La presencia de dispositivos conectados, más allá de los contextos laborales o de aprendizaje formal, es un hecho que envuelve lo cotidiano de casi todas las familias. En tiempos de ocio, el uso de la tecnología genera riesgos para la seguridad y privacidad adicionales por ser entornos menos controlados desde el punto de vista de la seguridad y, donde la supervisión y el uso razonable entran en contradicción constante con prácticas abusivas que hemos normalizado peligrosamente en detrimento de tiempos de actividad física, ocio al aire libre, juego simbólico, lectura, etc.