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La imposición de un mínimo de alumnos está erradicando el Latín y el Griego

El límite de alumnos depende de los decretos de cada administración autonómica, aunque directores, orientadores e Inspección educativa también ponen trabas para la organización del grupo.
Adrián ArcosMartes, 30 de junio de 2009
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Atrás quedaron los años en los que el Latín y el Griego eran obligatorios para todos los alumnos. Tras una época de esplendor en la década de los 60, cuando se cursaban varios años de estas materias, la llegada de la Ley General de Educación de 1970 supuso una pérdida paulatina en la enseñanza de las lenguas clásicas. El último reducto obligatorio lo encontrábamos en 2º de BUP, cuando la asignatura era común para todos. La Logse finalmente produjo la eliminación de la obligatoriedad, hasta el punto que en la actualidad muchos profesores ni siquiera saben, a comienzos de curso, si impartirán clase de su propia asignatura.

Todo depende del número de alumnos que deseen cursar Latín, Griego o Cultura Clásica. La LOE recoge en su artículo 34.4 que “los centros ofrecerán la totalidad de las materias y, en su caso, vías de cada modalidad, y sólo se podrá limitar su elección por parte de los alumnos cuando haya un número insuficiente de los mismos”. Sin embargo, deja al arbitrio de cada comunidad autónoma la decisión sobre ese número mínimo de alumnos, de manera que Navarra, por ejemplo, lo fija en 15, Canarias en 12, y Madrid sólo en tres.

La optatividad también es distinta en cada comunidad autónoma. Cultura Clásica y Latín son optativas en 3º y 4º de ESO respectivamente, mientras que en Bachillerato constituyen asignaturas de modalidad dentro de la vía de Humanidades. Sin embargo, comunidades como Madrid, Murcia, Cataluña o La Rioja sí que ofertan Cultura Clásica como optativa también en 4º de ESO.

El ejemplo a seguir es, sin duda, la Comunidad de Madrid. Allí, los profesores de Clásicas consiguieron el año pasado que la Consejería rebajara el número mínimo de diez alumnos a tan sólo tres. El representante madrileño de la Sociedad Española de Estudios Clásicos (SEEC), Fernando García, explica que “iniciamos una campaña de recogida de firmas y de envío de cartas que al final tuvo éxito”. Para este profesor, “no es que se perdiera el Griego o el Latín, sino que este mínimo de alumnos afectaba a todas las asignaturas de modalidad, por lo que muchos institutos corrían el peligro de quedarse sin Bachillerato de Humanidades”.

La optatividad perniciosa
También la situación en Murcia es aparentemente idílica, ya que no presenta ninguna limitación de alumnos. Además, la SEEC ha conseguido allí que el Griego no coincida como optativa junto a la Literatura Universal, ya que la mayoría de alumnos se decanta por la segunda. El portavoz de la organización en Andalucía, José Mª Maestre, habla de una “optatividad perniciosa”, ya que “aunque la normativa parezca benévola, en la práctica te encuentras a Cultura Clásica de 3º de ESO junto a optativas de la talla de un idioma moderno o de clases de recuperación de Matemáticas y Lengua”.

Sin embargo, a pesar de la buena situación legal que vive Murcia, la representante de esta comunidad, Mª Consuelo Álvarez, advierte de que “el problema surge en los centros”. En Castilla-La Mancha, por ejemplo, los centros permiten que se impartan las materias optativas y de modalidad con un número de alumnos inferior al mínimo exigido –que en esta comunidad está fijado en 10– siempre que exista disponibilidad del profesorado.

La Rioja y Navarra, con un límite de 10 y 15 alumnos respectivamente, también permiten que, en determinadas circunstancias, se pueda organizar un curso con menos alumnos. Ramón Martínez, representante de la SEEC en estas dos comunidades, asegura que “todo depende de las direcciones de los centros, los restantes profesores, el departamento de Orientación y la Inspección”. Precisamente, la portavoz gallega, Cecilia Criado, llama la atención sobre el papel de los inspectores, ya que “de repente aparece un inspector en un centro que ha permitido dar clase con menos alumnos, y decide cerrar el grupo justo un mes después de empezar el curso”.

Gregorio Hinojo, de la ejecutiva nacional del SEEC, explica que “los orientadores son de unas especialidades que, generalmente, no tienen simpatía hacia el Latín y el Griego, y suelen dirigirse hacia las salidas profesionales”. También asegura que “entre los propios profesores hay un ambiente que recomienda no escoger Humanidades, ya que ahí van los peores alumnos”. Además, según Hinojo, “los propios directores lo permiten, no porque tengan especial manía, sino porque muchas veces las asignaturas minoritarias complican el horario del centro”.

A costa de sus plazas
Francesc Casadesús, de SEEC Baleares, aclara que “la tensión se explica porque muchas de las plazas de estos psicopedagogos orientadores son a costa de las dotaciones de los profesores de Latín y Griego”. Según Casadesús, “la media de un instituto era de dos o tres profesores de Latín y uno de Griego, mientras que ahora hay dos psicopedagogos en cada centro, lo que supone menos profesores de Latín y ninguno de Griego”. En este sentido, la sección vasca de la SEEC está llevando a cabo una campaña en los centros de Secundaria e institutos para informar a los alumnos de las posibilidades y las salidas de Letras.

La portavoz de la SEEC en Cataluña, Esperanza Borrell, revela que en la Concertada y la Privada ni siquiera hay clases de Clásicas. “Los directores del centro convencen a los padres de que no es la mejor opción para sus hijos”, asegura. Por su parte, el representante vasco de la organización, Jesús Bartolomé, asegura que “el Griego prácticamente ha desaparecido en la Concertada y la Privada, y hay que tener en cuenta que en el País Vasco el número de centros privados supera con creces al de los públicos”.

Por su parte, el representante de la SEEC en la Comunidad Valenciana, Antonio Melero, avisa de que “la Universidad de Valencia ha decidido que el Latín, como materia de modalidad, no va a contar para Ciencias Sociales y Jurídicas, sino sólo para Humanidades, Filología, Historia, y no para todas las materias”. Para Melero, “esta decisión va a tener una consecuencia inmediata en la disminución de matrículas de los alumnos que escojan Latín para el curso que viene”.

En Canarias, sin embargo, las materias se ven restringidas directamente desde la propia normativa. Jorge García, representante de la organización en esa comunidad, asegura que “de entrada la administración pone cortapisas a la optatividad, ya que la normativa autonómica impide impartir Griego de entrada”.

Lenguas modernas
El portavoz andaluz, José Mª Maestre, también realiza una especie de autocrítica, ya que él considera “fundamental cambiar el método de enseñanza de las lenguas clásicas de manera que hagamos ver que son lenguas modernas”. Según Maestre, “habría que crear asignaturas que fueran compatibles con el Latín y el Griego, pero que tuvieran que ver, por ejemplo, con la terminología grecolatina de la Ciencia y la Medicina o con el Latín jurídico, es decir, contenidos que realmente sirvan a los alumnos actuales”.

Otra de las denuncias que realizan los profesores es la atribución de asignaturas a determinadas áreas. Insisten, por ejemplo, en que la asignatura de Literatura Universal no tiene por qué estar atribuida a la especialidad de Lengua Española, sino que la puede impartir con la misma capacidad un profesor de Latín o Griego. Rosario Cortés, representante de la SEEC en Castilla y León, defiende esta modificación en las atribuciones, ya que “a fin de cuentas, los de Clásicas hemos estudiado las raíces de la literatura occidental, y es una asignatura que entra con mucha fuerza en la optatividad”.

La SEEC también destaca la excelencia y la vocación tanto de profesores como de los alumnos. Además, las diversas delegaciones convocan habitualmente premios de traducción de Latín y Griego, en los que profesores preparan a alumnos fuera del horario escolar, y en los que hay que competir con alumnos de otros países que han estudiado cuatro o cinco años de Latín.

Más plazas en oposiciones
Otra de las quejas comunes corresponde al escaso número de plazas que las consejerías convocan en las oposiciones. José Mª Maestre, de Andalucía, advierte de que “esta comunidad ha sacado en los últimos años bastantes plazas de Latín, pero no de Griego”. El récord lo registra el País Vasco, en el que no se convoca ninguna plaza de Griego desde hace 19 años, ni de Latín desde hace 17, por lo que existe un grado de interinidad enorme.

Además, los profesores denuncian que en todas las comunidades –a excepción de Madrid y la Comunidad Valenciana– los exámenes de oposición no incluyan ejercicios de traducción de Latín y Griego. Para Fernando García, de SEEC Madrid, “se corre el peligro de que un interino de Historia se presente y saque un 10 porque le toca desarrollar un tema de la Guerra del Peloponeso, pero cuando llega a clase no puede enseñar Latín ni Griego”.

QUEJAS Y REIVINDICACIONES

  • Mínimo de alumnos

El número mínimo de alumnos para poder impartir clase varía de unas comunidades a otras. Madrid, que lo tiene fijado en sólo tres. Sin embargo, Canarias exige un mínimo de 12, y Navarra 15.

  • La normativa

Algunas comunidades exigen que la Cultura Clásica sea también optativa en 4º de ESO –en la mayoría sólo se oferta en 3º–, como ocurre en Madrid, Mur-cia, Cataluña o La Rioja, que sí que la ofertan en ese curso. La peor situación la vive Canarias, que restringe de entrada la impartición del Griego.

  • La optatividad

Los profesores reclaman que el Latín, el Griego y la Cultura Clásica no se oferten junto a optativas de la talla de un idioma extranjero, Literatura Universal o un refuerzo de Lengua o Matemáticas, ya que, de esta forma, la posibilidad de elección de las materias clásicas es mínima.

  • Inspección

Los docentes llaman la atención sobre el papel de la Inspección educativa, ya que “de repente aparece un inspector en un centro que ha permitido dar clase con menos alumnos, y decide cerrar el grupo, justo un mes después de empezar el curso”.

  • Orientadores

Los profesores de Clásicas se ven perjudicados por la labor de los orientadores, ya que éstos “se dirigen sobre todo a las salidas profesionales”. También se entrevé una cierta tensión entre ambas especialidades que los de Clásicas achacan a que “muchas plazas de estos psicopedagogos son a costa de las dotaciones de los profesores de Latín y Griego”.

  • Profesores y directores

Según la SEEC, “entre los propios profesores hay un ambiente que recomienda no escoger Humanidades, ya que ahí van los peores alumnos”. Además, “los propios directores lo permiten porque muchas veces las asignaturas minoritarias complican el horario del centro”.

  • Concertada y Privada

Los profesores lamentan que en la Privada y Concertada estén desapareciendo las asignaturas de Clásicas. “Los directores convencen a los padres de que no es la mejor opción para sus hijos”, aseguran.

  • Atribuciones

Los especialistas en Clásicas se sienten igual de capacitados que los de Lengua Española para impartir la asignatura optativa de Literatura Universal, una de las más demandadas por los alumnos.

  • Oposiciones

Los docentes denuncian el escaso número de plazas que van apareciendo en las oposiciones. El récord lo registra el País Vasco, que no convoca ninguna plaza de Griego desde hace 19 años, ni de Latín desde hace 17. Tampoco están a favor de que los exámenes no incluyan ejercicios de traducción.

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