Obama elige al que será su ministro de Educación
El responsable del ministerio de Educación estadounidense que acompañará a Barack Obama en su andanza política durante los próximos cuatro años ya tiene nombre propio. Se trata del hasta ahora superintendente de las Escuelas Públicas de Chicago, Arne Duncan, de 44 años, que durante los último siete ha estado a cargo de la enseñanza estatal de Chicago, –el tercer distrito escolar mayor del país–. Su labor en esa etapa le ha permitido obtener una excelente reputación entre los círculos de la enseñanza gracias a iniciativas en ese distrito que han permitido elevar la calidad del profesorado y transformar los colegios de menos recursos, según destacaba en los últimos días la prensa estadounidense.
Duncan, licenciado por la prestigiosa Universidad de Harvard en 1987, con la mención honorífica Magna cum laude, en la especialización de Sociología, comenzó a vincular su carrera a la enseñanza en 1992 cuando dirigió el proyecto Iniciativa de Educación Ariel, encargado de proporcionar oportunidades educativas a los niños de los barrios más pobres del sur.
Antes de ello había hecho sus pinitos en el baloncesto, primero en el equipo de la universidad y luego en la liga australiana, entre 1987 y 1991.
Su ingreso en las Escuelas Públicas de Chicago se produjo en 1997, hasta llegar a dirigirlo cuatro años más tarde.
El diario estadounidense The New York Times ha calificado la apuesta por Arne Duncan como “una elección comprometida” tras el debate que dividió a los Demócratas en los últimos meses sobre la política educativa que regiría a la escuela pública tras la Administración Bush.
El pasado mes de junio, los grupos de educadores nacionales presentaron dos manifiestos con dos propuestas educativas muy distintas. Una de ellos centraba su proposición en endurecer la administración para mejorar los resultados académicos, mientras el otro priorizaba la necesidad de invertir más en programas sociales y sanidad para favorecer la enseñanza de los estudiantes de menos recursos. Duncan fue el único superintendente de una gran ciudad que firmó los dos.
Ahora le toca lidiar con los efectos de la crisis y compaginar resultados con políticas sociales en la escuela pública.