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El sucio juego político contamina los recortes

Sábado, 21 de abril de 2012
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Las cartas estaban echadas a la salida de la Conferencia Sectorial en la que se concretó esta segunda o tercera o cuarta… tanda de recortes. Los del PP agradecieron al ministro que les facilitara el instrumento legal para acometer unos recortes necesarios si quieren cumplir con el objetivo de déficit. Los de PSOE (Andalucía, País Vasco y Canarias), en un ejercicio de cinismo de altura o de política de bajura, lamentaron verse obligados a acometer unos recortes que ellos jamás hubieran hecho porque para ellos la Educación sí es una prioridad, etc. etc. Andalucía necesitaba una cabeza de turco para justificar ante su exigente electorado los duros pero necesarios recortes y ya la tiene. Ya lo estoy escuchando: “Vengo de Madrid y me han dicho que tengo que despedir a 15.000 interinos”. Frases como ésta ya están circulando en los ambientes sindicales. El ministro trató, en vano, de evitar el victimismo de sus adversarios y devolver la pelota al tejado andaluz diciendo que las medidas no son de obligado cumplimiento. O sea, que cada uno se coma su marrón y decida de dónde quiere recortar.

Es cierto pero sólo en parte. En cuanto a elevar la ratio (noticia que adelantó este periódico el 28 de marzo), es obvio que se no puede fijar por ley una ratio mínima. Como publicamos en aquel reportaje hay zonas rurales como Teruel o Zamora en las que la ratio media es de 14 alumnos por unidad, o sea, 11 menos del máximo permitido hasta ahora. Sólo se puede, como se ha hecho, elevar el máximo permitido porque hay recorrido para hacerlo sin que tenga que sufrir la calidad de nuestro sistema. Hay que recordar que tenemos una ratio sensiblemente inferior a la media de los países de la OCDE, con 1,6 alumnos menos de media por unidad. Por no mencionar a los actuales líderes en PISA, los países orientales, en cuyas aulas de media hay ocho alumnos más que en las nuestras.

Porque lo que sí es de obligado cumplimiento es el nuevo mínimo de carga lectiva. También en este concepto hay cierto recorrido si nos atenemos a las comparaciones siempre odiosas con la media de la OCDE. La suerte para el ministro es que las protestas por este asunto ya están descontadas a cuenta de la marea verde. Si lo llegan a saber en Madrid…

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