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“El Ministerio dice que tenemos un sistema homogéneo, pero no lo es”

Capellán cree que se están oyendo discursos demagógicos y que se debería buscar el acuerdo en el ámbito educativo porque la Educación “no puede formar parte del juego del debate político”.

José Mª de MoyaMartes, 11 de octubre de 2011
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(Foto: Rafael Lafuente)

Curtido en el ámbito universitario, a Gonzalo Capellán le ha tocado lidiar con una difícil coyuntura económica como nuevo consejero de Educación. Apela a la responsabilidad, no sólo a la hora de gestionar, sino también para evaluar el contexto de cada comunidad. La máxima sigue siendo mantener un sistema de calidad, aplicando de forma eficiente todos los recursos disponibles.

Me parece que es inevitable hablar de las protestas en muchas comunidades debidas a recortes en Educación. ¿Son necesarios?
En este tema me gustaría ser muy cauteloso, porque de lo que estoy seguro es de que a ningún consejero le gusta ajustar el gasto en materia educativa. Aunque no todo es cuestión de recursos económicos, hay que saber qué es lo importante. En La Rioja vamos a intentar demostrar que somos capaces de seguir priorizando la Educación sin por ello lesionar ninguno de sus aspectos clave.

¿Se puede hablar de eficiencia en Educación? Porque hasta ahora, quizá con cierta dosis de demagogia, se decía que todo gasto educativo era poco.
Por supuesto. Ha habido un momento de bonanza económica, donde se han priorizado las inversiones. Hemos dedicado mucho dinero a tener unos centros adecuados. La Rioja ahora está muy bien dotada de infraestructuras. Claro que se puede y se debe hablar de eficiencia. Es fundamental ver qué recursos tenemos y cómo estamos en diferentes parámetros. Un sistema como el riojano, con el mayor porcentaje de población extranjera, un 17,5%, tiene al mismo tiempo el mayor nivel de equidad, con un 0,3 de variación entre centros. Un tema fundamental en nuestra política educativa es la libertad de elección y que ésta no esté condicionada porque un centro sea mejor o peor. Lo importante es que la oferta sea absolutamente equitativa y con una alta tasa de homogeneidad.

En Madrid ha habido especial revuelo. Algunos hablan de exceso verbal de la presidenta y otros piensan que Esperanza Aguirre opina lo que muchos no se atreven a decir. ¿Cuál es su visión?
Me parece demasiado osado e imprudente evaluar las políticas de Esperanza Aguirre. Para mí, todo lo que se está escuchando está demasiado tintado de debate político. Debemos hacer de la Educación una cuestión de Estado y analizar las cosas con rigor. No todo es cuestión de horas. No se ha entrado en el debate en profundidad. Le hacemos un flaco favor al sistema educativo cuando nos quedamos en eso y no entramos en ver cuántas horas se dan, cuántas son necesarias, a qué se dedican, en qué redundan… El sistema educativo de Madrid es hasta ahora un sistema óptimo y en muchos aspectos de la Educación han ido en vanguardia.

El Ministerio suele interpretar los informes de la OCDE de la forma más favorable, pero se oculta que, aunque tenemos unas condiciones idóneas desde el punto de vista de los recursos, los resultados no son los adecuados a esos recursos.
Incluso a una persona a la que admiro y que me parece siempre muy sensata como el ministro Gabilondo, entiendo que a veces le toca jugar un papel político. Hemos invertido mucho, pero cualquiera que conozca mínimamente el sistema educativo sabe que el profesorado es su espina dorsal y que sin buenos docentes no podemos tener unos extraordinarios rendimientos.

Aunque España está en PISA en el puesto 33 de los 65 países de la OCDE, se la sitúa a la cabeza en otros informes.
Pero ahí también hay una realidad que se ha querido esconder. El Ministerio ha hecho una evaluación de diagnóstico y la ha maquillado para decir que tenemos un sistema homogéneo. Pero la realidad es que España no lo tiene en sus comunidades, sino todo lo contrario. Hay unas disparidades enormes. Está en PISA en el 33 como país, pero La Rioja se sitúa entre las mejores regiones de Europa. Precisamente es una deficiencia del sistema sobre la que todos tenemos que reflexionar. Lo he dicho desde que he llegado, y lo he lanzado a los agentes socioeconómicos. Si de verdad dicen que está mal el sistema educativo riojano tendrán que demostrarlo con hechos. No favorece al sistema indignar a los profesores. Al revés, si esto es un problema y de verdad es importante, hagamos un Pacto de Estado.

¿Cree que las protestas del profesorado está ideologizadas o se trata de una reivindicación meramente laboral?
No sé si están ideologizadas, pero sí he oído voces que las han utilizado políticamente contra ciertos dirigentes y ciertas comunidades autónomas. No se han dicho cosas como que Madrid tiene un sistema muy eficiente. Y hay otras comunidades que no sé si han hecho esos recortes, pero que tienen un sistema que deja mucho que desear. No se hace un favor de un lado ni de otro porque la Educación no puede estar en el juego del debate político.

El eslogan de los manifestantes –“Escuela pública de todos y para todos”–, ¿indica que estamos anclados en un modelo único de enseñanza?
A veces pensamos que si se concierta un centro no se está atendiendo a la escuela pública y muchas veces es al revés. Gracias a que hay todo un sistema y una infraestructura, podemos disponer de recursos para tener una escuela pública de gran calidad.

¿Qué opina del copago educativo?
No tiene sentido. El sistema público obligatorio es gratuito y universal.

¿Y es sostenible?
Sí, por qué no. Si alguien nos sigue llevando a la quiebra del país, como ha sucedido en Grecia, nada es sostenible. Pero en un sistema que hemos demostrado durante décadas que puede funcionar bien, ¿por qué no va a ser sostenible?

¿Y se puede estudiar el copago en las etapas no obligatorias?
Todo se puede estudiar, incluso en las universidades. Deberíamos saber cuánto cuesta el sistema educativo en términos reales.

¿El modelo de financiación de la universidad es sostenible tal y como está concebido?
Sí. Lo que me sorprende es que todos queremos tener unas universidades como Harvard, Yale u Oxford. La realidad es que ninguna universidad española está entre las 200 primeras del mundo. Esas otras universidades de prestigio tienen una estructura de gestión absolutamente flexible y una capacidad de trasladar conocimiento a la empresa y de generar fondos que a veces llega a sufragar el cien por cien de los costes de la universidad. Nuestra universidad es la novena potencia del mundo en producción científica, pero en transferencia de conocimiento e innovación estamos los 60 o los 70.

¿Y cómo podemos mejorar nosotros en eso?
El conocimiento sirve para generar recursos. Lo que no vale es querer ser tan buenos como los que juegan en primera, pero haciéndolo a nuestra manera. Seamos consecuentes y vayamos a un modelo como el norteamericano, donde puedo fichar al señor que tiene talento y me aporta conocimiento pagándole lo que quiera.

Pero eso no es compatible con nuestro sistema de selección del profesorado…
Aquí el sistema de acceso a la función pública no me va a dejar hacer eso y me va a obligar a pagarle como un catedrático aunque sea un premio Nobel. Entonces nunca vamos a poder tener universidades de élite que nos sitúen entre los mejores del mundo. Seamos coherentes. En el sistema educativo sucede lo mismo: si ahora hay una coyuntura difícil y alguien sabe cómo ofrecer los mismos servicios con menos ingresos, yo le dejo mi puesto para que venga a gestionar la Educación. Hacer un discurso es fácil, pero luego no salen las cuentas.

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