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La mayoría de los padres quiere Ciudadanía voluntaria y no evaluable

La mitad de los padres encuestados no reacciona ante las notas de sus hijos
Martes, 10 de junio de 2008
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Autor: José M. LACASA

La pasada semana el director general de Siena (editora de MAGISTERIO y PADRES), José Mª de Moya, presentó a la prensa el primer Barómetro de la Familia. En esta ocasión el tema principal fue “La familia ante la crisis económica”, pero también incluyó algunas preguntas de actualidad o que tienen que ver con la Educación en nuestro país.

Entre estas últimas se trató el que parece ser el tema estrella de la enseñanza en nuestro país, y el único que parece haber calado entre la población en general: la asignatura de Educación para la Ciudadanía. Sorprende que, con la de páginas de periódicos que ha ocupado y la cantidad de tiempo que le dedican nuestros políticos, aún haya un 43% que no han oído hablar o no les suena la dichosa asignatura, mientras que un 56% admite conocerla.

Entre los que la conocen, las opiniones son claramente contrarias a lo que dice la LOE: el 60% de los españoles piensa que la asignatura debe ser voluntaria, mientras que sólo un 26% son partidarios de que sea obligatoria. Además, sólo un 30% piensan que debería ser evaluable –tal y como dice la LOE– frente a un 51% que piensa que no debería ser evaluable.

Aunque la opinión de los españoles tiene un sesgo ideológico –los votantes del PP son más partidarios de que la asignatura de Educación para la Ciudadanía sea voluntaria y no evaluable que los que votaron a otras opciones políticas– sorprende que la mayoría de los que dijeron haber votado al PSOE en las pasadas elecciones generales –un 49%, prácticamente la mitad– son partidarios de que EpC sea voluntaria.

Además, entre los votantes del PSOE las opiniones están divididas: el 41% quiere que la asignatura sea evaluable y el 40% quiere que no lo sea. Entre los del PP hay menos dudas: el 66% no la quiere evaluable.

Padres y notas
También es sorprendente –no para los profesores, claro, que lo sufren a diario– que la mitad (el 51% concretamente) de los padres con hijos en edad escolar no tomen ninguna medida cuando los hijos traen malas notas. El mismo porcentaje son los padres que dicen no tomar ninguna medida cuando los hijos traen buenas notas.

Cuando el chaval trae buenas notas a casa, el 5% le premia con algo relacionado con el ocio, mientras que el 21% le premia con regalos y el 3% con otras cosas como vacaciones, dinero o incluso varias cosas a la vez. El 51% no hace “nada”, y el 20% no sabe o no contesta.

Cuando lo que toca son calabazas, el castigo afecta preferentemente al tiempo de ocio del chaval (un 15% de los padres), un 4% le restringe los regalos y un 2% les restringe dinero, vacaciones, etc. El 4% le limita varias cosas, mientras que el 24% no sabe o no contesta. Lo que sorprende es que nada menos que un 51% de los padres encuestados admite no hacer “nada”.

Lo más preocupante es que, de los padres que no hacen nada si el niño trae buenas notas –pueden pensar que es simplemente su obligación, y no premiarlo–, el 77%, más de las tres cuartas partes, tampoco hace nada si el niño suspende. Es decir, que hay un alto porcentaje de padres (un 40% nada menos)  para los que las notas de sus hijos son algo así como la carta del banco: se mira, se guarda, y hasta la próxima.

Por otro lado, la mayoría de los que premian si hay buenas notas, castigan si las hay malas. Los que menos son los que sólo castigan pero no premian, y los que sólo premian y no castigan –aunque los que hacen regalos si hay buenas notas tienen tendencia a no castigar si las hay malas.

Crisis y abandono
Una parte importante del barómetro incidía en especial en cómo las familias están haciendo frente a la crisis económica. Dentro de las respuestas, la que tenía un mayor interés desde el punto de vista de la Educación era la del porcentaje de jóvenes (entre 18 y 29 años) que estaban pensando en ponerse a trabajar para ayudar en casa: nada menos que el 45%.

¿Y porqué es preocupante? No, obviamente, porque no tengan edad, sino porque tales decisiones suelen llevar aparejadas un abandono prematuro –léase sin titulación– de los estudios que se están cursando.

Si tenemos en cuenta que España es el penúltimo país de Europa en cuanto a titulados entre los jóvenes –31% de abandono educativo temprano y 61% de nivel educativo de los jóvenes en 2007–, la crisis puede agravar considerablemente estas cifras –que, por otra parte, han ido bastante mal en tiempos de bonanza económica.

Por último, destacar que nada menos que el 81% de los españoles está a favor de la cadena perpetua para los casos de pederastia (y eso que la encuesta se realizó antes de que Juan José Cortés, el padre de Mari Luz se reuniera con Zapatero, y de que el Congreso aprobase la creación de un registro de pederastas). Por sexos, son el 88% de las mujeres y el 74% de los hombres los que son partidarios de la perpetua. En cuanto a nivel de estudios, son el 71% de los universitarios, frente al 86% de los que tienen estudios por debajo de Secundaria, los partidarios de que los pederastas no vuelvan a pisar la calle.

Un 53% de los hipotecados no podrá ir de vacaciones
Gran expectación mediática ante la presentación del Barómetro de la familia, realizado por la revista Padres y Colegios sobre la percepción que los hogares españoles tienen de la crisis económica estatal. Siena, la empresa líder de publicaciones educativas del país, y el Instituto GAD (Gabinete de Análisis Demoscópico), son los responsables de un estudio, que pretende medir con carácter semestral cómo afecta la delicada situación económica a los hogares españoles. Su primer balance fue presentado el pasado 5 de junio, en la Asociación de la Prensa de Madrid, por el director general de Siena, José María de Moya, y el director del GAD, Narciso Michavila.

Sobrevalorada para algunos, infravalorada para otros e ideologizada para casi todos, pero lo que está claro es que la crisis importa y preocupa. Más de una veintena de medios acudieron a la cita en la que se habló de la cesta de la compra, de la subida del precio de la gasolina o de la caída de la bolsa. Aunque la principal protagonista fue sin lugar a duda, la hipoteca.
Del millar de entrevistas telefónicas en las que se basa la investigación se deduce que sólo un 4% de los españoles piensa que la situación económica del país es buena, frente al 41% y 54% que considera que es regular o mala, respectivamente. Y aquí, los peor parados son los “hipotecados”. “La hipoteca condiciona la forma de ver la crisis” como explicó José María de Moya, y esto a efectos prácticos se traduce en que, por ejemplo, más de la mitad de las españolas que pagan una hipoteca no pisará la playa este verano (un 53% no saldrá de vacaciones).

Además, del estudio se deduce que la crisis afecta especialmente al consumo de los productos y servicios más superfluos, como el gasto en bares y restaurantes (52%), en ropa y complementos (51%) y en espectáculos (42%) .

Y a estos hay que añadirle, en el caso los hipotecados, –aparte de las vacaciones estivales–, el retraso del cambio de coche (25%). Además, aparte de reducir gastos, como medida de emergencia, están los que no tienen más remedio que buscar ingresos extra para llegar a fin de mes (22%). Un porcentaje aún más elevado en el caso de los hipotecados (35%).

Las estrategias adoptadas por los ciudadanos se suman a las medidas que ya ha adoptado el Gobierno y que intentan, si no frenar, apaciguar algo la crisis. De ellas, ni los 2500 euros por nacimiento, ni la devolución de los 400 euros a través del IRPF, ni los 100 euros para las madres con hijos menores de tres años son eficaces a los ojos de una mayoría. Y sólo el alquiler joven y las becas (con un 52% ambas) gozan del apoyo de una mayoría.

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