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Suicidio en menores: cómo prevenirlo y señales de alarma

padresycolegios.comSábado, 1 de enero de 2022
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El suicidio es ya la primera causa de muerte no natural en España. Continúa siendo un tema tabú en la sociedad, y mucho más cuando afecta a menores. ¿Cuáles son las señales de alarma?

Por Terry Gragera

Las cifras de intentos de suicidio y de ideación suicida han crecido entre los adolescentes en los últimos años. A pesar de ello, faltan campañas de prevención y cuesta hablar del tema, pues se piensa, erróneamente, que nombrar al suicidio es algo parecido a “atraerlo”. “Si conseguimos que el suicidio deje de considerarse un tabú, es muy probable que los niños o adolescentes que se lo planteen, pidan ayuda con más facilidad”, explica la Dra. Azucena Díez Suárez, presidenta de la Sociedad de Psiquiatría Infantil de la Asociación Española de Pediatría (AEP) y responsable del Área de Psiquiatría Infantil y Adolescente de la Clínica Universidad de Navarra.

La etapa de la adolescencia es convulsa emocionalmente y la mayoría de los chicos no saben gestionar lo que les sucede. Son habituales los sentimientos de desesperanza o de agobio, pero ¿cuándo se trata de un aviso de que puede haber una conducta suicida? “Se cree que el que habla de suicidarse no lo va a hacer, y es al contrario. Es un mito falso con el que nos creemos a salvo, pero que nos desprotege”, alerta Diana Díaz, directora del Teléfono ANAR, que atiende de forma gratuita, anónima y confidencial, las 24 horas del día, a niños y adolescentes en situaciones difíciles (Tel: 900 20 20 10). Es de la misma opinión la doctora Díez: “La mayoría de los adolescentes que acaban falleciendo por suicidio han avisado antes, por lo que cualquier alusión al respecto es una señal de alarma que requiere una evaluación”, indica. ¿Qué hacer cuando hay una manifestación de este tipo? “Hay que preguntarles por esas ideas”, aconseja la Dra. Díez Suárez.

“Cuando el menor manifiesta que solo lo pensó o verbalizó en una situación difícil, pero que no tiene ningún plan suicida ni intención, y tiene planes de futuro, es probable que se trate de un modo de manifestar su malestar. Sin embargo, si los mensajes van acompañados de una planificación concreta, no nieta intencionalidad y, además, tiene síntomas depresivos (irritabilidad, apatía, variaciones del sueño o apetito…), el riesgo es mayor”.

Es muy importante que docentes y padres estén muy atentos de las posibles señales de alarma que pueden alertar de que un menor está pensando en el suicidio. Si se producen (no una, sino varias y hay cambios profundos en el menor), se debe consultar inmediatamente con un profesional. Son las siguientes:

Aislamiento social prolongado (diferente a la necesidad de intimidad que se vive en la adolescencia).

Cambios bruscos de comportamiento y/o en el estado de ánimo.

Refugio en las nuevas tecnologías, en las que buscan información sobre cómo morir o cómo autolesionarse.

Estados de tristeza o melancolía muy prolongados.

Autolesiones o intentos previos de suicidio.

Impulsividad y agresividad exageradas.

Verbalizaciones de ideas de desaparición o de menos ganas de vivir.

Ideas muy negativas del presente y del futuro.

Rendimiento escolar muy bajo.

Regalar algunos de sus objetos más preciados.

Escribir cartas de despedida.

 

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La mejor protección

Los expertos coinciden en que el mayor factor protector frente al suicidio es contar con un apoyo familiar sólido. “Para que el niño pida ayuda, tenemos que estar muy disponibles”, recomienda la responsable del Teléfono ANAR. “Esto implica un acercamiento como padres, abrir la vía del diálogo, mostrar la preocupación (‘quiero ayudarte’), validar todas sus emociones para que puedan canalizarlas correctamente y no se sientan juzgados y transmitirles que todos los problemas y situaciones son temporales en la vida, y se les puede buscar solución”, añade. Además, es importante trabajar su autoestima, sus relaciones sociales y procurar que el colegio sea un entorno agradable.

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