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“De nada sirven las TIC si los contenidos son pedagógicamente inadecuados”

El presidente de los editores españoles, que representa a la cuarta potencia del mundo en este sector, advierte de los mal llamados programas de gratuidad que, como el préstamo, perjudican no sólo al sector sino a los propios alumnos.

Diego FranceschMartes, 24 de noviembre de 2009
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José Moyano es presidente de la Asociación de Editores Anele desde hace dos años, además de ser el director de Guadiel, del Grupo Edebé. También es profesor de Bachillerato y de Psicología de la Educación en la Escuela de Magisterio de Córdoba, entre otros cargos.

 

 

 

¿A quién benefician las políticas de gratuidad de libros de texto?
El objetivo que persiguen es ayudar a las familias y, desde esa perspectiva de ayudar a los que verdaderamente lo necesiten, el sector no se opone a la gratuidad, pero sí estamos en contra de determinados modelos de pseudogratuidad, como el préstamo, que es un sistema pedagógicamente inadecuado, socialmente injusto –porque crea desigualdades– y económicamente más caro. Muchos países de nuestro entorno han dejado de utilizar este sistema, otra cosa es que se utilice en países del Tercer Mundo, con otras necesidades y prioridades que atender.

 

¿Cuál sería un sistema aceptable para el sector editorial, distinto del de préstamo?
El sistema aceptable, desde el sentido común, es la ayuda directa a las familias por nivel de renta. Así son las becas del Estado. Las formas de implantarlo pueden ser múltiples, desde el cheque o bonolibro hasta la tarjeta electrónica con cantidades concretas para la compra de libros de texto.

 

Las ediciones autonómicas han incrementado el coste de los libros. ¿Quién paga este sobrecoste? ¿Cuál ha sido su incremento en los últimos años?
Todos los años desde Anele se realiza un informe de evolución de los precios en el mes de agosto. En síntesis, podemos constatar que la subida del precio de los libros ha estado por debajo del IPC. O lo que es lo mismo, el sector editorial viene actuando con responsabilidad y coherencia, lo que se ha traducido, hasta ahora, en que el libro educativo no ha sido un producto inflacionista.

 

¿Cree que el reparto de libros de texto «gratis» a los alumnos les beneficia o les perjudica pedagógicamente?
Todo producto industrial tiene un precio. El que se repartan gratis las casas o los frigoríficos no está mal. La cuestión es si quien lo reparte lo ha pagado antes. Y, en cualquier caso y contestando a su pregunta, creo que cuando algo es gratis uno tiende a restarle valor y yo creo que la cultura y los libros hay siempre que ponerlos en valor. Invirtiendo en Educación se invierte en el futuro de un país y en su desarrollo.

 

¿No se les traslada a los alumnos la idea equivocada de que la cultura en forma de libro es gratis frente a otras actividades de ocio?
Sin duda. Y, ahondando en lo que le he comentado antes, eso es una Educación en contravalores. No olvidemos la influencia de estas actitudes en el fomento de la lectura, por ejemplo. Sobre todo en un país con más de ocho millones de trabajadores sin cualificar y un 45% de la población que afirma no leer nunca.

 

¿Cuál sería el modelo ideal para el sector editorial pero que al mismo tiempo fuese acorde con la gratuidad de la enseñanza obligatoria?
El que respete las leyes de propiedad intelectual, los derechos de autor, la Ley del Libro, la de competencia, la unidad de mercado, etc. Las empresas de un país serio necesitan que las administraciones cumplan el marco jurídico.

 

¿Cómo afecta o afectará en el futuro el factor digital en el sector de los libros de texto?
Las empresas editoriales españolas seguirán liderando la oferta de contenidos educativos en cualquier soporte. No-sotros no sólo nunca hemos dado la espalda a las nuevas tecnologías, sino que el sector las ha incorporado masivamente. Los nuevos soportes digitales deben ser una herramienta más del sistema educativo y de los materiales escolares. Eso sí, siempre y cuando las administraciones públicas no se dediquen a invertir los fondos públicos en competir deslealmente con un sector que es estratégico para la cultura y que da empleo directo e indirecto a 100.000 personas. De nada sirve tener tecnologías de vanguardia si los contenidos digitales son malos o pedagógicamente inadecuados. ¿En qué podemos decir que España es la cuarta potencia del mundo? En la industrial editorial los somos.

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