El castigo es un legado cultural adquirido del cual es difícil desprenderse, muchas veces porque ni nos lo planteamos y en otras ocasiones porque no sabemos cómo actuar en una situación de conflicto o de lucha de poder entre progenitor e hijo.
Lorena García, educadora, pedagoga infantil y autora del libro Castigar no es educar demuestra que el castigo no resulta eficaz a largo plazo y puede generar una serie de comportamientos negativos en los menores que pueden llegar a distorsionar la imagen que tienen hacia ellos mismos, desencadenando sentimientos de rencor e injusticia al mismo tiempo que comportamientos de venganza hacia resoluciones que le afectan y que no comparte.
La Disciplina Positiva, alternativa eficaz al castigo, aprovecha el conflicto para conectar y encontrar soluciones, trasformando la culpabilidad en responsabilidad. No se utilizan rincones, ni sillas de pensamiento, pero sí se fomenta la creación por parte de todos los agentes implicados en el proceso educativo, de un espacio que invite a la calma en situaciones de descontrol y que ayude a recomponernos ante una situación que no somos capaces de manejar.
Una opción amable y firme al mismo tiempo que permite que los niños desarrollen un sentimiento de pertenencia, importancia y efecto a largo plazo, ya que el castigo funciona a corto plazo, pero tiene efectos negativos a largo plazo. La Disciplina Positiva permite enseñar habilidades de vida y valores para un buen carácter; respeto, interés por los demás, capacidad para resolver problemas y cooperación