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‘Mi clase, un mundo’ anula fronteras entre alumnos

Todo comenzó cuando una profesora del centro “Arturo Kanpion” de Pamplona viajó a Addis Abeba, Etiopía.
Martes, 29 de septiembre de 2009
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Allí, hace un par de años, se puso en contacto con la escuela “Kibebe Tsehay” a través del Ministerio de Asuntos Sociales. En aquel entonces se realizaron talleres de plástica con materiales novedosos para ellos y, a la vuelta, una exposición con obras en ambas escuelas dio paso a una experiencia , cuyo significado no era otro que demostrar que quien tiene la oportunidad tiene la capacidad.
También se realizó un presupuesto de las reformas más urgentes que necesitaba esta escuela y, con la colaboración de las escuelas “Ermitaberri” de Burlada y “Arturo Kanpion” de Pamplona, se hicieron los primeros mercadillos solidarios que posibilitaron el primer envío de dinero y que se continúan realizando cada año, junto con la escuela “García Galdeano” en los dos últimos cursos.
El proyecto Escuela “Kibebe Tsehay” está dentro de otro más amplio de colaboración entre centros. Lo llamamos experiencia piloto porque partió de la intención de animar a crear una red de escuelas solidarias. Las actividades fueron:
Exposición La ruleta: con trabajos realizados por niños etíopes y de nuestra escuela.
Autorretrato: en el primer viaje a Etiopía, los niños de la escuela “Kibebe Tsehay” hicieron en un taller de plástica sus autorretratos y nos los regalaron. Por eso, en el segundo viaje nosotros les llevamos los de nuestros alumnos con sus fotos para que conocieran a sus nuevos amigos.
Calendario: con fotos de los niños etíopes y frases que ayudan a introducir esa realidad.
Teatro: representación de situaciones como la llegada del material escolar al Sáhara.
Mural Importancia del agua: además de tratar el valor del agua, su consumo responsable y las consecuencias de su escasez en lugares como el Sáhara, trabajamos contenidos curriculares como son las matemáticas y la lectoescritura.
Soy… y de mayor quiero ser…: a partir del viaje y aprovechando que algunas familias de la escuela apadrinaron a niños de la de Etiopía, recogimos sus deseos de futuro. A la vuelta, formulamos la pregunta a nuestros alumnos y, con sus fotos, elaboramos un libro en el que se alterna un niño etíope con uno de nuestra clase. Cada niño se lleva el libro a casa.
Todos necesitamos una tripa para crecer: a partir de la recogida y documentación de la conversación que se establece entre los niños, queremos hacer hincapié en la importancia de aprovechar situaciones de la vida diaria que se pueden convertir en momentos significativos de aprendizaje.
Mercadillo solidario: el Día del Libro realizamos un mercadillo con libros de casa para las escuelas etíopes, implicando a las familias y profesores.
Selam, el viaje: Las grabaciones de viaje de unas madres y una profesora del centro sirvieron para comprobar que sus juegos tradicionales son muy parecidos a los nuestros.
El proyecto Mi clase, un mundo resultó uno se los 15 ganadores del I Premio Nacional de Educación para el Desarrollo. Colaborar en este proyecto ha sido mucho más que una cuestión de justicia social, es abrir una puerta a otros proyectos impulsando un acercamiento intercultural tan beneficioso para todos nosotros.

Maite Ongay y Konsue Salinas
Colegio “Arturo Kanpion” de Pamplona-Iruña

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