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“Sería sano pensar que el Plan Escuela 2.0 puede no cuajar”

Se cumplen 50 años de la Editorial Santillana en un momento de cambios que, además de afectar al sector editorial, también influyen en el aula: el Programa Escuela 2.0, libros y pizarras digitales, etc.

José Mª de MoyaMiércoles, 10 de noviembre de 2010
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Al cumplirse 50 años de Santillana su presidente reflexiona sobre los cambios en el sector, los desafíos de los nuevos medios digitales y la crisis. Emiliano Martínez destaca por la transparencia de sus respuestas y no esconde sus dudas sobre el Programa Escuela 2.0. En clave interna, cree que el Grupo Prisa ha apostado con visión de futuro por los nuevos medios, aunque admite “cosas que no se han hecho bien”.

Se cumplen 50 años de la Editorial Santillana. ¿Es un momento de inflexión?
Es evidente que los impulsores del proyecto inicial han desaparecido. En este sentido, se cierra una etapa y se abre otra. Pero hay una continuidad con las líneas marcadas desde un principio, porque son unas líneas sólidas. Se ha trabajado con esa visión de continuidad y de futuro. La realidad actual de esta editorial es fruto de la visión de sus creadores y del trabajo que se ha estado realizando desde los años 60 hasta hoy.

Este aniversario coincide con la circunstancia adversa del mercado. ¿Cuál es la percepción que se tiene de esto en el Grupo Prisa?
Obviamente, la deuda es un problema relevante y se está trabajando para reforzar el capital en el menor tiempo posible. Hay una visión histórica de que Prisa no iba a enajenar a Santillana, pero este movimiento financiero se ha llevado a cabo porque se ha considerado beneficioso. Esperamos que la deuda se solucione, pero también tenemos en cuenta que en estos dos últimos años hemos conseguido más beneficios. El próximo año toca “despejar nubarrones”.

¿Se puede hablar de errores financieros de previsión?
Es evidente. Hay una deuda fuerte que significa que algo no se ha hecho bien. Pero el elemento principal del problema se origina varios años atrás. Se estaba en un ciclo de crecimiento de la actividad del grupo, se adquirió una fortísima credibilidad económica que permitía financiar esa expansión, pero de repente llega el vendaval de la crisis que hace que esos pasos hacia adelante no sirvan para nada y se conviertan en deuda. Ojalá se hubiese podido prever la crisis, pero hemos caído todos.

Si Polanco viviera, ¿el Grupo Prisa estaría en la misma situación?
Jugar a “¿qué pasaría si…?” es un puro entretenimiento. Está claro que las cosas nunca serían iguales si los supuestos fueran distintos. Pero con esto no digo que hubiera sido peor o mejor. Simplemente que nunca lo sabremos.

¿Ha faltado previsión para aventurar lo que supondría lo digital en los medios de comunicación?
Yo no lo achacaría a una falta de previsión. Hace ya unos años, Juan Luis Cebrián [consejero delegado del Grupo Prisa] no sólo insistió en la importancia de internet en relación a los medios de comunicación, sino que incluso montó dentro de Prisa toda una actividad empresarial para trabajar en el ámbito de internet. Por eso no ha sido falta de previsión.

Y en el sector editorial, ¿ha habido falta de previsión a la hora de cuantificar los efectos de la amenaza digital?
En nuestro caso no. Se ha creado una dirección general dedicada a la Educación, y otra para la edición digital. Sabemos que la llegada de lo digital va a tener una serie de influencias en la edición en papel muy relevantes, pero también creo que el impacto que va a tener sobre los libros educativos será diferente al impacto que tendrá en publicaciones de otro tipo. Hay que tener en cuenta que hacen falta unas infraestructuras, que no se resumen solamente en ordenadores: el mantenimiento de tener eso funcionando, la destreza de los usuarios…

Extremadura fue pionera en dotar de ordenadores a sus aulas: uno por cada dos alumnos. ¿Ha servido de algo?
Fueron pioneros… De momento no ha dejado un buen sabor de boca. En nuestra semana monográfica hemos hecho un programa que consiste en poner a la Educación en el horizonte del 2020. Para ello preguntamos a una persona de la OCDE sobre si consideraba que las TIC mejoran los aprendizajes. Me respondió que actualmente no los mejoran porque todavía no hay un motivo para que en Educación tenga que existir esa competencia tecnológica. Falta un estímulo para llegar al punto de que las TIC sean necesarias en Educación. De momento son algo impuesto.

¿Se generalizará el libro electrónico también a la escuela?
Yo creo que no va a ser lo mismo lo que suceda en libros de Educación que en el resto de libros. El problema es cómo acompasar el establecimiento de este cambio en los hábitos de los consumidores.

¿Qué opina del Programa Escuela 2.0 del Ministerio?
Se cree que con que se repartan ordenadores ya está, pero no es así. Se tienen que cumplir varios requisitos: primero, poner las infraestructuras –y mantenerlas funcionando–; segundo, que esas infraestructuras se usan en las condiciones requeridas; tercero, que el modo de trabajar de los profesores se modifique según estos recursos. Y esto no se ha producido en ninguna parte del mundo. Un cuarto requisito del que es responsable el Estado es que los contenidos de la Educación han de conducir a los objetivos planteados. En eso consiste una Educación institucional. Ahora, una de las insuficiencias es que la visión institucional cambia, pero no la forma de dar la clase. Y esto es una ingenuidad.

¿Se puede estar tirando el dinero del Escuela 2.0?
Sería sano para la acción pública pensar que es posible que eso suceda, que puede no cuajar. Sería bueno ponerse en esa hipótesis. Y si no funciona, sería una pena no sólo por la inversión económica fallida, sino también por lo que podía haber aportado a la Educación y no lo ha hecho.

¿Se acerca el final de las publicaciones en papel?
Las grandes publicaciones se seguirán editando en papel, porque el buen lector quiere que el valor añadido de conservarlas físicamente permanezca. Pero hay otras obras dirigidas a un público más pequeño en las que lo digital puede triunfar. Con lo digital y el papel va a pasar como con el cine y el teatro: cuando llegó el cine, el teatro se convirtió en una forma de entretenimiento minoritaria, pero con los años, la preponderancia inicial del cine frente al teatro se ha ido relajando. Las empresas que caen en extremismos y entienden que lo digital no existe, o las que por el contrario, piensan que todo ha de elaborarse ya en formato digital, caen en el error. Ni una cosa ni la otra. La mayoría tiene que hacer una serie de sinergias entre lo digital y el papel para adaptarse al mercado.

Algunos dicen que la figura del profesor ha de cambiar para convertirse en un gestor de contenidos. ¿Cree que va a ser así?
El profesor tiene que ser el conductor de los chavales, y para ello ha de tener un conocimiento de estos contenidos. Quien dirige una orquesta, ha de ser un buen músico. El profesor ha de ser quien recomiende los materiales y quien marque las pautas de aprendizaje a sus alumnos.

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