Universidad, una travesía complicada
Una nueva introspección en la universidad española refleja luces y sombras en el cuadro del sistema de enseñanza superior. En efecto el último Informe La Universidad Española en Cifras, realizado por CRUE Universidades Españolas constituye un exhaustivo análisis sobre el estado de la institución superior. Situación económicamente difícil, índice de graduación, envejecimiento de las plantillas, sobrecarga de algunas titulaciones, mejores niveles en el rendimiento académico de los alumnos o momento de la investigación son algunos de los datos destacados en el informe anual de CRUE.
Situación económicamente difícil, índice de graduación, envejecimiento de las plantillas, sobrecarga de algunas titulaciones, mejores niveles en el rendimiento académico de los alumnos o momento de la investigación son algunos de los datos destacados en el informe anual de CRUE
Como en ediciones anteriores, se constata el significativo descenso inversor, que entre 2010 y 2016 ha alcanzado el 40%, (830,55 millones de euros), lo que sitúa a los campus en una permanente crisis, que afecta a todos los estamentos y a todas las programaciones universitarias. Y esto se traduce en un notable alejamiento de los países de nuestro entorno, en la mayoría de los cuales se incrementó en un 5% la inversión universitaria frente al recorte el 13% que sufrió España solo en el quinquenio 2010-2015. Ocurre que en 2016, año al que corresponden los datos del Informe de CRUE, la inversión en universidades fue la más baja desde que comenzara la crisis y se cuantíficó en 1.236,5 millones de euros. En cuanto al gasto en I+D en porcentaje del PIB, cae por sexto año consecutivo y retrocede a niveles de hace una década. Sin embargo, los rectores aseguran que la producción científica mantiene su crecimiento e incrementa su nivel de excelencia pero admiten que la transferencia del conocimiento a la sociedad y la innovación siguen siendo las principales «deficiencias» en los resultados de los campus. Y concluyen: «No todo es dinero, pero en 2016 seguíamos recibiendo menos gasto público en porcentaje del PIB que el que teníamos hace 20 años. Nos piden competir como un Fórmula 1, pero nos dan unos presupuestos de utilitario».
En 2016, la inversión en universidades fue la más baja desde que comenzara la crisis y se cuantíficó en 1.236,5 millones de euros
Y en este contexto, la universidad española aparece como la más cara de Europa. Las tasas académicas son muy altas y, lo que todavía empeora la situación, con «acusadas diferencias regionales» que generan «desigualdad» entre los alumnos y graves quebrantos a las economías familiares. Es cierto que desde el curso pasado, algunas autonomías vienen revisando las tasas a la baja y que el Gobierno ha modificado la horquilla de precios para facilitar la gratuidad en determinadas circunstancias. Además, y de acuerdo con los datos recogidos en el informe, el sistema de becas ha sido calificado por los rectores de «exiguo» y «excluyente» y que «no contribuye a la mejora de la equidad y del progreso social», porque las ayudas son insuficientes tanto en el montante de fondos, que ha bajado un 13% entre 2012-13 y 2016-17, como en la dotación que recibe cada alumno, que ha decrecido un 19%. El porcentaje de alumnos becados en España, que se sitúa en el 30%, es inferior al de muchos países europeos.
Las tasas académicas son muy altas y, lo que todavía empeora la situación, con "acusadas diferencias regionales" que generan "desigualdad" entre los alumnos y graves quebrantos a las economías familiares
Los máximos responsables de los campus entienden que las reformas no han resuelto el problema de los becarios y llegan a la conclusión de «más becarios, mayor empobrecimiento del becario y menor progresividad en la asignación de las dotaciones presupuestarias».
Ante este panorama que no parece encontrar un horizonte despejado, el presidente de CRUE, Roberto Fernández, ha lanzado un aviso a navegantes: «Todo tiene un límite y corremos el riesgo de que el barco se quede en mitad del océano por falta de energía». Es verdad que el esfuerzo de la universidad en su conjunto le permite sobrevivir y los campus siguen funcionando aun a costa de dejarse muchos jirones en el camino, pero, como advierte el presidente de CRUE, todo tiene un límite y sería preciso dar a la institución el trato que merece porque es un motor fundamental en la sociedad.
Todo tiene un límite y corremos el riesgo de que el barco se quede en mitad del océano por falta de energía
"En el trabajo aparece un dato que, no por conocido y denunciado llama la atención. Es el referido a la «saturación» de los grados de Magisterio, una profesión eminentemente vocacional y de gran trascendencia social. Las facultades de Educación forman un 50% más de maestros de los que se necesitan y esto conlleva fracaso, abandono y desencanto. La sobrecarga de alumnos ha sido denunciada reiteradamente por la Conferencia de Decanos de Educación que reclama una modificación del sistema de acceso a las facultades y un nuevo modelo de formación y acceso a la profesión.
El informe revela asimismo que algo menos de la mitad de los alumnos (49%) emplean más tiempo del establecido en acabar sus carreras. Parte del resto lo hace en más años de los estipulados, otro grupo permanece largos años en las aulas y uno de cada cinco no concluye nunca sus estudios. La tasa de graduación es elevada en carreras como Medicina (80%) o Enfermería (76%) y que en las universidades privadas supera a las públicas.
Las facultades de Educación forman un 50% más de maestros de los que se necesitan y esto conlleva fracaso, abandono y desencanto
¿Dónde está la raíz de este fenómeno? Para los autores del estudio, una de las razones, que no la única, es que los alumnos de la enseñanza pública se matriculan en menos créditos, debido al encarecimiento de las segundas y terceras matrículas.
Pese a todo y con el significativo porcentaje de abandono, el informe confirma una mejora en el rendimiento académico de los alumnos, sobre todo en las universidades de Cataluña, Madrid y Comunidad Valenciana.
En conclusión y pese a la incertidumbre política, los rectores reclaman una vez más que la universidad sea prioritaria para los poderes públicos. Es verdad que se habla de ambiciosos proyectos y de un nuevo marco normativo para la enseñanza superior pero las condiciones para lograrlo están todavía por llegar.