un profesorado excelente. Pero todo ese potencial humano está quemado, con ganas de jubilarse, con depresión… ¿Qué tipo de prestigio social puede tener una profesión que está mal pagada, que te lleva a la enfermedad y al desgaste?

¿Habría alguna forma de evitar quemar al profesorado?
No es lo mismo trabajar ocho horas detrás de una ventanilla o con un ordenador que en un cuerpo a cuerpo con 30 adolescentes. Son necesarias medidas de flexibilización de jornadas. También se necesitan unas condiciones naturales. Muchas veces, entran en la enseñanza personas que realmente no tienen esa vocación. Nos encontramos con físicos nucleares que les gustaría estar investigando, pero como no hay proyectos de investigación tienen que ganarse la vida de profesores de Física en un instituto. Son físicos estupendos, pero lo suyo no es la docencia. Habría que mejorar la selección del profesorado. También habría que enseñarle al profesor técnicas psicológicas y de manejo de conflictos en el aula.

Las frases
Un buen profesor
“Todo buen profesor necesita unas condiciones naturales y una preparación adecuada a nivel científico y pedagógico”.

El profesor ¿nace o se hace?
“Son ambas cosas. Por muy buenas condiciones naturales que tenga una persona, si no las cultiva y no recibe la formación adecuada, es difícil que llegue a ser un buen profesor”.

¿Una profesión de riesgo?
“No tenemos el riesgo de caernos de un andamio, pero tenemos los riesgos de depresión y ansiedad más elevados que otras profesiones. Cuando yo era joven me parecía increíble que alguien se quisiera dedicar a la profesión docente, porque todos hemos sido alumnos y a todos nos ha gustado tomarle el pelo al profesor. Pero hemos pasado de la broma al insulto, a la amenaza y a la agresión”.

Competencias

“El problema de educar por competencias es que se reduce la enseñanza a los contenidos concretos para desarrollar un trabajo. Esto está convirtiendo a la Universidad en una escuela profesional. Desgraciadamen-te, avanzamos hacia la mercantilización de la enseñanza”.

Breve ensayo sobre la tarea docente
Nosotros, los profesores es una obra escrita pensando en los profesores  y en quienes se preparan para serlo, y es fruto de la dilatada experiencia docente de la autora tanto en Secundaria como en la Universidad. Su objetivo principal es facilitarles la reflexión sobre la propia tarea docente.

La autora trata temas como las cualidades, valores, fines, rasgos, actitudes, conocimientos o prácticas que caracterizan a los buenos profesores, con el fin de ayudarles a mejorar en su tarea e ilusionarse nuevamente con ella, así como cuestiones prácticas sobre  el ejercicio profesional.

El libro ha sido seleccionado por la Unión de Editoriales Universitarias Españolas como candidato al Premio UNE a la mejor monografía escrita en 2007.

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