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Desastrosa puesta en escena del Informe PISA

José Mª de MoyaMartes, 14 de diciembre de 2010
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Ante tanto sesudo análisis de PISA en este número, he preferido dedicar este rincón a relatarles lo que la cámara no ve pero que bien sirve para extraer alguna conclusión. Porque sólo los presentes en la rueda de prensa asistimos al esfuerzo denodado del Ministerio por presentar como buenos unos datos que son mediocres para cualquiera y directamente malos referidos a España.

En primer lugar, la ingenua reprimenda para que no hagamos rankings. Mire usted, los datos son los datos y si no le importa los presento como me da la gana o, más bien, como a mis lectores les interesa, o sea, ordenados por resultados. A nosotros no nos mueve su interés por ocultar lo que va mal. Ya lo dijo el ministro: “No quiero que los profesores sientan desaliento al ver el Informe PISA”. Por eso, oculta información, busca mil excusas, disfraza la realidad con eufemismos y luego publica en prensa que todo es para que el personal no se desanime. Pues muchas gracias, hombre.

Se trata de esa suerte de paternalismo –de total ineficacia y no poco cinismo, por cierto– al que nos tienen acostumbrados algunos políticos. Pero sobre todo es un esfuerzo inútil desde el punto de vista de la comunicación. Mientras el secretario de Estado trataba de endulzarnos el Informe, veía yo a los colegas de la prensa con cara de “dime de que presumes…”. Basta escuchar las explicaciones del Ministerio y leer las portadas del día siguiente para concluir que algo no se está haciendo bien desde el punto de vista de la comunicación. Pienso que hubiera sido más eficaz presentar los datos sobriamente y poco análisis o, incluso, haber asumido que no vamos bien. ¿Mucho pedir para algunos políticos? De acuerdo, pero para otros no, como para el presidente de Chile que asumió, sin admitir excusas, el hacinamiento inadmisible de las cárceles de su país a propósito de la tragedia de los 82 presos fallecidos.

Lo que la cámara tampoco vio fue la negativa del Ministerio a ofrecer los resultados exactos de cada país, a petición de un periodista, con inverosímiles excusas como que no se trataba de un cifra exacta sino de una horquilla o de que no se puede establecer un ranking. Luego hemos podido saber que el Ministerio decidió suprimir a última hora esos datos del informe para la prensa.Vergonzoso.

Tampoco se vio la sesgada interpretación del concepto de equidad. Como resultaba imposible lucir buenos resultados, optaron por lucir lo que el Ministerio entiende por equidad, que no es sino homogeneidad y que es cosa bien distinta. En efecto, el sistema ha logrado que nuestros alumnos sean muy homogéneos desde el punto de vista de sus conocimientos, pero ¿eso es equidad? Observen qué paradoja y qué ironía. ¿Saben ustedes cómo se rompería la equidad de nuestro sistema educativo? Pues curiosamente elevando el porcentaje de alumnos excelentes del 3% que tenemos actualmente al 8%, que es la media de la OCDE. ¿Cómo podemos decir que nuestra Educación es equitativa? ¿Cómo podemos presumir de equidad con un 26% de alumnos de Andalucía en el nivel insuficiente?

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