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“Tenemos que hacer que el sistema gire en torno a las necesidades del alumno”

La consejera aragonesa dice que una “estrategia importante de cara al futuro es que el sistema gire en torno a las necesidades de los alumnos, no en torno a las necesidades del propio sistema, de los centros o de los profesores”.

José Mª de MoyaMartes, 18 de octubre de 2011
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La consejera de Educación de Aragón, Dolores Serrat, desgrana en esta entrevista exclusiva las principales preocupaciones para la mejora del sistema educativo en su región, advirtiendo que no se trata de recortar sino de hacer eficaces las inversiones. No obstante, reconoce que hay que reestructurar programas muy costosos en términos de personal. Por otro lado, se pone como objetivo “que el sistema pilote sobre los intereses de los alumnos mucho más que sobre el propio sistema”.

¿Tiene pensado el Gobierno de Aragón hacer recortes en Educación?
Bueno, tengo que decir que en Aragón tenemos un sistema educativo todavía en expansión. Es decir, estamos en un momento en el que el número de alumnos que ingresa es todavía superior al número de alumnos que se gradúa. En el curso 2011-12 hemos aumentado 871 alumnos y esto ha supuesto un cupo de 200 profesores nuevos. Por tanto, no se puede hablar de recortes.

¿Y ha habido alguna modificación del horario lectivo?
No ha habido ninguna decisión de carácter político y lo normal es que se respeten las 18 horas. Eso no quiere decir que en algún centro y de forma puntual algún profesor haga 19. En lo que sí estamos trabajando en este momento es en la racionalización de los recursos, fundamentalmente en los programas –muchos de ellos de carácter experimental– que suponen un complemento o una mejora en la formación curricular. Lo que vamos a hacer es una evaluación de esos programas, con el objetivo de que aquellos que tengan un valor educativo se puedan incorporar a la formación curricular, y aquellos que no sean exitosos o no tengan ningún valor tendrán que de-saparecer; y aquellos que sean más recomendables deberían entrar en la programación ordinaria complementaria. Por tanto, aquí tenemos una vía importante de mejora de recursos educativos y económicos. Por otra parte, y esto lo hemos dicho tanto la presidenta de Aragón como yo, en materia de Educación no están previstos recortes presupuestarios.

¿Hay previsión de construir nuevos centros?
Este año se han inaugurado algunos centros y hay actuaciones urgentes, lo que pasa es que los planes plurianuales de inversión los tenemos comprometidos en más del 80% hasta el 2015, con lo cual el margen de maniobra inversora es pequeño y vamos a tener que buscar la colaboración de los ayuntamientos.

¿No le parece que son tiempos en los que hay que introducir eficiencia en materia de Educación?
Yo dije hace unos días que “de todo, para todos y gratis va a ser imposible”. Entonces, yo creo que la Educación debe de ser gratuita, pero debe primar el principio de libertad y de calidad. Habrá que valorar muchos programas complementarios que no necesitan esa gratuidad. Por ejemplo, los libros. Hay que buscar otras modalidades.

Regalarle los libros al hijo del notario, ¿hasta qué punto es de justicia?
Igual el hijo del notario no va a un colegio público. Hemos visto que en Educación hay espacios muy amplios donde hacer demagogia. Yo creo que la Educación se debe garantizar a todo el mundo y además se tiene que alcanzar la igualdad de oportunidades, y efectivamente hay que dar ayudas a las personas que realmente las necesitan. El tema de la gratuidad de libros es típico. Otro tema que se sostiene con dinero público y que creo que es poco eficiente es el de los comedores escolares y la ayuda lineal a todos. Aquí el coste real de un comedor está en 105 euros y, sin embargo, lo que pagan los padres en los colegios públicos es 77,3 euros. Sería mucho más eficiente hacerlo con una escala gradual o, simplemente, incrementar las becas de comedor. Por otra parte se está escolarizando en centros concertados a niños de familias con dificultades económicas que no tienen derecho a las becas de comedor. Otro tema es el transporte escolar, que también se presta como servicio gratuito, y habría que valorar que los padres hicieran algún tipo de aportación. Por lo tanto, hay un margen de mejora que va más allá de la gratuidad de la enseñanza.

¿El Bachillerato debe ser gratuito, al no ser obligatorio?
El Bachillerato no está concertado y, por lo tanto, conlleva un desplazamiento de niños que han hecho la Secundaria en un centro concertado y que tienen que trasladarse obligatoriamente a otro centro, con lo cual se desequilibra un poco el principio de igualdad. Nosotros vamos a estudiar la posibilidad de concertar el Bachillerato.

¿Habéis contemplado la posibilidad de atender las nuevas demandas de escolarización a través de enseñanza concertada –como se ha hecho en la Comunidad de Madrid– a través de la cesión de suelo?
En estos momentos hay alguna petición de algún centro concertado, sobre todo en la ciudad de Zaragoza. Y en el ámbito rural, la concertación podría venir a solucionar un problema de demanda. Aragón es una comunidad complicada para la prestación de servicios básicos tanto en Educación como en sanidad por la dispersión territorial. Hay sólo 20 municipios con más de 2.000 habitantes. Tenemos que sostener escuelas con tres y cuatro alumnos, con el coste que eso tiene. Yo siempre digo que en Aragón la Educación va muy bien pero por el esfuerzo que hacen los maestros y los profesores. Hay alumnos que se desplazan 80 km todos los días. Estamos trabajando y vamos a buscar esos márgenes de eficiencia. Estamos convencidos de que los hay. Por otra parte, hay que tener en cuenta el distinto coste que tiene una plaza en la Pública que en la Concertada, que es prácticamente el doble, lo cual nos indica que puede haber algún margen de eficiencia y eso no tiene por qué repercutir en la calidad. Yo me atrevería a denunciar dos afirmaciones que son falaces. Primera, que la calidad va ligada al incremento de los recursos, cuando en realidad va ligada al aumento de la eficiencia; y, la segunda, que hay mejores resultados con menos ratio. Eso tampoco está demostrado.

En toda esta polémica de las 18 horas hay un dato que el sector de la Concertada no quiere usar para no meterse en la polémica, y es que ellos imparten 25 horas.
Lo que es evidente es que estamos en un sistema de demandas ilimitadas cuando los recursos son limitados y eso nos obliga a priorizar y a conseguir hacer más con menos. Yo creo que el profesorado, en términos generales, lo entiende y lo está haciendo.

El Informe Panorama de la Educación dice que tenemos la menor ratio de los países de la OCDE, la mayor carga lectiva y los mejores sueldos en comparación a la capacidad adquisitiva y, sin embargo, tenemos una tasa de fracaso escolar del 25%, un abandono cercano al 30%, estamos en el puesto 33 de PISA… ¿No se corresponde una cosa con otra, no?
Yo creo que los informes están para hacernos una idea y buscar parámetros de mejora. En el ámbito político se utilizan como arma arrojadiza y las cifras y estadísticas se utilizan para argumentar una cosa o su contraria. Si nos atenemos a estos datos, la ratio no mejora el rendimiento, el mejor sueldo no mejora la eficiencia, y que los alumnos reciban más horas de clase, tampoco resuelve su capacidad de aprendizaje. Yo estoy convencida de que la calidad pasa por la motivación del alumno y por adaptar el currículum a sus necesidades. Creo que una estrategia importante de cara al futuro es hacer que el sistema educativo gire en torno a las necesidades de los alumnos, no en torno a las necesidades de los centros o de los profesores. Esto nos llevaría a la revisión curricular en las distintas etapas y centros formativos.

¿No le parece que todo el modelo Logse, del que seguimos viviendo, pone como protagonista al profesor y al centro, y los alumnos están al servicio de todo esto?
Por eso yo opino que la calidad pasa por la atención al alumno y por atender al máximo esas individualidades y sus ritmos de crecimiento.

¿Fue un error trasladar el periodo 12-14 años a los IES?
En el ámbito rural esa ruptura es muy importante porque hay niños que han llegado hasta los 12 años en el centro de su municipio y tienen que afrontar un desplazamiento a otro centro. Posiblemente pasan a una enseñanza menos tutelada y eso puede ser causa de fracaso escolar. En cualquier caso, yo creo que donde reside el problema es en compartimentar la Educación por edades. Por otra parte, saber que pase lo que pase tengo que seguir adelante elimina el esfuerzo y el sacrificio, que es tan importante a esa edad. Si del sacrificio se obtiene el premio, eso es incentivador. Ahí es donde hemos fallado.

Volviendo a los recortes, ¿tienen las protestas un componente ideológico?
En estos momentos se ha generado una pequeña revolución en torno a la Educación porque todo el mundo tiene miedo de que puedan llegar esos recortes a este servicio básico y tan importante, donde el mayor coste de los recursos es en personal. Yo creo que es una movilización más de carácter político que real. Aquí no ha habido grandes movimientos, pero sí movilizaciones preventivas. En Educación no crecer ya es perder. Si el presupuesto no crece, nos va a obligar a ajustar, pero racionalizar no es recortar, y no crecer no es recortar. Espero que el presupuesto se mantenga.

En todo caso, ¿pasar de 18 a 20 horas es para tanto? Sobre todo cuando el total de horas trabajadas es el mismo.
Yo creo que lo que ha pesado es más debido a la imposición que al hecho mismo, porque es un tema de ordenación académica. Habrá materias, centros y circunstancias en que ese exceso pueda suponer una sobrecarga para el profesor y otros en los que pueda ser completamente asumible. Por lo tanto yo apostaría por dar flexibilidad y autonomía a los centros. Las imposiciones cuesta aceptarlas, pero en realidad los profesores trabajan 37 horas y media como cualquier trabajador. Otra cuestión es la disponibilidad de aulas y de horas lectivas, que también dependen de la forma en la que se repartan. No es lo mismo estar cinco horas seguidas de clase que tenerlas en distintos días a la semana y con márgenes de descanso.

Algunos programas que se han desarrollado en Aragón, como el de los tablets, ¿crees que a veces han respondido más a un plan de marketing que a una apuesta real por las nuevas tecnologías?
Yo creo que ese programa nace de un error de fondo y como un programa instrumental. Lo importante era que los alumnos tuvieran el ordenador, aunque el centro no estuviera preparado para la utilización de las nuevas tecnologías. Se ha empezado la casa por el tejado. Los resultados que se están obteniendo varían mucho en función del sitio. Yo creo que las nuevas tecnologías son importantes en Educación, pero también es importante una cierta continuidad. Creo que hay determinadas etapas de la vida en las que el niño tiene que seguir aprendiendo con el libro y el lápiz. Pero evidentemente hay experiencias positivas y no voy a valorarlo negativamente.

Las nuevas tecnologías cuestan muchos recursos y también la extensión de la Educación en el tramo 0-3. Sin embargo, no hay estudios que demuestren grandes beneficios desde el punto de vista educativo.
No, está claro que no. Pero desde el punto de vista educativo las valoraciones hay que hacerlas a largo plazo. Cuando se habla de paradigma de la Educación todos nos referimos a Finlandia y hay que recordar que los primeros resultados no se vieron hasta pasados 15 años y los resultados consolidados hasta los 25 años. Estamos muy lejos todavía de esos parámetros. Creo que los programas se han implantado sin una evaluación real. No se está haciendo una evaluación de calidad de los centros más allá de su grado de satisfacción.

En PISA, Aragón está entre las cinco primeras comunidades, y sin embargo, su reto es reducir la tasa de fracaso escolar, que es alta.
Yo creo que eso se puede justificar por la singularidad de nuestro propio territorio y la dispersión territorial, que afecta de alguna manera a esa igualdad de oportunidades. En cualquier caso la Educación en Aragón no es un desastre, pero no nos podemos conformar con estar menos mal.

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