Ahora estás a tiempo
Guillermo, de 11 años, tendrá que aplicarse más este curso. El pasado no
le fue del todo mal en los dos primeros trimestres, pero cuando recibió las
notas finales recibió una mala noticia: dos suspensos en matemáticas e
inglés. No tuvo que repetir curso, pero durante todo el verano acudió a una
academia para fijar conocimientos que en su día no comprendió o no
estudió de la forma más adecuada.
Autor: padresycolegios.com
Situaciones como éstas son muy habituales, y, en un primer momento, tendemos
a culpar al niño, pero cuando nos paramos a pensarlo con detenimiento nos damos
cuenta de que, quizá, tendríamos que haber planificado un horario de estudio,
evitar demasiadas actividades extraescolares, conocer las técnicas de estudio
más apropiadas para su edad, saber qué libros y herramientas de consulta tiene
que tener a mano o cómo debe preparar los trabajos de clase. Ahora no te
tortures! porque aún estás a tiempo. Sólo hace unas semanas que ha comenzado el
curso y, si tienes en cuenta algunos de los consejos que te proponemos, puedes
conseguir que tus hijos obtengan buenas notas y que su rendimiento escolar sea
el mejor posible.
10 PREGUNTAS Y RESPUESTAS
ÚTILES
01¿Cómo debemos planificar y diseñar el horario
de estudio?
Tenemos que diseñar el horario de forma conjunta con
los niños para que no lo conciban como una imposición, sino como un acuerdo. En
primer lugar, escribiremos las tareas de horario fijo: horario escolar, comida,
cena y merienda y actividades extraescolares. El segundo paso será el de
distribuir las demás tareas con descansos entre todas ellas y, finalmente,
situaremos en primer lugar el estudio de las asignaturas con mayor dificultad
para dejar en último término las más fáciles.
El horario ha de ser muy
personal y ajustado a las necesidades, capacidades y disponibilidad de nuestro
hijo. Los niños necesitan ver que pueden cumplirlo. Si no es así, lo rechazarán.
Por este motivo, la flexibilidad debe ser una condición indispensable. La
rigidez en las horas no es recomendable porque, en mayor o en menor medida,
siempre surgen imprevistos, cambios de última hora que impedirían cumplir el
horario de estudio.
02 ¿Cuáles son las técnicas de estudio más
adecuadas?
Existen cinco técnicas de estudio básicas para
cualquier estudiante. Son las siguientes:
Lectura comprensiva del texto.
El estudiante tendrá que leer la materia tantas veces como sean necesarias hasta
que comprenda su contenido. Es muy probable que para ello tenga que utilizar un
diccionario para conocer el significado de alguna palabra.
Subrayado de
las ideas más importantes. Las claves se marcarán con un bolígrafo, lápiz,
rotuladores de colores o fluorescentes. Les ayudarán a memorizar y recordar
dónde se encuentran las ideas más destacadas.
Esquemas o resúmenes. Bien
a modo de cuadro o mediante guiones, puntos importantes o similares. Es una de
las técnicas que proporciona mayor rendimiento para fijar conocimientos, porque
la memoria visual actúa inconscientemente.
Retención del contenido.Se
refiere al momento en el que el estudiante retiene toda la información. En este
punto existe una gran variedad de estrategias de estudio: repetición escrita,
hablada, rehacer esquemas aún más pequeños, anotar números, dibujos,
asociaciones… Cada «estudiantillo» tiene su librillo.
Reproducción de la
información memorizada.Es la forma de saber que los conocimientos se han fijado
en la memoria. Del mismo modo que la anterior técnica puede ser escrita o
hablada. Ninguna de ellas es más recomendable que otra. La forma de saber su
eficacia es la práctica de todas ellas y, sobre todo, de aprovechar el tiempo.
03 ¿Qué libros de consulta son
imprescindibles?
En la estantería nunca puede faltar algunos
libros de consulta básicos: un diccionario enciclopédico, un diccionario de
inglés –o de tantos idiomas como estudie el joven– y un atlas. Estos son
básicos, pero cualquier otra enciclopedia de naturaleza, libros específicos de
historia, matemáticas, etc. Son muy recomendables. La biblioteca personal irá
aumentando a medida que avance de curso e incluya también sus libros de lectura.
04 ¿Internet es una buena herramienta para el
estudio?
Internet es una herramienta más de consulta, pero su
buen uso determinará si verdaderamente es eficaz para el estudio. Se recomienda
que los niños comiencen a manejar manuales, enciclopedias y libros de consulta.
A medida que van creciendo pueden emplear Internet, pero siempre de forma
responsable y al cuidado de los padres (ver página 6). Cuando conozcan su
funcionamiento y los contenidos a los que pueden acceder comprenderán que puede
ser muy útil en algunos casos, mientras que en otros no.
05
¿Cómo deben preparar sus trabajos?
Primero tienen que tener
claro cuál es el objetivo del trabajo y qué materiales son necesarios (libros,
manuales, dibujos, gráficos…). Harán un listado y, si no disponen de los
materiales, acudirán a la biblioteca para recopilar toda la documentación.
Cuando la tengan, comenzarán a realizar el trabajo. Durante este tiempo es
conveniente que estén solos pero, si solicitan ayuda, se les prestará en la
medida de lo posible. Eso no quiere decir que tengamos que hacer el trabajo por
ellos. Les explicaremos cómo hacerlo y les animaremos, pero que vean que los que
llevan la «sartén por el mango» son ellos.
06 ¿Es bueno que
estudien con sus amigos?
En algunos casos es recomendable, pero
en otros no. Por ejemplo, cuando tienen que realizar un trabajo en grupo es muy
conveniente que se reúnan en la casa de uno de ellos o en la biblioteca para que
conozcan las opiniones de todos y se asignen las tareas. Pero cuando se trata de
un examen, sea de la materia que sea, es mejor que cada uno estudie la materia
de forma individual y se reúnan en grupo todos los amigos para hacer los repasos
finales antes de la prueba. Muchos padres se preocupan cuando sus hijos les
dicen que van a estudiar con sus amigos porque dudan que vaya a ser así. En la
mayoría de los casos sí que estudian, pero la distracción es
mayor.
07 ¿Cómo tienen que enfrentarse a las asignaturas
«hueso»?
Asignaturas como matemáticas, física o lenguaje son las
conocidas y temidas asignaturas «hueso». El estudio de estas materias trae de
cabeza a los estudiantes y la mayoría de las veces no porque no las estudien,
sino porque no las comprenden. La falta de comprensión es el mayor impedimento
con el que se encuentran los jóvenes a la hora de aprobar una asignatura. La
mejor forma de enfrentarse a estas materias es preguntar todas las dudas en
clase, aunque sean obvias. De esta forma, sabrán que el modo o procedimiento que
siguen es el adecuado. Si ven que paso a paso comprenden la materia no tendrán
mayores problemas que los habituales en cualquier clase o ejercicio. En cambio,
un gran error es avanzar en una materia en la que no han comprendido alguno de
los pasos, como ocurre en las matemáticas o el cálculo de fórmulas químicas.
Preguntar hasta la saciedad es el mejor consejo y, sin duda, hacer aquellos
ejercicios en los que han encontrado mayor dificultad. El esfuerzo y la
constancia son las mejores fórmulas para superar estas
asignaturas.
08 ¿Academia o profesor
particular?
Es una gran duda que nos asalta cuando tenemos que
optar por clases de refuerzo. Ambas tienen sus ventajas e inconvenientes. El
profesor particular ofrece clases más personales, sin distracciones y con más
tiempo dedicado al niño en exclusiva. Sin embargo, no permite que el alumno
conozca otras dudas, quizá iguales a las suyas, pero aún por descubrir. Por otro
lado, en la academia nuestro hijo está con otros compañeros que comparten sus
mismas preguntas, le cansa menos la clase porque no está solo y, al mismo
tiempo, los profesores tienen más posibilidades de enseñarles con juegos de una
forma más divertida. Antes de tomar una decisión es bueno pedir opinión a otros
padres que ya hayan pasado por la misma situación y tengan referencias de las
dos opciones. Ambas son buenas y está demostrado que con cualquiera de ellas y
el esfuerzo del alumno se mejorarán los resultados.
09 ¿Hay que
premiar el aprobado y castigar el suspenso?
El esfuerzo siempre
tiene que tener una recompensa, independientemente de la nota que figure en el
expediente académico. Muchos niños obtienen un cinco y le han dedicado mucho
tiempo a esa asignatura, mientras que otros sin apenas esforzarse tienen un
resultado mayor. Nadie mejor que los padres saben cuándo su hijo se ha esforzado
y cuando no. Lo que no es nada recomendable es decirle «Si sacas X nota te
compro… te llevo al parque temático que tanto querías…». Del mismo modo que
tampoco se debe decirle: «Como suspendas inglés no vas a…no te compro…». Los
niños, jóvenes o adolescentes no tienen que concebir sus calificaciones como una
tarjeta de crédito o un pase para acceder o acudir a un lugar que
desean.
10 ¿Formación profesional o carrera
universitaria?
La trayectoria académica nos orienta a decidir
cuál puede ser el camino profesional de nuestro hijo, pero tenemos que tener en
cuenta muchos aspectos por este orden:
1. Qué
profesión quiere desempeñar nuestro hijo.
2. Cómo se accede a ella.
3. Qué
calificaciones ha obtenido hasta el momento en las materias relacionadas –si las
hay– y también en las demás.
4. Qué opina su tutor.
5. Pedir una segunda
opinión al orientador del centro.
6. Explicarle a nuestro hijo su duración,
el plan de estudios y las salidas profesionales.
Cualquier opción
que nuestro hijo escoja no impide que estudie FP de grado medio o superior, o
una carrera universitaria, más adelante pero, para ello, es necesario que
finalice los estudios de Bachillerato y realice la Prueba de Acceso a la
Universidad. Siempre que tenga aprobado el Bachillerato y la prueba de acceso a
la universidad podrá acceder a FP o a una carrera universitaria. No obstante, si
se decanta por realizar unos estudios de FP de grado medio, el acceso a la
universidad es más complejo (depende de la media y hay pocas plazas).
Hoy en
día la FP pisa muy fuerte en el mercado laboral porque las empresas demandan
cada vez más técnicos. La idea errónea de que la universidad es «mejor» que la
Formación Profesional está desapareciendo precisamente por eso, por ser errónea.