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Tiempo en clase y confianza en sí mismo, las salidas de un entorno desfavorecido

Adrián ArcosMartes, 12 de julio de 2011
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Cada vez que se publica el Informe PISA, se suele recurrir al contexto socio-económico y cultural para explicar parte de las desigualdades que se producen en los resultados. Los alumnos de entornos desfavorecidos obtienen, por lo general, peores puntuaciones que los que proceden de ambientes más acomodados. Sin embargo, en el último informe de 2009, la OCDE resaltaba que el entorno influye, pero no determina los resultados del alumno y, desde luego, no le impide progresar en sus resultados académicos, de forma que el rendimiento escolar depende sobre todo de lo que ocurre dentro del centro educativo.

Ahora la organización de cooperación internacional acaba de publicar un pequeño informe en el que vuelve a incidir en este asunto centrándose en aquellos alumnos que provienen de entornos desfavorecidos, pero que obtienen muy buenos resultados en las pruebas de PISA. Son los que denomina “resilient students”, es decir, aquellos jóvenes con tal capacidad de recuperación que logran sobreponerse a las dificultades educativas de base hasta situarse entre los mejores a nivel internacional.

Oficialmente, la OCDE define a estos resilient como “aquellos alumnos que, contra todo pronóstico, son capaces de superar a sus compañeros que se encuentran en la misma situación socio-económica y que logran alcanzar al menos el cuarto nivel más alto de rendimiento a escala internacional”. En el último Informe PISA de 2009, casi un tercio de los estudiantes procedentes de entornos desfavorecidos en todos los países de la OCDE fueron identificados como resilient, concretamente un 31%. Superan ampliamente ese porcentaje países de la OCDE como Corea (56%) y Finlandia (46%) y las economías asociadas Shanghai-China (76%), Hong Kong-China (72%) y Macao-China (50%).

En el caso de España, en esta ocasión la estadística de PISA le es favorable, ya que el porcentaje de estos alumnos alcanza el 36% , lo que sitúa a nuestro país en el puesto 14 de los 60 países y regiones que participan en PISA y en novena posición dentro de los pertenecientes a la OCDE. Por encima de España, aunque con porcentajes cercanos, se encuentran Japón y Turquía (42%), Canadá y Portugal (39%) y también Polonia y Nueva Zelanda (37%). Dentro de la OCDE, países como Estonia, Países Bajos, Italia, Suiza y Australia (entre un 31 y un 34%) también superan la media.

Los resultados del Informe PISA 2006, que se centró en la competencia científica, mostraron que una gran proporción de alumnos con un nivel de rendimiento bajo ni siquiera alcanzaban un mínimo de dominio en esa materia, lo que hizo que la OCDE alertara sobre el riesgo de que estos jóvenes acaben sus estudios sin haber adquirido las habilidades necesarias para desarrollarse plenamente en sociedad y continuar aprendiendo a lo largo de su vida. Entonces, ¿qué es lo que ayuda a algunos alumnos a superar ese entorno social y conseguir un expediente académico brillante? Según el estudio de la OCDE, “uno de los ingredientes básicos para obtener buenos resultados en esas condiciones es pasar más tiempo en clase”.

En el análisis de los resultados de PISA 2006, la OCDE encontró que, en un mismo contexto socio-cultural, muchos alumnos en situación de desventaja dedicaban menos tiempo a estudiar Ciencias en el colegio que los compañeros que obtenían mejores notas. Mientras que estos últimos pasaban más de tres horas por semana estudiando, los más desfavorecidos dedicaban alrededor de dos horas y media.

El tiempo en clase
Esta apreciación ha hecho que la OCDE considere el tiempo de estudio en el colegio como uno de los principales factores para que los alumnos puedan superar a sus compañeros. En prácticamente todos los países de la OCDE, y todas las economías y países asociados, el chaval que logra salir adelante, dentro de ese entorno hostil hacia el aprendizaje, pasa estudiando en el colegio entre una y dos horas más de media por semana en comparación con un alumno cuyo rendimiento sea bajo. Por ejemplo, según mostraba PISA 2006, en Francia, Alemania y los Países Bajos, estos “alumnos coraje” dedicaban como mínimo una hora y 45 minutos más a la semana a estudiar Ciencias en clase que el resto de sus compañeros.

Clases obligatorias
La OCDE considera que “los gobiernos pueden poner en marcha diferentes formas de asegurar que los alumnos de entornos desfavorecidos pasen suficiente tiempo estudiando en clase, por ejemplo a través de clases obligatorias”. Buena muestra de ello la encontramos en Estados Unidos, donde PISA nos revela que la asistencia obligatoria a clase de Ciencias va asociada a una pequeña mejoría en el rendimiento de los alumnos, concretamente alrededor de 15 puntos en la escala de Ciencias de PISA. Sin embargo, entre los alumnos desfavorecidos, esa ventaja se triplica hasta alcanzar los 40 puntos, el equivalente a un curso académico completo. En Australia, la probabilidad de que uno de estos alumnos que asiste obligatoriamente a clase de Ciencias se convierta en resilient es cuatro veces mayor que la de un compañero con los mismos recursos económicos y sociales que no tenga esas clases obligatorias.

Como se observa en el cuadro de arriba, países como Chile y Francia presentan una diferencia de más de una hora de estudio a la semana dedicada al estudio de las Ciencias entre los alumnos más desfavorecidos y el resto. Esto hace también que la diferencia de porcentaje de las horas pasadas en clase entre los alumnos casi alcance el 50% en Francia.

La confianza en sí mismo
Parece que hay otro factor asociado a estos alumnos “supervivientes”, y es la confianza que tienen ellos mismos en sus propias posibilidades académicas. Los resultados de PISA muestran que cuanto más seguros están los alumnos de sí mismos, mayor será su probabilidad de ser resilient. Como aparece en el cuadro de arriba, en el Informe de 2006 los resultados revelaron que más del 50% de estos “alumnos coraje”, en todos los países de la OCDE, cree que aprender temas complejos de Ciencias les iba a resultar fácil, mientras que sólo el 40% de los jóvenes con bajo rendimiento así lo creía. Además, el 75% de los resilient cree que puede responder correctamente a las preguntas del examen, mientras que sólo el 50% de los alumnos de bajo rendimiento compartían esa opinión. Para la OCDE, “la motivación, sobre todo la que surge desde una perspectiva personal e interna, en lugar de la que se produce por estímulos externos –como la posibilidad de conseguir un determinado trabajo o el salario–, es fundamental para lograr salir adelante y destacar dentro de los entornos difíciles”.

Todas estas consideraciones evidencian que los centros desempeñan un papel muy importante en el fomento de esa capacidad de recuperación. El estudio realizado por la OCDE propone “empezar por ofrecer más oportunidades a los chavales en riesgo de exclusión social para que pasen más tiempo en el aula realizando actividades, estudiando o haciendo prácticas, a la vez que se pongan en marcha métodos de enseñanza que fomenten la motivación y la autoconfianza de esos alumnos”. Los programas de tutoría, por ejemplo, han demostrado ser especialmente beneficiosos, ya que el tiempo que estos jóvenes pasan en el colegio es fundamental, porque en otros lugares tienen menos probabilidades de recibir apoyo.

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