La fórmula del éxito

Autor: Débora GARCÍA

No se trata de una fórmula infalible sino que, como su propio nombre indica, es un Plan Experimental de Mejora del Éxito Escolar que persigue disminuir ese índice que a más de una Comunidad Autónoma trae de cabeza: el fracaso escolar. Precisamente, Castilla y León no se encuentra en esta problemática, pero sí que desea reducir un fenómeno que impide que los estudiantes obtengan su título en Secundaria. Y, en vista de los resultados, lo ha conseguido, ya que el número de titulados ha crecido en más de tres puntos el último curso (+3,29%), al pasar del 75,6% en 2006-07 a un 78,89% en 2007-08. Este aumento se debe al importante incremento de titulados en septiembre, del +6,23% con respecto a 2006-07, que compensa las pérdidas que se registraban en la convocatoria de junio.

Sin embargo, el camino no ha sido fácil, más bien, complicado e intrépido puesto que, como todo experimento, implica unos riesgos previstos y otros inesperados. En este contexto se sitúan las críticas. La oposición de sindicatos a implantar un programa experimental que suponía romper con algunos tabúes arraigados en el propio sistema. Esta reticencia tiene que ver con la apertura de los centros los sábados por la mañana o de lunes a viernes en julio para ofrecer a los estudiantes de Secundaria clases extra de refuerzo en Matemáticas y Lengua, impartidas de manera voluntaria por profesorado del centro, procedente de otros institutos o interinos. Pero, claro está, con una compensación económica añadida de 31 euros la hora para los funcionarios o, en su defecto, mediante la contratación de interinos, lo que se tradujo en una cuantiosa creación de empleo y 371 interinos que abandonaron las listas.

Pese a que la mayoría de las críticas que ha suscitado el plan han caído –con el tiempo– por su propio peso, lo cierto es que sus resultados avalan su eficacia, al igual que otros muchos beneficios inducidos que han quebrado esquemas tradicionalmente establecidos en el sistema.

La idea y su origen
Desde la asunción de competencias, Castilla y León ha evaluado constantemente el sistema para conocer su estado real. El germen de este programa experimental fueron las diferentes evaluaciones diagnósticas de diversas materias y aspectos; los resultados PISA 2003 y 2006; todos los indicadores educativos pero, sobre todo, la prospectiva de la Unión Europea, que indica que en 20 años sólo un 15% de los empleos europeos no requerirán titulación o, lo que es lo mismo, que el 15% es el índice medio de fracaso escolar de los países más avanzados de la UE.

Conocido el objetivo y las necesidades del alumnado, los distintos equipos de la Consejería de Educación trabajaron de forma conjunta y minuciosa en el diseño de las cinco medidas con las que esperaban mejorar el rendimiento de los alumnos y, tras numerosos matices y mucha innovación, pusieron en marcha el plan de forma experimental y voluntaria para alumnos y profesores; y gratuito para las familias –hasta el punto de que los estudiantes que se desplazaron para acudir a las clases vieron sufragados todos sus gastos por la Administración– y recompensado con 31 euros la hora para los funcionarios que se acogieron al plan.

Su desarrollo, –al margen de la polémica, cuyo argumento de fondo fue la ausencia de consulta–, se produjo con total normalidad. El silencio y la tranquilidad resumen el clima que se respiró en los centros en los que se impartían estas clases, institutos habilitados para el conjunto de estudiantes de Castilla y León –en el caso de las clases de los sábado– y de lunes a viernes durante julio.

Reflexión y análisis
Una vez finalizado el desarrollo de las cinco medidas ha llegado el momento para la reflexión y el análisis de los resultados [ver cuadro explicativo], de evaluar globalmente –en primera instancia– y, en segundo término, de forma individualizada todas las medidas puestas en marcha y extraer conclusiones atendiendo a todos los factores, incluidos los económicos, puesto que el presupuesto inicial, fijado en más de tres millones, se ha visto incrementado y supera los cinco millones de euros.
Pero esta reflexión no sólo se circunscribe a la propia Administración, sino a todos los sindicatos de enseñanza, a los profesores participantes en el plan, a los directores de los centros y a las familias. En definitiva, a todos los agentes que de un modo u otro se han visto implicados en este programa.

La continuidad de esta “fórmula del éxito” está asegurada por sus buenos resultados, y así lo demuestra su generalización. Porque su esencia –la filosofía del esfuerzo– ha obtenido una respuesta de mejora. No obstante, su diseño y el conjunto de  medidas que contemplará el nuevo Plan General del Éxito Escolar de Castilla y León aún están por determinar ya que las negociaciones con todos los agentes educativos se sucederán hasta comienzos del próximo año.

De manera que, fruto de las distintas brainstorms y, ajustada a un presupuesto base de entre cinco y seis millones, surgirá una nueva fórmula, continuista en algunas medidas e innovadora en otras, pero sustentada en la misma línea: la clave del éxito escolar reside en el esfuerzo.