Discalculia: cuando las matemáticas se resisten
O apasionan o se atraganta. Pocas asignaturas despiertan tantas pasiones como las matemáticas. Pero más allá de filias y fobias, hay algunos niños con dificultades reales para aprenderlas. Tienen discalculia, la denominada popularmente dislexia de los números.
“Problemas con las matemáticas puede haber de forma natural durante el crecimiento del niño, ya que se trata de un aprendizaje que este debe realizar y por el que pasamos todos. Pero si esta dificultad no se supera, el niño queda estancado y se alarga en el tiempo, en ese momento es cuando debemos preguntarnos si hay algo más”, advierte Laura Aguilera, fundadora y directora del Centro de Psicología y Psicopedagogía PAI, en Barcelona.
La discalculia no está causada por un déficit intelectual; de hecho, el alumno suele suspender las matemáticas, pero sacar buenas notas en el resto de asignaturas. Se trata de un trastorno del aprendizaje por el cual el afectado presenta dificultades para el cálculo mental, para entender los números y para el procesamiento matemático, en general. En el caso de que la persona tuviese competencias matemáticas y las perdiera por alguna enfermedad o lesión cerebral se hablaría entonces de acalculia. Se estima que hay un 5% de la población con discalculia (tanto niños como adultos), aunque no todos están diagnosticados.
Señales de alarma
La discalculia no se suele diagnosticar hasta los cursos iniciales de Primaria (lo mejor es a partir de 2º) que es cuando se exige un mayor nivel de abstracción y la materia se vuelve más compleja. Hay una serie de señales de alarma que pueden alertar a los padres de que existe este trastorno:
• A partir de 3º de Primaria el niño sigue utilizando los dedos para contar.
• Su rendimiento matemático está unos dos cursos por debajo que el de sus compañeros de clase.
• A pesar de dedicar suficientes horas al estudio de las matemáticas, los resultados no le acompañan.
«La discalculia no está causada por un déficit intelectual; de hecho, el alumno suele suspender las matemáticas, pero sacar buenas notas en el resto de asignaturas»
• No sabe qué operación matemática (sumar, restar, multiplicar o dividir) tiene que realizar para resolver un problema.
• Tiene muchas dificultades en el cálculo mental y en ejercicios concretos como contar hacia atrás, situar un número en una secuencia o escribir correctamente el número en un dictado.
• Le resulta casi imposible aprenderse las tablas de multiplicar y si finalmente las memoriza las vuelve a olvidar.
• Muestra mucha ansiedad hacia la asignatura, con sentimientos de bloqueo, rechazo y vergüenza.
¿Se supera la discalculia?
Una vez que hay sospecha de que el niño tiene discalculia, conviene que sea valorado por un profesional. “Para un niño que tiene discalculia, lo recomendable es realizar tratamiento psicopedagógico. La reeducación con un profesional le permitirá comprender poco a poco y asentar las bases de los aprendizajes académicos para ir secuencialmente subiendo su dificultad. La reeducación debe realizarse mediante recursos y actividades que al niño le permitan comprender mejor esos conocimientos que con el aprendizaje más tradicional no son capaces de asimilar”, explica Laura Aguilera.
Aunque la discalculia no llega a desaparecer del todo, sí se puede manejar para que el niño pueda alcanzar ciertas competencias matemáticas. Así, “el tratamiento individual y continuo es crucial para que mejore”, insiste la experta.
«El refuerzo positivo es muy importante en estos escolares que pueden tener más riesgo de fracaso escolar, por eso hay que valorar mucho la conveniencia o no de sacarlos a la pizarra o de cualquier otra actividad que suponga su exposición pública con respecto a las matemáticas»
¿Afecta a otras áreas?
Las matemáticas forman parte de la vida, por eso hay otras áreas de desarrollo que se pueden ver afectadas cuando hay discalculia. Son, entre otras, las siguientes, según apunta la directora del Centro PAI:
• Medición: dificultades para leer gráficos, la hora o entender cuánto tiempo ha pasado…
• Habilidad visoespacial: dificultades para reconocer derecha o izquierda y objetos en tres dimensiones desde otro ángulo…
• Cálculo: dificultades para contar dinero y saber el cambio que deberían devolverte…
Cómo ayudar desde el colegio
Los niños con discalculia precisan de ciertas adaptaciones para superar la asignatura de matemáticas. Así, desde el colegio se les puede ayudar de diferentes formas, como concediéndoles más tiempo en los exámenes, dejándoles contar con los dedos, leyéndoles en alto el problema para comprobar que lo han entendido o permitiéndoles consultar las tablas de multiplicar.
El refuerzo positivo es muy importante en estos escolares que pueden tener más riesgo de fracaso escolar, por eso hay que valorar mucho la conveniencia o no de sacarlos a la pizarra o de cualquier otra actividad que suponga su exposición pública con respecto a las matemáticas.