Bienvenidos a la era de la eficiencia educativa

Ahora que se ha acabado el champán, tal vez sea el momento de retirar el discurso del “todo gasto educativo es poco” (y demagogias varias) y rescatar el concepto de eficiencia educativa. El momento político llegará a partir del 22-M, el nuestro ahora. La eficacia solo busca alcanzar determinados resultados, la eficiencia busca eso mismo pero con el menor coste en recursos materiales y humanos. Hasta ahora la mejor política educativa era aquella que lograba la mayor inversión. Nos habíamos acostumbrado tanto a escucharlo de labios de los agentes educativos que resulta raro cuestionarlo. El debate educativo lleva décadas girando en torno a más profesores, más ordenadores, más gasto por alumno, más becas-guardería, más centros, más plazas de Infantil, más desdobles… Menos interinos, menos ratio, menos horas de docencia… Y todo ello en pro de una Educación de mayor calidad, claro. Cada uno pedirá lo suyo: el sindicato más desdobles, la patronal más ratio, los padres más plazas de Infantil y la Administración más ordenadores, que quedan bien en la foto. Sirva o no para mejorar los resultados escolares es secundario en todo este juego, entre otras cosas porque estas solicitudes no se basan en evidencias empíricas sino en intuiciones en el mejor de los casos e intereses inconfesables en el peor. Y los que es casi ofensivo es que alguien se plantee suprimir un programa educativo simplemente porque no ha dado los resultados esperados. Eso de la relación calidad-precio es para miserables, ya lo hemos dicho: “todo gasto educativo es poco”… Seamos serios, gastar es muy fácil y no requiere de gran talento.

Por eso, nunca entendimos ni entendemos que se aplauda al País Vasco por ser el primero en gasto por alumno y los decimoterceros en la Evaluación de Diagnóstico, al contrario, deberían ser sancionados por falta de eficiencia. El ejemplo contrario no está muy lejos. La Rioja ocupa el puesto decimosegundo en gasto y suele ocupar las primeras posiciones tanto en la EGD como en PISA. En la contienda electoral madrileña el PSOE reprocha al PP que sea el último en gasto por alumno (falso, por cierto, porque se basa en un estudio mal hecho por CCOO, que ya desmentimos en estas páginas). La pregunta es: ¿ser los últimos en gasto por alumno y los primeros en PISA es bueno o malo?