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La Secundaria inferior, “eslabón débil” de la escuela en Francia

Los malos resultados de los alumnos en las distintas pruebas de rendimientos escolares, los altos porcentajes de repetidores y el aumento de los casos de violencia en los colegios son algunos de los motivos que han llevado al Alto Consejo de la Educación en Francia a proponer en la edición 2010 del Balance de resultados sobre la escuela una reconversión del tramo inferior de la Secundaria, considerado “el eslabón débil” de la escuela francesa.
Paloma MoréJueves, 21 de octubre de 2010
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El informe alude al malestar en el profesorado. (Foto: Istockphoto)

“Uno de cada cinco alumnos finaliza la primera etapa de la enseñanza Secundaria teniendo graves lagunas en las competencias básicas en lengua”. Es uno de los datos que ofrece el Alto Consejo de la Educación en Francia en su informe anual, publicado este mes de octubre y dedicado a analizar el la situación del collège. Por este nombre se conoce a la primera etapa de la enseñanza Secundaria francesa, que comprende cuatro cursos que acogen alumnos de entre 11 y 14 años. El Consejo es un organismo consultivo formado por nueve expertos de prestigio consensuado, que son elegidos por las distintas instituciones políticas con el fin de servir de asesores del presidente de la República en materia de Educación.

El Consejo sentencia que los rendimientos son mediocres, que se aprecia una tendencia a la baja, y que, en definitiva, el fracaso escolar afecta gravemente a la Secundaria inferior. Este contexto negativo se manifiesta en la tasa de repetición, pues el 38% de los alumnos en el último año de esta etapa, que equivale a 3º de ESO español, ha repetido al menos una vez. Como prueba de esta situación el Consejo se refiere también a los resultados en el Informe PISA 2006, pues los alumnos de 15 años tuvieron unos resultados inferiores a la media de los países de la OCDE en lengua y peores con respecto a la edición de 2003. En cuanto a los resultados en ciencias, los alumnos franceses también se sitúan por debajo del promedio OCDE, aunque por encima de países como Estados Unidos, España, Noruega o Italia.

Pero el talón de Aquiles de este tramo de enseñanza se encuentra en que, al igual que ocurre en otras etapas, se observa una fuerte correlación entre los rendimientos escolares y el origen social de los alumnos. Aquéllos que tienen mayores dificultades son, en su gran mayoría, los que provienen de familias más desfavorecidas. Por ello el informe sentencia que “el collège no solamente no consigue reducir las desigualdades escolares en función del origen social, sino que más bien tiene tendencia a acrecentarlas”. Se estima que los dos primeros años de esta etapa, que corresponden a las edades de 11 y 12 años, son fundamentales, pues la brecha que se crea en ellos entre los niños de familias más desfavorecidas y el resto es equivalente a la que se produce durante los cinco años de Primaria.

Distancia entre centros
La desigualdad social se pone de manifiesto también en la geografía, pues los centros situados en las zonas más sensibles son los que tienen mayores tasas de alumnado con dificultades escolares. En un estudio publicado por la Dirección de Evaluación, de previsión y de rendimiento del Instituto Nacional de Estadística francés en 2005 se establece una clasificación que distingue entre colegios “urbanos favorecidos” (21% de los centros) y “urbanos desfavorecidos” (18% de los centros). En los del primer tipo había en el primer curso de Secundaria un 34% de alumnos de origen social elevado, mientras en los segundos esta categoría social sólo era aplicable al 5% del alumnado. Según el Consejo, “no es la heterogeneidad del alumnado la que presenta problemas, sino la excesiva homogeneidad social y étnica de la población escolar”.

En Francia la asignación de centro escolar está regida por el “mapa escolar”, una distribución territorial por la que a cada domicilio le corresponde una única escuela de Primaria y un solo colegio de Secundaria. Sin embargo, cada año muchas familias presentan solicitudes de exención a esta asignación geográfica de centros. Los motivos son de los más diversos: que exista otro colegio más próximo al domicilio, que puedan estudiar con sus hermanos, o que cursen una asignatura, como Latín o Alemán, que no se oferta en el centro que les ha tocado. En realidad muchas de estas demandas esconden una estrategia de los padres más informados para conseguir que sus hijos acudan a un colegio de mejor reputación que el asignado por el “mapa escolar”. El Consejo insiste en que hay que ser más flexibles a la hora de imponer a los padres el centro al que deben acudir sus hijos, para frenar así la hipocresía de las demandas de exención, pero puntualiza que se deben seguir de cerca las consecuencias de esa flexibilidad para evitar que se formen guetos escolares.

Malestar del profesorado
El informe se refiere también a un estado de malestar y desmotivación creciente entre los docentes. En un estudio publicado en octubre 2009 se registró que el 67% de los profesores de institutos y colegios de Secundaria declara padecer ese malestar. “Muchos docentes se encuentran desarmados frente a la heterogeneidad de sus clases, puesto que no han recibido la formación necesaria en la diversidad pedagógica, en la enseñanza en pequeños grupos, así como en el aprendizaje de los alumnos con grandes dificultades” – explican los nueve sabios del Consejo–. Los profesores encuentran una enorme distancia entre la vocación que les llevó a elegir esa profesión y la realidad de su rutina en las clases, donde pasan más tiempo tratando de mantener el orden que explicando los contenidos.

Por otra parte la violencia en los centros escolares es una de las principales preocupaciones del Consejo, puesto que considera que es un fenómeno que “contribuye a hacer del colegio de Secundaria un lugar de tensión y desorden, en el que se ven comprometidos tanto la enseñanza como los principios más básicos de convivencia”. Una serie de encuestas realizadas por el Ministerio de Educación muestra que la violencia se concentra en un escaso número de centros, la mayoría de ellos ubicados en “zonas de Educación prioritaria”, es decir, donde se encuentran las escuelas y colegios que reciben un presupuesto suplementario para hacer frente a unas mayores dificultades. Los actos de violencia más frecuentes son los dirigidos hacia otros alumnos en forma de agresiones verbales y físicas, que a menudo se sirven de las nuevas tecnologías para hacer llegar a las víctimas mensajes de acoso o para difundir información difamatoria sobre ellas a otros miembros de la comunidad escolar.

Mal funcionamiento
Los expertos insisten en que los malos resultados en la Secundaria inferior están relacionados con la indefinición que tiene esta etapa dentro de la cadena escolar, ya que es la más reciente del sistema. La enseñanza unificada para todos los alumnos en un mismo colegio hasta que alcanzan los 14 años de edad fue implantada en 1975. Antes de esta fecha los niños de 11 años debían dirigirse a instituciones diferentes si querían continuar unos estudios superiores o profesionales. El enorme cambio que supuso la democratización de la enseñanza Secundaria al ponerse fin a la separación tan temprana de los alumnos parece que aún no ha sido asimilado y digerido por el sistema, pues aún existen muchas resistencias, tanto por parte de los políticos, como de la comunidad docente y de las familias. Los sabios del Consejo señalan también que “el colegio mantiene la figura de pariente pobre del instituto” ya que es el tramo escolar que recibe sistemáticamente un presupuesto menor y esto influye en que se haya convertido en el “eslabón débil” de la cadena educativa.

Propuestas para mejorar
La vuelta a la selección temprana de los alumnos, sistema que se mantiene en países como Alemania, Holanda o Luxemburgo, no aportaría mejores rendimientos sino más desigualdad, sentencia el Consejo en su informe. Al contrario, la solución que los expertos proponen es adaptar los programas escolares para que el primer tramo de Secundaria proporcione a los alumnos una base común de conocimientos y competencias en continuación con la escuela primaria. “Si esto se consigue – dicen los sabios – se contribuirá a elevar el nivel general y se permitirá al conjunto de alumnos apoyarse en unos conocimientos comunes y consolidados”. Por último, otra de las recomendaciones es evitar, siempre que sea posible, la repetición, ya que consideran que es una práctica ineficaz y que tiene grandes costes para la progresión de los alumnos.

Un alumno de cada cinco no llega al nivel básico

  • Según un examen nacional realizado en 2009, el 81% de los alumnos del último curso de Secundaria inferior, equivalente a 3º de ESO, superaba las competencias básicas en Lengua, tales como distinguir entre los principales género de textos; hacer inferencias simples e interpretar los textos sin dificultad de comprensión; identificar las estructuras sintácticas fundamentales; analizar las principales formas verbales; registrar los diferentes niveles de lenguaje; reconocer las reglas de ortografía y de pronunciación, etc. En Matemáticas los resultados eran algo mejores y cerca del 90% lograba alcanzar un nivel básico en la organización y gestión de datos, cálculo, medidas y geometría. Sin embargo, la proporción de alumnos repetidores que maneja las competencias en estas materias es notablemente inferior al resto, y está en esta situación más de un tercio de los alumnos del último curso.
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