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Génova apoya la propuesta de Aguirre porque “responde a las líneas de trabajo del PP”

Laura del PozoMartes, 12 de abril de 2011
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“El próximo curso la Comunidad de Madrid va a empezar a impartir un Bachillerato de Excelencia. Es otro paso más que el Gobierno regional da para ayudar a nuestros jóvenes a superarse y a esforzarse”. Con estas palabras la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, anunciaba la puesta en marcha en septiembre de 2011 de una nueva modalidad pensada para aquellos alumnos que hayan acreditado un alto nivel de rendimiento en Secundaria y deseen, de forma voluntaria, acceder a una formación de mayor excelencia que la tradicional. “Este Bachillerato ofrecerá a los estudiantes con mejores resultados académicos una enseñanza más exigente. Es decir, una Educación que, como ellos, aspire a la máxima excelencia”, aseguró la presidenta regional.

Este modelo, único en España, se empezará a impartir como una experiencia piloto en las cuatro aulas de Bachillerato del Instituto “San Mateo”, según informaba la presidenta del Ejecutivo. En total se ofertarán de 80 a 100 plazas para aquellos alumnos que hayan superado la Educación Secundaria Obligatoria con una nota media de ocho y, además, hayan logrado un siete en la CDI de 3º de ESO. De estas plazas, 25 se concederán automáticamente a los estudiantes que hayan conseguido el Premio Extraordinario de Secundaria y el resto podrán optar a ella a través de un examen de ingreso similar al que realizan los estudiantes que optan al mencionado premio, según han adelantado fuentes de la Consejería de Educación. En cuanto al profesorado, Educación ha informado de que percibirán un complemento económico por dar clase en este centro, aunque todavía no se han determinado los criterios para su elección, “pero serán lo mejores”, aseguran desde la Consejería. El futuro Instituto de Excelencia impartirá dos modalidades de Bachillerato: el de Ciencias y Tecnología, y el de Ciencia Sociales.

¿Segregar o exigir?
La creación de un Bachillerato de Excelencia no ha dejado indiferente a nadie, generando un intenso debate en torno a una cuestión: ¿su implantación fomentará la exigencia o, por el contrario, dará lugar a un gueto?
El Ministerio de Educación fue el primer organismo público que se posicionó en relación a este tema, cuando el secretario de Estado de Educación, Mario Bedera, aseguró en declaraciones a RNE que esta propuesta “transmite una idea segregadora del sistema educativo”. Días después, el ministro Ángel Gabilondo, en un tono más conciliador, apuntaló la postura del ME al afirmar, “estoy a favor de la excelencia, del Bachillerato y de que haya excelencia en el Bachillerato”, pero hay que “estudiar con rigor y con seriedad las propuestas”. El ministro defendió las enseñanzas inclusivas y explicó que “las aulas no son sólo lugares para aprender, también se convive en ellas”. Tras el ME, los sindicatos CCOO y UGT, el PSM-PSOE y la FAPA Giner de los Ríos criticaron abiertamente el nuevo Bachillerato de excelencia, tachándolo de “ocurrencia” y “despropósito”, según afirmaban los sindicatos, o asegurando como Tomás Gómez que “la exigencia no tiene nada que ver con lo que plantea el Partido Popular. La Educación de excelencia es lograr que un alumno que saca un cinco, llegue al siete, y el de siete saque un nueve”.

La consejera de Educación, Lucía Figar, quiso salir al paso de estas acusaciones y en declaraciones a Europa Press aseguró que “los socialistas confunden la excelencia con el elitismo y la meritocracia con el privilegio”. Figar explicó que “para seguir progresando los alumnos necesitan más exigencia”. Tampoco el Partido Popular entiende de dónde proceden las críticas a la supuesta segregación; Sandra Moneo, portavoz de Educación de la Ejecutiva Nacional, consideró que esta propuesta “responde a las lí-neas de trabajo del PP”, encuadrándose en tres principios “fundamentales: excelencia, calidad y libertad de elección”. La portavoz de los populares ve factible que iniciativas similares puedan tomarse en otras comunidades. Para el presidente del Consejo Escolar madrileño, Francisco López Rupérez, la clave está en que su implantación se produce en Bachillerato, “que no es una etapa obligatoria” y, además, el acceso al mismo “es voluntario”.

No toda la comunidad educativa ha criticado la iniciativa. Los sindicatos ANPE y CSI-F manifestaron su conformidad, pero con matices. Nicolás Fernández Guisado, presidente de ANPE, declaraba apoyar “todas aquellas medidas que tiendas a la excelencia”, pero consideraba la propuesta como “puntual”. “La excelencia debe hacerse extensiva a todo el sistema y eso se logra con un Bachillerato de tres años”. CSI-F también se mostraba a favor, pero pedía transparencia en los “procesos selectivos”. FERE. FSIE y Concapa apoyan el nuevo modelo.

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