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Aumenta la alfabetización científica

La imagen que los españoles tienen sobre la ciencia y la tecnología ha mejorado en los últimos años, según los datos de la Encuesta sobre Percepción Social de la Ciencia 2008. Hay una tendencia creciente a la alfabetización científica.
Diego FranceschMartes, 10 de marzo de 2009
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La Encuesta Nacional sobre Percepción Social de la Ciencia indica que existe una mejora significativa en el nivel de percepción de la sociedad respecto a su Educación científico-tecnológica. En 2008, el 45,4% de la población considera que tiene una “formación aceptable” en esta materia, frente al 35% de 2006 y el 22% de 2004. Cataluña, Madrid, País Vasco, Navarra y Aragón son las comunidades que están por encima de la media estatal en su interés por los temas científico-tecnológicos.

Más interés de los jóvenes
Por otro lado, el interés por la ciencia es mayor entre la gente joven y disminuye a medida que aumenta la edad. El 15,4% de la población más joven (entre 15 y 24 años) se muestra interesado por estos temas, proporción que desciende hasta el 4,6% en mayores de 64 años.

Los hombres tienen más preferencia que las mujeres por estos temas (13% frente a 6%), pero la medicina y la salud encabezan la lista de preferencias de las mujeres (35%). “Cuando hablamos de la tecnología para la salud, para aumentar la esperanza de vida, la tecnología de los alimentos, la energía o el medio ambiente, todo el mundo tiene la mejor opinión”, afirma Juan Tomás Hernani, director de la Fecyt, fundación responsable de esta encuesta.

En términos globales, más de la mitad de la población valora los beneficios de la ciencia y de la tecnología más que los perjuicios, y un 27% cree que unos y otros están equilibrados.

Todavía hay un porcentaje importante de población que no tiene claro que la ciencia sea buena para la humanidad. Hay gente que sospecha de la ciencia. Ante la pregunta sobre si piensa que el progreso científico y tecnológico aporta más ventajas que desventajas, un 36,7% responde negativamente sobre las aportaciones del progreso en la reducción de diferencias entre países ricos y pobres; un 22% cree que no aumenta las libertades individuales; un 26% piensa que no contribuye a la generación de puestos de trabajo. Otro 26% considera que tiene desventajas con respecto a la conservación del medio ambiente y la naturaleza. Es decir, el progreso aún se ve como una amenaza tanto para la naturaleza como para el hombre.

En el capítulo de los beneficios del progreso científico, destaca que gracias a él se hace frente a las enfermedades y epidemias, contribuye al desarrollo económico y a la calidad de vida, la seguridad y la protección de la vida humana.

Pero también se percibe como un aspecto negativo –con más desventajas que ventajas– con respecto a las relaciones entre las personas: no mejoran tanto ni se incrementan.

Por otro lado, llama la atención que una de las fuentes principales de información para la ciencia y la tecnología siga siendo la televisión en un porcentaje muy elevado (82,3%) frente a otras fuentes más fiables y rigurosas como las revistas de divulgación (1,8%), los libros (10,6%) y otras revistas especializadas (3,2%). La prensa diaria de pago, internet y la radio continúan siendo otros medios de información en porcentajes en torno al 30%.

A la hora de tratar temas de ciencia y tecnología, no obstante, se confía más en las universidades (3,96%), los hospitales (3,89%), los organismos públicos de investigación y los colegios profesionales. Y, con un nivel medio de confianza se sitúan los centros de enseñanza no universitaria, las asociaciones ecologistas o los medios de comunicación, entre otros.

En definitiva, los datos revelan varios perfiles de población bien definidos, que van desde los entusiastas a los desinformados.

El director de la Fecyt, Juan Tomás Hernani, señala que se han reunido con el Ministerio de Educación “para que participen también ellos en las actividades que organiza la fundación y consigamos incentivar a los alumnos –no exactamente a través de las materias, sino con otro tipo de actividades como concursos, estancias en centros de investigación, o viajes científicos–”. Además, el director de la Fecyt asegura que en este despertar de las vocaciones científicas ocupa un papel primordial el profesor entusiasta que explica los contenidos de estos temas.

"No lo entiendo"
–El “no lo entiendo” continúa siendo el principal motivo que justifica la falta de interés por los temas de ciencia y de tecnología, según la Encuesta Nacional encargada por Fecyt a Sigma Dos. Aunque con respecto a encuestas anteriores se aprecia un aumento del nivel de interés y de información.

–Un hombre joven, con estudios universitarios y que vive en una ciudad de más de un millón de habitantes es el perfil de la persona que muestra mayor interés al respecto. Y son las comunidades de Cataluña, Madrid, el País Vasco, Navarra y Aragón las que más grado de interés concitan, frente a Murcia, Asturias, Extremadura, Andalucía y Castilla y León, con menor interés.

–En la encuesta también aumenta el porcentaje de personas que creen que han recibido una Educación científica y tecnológica normal: 45% frente al 35% de 2006, aunque esto siempre es una percepción subjetiva.

–Otro indicador positivo es el de personas que creen que España está más atrasada respecto a Europa en investigación, ya que ha disminuido del 55 al 46% de los encuestados.

–Respecto a la financiación, la mayoría de la ciudadanía no es partidaria de reducir el gasto en la investigación en ciencia y tecnología, tanto si se trata del Gobierno central como autonómico, la Comisión Europea o las empresas privadas. Curiosamente, sólo el 2,8% cita a las empresas como las instancias que deben financiar la investigación.

La divulgación científica en la nueva Ley de Ciencia
–En el borrador de la nueva Ley de Ciencia aparece una referencia al papel de la divulgación científica, según ha explicado recientemente el profesor Francisco Marcellán, de la Universidad Carlos III de Madrid, miembro del grupo de trabajo que ha elaborado dicho borrador. “Tan sólo aparece en tres artículos que pueden parecer insuficientes, desde la perspectiva normativa, pero que abren vías para su posterior desarrollo de una manera más clara”, explica el profesor Marcellán.

–Entre los objetivos de esta nueva Ley de Ciencia figura la promoción de la cultura científica y tecnológica a través de la Educación, la formación y la divulgación. En relación con ello, el profesor Marcellán criticó, por ejemplo, la escasa presencia de los divulgadores y teóricos de la economía en los medios de comunicación, que llevan años trabajando sobre estos temas, y que apenas aparecen en los medios cuando se habla de la crisis económica.

–”El científico puede aportar una opinión que va más allá de los intereses corporativos o económicos, y su contribución puede ayudar a contrastar y valorar los aspectos positivos y negativos de muchos temas”, asegura Marcellán.

–En este sentido se debería dar “mayor visibilidad a los trabajos de investigación que publican los científicos, porque no solo tienen una valoración académica, sino también social”, añadió.

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