Un retoque de típex para defender el Escuela 2.0
En este número desvelamos un pecadillo confesable y perdonable de esos a los que nos tienen acostumbrados nuestros políticos. Resulta que la Evaluación General de Diagnóstico que realiza el Ministerio para evaluar las competencias de nuestros alumnos ponía de manifiesto que el uso frecuente del ordenador y de internet en el aula no solo no mejora el rendimiento, sino que lo empeora considerablemente. Ante semejante descortesía en plena campaña del Programa Escuela 2.0 con sus 100 millones de euros anuales debajo del brazo, el Ministerio eligió el atajo y tiró de típex. El Instituto de Evaluación del Ministerio sacándole los colores al Instituto de Tecnología Educativa, también del Ministerio. Menudo bochorno. Para qué dar explicaciones que no se van a entender y que van a dar la razón a los que dudan, no de las TIC, sino de Escuela 2.0. Porque los escépticos son cada vez más y poco sospechosos, prueba de ello fueron las declaraciones del presidente del Grupo Santillana en estas mismas páginas hace escasas semanas.
Al margen de la trampilla –disculpable, estamos en Navidad–, los resultados no dejan lugar a dudas, puesto que las diferencias entre los alumnos que utilizan ordenador en clase “todos o casi todos los días” y los que lo utilizan “nunca o casi nunca” van de los 84 a los 62 puntos dependiendo del tipo de prueba. Y 84 puntos son tantos puntos que hace imposible que responda a otras razones. De los datos podemos concluir que hay algo que se está haciendo mal en la introducción de las TIC en el aula. Es el propio Ministerio el que admite –antes del típex– que estos resultados son “francamente destacables”.
Como hemos advertido en numerosas ocasiones, las oportunidades educativas que ofrece el uso de las TIC en el aula son evidentes e ilusionantes. Sin embargo, resulta clave hacerse algunas preguntas previas y obvias: ¿Para qué? ¿Para amenizar las clases? ¿Para motivar al alumnado? ¿Para ilusionar al profesor? ¿Para mejorar la adquisición de conocimientos y competencias? ¿Para la adquisición de destrezas digitales? ¿Para estar simplemente al día? ¿Para suplir la labor del docente? ¿Para ‘sobrevivir’ en el siglo XXI? ¿Para conectar con los alumnos?