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“Todo el contenido está ahí fuera y es gratis; enseñar debería ser más fácil”

Rosen se muestra partidario de que los alumnos empleen internet en clase mientras se imparte docencia.

Rodrigo SantodomingoMiércoles, 17 de noviembre de 2010
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Larry Rosen.

A la Generación “Net” (nacidos en los 80) siguió la “I” (nacidos en los 90), que ya está dejando paso en las aulas a los hijos de la primera década de este siglo, aún sin etiquetar. Según Larry Rosen, experto en psicología de la Educación, cada “minigeneración” utiliza la tecnología con fines diversos y según patrones en continua evolución. Cambian también las mentes de las nuevas cohortes de alumnos, cada vez menos pacientes y más habituadas a saltar de una tarea a otra con total naturalidad.

¿Cómo pueden los sistemas educativos adaptarse a cambios tan rápidos entre los estudiantes?
La Educación tiene que prestar más atención a lo que hacen los niños, sobre todo a cómo utilizan internet, los ordenadores, otros aparatos electrónicos…, y reconocer que ya no se trata de comprar tecnología sin más, sino de sacarle el máximo partido para fines educativos.

Pero si las transformaciones son tan súbitas y profundas como usted sostiene, lo que ahora sirve para motivar a los alumnos (suponiendo que lo sepamos), habrá quedado obsoleto en unos 5 ó 10 años.
Se trata de reinventar constantemente los materiales, no el contenido. Sabemos qué queremos enseñar a nuestros niños, lo que hay que reinventar es la forma de hacerlo. Ahora mismo se enseña según unos modelos diseñados hace muchos años, ya sabe, libros y algo, muy poco de tecnología. Y existe un montón de buenas tecnologías con potencial didáctico que los alumnos ya poseen, ni siquiera hay que comprar nada nuevo. Todo el contenido está ahí fuera y es gratis. Enseñar debería ser más fácil que nunca.

Y, sin embargo, los profesores parecen más desorientados que nunca.
Insisto: hemos de observar qué hacen los chavales en casa y, en la medida de lo posible, trasladar nuevas ideas y elementos al aula. Ellos estudian mientras escuchan sus Ipod, a veces tienen la tele puesta, casi siempre utilizan varios aparatos al mismo tiempo. Y cuando llegan a clase, les decimos que se sienten y escuchen. Esto no puede funcionar. ¿Por qué no dejarles, por ejemplo, que escuchen música mientras hacen un examen?

¿No piensa que la tentación de copiar sería muy grande?
Sí, es un tema complicado, estoy de acuerdo. Pero hay que verlo como el punto de partida para llegar a un objetivo: adaptar la escuela al entorno real del alumno. Existen riesgos, claro. Mis alumnos se pasan las respuestas por SMS… Se puede poner algún tipo de restricción, pero no podemos controlarlo todo para que los alumnos no copien.

También propone conexión on line para todos los alumnos durante la clase. ¿Son los alumnos de Secundaria o incluso Primaria suficientemente maduros para asumir tal nivel de libertad?
Yo lo hago con los míos, aunque es cierto que son universitarios. Y sí, a veces les pillo con el Facebook, chateando… En realidad no es algo tan distinto de las clásicas notitas de papel que siempre se han pasado entre ellos. Ahora estamos en un momento de transición, y seguro que habrá que hacer algunos ajustes. Si algunos alumnos emplean todo el tiempo de clase en chatear con su novia, al final suspenderán. Bien, en ese caso quizá haya que restringir su libertad.

¿Piensa que la mera existencia de internet está modificando el enfoque del profesor a la hora de impartir sus clases? Antes, la palabra del profesor era sagrada. Ahora, cualquier estudiante puede comprobar la exactitud de lo que se le ha enseñado.

Seguro que hay profesores que se sienten amenazados por internet. Todo depende de lo seguro que estés sobre tu propia valía como docente. A veces mis alumnos me dicen: “Profesor Rosen, eso que usted afirma no es del todo cierto, según la nueva información que tenemos, etc”. Supongo que no es algo agradable de oír para ese tipo de profesor que piensa que tiene que ser el “dios de la clase”. Pero si un profesor se toma su trabajo en serio y aspira a que sus alumnos aprendan a pensar, entonces les animará a que exploren otras fuentes y valoren críticamente lo que se les cuenta en clase.

Usted afirma que la clásica lección magistral aburre a los alumnos actuales porque están acostumbrados a la multitarea, a ir y venir, cambiar de medio continuamente. ¿No piensa que es una pena que hayan perdido la habilidad de disfrutar en exclusiva de la palabra de un profesor brillante y apasionado?
Lo que opino es que todos, no sólo los alumnos más jóvenes, tenemos que aprender que hay momentos en que es bueno poder cambiar de una tarea a otra, y momentos en los que no. Resulta muy importante enseñar cuándo hay que prestar atención. Si el que habla es un buen orador que cuenta cosas interesantes, nadie debería estar navegando por internet. Pero si el profesor se limita a repetir algo que los estudiantes ya saben, es bueno que puedan cambiar de tarea para mantenerles atentos y motivados.

Al parecer, las nuevas generaciones escriben cada vez más. Para usted, esto es positivo aunque redacten en formato SMS, con abreviaturas, etc. ¿No le preocupa la ortografía?
Escribir siempre es escribir. No me importa cómo lo hagan, que escriban lol, lmarotfl (acrónimos en inglés de expresiones coloquiales) si quieren. Lo importante es que se están expresando. De hecho, hemos comprobado que aquellos que más mensajes envían y que más utilizan este lenguaje, son los que escriben mejores redacciones. Y no suelen tener grandes problemas con la ortografía: saben cuándo están escribiendo un SMS a un amigo y pueden utilizar atajos, y cuando se trata de escribir algo más formal. Algunos sí muestran confusión. Bueno, tendrán que aprender a distinguir.

En contra de lo que muchos piensan, también asegura que, gracias a internet, los chavales leen ahora más que antes. El problema es que muchas veces acceden a contenidos sin contrastar o de calidad paupérrima. Ya sabe, todo el mundo puede publicar en internet.

Pues habrá que enseñarles a diferenciar hechos y opiniones en la web, del mismo modo que les enseñamos a distinguir realidad y ficción en la televisión. Un aprendizaje esencial para los nuevos alumnos es la habilidad para validar una información por sí mismos recurriendo a fuentes diversas. Resulta muy importante que desde edades tempranas aprendan a evaluar la calidad de los contenidos que consultan.

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