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Peor que te bajen el sueldo, que te bajen la moral

José Mª de MoyaMartes, 8 de junio de 2010
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La animante noticia del día es que Merkel ha anunciado un recorte de 80.000 millones de euros hasta 2014, el mayor desde la Segunda Guerra Mundial. Para calibrar la magnitud de la medida basta recordar que el nuestro fue de 15.000 millones aunque en un sólo año. Pero lo que me interesa hoy es que la cancillera alemana ha querido dejar al margen de la sangría tan sólo dos partidas: Educación e Investigación.

En estos días de recortes y de manifestaciones sindicales por los recortes vale la pena darle a todo esto la importancia que se merece, ni más ni menos. Hace unos días tuve la oportunidad de referirme, en la clausura del Congreso estatal de ANPE, a los tres tipos de motivaciones del trabajador que se estudian en las escuelas de negocios. Las motivaciones extrínsecas son aquellas que te empujan a hacer algo en virtud de una recompensa o castigo. Ejemplo: el salario. Las motivaciones intrínsecas son las que te llevan a obrar a causa de la satisfacción que te proporciona dicha actividad. Ejemplo: el placer de enseñar. Finalmente, las motivaciones trascendentes son ese tipo de fuerza que te lleva a actuar por las consecuencias que tus actos tienen en otras personas. Ejemplo: espíritu de servicio. Son escalones que ennoblecen a quienes los suben y que no se reemplazan unos a otros. Alerta contra quien te venda motivaciones intrínsecas o trascendentes sin pagarte un salario justo. Es un impostor. Pero también parece evidente que las motivaciones extrínsecas nunca llegan a colmar nuestras ansias.

Es cierto que el recorte salarial a los docentes –también a los de la Concertada que, para esto, sí parecen gozar de los mismos ‘derechos’…– es injusto. Pero más corrosivo y letal es el ácido de un sistema educativo que ha laminado en buena parte las motivaciones intrínsecas y trascendentes de medio millón de profesores.

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