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Más del 40% de los alumnos ha repetido alguna vez durante su escolarización obligatoria

Paloma MoréMiércoles, 21 de octubre de 2009
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Las tasas de idoneidad en España empeoran año tras año, especialmente en la Enseñanza Secundaria Obligatoria. Este indicador refleja el porcentaje de jóvenes de determinada edad que están matriculados en el curso que les corresponde.

Según los datos del Ministerio, en el curso 2007-08, apenas el 57,7% de los chavales de 15 años estaba matriculado en el último curso de ESO. Es decir, que más del cuarenta por ciento había perdido algún curso durante su escolarización obligatoria. Del mismo modo, el 66,3% de los jóvenes de 14 años cursaba tercero de ESO. Esta realidad deja patente la paradoja de un sistema educativo en el que supuestamente se favorece la promoción y, al mismo tiempo, tiene elevados índices de repeticiones. Más hoy en día que las evidencias ponen en solfa la utilidad de las repeticiones de curso. Además, la repetición aleja la posibilidad de titulación en ESO del alumno cuando éste cumple la edad de escolarización obligatoria, 16 años. A menor expectativa de titulación, mayor posibilidad de abandono del sistema educativo.

Asimismo, estos números dejan patente que no basta con que aumente el número de titulados en Secundaria con respecto a los matriculados, porque hay un gran número de chavales que se quedan descolgados antes de llegar al último curso.

Diferencias por sexo
Como dato positivo con respecto al curso anterior encontramos que en 2008 aumentaba ligeramente el número de varones que con 15 años estaba matriculado en el curso adecuado. Sin embargo no era así también para las chicas, pues la tasa femenina cayó medio punto en el último año.

Este patrón se repite en todas las edades, si bien entre los chicos hay siempre más repetidores, año tras año las tasas convergen. Las chicas tienen cada vez peores resultados y esto hace que, poco a poco, se estén equiparando. A pesar de ello, en cuanto nos acercamos a la adolescencia se abre una brecha de cinco puntos porcentuales entre ambos sexos.

Basta echar un vistazo a los datos para ver que los chicos salen más perjudicados. La tasa de idoneidad masculina a los 15 años es el 52,3%, mientras que la femenina es el 63,3%. Esto quiere decir que, si nos imaginamos a un grupo de diez niños “teóricos” que hubieran comenzado juntos la escuela primaria allá por el 2000, tan sólo ocho habrían alcanzado la Secundaria sin repetir, siete pasarían al segundo curso, seis al tercero y finalmente, nada más que cinco llegarían a matricularse en el último de la enseñanza obligatoria curso a la edad esperada.

Evolución temporal

El cambio de siglo marca también un punto de inflexión en los resultados escolares. Durante los noventa, año tras año, aumentó ligeramente el porcentaje de alumnos en el curso previsto para su edad. Sin embargo, a finales de esta década la tendencia se invierte y las tasas de idoneidad comienzan a bajar para todas las edades.

En las edades más tempranas el descenso ha sido más ligero y en 2007 más del 80% de los niños de hasta 12 años comenzaba la Secundaria. os resultados actuales suponen un avance con respecto a los datos más antiguos, pero también un retroceso con respecto a los niveles de 1999. Por ejemplo, en ese año el 87% de los chicos y un 90% de las chicas de 12 años de estaban matriculados en el curso idóneo, hoy en día estos porcentajes se han reducido hasta el 81% y el 86% respectivamente.

De todas formas, no es Primaria donde la repetición se plantea como un problema. Es entre los jóvenes de 14 y 15 años donde más se nota el recurso a la repetición del curso. En ambos sexos vemos que en 2008 hay menos chavales que estudian en el curso que les corresponde según su edad de los que había en los primeros años noventa.

Si bien este aumento pudo tener su explicación coyuntural en la extensión de la enseñanza obligatoria hasta los 16 años, lo que es más difícil de justificar es la persistencia de esta deficiencia más de una década después. Tal vez las sucesivas reformas educativas puedan haber sido también responsables de un problema que, evidentemente, pretendían corregir. En todo caso, es seguro que no puede buscarse un único culpable sino que es más correcto pensar en distintos factores que convergen. La explicación multicausal cobra fuerza cuando observamos la heterogeneidad de resultados por Comunidades Autónomas.

El mapa de la idoneidad en España

Por Comunidades, como es habitual, saltan a la vista las diferencias. Poco tienen que ver los resultados del País Vasco o de Navarra con los de Andalucía, Murcia o las Ciudades Autónomas.

Las comunidades que parecen evitar de manera más satisfactoria el recurso a la repetición del curso son Cataluña, el País Vasco y Navarra. En ellas aproximadamente el 75% de los jóvenes de 14 años están en tercero de ESO, mientras que las tasas rondan el 70% cuando se trata de los 15 años. Después encontramos otras como Madrid, Galicia, Cantabria, Asturias y Castilla y León que, aunque aparentemente tienen más alumnos repitiendo curso, se encuentran todavía por encima de la media.

Aunque el mapa de repetición recuerda al del fracaso escolar, hay que apuntar importantes excepciones. Por ejemplo, Cataluña, con un fracaso escolar situado en términos medios, históricamente hace poco uso de las repeticiones. Asimimo, Asturias y Castilla y León, comunidades con niveles bajos (en comparación con otras autonomías) de fracaso escolar, tienen niveles de repetición altos.

Sin embargo, en otras comunidades los malos resultados en las tasas de idoneidad no hacen sino reforzar el negativo diagnóstico que ya apuntaba el fracaso escolar. En Ceuta y en Melilla, por ejemplo, tan sólo la mitad de los adolescentes de 14 y 15 años están en los cursos de la ESO que les corresponden. En Andalucía, Baleares, Canarias, Castilla-La Mancha, Extremadura o Murcia, el 40% de los chavales de 14 años están en algún curso inferior a tercero de ESO, proporción que aumenta todavía más entre los de 15 años, llegando a proporciones próximas al 50%.

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