Escuela de padres: lo que nos oyen decir
Siempre solemos hablar de la importancia del ejemplo en la Educación de nuestros hijos. Somos su principal referente y, por tanto, hemos de tener mucho cuidado tanto con lo que hacemos como con lo que decimos. De nuestras palabras, de la forma de comunicarnos la pareja, nuestros hijos también obtienen aprendizajes e influencia en su Educación. Por tanto, cuidar nuestras formas de hablar y de comunicarnos también forma parte de nuestra labor como padres y madres.
Por Marta Prado Bullido y Óscar González
Por regla general tendemos a enfocarnos más en lo negativo que en lo positivo, es decir, en lo que hacen mal, y esto es un grandísimo error. Incidimos en sus fallos, pero no tanto en su esfuerzo por superarse u objetivos alcanzados. Pongamos un ejemplo: en estas fechas próximas a la Navidad se da por terminado el primer trimestre escolar y, con él, las “temidas” notas. Hablamos de “temidas” porque en función de sus resultados, pueden tener como recompensa más regalos, menos o, directamente, carbón (además de una previa y tensa charla mostrando nuestro enfado y decepción). Nos llama especialmente la atención los suspensos (o notas bajas) y no valoramos nada más. Y creednos: hay mucho más -solo tenéis que mirar a vuestro hijo y analizarle como persona; os sorprenderíais-.
Por este motivo, deberíamos centrarnos más en el proceso y no en el resultado. Es decir, valorar su esfuerzo y no tanto si la nota ha sido más o menos alta. Pero ¡ojo!, no solo debemos enfocarnos en el esfuerzo, sino que además se lo debemos valorar y reconocer. De nada sirve que hablemos bien de nuestro hijo con su profesor o entre nosotros. Nuestro hijo debe escuchar de nuestra boca frases positivas en las que le reconozcamos y valoremos su esfuerzo realizado. Aunque te parezca algo simple, este reconocimiento fortalecerá su voluntad para seguir en esa dirección. Al sentirse valorado y no etiquetado, reforzamos su autoestima para mejorar y crecer.
Como muy bien señala Tal Ben-Shahar: “Los cumplidos no solo son frases intrascendentes que son agradables de escuchar. Si no somos capaces de apreciar lo positivo en los demás, lo positivo se despreciará y tenderemos menos a ello”. Paul Atxell, en su libro “Diez cosas poderosas para decirle a tus hijos”, menciona una serie de afirmaciones que más escuchan los niños por parte de los adultos. Veamos algunas de ellas:
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1. ¡No! (la respuesta más frecuente) llamativo, ¿no?
2. Ahora no puedo.
3. ¡Cállate! Estoy hablando por teléfono.
4. Estás castigado sin…
5. Sé bueno con tu hermano/a o si no…
6. Recoge tu habitación.
7. Haz los deberes.
8. Si no te portas bien…
9. A mí no me hables así.
10. ¿Cuándo te vas a portar como una persona mayor?
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Como podéis ver, los comentarios negativos suelen determinar las conversaciones de los padres con los hijos. ¿Cuántos de estos comentarios has hecho tú a tus hijos?, ¿podríamos seguir el listado? Esta lista nos debe hacer reflexionar y poner el foco de atención en las palabras que decimos cuando nos dirigimos a nuestros hijos. Son más poderosas de lo que nos pensamos… Hay que recordar que la mejor Educación se obtiene por el ejemplo. Por tanto, cómo nos comuniquemos también forma parte de la Educación que damos.