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Asumir lo efímero de la existencia

Autor: Viktor Frankl
Editorial: Herder
Precio: 9,80 euros
64 páginas
Martes, 6 de septiembre de 2022
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Viktor Frankl, autor del libro El hombre en busca de sentido y fundador de la Logoterapia nos invita, en esta conferencia pronunciada en 1984, a ocuparnos de lo efímero en la vida para así darle un sentido a nuestra existencia a pesar de nuestra inevitable muerte.

“…vamos a hablar de cómo el ser humano está en condiciones de asumir lo efímero de su existencia, lo efímero de la vida, o sea, de cómo puede hacerse a esa condición efímera y asimilar que la vida humana es esencialmente pasajera.Vamos a hablar, más exactamente, de cómo el ser humano llega al punto de poder decirle «Sí» a la vida a pesar del carácter efímero de esta: de cómo logra darle a la vida una respuesta afirmativa a pesar de su propia condición mortal”.

Después de sobrevivir a varios campos de concentración en la Segunda Guerra Mundial, Auschwitz entre ellos, la finitud y el sufrimiento se convirtieron en un asunto de continua preocupación existencial y filosófica para Viktor Frankl. En la célebre conferencia recogida en este volumen, pronunciada en 1984 en Dornbirn (Austria), Frankl desarrolla algunos de los grandes interrogantes que todo ser humano se ha hecho alguna vez: cuál es el sentido de nuestra vida, cómo enfrentar el dolor, por qué ayudar (o no) a nuestros semejantes, cómo transitar la vida y aceptar el envejecimiento. Y, por encima de todo, cómo plantar cara a nuestro inevitable final.

Al entender que “la muerte es solo un punto final del continuo decir adiós”, aprender a despedirse se vuelve una cuestión urgente. Más aún en una sociedad y una época como las actuales, en las que se impone el valor de lo imperecedero, de lo que permanece inalterable frente al paso del tiempo: aquello que nunca muere.

Frank entiende al ser humano como un ser que no deja de anhelar un sentido, un ser que busca sentido. De este modo, cuando triunfa en su búsqueda de sentido, es feliz. Pero, paradójica e irónicamente, cuando ha encontrado su sentido no solo es feliz, sino que, al mismo tiempo, tiene una extraordinaria capacidad de sufrimiento, porque ha adquirido tolerancia a la frustración. Es un ser capaz de asumir privaciones en aras de un sentido. Es capaz de hacer sacrificios en aras de otra persona. Es capaz de hacer renuncias en aras de una causa. Así, quien tiene un sentido ante los ojos, no solamente es feliz sino que también está capacitado –exactamente en la misma medida– para el sufrimiento.

En virtud de este sentido de la existencia, que enfrenta la finitud y se orienta también hacia el otro, y que es, por tanto, ético, la logoterapia establece, desde un espíritu filosófico en la tradición de Kant, un imperativo categórico. Esto es una máxima, un precepto de actuación y conducta, una exhortación que dice así: «Vive como si vivieras por segunda vez y como si la primera vez lo hubieras hecho tan mal como estás a punto de hacerlo ahora».

«Imaginémonos por un momento qué ocurriría, cómo sería la vida, si no hubiese muerte. Imaginémonos que pudiéramos postergar absolutamente cualquier cosa, y que pudiéramos aplazarlo todo infinitamente. Nada tendríamos que hacer ni resolver hoy o mañana. Todo podría suceder exactamente igual dentro de una semana, de un mes, de un año, de un decenio, de cien o de mil años. Únicamente ante la muerte, solamente bajo la presión de la finitud, de la finitud temporal de la existencia humana, puede tener sentido actuar. Y no solo actuar, sino también vivir. Y no solo vivir, sino también amar y también cualquier cosa que se nos imponga soportar y sufrir valerosamente.»

Viktor Frankl (1905-1997) es uno de los referentes más destacados de la psicología del siglo xx. Doctorado en Medicina y Filosofía por la Universidad de Viena, fundó la logoterapia, también denominada Tercera Escuela Vienesa de Psicoterapia. En 1942, en pleno apogeo de los nazis, él y su familia fueron hechos prisioneros e internados en los campos de concentración. Fue precisamente esta experiencia la que lo llevaría a confirmar vivencialmente su teoría psicológica (desarrollada en las décadas anteriores) basada en el sentido de la vida y con raíces existencialistas. Tras sobrevivir al Holocausto, fue profesor de Neurología y Psiquiatría en la Universidad de Viena y obtuvo la cátedra de Logoterapia en la Universidad Internacional de San Diego, California. Impartió conferencias en universidades de todo el mundo y 29 de ellas le otorgaron el título de doctor honoris causa. Galardonado con numerosos premios, entre ellos el Oskar Pfister Award de la American Psychiatric Association, fue miembro de honor de la Academia Austriaca de las Ciencias.

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