Discalculia, la dislexia de los números
Este trastorno de aprendizaje matemático es habitual pero desconocido. Detectarlo a tiempo es clave para prevenir futuras consecuencias negativas, tanto académicas (recurrentes suspensos en Matemáticas, abandono escolar) como psicológicas (pérdida de autoestima, ansiedad, etc.).
Por Eva R. Soler
Dificultades para leer la hora del reloj, aprender las tablas de multiplicar, memorizar números de teléfono o calcular la vuelta de una compra pueden ser indicativos de que un niño tiene discalculia. Este trastorno específico del aprendizaje suele traducirse en suspensos en la asignatura de Matemáticas. Sin embargo, no siempre afecta a las otras materias. Lo padece entre un 5% y un 7% de la población, es decir, alrededor de tres millones de personas en nuestro país. En una clase de 25 alumnos, es probable que al menos uno lo tenga.
Los síntomas se manifiestan de manera diferente en función de las edades, explican Daniel González de Vega, cofundador de Smartick y Javier García-Orza, profesor de la Universidad de Málaga: “En Infantil suelen tener problemas para aprender a contar, dificultades para entender términos como “más grande” y “más pequeño”, no pueden entender la relación entre número y cantidad (por ejemplo, no entienden que 4 se puede aplicar a cuatro amigos, cuatro pasteles o cuatro coches).
En Primaria, las dificultades pueden traducirse en suspenso en la asignatura de Matemáticas. En el resto de materias, las consecuencias son menores o imperceptibles. Sí les cuesta entender conceptos como “mayor que” o “menor que”; suelen confundir los símbolos aritméticos, les cuesta aprender y recordar hechos numéricos, tienen dificultad para entender el valor de la posición de los números o siguen usando, más allá de los 8 años, los dedos para contar en lugar de cálculo mental”.
Pero, ¡ojo!: tener dificultades con las Matemáticas no siempre implica tener discalculia. Hay otras causas como, por ejemplo, un bajo nivel intelectual, métodos educativos inadecuados o una reducida exposición a experiencias numéricas.
La edad ideal para detectar este problema está entre los 6 y los 8 años, aunque los primeros síntomas pueden aparecer en edad preescolar. “Un niño al que no se le detecta pronto es muy probable que sea etiquetado como torpe y vago. Esto tiene dos claras consecuencias: desarrollará una animadversión hacia las Matemáticas que va a agravar el problema; mientras que, psicológicamente, pierde autoestima, se siente incapaz, desarrolla ansiedad y esto puede repercutir enel resto de materias. Para estos niños, el diagnóstico representa no sólo una explicación, sino una liberación y permite rebajar esos elevados niveles de ansiedad y llegar a provocar el abandono escolar”, explican los expertos.
Una vez detectado el problema, hay que poner en marcha programas de intervención. “Se recomienda una enseñanza muy pautada, con secuencias de aprendizaje muy estructuradas y uso de objetos manipulativos (como regletas, cubos) que van a favorecer la comprensión profunda de los conceptos. Esto es esencial antes de progresar hacia conceptos más abstractos. Es muy importante que estos niños avancen al ritmo que les marca su propia capacidad, sin dejar lagunas en conceptos básicos que son fundamentales a la hora de construir conceptos más abstractos que se apoyan en los anteriores”, aconsejan González de Vega y García Orza.
Indicadores de discalculia en la Escuela Infantil
- Problemas para aprender a contar.
- No pueden entender la relación entre número y cantidad.
- Les cuesta identificar y usar símbolos aritméticos.
- Dificultad para aprender y recordar hechos numéricos.
- Dificultad para entender palabras relacionadas con las matemáticas como “mayor que” y “menor que”.
- Problemas con las representaciones visuales-espaciales de los números como las líneas numéricas.
- No entienden el valor dela posición de los números.
- Problemas para escribir los números o para ponerlos en la columna correcta en cálculos escritos.
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Un test online y gratuito que detecta la discalculia
Si los padres o tutores aprecian dificultades de aprendizaje de matemáticas pueden realizar un test a su hijo o alumno para conocer el riesgo de tener discalculia. Se dirige a niños de Primero a Cuarto de Primaria y lo ha desarrollado Smartick en colaboración con la Universidad de Málaga y la Universidad de Valladolid.
La prueba es gratuita y dura unos 15 minutos. Plantea ejercicios relacionados con las tres áreas fundamentales del aprendizaje matemático( comparación y reconocimiento de cantidad; números arábigos y numeración; aritmética). “Si se identifica que el niño tiene discalculia debe acudirse a un especialista en trastornos del aprendizaje que confirme el diagnóstico y descarte que no hay otro trastorno o condición que puedan explicar su bajo rendimiento en el test. El especialista deberá realizar una intervención específica e integral sobre las habilidades matemáticas básicas que fomente la comprensión de las relaciones numéricas y los procedimientos aritméticos sobre la memorización. Será necesaria la implicación de la familia y la realización de adaptaciones en el colegio”, explican Daniel González de Vega, cofundador de Smartick y Javier García-Orza, profesor de la Universidad de Málaga.
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