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Los mejores alumnos conocen más y usan mejor las nuevas tecnologías

Casi la totalidad de los estudiantes de todos los países han utilizado alguna vez el ordenador. El país donde menos se utiliza es Panamá y lo usa el 91% de los 475.000 alumnos examinados en el último Informe PISA. El Gabinete de Análisis Demoscópico (GAD3) ha elaborado un informe a partir de estos datos en exclusiva para MAGISTERIO.
Lunes, 17 de octubre de 2011
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Aunque el acceso a internet es prácticamente universal, la zona del mundo donde la disponibilidad y el uso de la red en los hogares es más alto es el centro y norte de Europa (especialmente los Países Bajos y los nórdicos) y en las antiguas colonias inglesa y portuguesa de Honk Kong y Macao.

España está en una posición media-alta (86%), al mismo nivel que Italia y ligeramente por encima de las antiguas repúblicas soviéticas del Este de Europa, que ahora son países miembros de la Unión Europea. En este sentido, el país de la UE con menor porcentaje de alumnos con conexión a internet en casa es Grecia (71%).

Respecto al uso de internet en los colegios, la penetración y uso es menor que en los hogares y las diferencias entre países y zonas del mundo son mayores. Mientras que el norte de Europa sigue teniendo los niveles más altos de disponibilidad y uso en los colegios (por encima del 95% en el caso de los Países Bajos y Dinamarca), en la zona media de la tabla se encuentran Portugal, Alemania y Bélgica, países que tienen un alto número de hogares conectados a la red y donde su uso está muy extendido. España (66%) se encuentra en la media a nivel mundial (67%).

Hace unos años, los expertos pensaban que la introducción del ordenador e internet en las aulas transformaría la forma de dar y recibir las clases. “Los estudios realizados en la Educación obligatoria no han podido demostrar la pretendida transformación y mejora de las situaciones de aprendizaje que prometía la integración de la tecnología en las aulas”, según el estudio de Asun Martínez, de la Universidad del País Vasco, citado por SINC. El problema radica en que al integrar las TIC en el entorno escolar se ha hecho dentro de la metodología tradicional. Las tecnologías se siguen utilizando para memorizar y repetir información, en lugar de para crear e investigar.

Aquellos alumnos que utilizan frecuentemente –varias veces a la semana, pero no todos los días–, las tecnologías de la información en su vida cotidiana suelen sacar mejores notas que los estudiantes que desconocen estas herramientas o prácticamente no las utilizan.

En este sentido, obtienen mejores resultados quienes usan el correo electrónico, los diccionarios on line, chatean en la red (en menor medida si participan en foros o grupos de debate) y también quienes leen noticias, cosas personales o buscan información práctica.

Los alumnos que no saben utilizar el mundo on line bien porque lo desconocen o bien porque abusan y están enganchados a él (varias veces al día) suelen lograr los peores resultados, según el análisis de GAD.

La consultora ha cruzado el ítem “uso de internet” (y sus distintas variables) con el curso en el que los alumnos se encuentran matriculados y los resultados son similares.

Aquellos alumnos que utilizan frecuentemente –es decir, varias veces al mes pero no cada día–, las TIC en su vida cotidiana suelen repetir curso con menos frecuencia que los estudiantes que desconocen estas herramientas o prácticamente no se relacionan con el mundo virtual.

El porcentaje de alumnos que repite curso es mayor entre los estudiantes que utilizan mal la red por desconocimiento o porque lo usan demasiado tiempo. De nuevo la moderación es la clave también el uso del correo electrónico.

Por otro lado, la institución escolar apenas ha cambiado durante el último siglo a pesar de la televisión, la radio o las nuevas tecnologías. Según una investigación de Sergio Monge, a pesar de que las TIC se han introducido en el aula, la manera de enseñar y aprender tiene aún mucho que cambiar. Para reemplazar el tradicional aprendizaje por uno más interactivo, es importante sustituir el modelo del profesor “transmisor” que trata de reproducir sus esquemas de conocimiento en sus alumnos por un profesor “facilitador”, que orienta al alumno para que amplíe su conocimiento, le señala fuentes de información o mecanismos o ejercicios para mejorar su saber sobre una materia.

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