Conflictos más frecuentes en la alimentación (1ª parte)

Este mes iniciamos un tema trascendente en los primeros años del niño y que preocupa especialmente a los padres, los conflictos más frecuentes en la alimentación. Lo daremos en dos partes: en la primera incluiremos los apartados “tener calma” y “Ana no quiere comer” y el próximo número trataremos: “Aarón se niega a cenar en su casa” y “Daniel se resiste a comer entero”.

TENER CALMA

El tema de la comida en las edades que nosotras nos movemos es de gran importancia; sabemos tanto como madres como educadoras que los niños aprovechan la comida y el sueño para hacernos frente.

Si el bebé no come, nos ponemos muy nerviosas, porque cada mes debe ganar peso y así no lo conseguirá.

Me gustaría poner un ejemplo de una niña que, cuando comenzó este curso en la Escuela Infantil, tenía cerca de seis meses; se llama Lucía.

Cada día, a la hora de la comida, la educadora la sentaba en la mesa alta, tipo trona, donde podía permanecer cómodamente, junto con otros niños de su edad.

Pero desde el momento que veía acercarse el plato, Lucia comenzaba a llorar; estaba claro que teníamos un conflicto: ¿no aceptaba la comida?, ¿no le gustaba este momento porque no tenía hambre…?
Con sus casi seis meses había que introducirle el puré de verduras; ya había comenzado su mamá en casa y le costaba muchísimo.

¿Por qué siempre lloraba?
El primer paso a dar siempre es la entrevista con la familia, para que nos cuente todos los detalles sobre el tema; en este caso, acerca de la comida.

La mamá de Lucia nos decía que no había manera de meterle nada, con la expresión “no come ni para vivir”; teníamos que ponernos de acuerdo, para probar si en la Escuela cambiaría la actitud de la niña, aceptando los alimentos mejor, y viendo si sus reacciones serían positivas.

El primer acuerdo sería no forzar a la niña, acercándole la cuchara a la boca esperando que fuera ella la que succionara el puré.

Ya se sabe que a los bebés se les coge en brazos, echados mirando hacia arriba y se les echa las cucharadas de puré como si fuesen pollitos y si, además, rechazan la comida pues hay que bailarles, tener a otra persona que le haga juegos, teatro, para tenerles distraídos y así traguen sin enterarse. NO, por favor.

Porque comenzamos así y según se hacen mayores nos irán exigiendo que hagamos más concesiones: poner la televisión para ver los dibujitos o la película que le gusta al niño, en otro momento querrá bajarse de la trona o silla para que nosotros le persigamos por la casa con el bocado en la mano. Insisto: NO, por favor.

Otro acuerdo sería tener paciencia, en la convicción de que terminaría comiendo todo y de todo; pero cuando pasaban los días y aún seguía comiendo poco, todos sabíamos que el tiempo apremiaba y, por ello, comenzábamos a sentirnos impacientes.

Es precisamente en esos momentos cuando debemos seguir constantes y empeñados en que ganaremos.

Un aspecto importantísimo que no puedo olvidar es el tema afectivo: los niños por muy bebés que sean entienden de cariño y afecto, ellos saben qué personas les quieren, les dedican tiempo, les valoran y consiguen la empatía necesaria para sentirse bien con ellas; todo eso se nota y los bebés también.

Por lo tanto el conseguir la empatía con Lucía era el primero de los retos de la educadora.

Desde los primeros días nos dimos cuenta que Lucía nos iba a costar conseguir que aceptase la hora de la comida con sus alimentos; pero nos íbamos a empeñar para que llegase a disfrutar este momento.
¿Qué actitud debemos tomar con la niña (o niños), en general?

Principalmente muy tranquila y relajada, dedicándole tiempo y paciencia, sin agobios ni prisas; tenemos que tener claro que iremos consiguiéndolo poco a poco, y que el primer día comerá pocas cucharadas de puré, o quizás ninguna.

Pero es fundamental contar con el apoyo de sus padres, y su confianza en nosotras; es factor clave para conseguir el fin, que es que nuestra pequeña Lucía aprenda a disfrutar comiendo y compartiendo esos momentos con sus compañeros y educadoras. Y lo hemos conseguido.

ANA NO QUIERE COMER

Ana es una niña que tiene 2 años y medio; es su primer curso en la Escuela, viene muy contenta desde el primer día y disfruta jugando con sus compañeros.

Es una niña despierta, ingeniosa, alegre, divertida y le gusta participar en cualquier tarea colaborando con su trabajo; ella es muy responsable.

Me gustaría describir algún rasgo, que definiera a Ana, para conocerla un poco, ya que me voy a centrar en el gran reto de buscar estrategias para conseguir que la niña acepte comer.

Los adultos tenemos claro que la alimentación es muy importante en nuestras vidas, y queremos que nuestros hijos tengan una buena educación en ese aspecto.

Es importantísimo comer todo y de todo, y adquirir una alimentación sana desde pequeños, justo en la edad que nosotros estamos educando.

Cuando llegó Ana a la Escuela, ya estábamos informadas de sus gustos, sus juegos favoritos, su manera de comer y sus mañas para conseguir no comer; también conocíamos qué alimentos eran sus preferidos; éstos eran los que le daban en su casa cuando no había forma de que tomara nada.

Ana era una experta a la hora de la comida, porque sabía muchos trucos: llorar, patalear, negarse a sentarse en la mesa con sus compañeros… y, sobre todo, había que deshacer todas las mañas adquiridas: distraerla para meterle la comida cuando no se entera, hacer teatros, dejarle algún juguete… todos nosotros conocemos detalles de este estilo.
¿Qué recursos pondremos en acción y cómo vamos a actuar durante el tiempo de la comida, con la niña?

La premisa fundamental (recordad) es tener paciencia y tesón por parte de los educadores.

Y la parte fundamental del plan, es la colaboración y puesta en marcha del mismo con la familia.

Punto importante: poner en el plato de la niña poca cantidad de comida, en un principio, para que se sienta capaz de conseguir comerlo todo.

Es una buena estrategia darle la oportunidad a Ana de servirse la comida, para que sea ella quien decida la cantidad que quiere comer; podremos poner en práctica esta acción con todos los compañeros de su mesa, e incluso con todos los niños del grupo.

Dejar que sean los niños quienes decidan la cantidad que quieren comer es confiar en ellos; es una actitud novedosa que les resulta chocante y divertida a la vez; el educador dejará claro que hay que servirse cierta cantidad, porque no vale decidir que no se quiere nada.

Surge la algarabía y la conversación entre ellos, aparte de la organización, sobre quién se sirve primero, y los comentarios lógicos: yo me voy a echar mucho porque soy muy mayor, yo quiero poco porque no me gusta…

Tanto si es mucha como si es poca la cantidad la que cada niño ha decidido servirse, deberá comérselo todo; ese habrá sido su compromiso al aceptar el trato de servirse lo que quisiera.

Otra estrategia que suele dar muy buenos resultados es crear la figura del CAMARERO.

Cada día nombraremos un camarero en ca
da mesa, que será el responsable de repartir los platos y cubiertos a sus compañeros, además de retirarlos a un barreño cuando cada niño haya terminado la comida de su plato.

Para ser camarero se necesita tener eficacia, ser buen organizador, estar atento a las demandas que surjan en la mesa, terminar la comida del plato de los primeros para poder recoger y organizar los platos y cubiertos siguientes, con el fin de que no se le amontone todo y tengan que esperar mucho los compañeros.

A todos los niños les encanta ser camarero para mandar a los demás, para demostrar sus cualidades y para hacer crecer su autoestima.

Así que puede ser un buen recurso para que nuestra protagonista Ana quiera participar en el juego de ser camarera. El camarero se lo tiene que comer todo.

Estas estrategias suelen dar muy buen resultado; y debemos probarlas para poder opinar sobre su eficacia.

En el caso de Ana fue efectiva; solucionamos sus problemas. Terminó comiendo.

Más información en: www.acento.info

¿Por qué no duerme?

Tener un hijo es descubrir muchas cosas nuevas, como el amor sin condiciones, pero también circunstancias menos agradables, entre las que están nuestro aguante para dormir poco. El sueño del bebé en sus primeros tres años de vida suele ser caótico, pero, aunque te sorprenda, esto no tiene por qué significar que haya ningún problema.

“¿Cuándo dormirá del tirón?”, “se despierta tres y cuatro veces cada noche y yo ya no puedo más, al día siguiente voy medio zombi a trabajar”, “el cansancio me puede, mi hijo no duerme si no me tumbo a su lado”, “¿qué estamos haciendo mal? ¡No consigo que tenga un sueño tranquilo!”… Quejas como ésta son muy frecuentes entre los padres con un bebé en casa. El sueño es uno de los asuntos más planteados en la consulta del pediatra. Los casos en los que el bebé duerme del tirón son mucho menos frecuentes de lo que pudiera parecer, pero hay que lanzar un mensaje de tranquilidad. Una cosa es que esta forma de dormir del niño hasta que cumple aproximadamente tres años resulte extenuante para el adulto, y otra bien distinta es que el niño tenga algún problema

¿Cuántos despertares son normales?

“Los recién nacidos duermen muchas horas al día. Digamos que unas 16, aunque es muy, muy variable. Se distribuyen en una tirada más larga por la noche, tal vez unas cinco horas, y varias sesiones más cortas. En las primeras semanas va aumentando la sesión más larga de sueño y algunos niños llegan a dormir más de siete horas de un tirón. Pero a partir de los 4 o 5 meses habitualmente eso cambia y los niños empiezan a despertarse cada hora y media o dos horas, más o menos, con una sesión nocturna más larga, de alrededor de cuatro horas. Y así siguen despertándose varias veces cada noche… toda la vida. Porque los adultos también nos despertamos, lo que pasa es que por la mañana no nos acordamos, porque son los llamados despertares parciales”, comenta el pediatra Carlos González, autor, entre otros libros, de Bésame mucho.

Al nacer, el bebé no diferencia entre el día y la noche, por eso no se ajusta a los patrones habituales de sueño de los padres, y no lo hace porque su cerebro aún no ha madurado lo suficiente (es el núcleo supraquiasmático del cerebro el que dirige nuestro reloj biológico, y en el recién nacido necesita de unos meses para concluir su evolución). Este mecanismo adaptativo es beneficioso para él en ese momento porque le permite, entre otras cosas, comer con más frecuencia. A medida que pase el tiempo, su organismo se irá pareciendo más al del adulto, hasta que “hacia los dos o tres años comience a despertarse menos por la noche o, más exactamente, a volverse a dormir como los adultos, sin llorar ni mamar ni buscar a su madre”, explica Carlos González.

¿Qué factores influyen en el sueño?

Ya hemos visto que es normal biológicamente hablando que un bebé se despierte muchas veces por la noche, pero, además de lo que te acabamos de contar, hay otras circunstancias que, a medida que el niño va evolucionando, pueden influir en la manera en que duerme. Son las siguientes:

Hasta los 3 meses: El bebé pasa gran parte del día durmiendo, por lo que no experimenta cansancio físico; esto hace que necesite menos cantidad de sueño profundo, que es el más reparador. Sin embargo, el sueño ligero (REM) le ayuda en su maduración cerebral, lo que es muy importante, ya que el bebé llega a la vida extrauterina con muchos procesos que completar.

Hacia los 6 meses: Hay factores externos que suceden en esta etapa a los que el bebé debe adaptarse. Quizá el más complicado para él es la incorporación de su madre al trabajo tras la baja maternal, sumado al inicio de la alimentación complementaria. Todos estos cambios pueden alterar de nuevo sus ciclos de sueño y hacer que se vuelva más demandante.

A partir de los 9 meses: El bebé sufre intensamente lo que se denomina “angustia por la separación”, que es la que siente cuando se separa de sus padres o de sus cuidadores habituales, ya que él no sabe si cuando deja de verlos se enfrenta a una separación definitiva. Esto puede condicionar que su sueño nocturno sea mucho más inquieto.

Entre el primer y el segundo año: Algunos hitos en su desarrollo, como la salida de los dientes, el gateo y comenzar a andar pueden alterar su sueño. ¿El motivo? Con la irrupción de los dientes el bebé está más irritable y molesto, y para él descubrir mundos totalmente nuevos al poder deambular por sí mismo le supone una fuente de ansiedad que repercute en su sueño. Igual sucede con la retirada del pañal y con todos aquellos acontecimientos que alteren su rutina. Por ello es totalmente normal (aunque sí, realmente cansado para los padres) que el pequeño se siga despertando por la noche a estas edades.

Desde los tres años. Lo más habitual es que el niño comience a dormir mejor de noche. A eso ayuda mucho el hecho de que ha adquirido un cierto dominio del lenguaje y puede expresar sus inquietudes de día. No obstante, el comienzo de su etapa escolar puede alterarlo un poco, e incluso perder algunas costumbres como la siesta, que obligarán a adaptar su sueño nocturno.

Entonces, ¿qué puedo hacer?

Lo primero, dejar de culparte por la forma en que duerme tu hijo: ya sabes que es totalmente normal que no duerma como un adulto; no lo hace así porque estés haciendo algo mal. De hecho, no es necesario que “enseñes” a tu hijo a dormir. “Todos los niños duermen. Los fetos duermen antes de nacer. Es imposible sobrevivir más de unos pocos días sin dormir. Otra cosa es dormir en la forma en que nos conviene a nosotros… Eso todos los niños lo aprenden solos, no hay ningún adulto que no lo sepa hacer. ¿Por qué intentar enseñar a un niño de un año algo que los niños de esa edad todavía no saben hacer si cuando tenga cuatro años lo hará sin problemas?”, recalca el pediatra Carlos González. Pero ¿cómo actuar ante los despertares? “Si tu hijo está a tu lado, normalmente no hace falta hacer nada. Ni conviene hacer nada. Cuanto menos te muevas, mejor; tu hijo se moverá, hará ruiditos, tal vez mamará, se acurrucará contigo y se calmará otra vez. Si no está a tu lado, debes ir a consolarle”, recomienda. Además, puedes seguir estos consejos que ofrece la psicopediatra Rosa Jové en su libro Dormir sin lágrimas:

1. Sé realista en tus expectativas. No esperes que tu hijo duerma más horas ni haga menos interrupciones de lo que le corresponde por su edad.

2. Haz un registro de sueño. Para valorar profesionalmente si en realidad tu hijo tiene un trastorno a la hora de dormir, apunta la hora en que se acuesta y en que se levanta durante un periodo de tiempo.

3. Descarta que tenga alteraciones. No son muy frecuentes, pero pueden producirse. Pueden ser apneas (pausas en la respiración), terrores nocturnos (el niño llora dormido aunque no está soñando nada), pesadillas, sonambulismo o insomnio (el niño quiere dormir, pero no puede y se pasa el día agotado).

4. Controla las siestas. A partir de los seis meses, el beb&#2
33; necesita sólo dos siestas diurnas, y desde el año, una única siesta. Si duerme demasiado de día, le costará más conciliar el sueño de noche. Y por la noche, acuéstalo en cuanto notes los primeros indicios de sueño.

5. Revisa el ambiente. A la hora de irse a dormir, procura que no hay mucha luz ni ruido y que la actividad de la casa sea relajada.

Su sueño, tu sueño

Ya sabes que es normal que hasta que cumpla dos o tres años duerma “a su manera”, pero tú también necesitas descansar. En este caso, hay quien prueba métodos para que su hijo duerma según sus necesidades, como el de dejarlo llorar, y quien trata de adaptarse a las circunstancias, por ejemplo aprovechando sus siestas para descansar o fijando determinados momentos en que otras personas se hacen cargo del bebé para que la madre o el padre puedan dormir. Es tu decisión. En cualquier caso, debes saber que, tal como subraya el pediatra Carlos González, “la alimentación prácticamente no influye en el sueño del bebé. Los más pequeños necesitan comer por la noche y lloran porque tienen hambre; pero a partir de los siete o nueve meses no suelen necesitar comida por la noche, lo que necesitan es la presencia de su madre. Los niños de pecho aprovechan para mamar, es cierto, pero no es una cuestión de hambre, sino de seguridad y consuelo. Desde luego, no duermen más porque les demos cereales para cenar. Un niño de año y medio ya puede cenar fabada, que se despertará igual”, apunta. Igualmente, está en contra de administrar fármacos para que los niños duerman: “En general, no es conveniente dar medicamentos para dormir a los niños, salvo en casos muy raros, niños con verdaderos problemas serios de sueño, tratados por un especialista. Algunos padres creen que ciertos productos no tienen peligro porque son ‘naturales’. No nos engañemos: o un producto hace dormir o no. Si no hace dormir, no sirve para nada, y si hace dormir es un somnífero”.

VÍDEO

http://www.youtube.com/watch?v=_7rQIjyu70U&feature=related

Corea del Sur: todo digitalizado en 2015

Si los planes de una de las principales potencias económicas asiáticas llegan a buen puerto, Corea del Sur se convertirá en 2015 en el primer país con todos sus contenidos curriculares para la enseñanza obligatoria digitalizados.

Lo anunció el pasado octubre el ministro de Educación Ju-Ho Lee, quien también afirmó que la medida formaba parte de un programa global que, bajo el explícito nombre “Educación Inteligente”, aspira a conseguir un tipo de enseñanza verdaderamente personalizada para alumnos y profesores.

El programa –que arrancó el pasado verano– incluye asimismo conexión wireless en todas las escuelas con el fin de que, aseguró Lee, los alumnos puedan aprender “cuando sea y donde sea”. Está prevista (dentro de esta estrategia de largo alcance) la creación de un gran sistema de información educativa al que se podrá acceder sirviéndose de todo tipo de artilugios tecnológicos, desde PC y portátiles hasta tabletas y televisiones con conexión a Internet.

En declaraciones oficiales, el ministro dijo estar convencido de que “Educación Inteligente” cambiará “nuestra forma de percibir los libros de texto. La transición de los tradicionales libros de papel al formato digital permitirá a los estudiantes dejar atrás sus pesadas mochilas y explorar el mundo más allá de la clase”.

Algunos de los beneficios más evidentes de la digitalización curricular masiva son la posibilidad de ampliar el abanico formativo para los estudiante en zonas rurales, ya que uno de los objetivos básicos de “Educación Inteligente” pasa por que los alumnos puedan aprender desde sus casas.

Según un estudio de la OCDE sobre competencia digital realizado el pasado año, los alumnos surcoreanos son los que mejor manejan las nuevas tecnologías. Superaron al resto de sus iguales en otros países del mundo desarrollado a la hora de evaluar información en Internet, ponderar su credibilidad y navegar con fluidez por la red a la búsqueda de información relevante.

Sin paredes, sin pizarras, sin tizas

El sistema educativo sueco se ha caracterizado siempre por la innovación. Ahora, en el siglo XXI, con el desarrollo de las tecnologías de la información (TIC) y sus innegables y prácticas aplicaciones a la enseñanza, las escuelas Vittra han decidido asumir más riesgos y rizar el rizo: un aula no ya inteligente sino inexistente.

En la página web www.yoroko-bu.es/un-colegio-que-no-parece-un-colegio/ aparecen unas fotos que explican la novedad de este centro educativo sin clases ni aulas. El diseño del colegio, que forma parte de su filosofía pedagógica, se lo han encargado al estudio de interiorismo Rosan Bosch. El resultado es interesante y desconcertante, pues en España, y en el resto del mundo, estamos acostumbrados a otra cosa.

Vittra, que cuenta con una red de 30 colegios, totalmente gratuitos (suele ser lo normal en Suecia), propugna una educación más flexible donde el alumno es el centro del proceso educativo. Lo que se busca es escaparse de un sistema férreo y encorsetado que se traduce en la falta de innovación y de imaginación, con un modelo tan establecido y burocrático que impide salirse del guión.

Es cierto que en los últimos años, con la irrupción de las nuevas tecnologías, en muchos centros, también españoles, se han producido interesantísimos experimentos para introducir significativos cambios pedagógicos con el fin de acabar con la a menudo fría y distante lección magistral e implicar más al alumno en su proceso de aprendizaje, contando con sus gustos y opiniones. Las nuevas tecnologías, a su manera, han revolucionado mucho las cosas.

Una revolución

Pero lo que propone Vittra es un salto copernicano. En sus colegios no existen clases ni aulas. Los alumnos van por libre. Tienen zonas para trabajar de manera individual y otras zonas para realizar trabajos en equipo. Las prioridades son claras: primero, el uso de las tecnologías, indispensables para que el alumno pueda marcarse su propio ritmo; en segundo lugar, la enseñanza bilingüe (sueco-inglés); y en tercer lugar, un aprendizaje que está basado en la experiencia y en la cercanía de los alumnos, subrayando la necesidad de relacionarse con los demás.

El papel del profesor es la atención personalizada a los alumnos y el constante acompañamiento para guiar, sugerir, motivar, etc. No se trata, pues, de una educación individualista, donde todo dependa exclusivamente del alumno, sino que también hay un componente social. Ni tampoco tiene nada que ver este sistema con la modalidad homeschooling, la enseñanza en casa, otro estilo educativo que crece en algunos países (en Estados Unidos estudian en casa cerca de dos millones de alumnos).

Estos cambios chocan frontalmente con el modelo tradicional, apegado a unos esquemas y hasta a un diseño y una arquitectura donde no hay sitio para el cambio y la imaginación.

Este modelo ha propiciado un interesante y encendido debate sobre su viabilidad en otros países. Es cierto que está por ver si los resultados académicos de estos alumnos son iguales o mejores que los de las escuelas tradicionales; sin embargo, el debate que ha generado resulta ya positivo, pues las escuelas Vittra demuestran, en la práctica, que hay otros modelos de escuela posible.

El modelo sueco

En el número 135 de Nueva Revista, publicación de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR), aparece un artículo de Mauricio Rojas, profesor adjunto de la Universidad de Lund, La modernización de la educación española. El modelo sueco, del que extraemos los siguientes párrafos que sirven para explicar los últimos pasos dados en Suecia para reformar su modelo educativo, dando facilidades para la creación de “escuelas libres” (friskolor), financiadas con dinero público pero de gestión privada. Las últimas leyes fomentan la iniciativa de la sociedad civil para mejorar la calidad.

“El año 1992 el Parlamento sueco estableció la libertad tanto de elegir como de crear escuelas básicas no públicas plenamente financiadas por un bonus escolar que estas escuelas recibirían en la medida en que los ciudadanos las eligiesen. En 1993 se dio la misma libertad para los colegios secundarios y, posteriormente, la reforma se extendió a las escuelas infantiles. Condición para recibir el bono fue la de cumplir con una serie de requisitos de calidad y no efectuar cobros suplementarios ni discriminar a los alumnos por razones ajenas a su mérito o aptitud.

La reforma se fortaleció rápidamente debido al gran entusiasmo mostrado por docentes, padres y emprendedores educacionales. Esto hizo irreversible la irrupción de las llamadas “escuelas libres” (friskolor). Hoy existen 1.230 escuelas primarias y secundarias libres a las que asisten unos 200.000 alumnos (….). El éxito de las mismas se debe al gran compromiso de profesionales, padres y educandos en proyectos educacionales bien diferenciados y a su insistencia en la responsabilidad, la disciplina y el estudio”.

Extraescolares ¿Complemento educativo o sobrecarga innecesaria?

La actividad extraescolar es aquella que se realiza fuera de horario lectivo y que no tiene necesariamente que guardar relación con aspectos curriculares.

En la actualidad existe una gran demanda de actividades extraescolares una vez finalizada la jornada lectiva en los centros escolares. Según un estudio del Consejo Escolar de Navarra realizado en octubre del pasado año, 7 de cada 10 escolares de Primaria y ESO realizan actividades extraescolares y los lugares de realización son los propios centros en muchos casos.

¿Pero realmente dicha demanda responde al interés por completar formación o simplemente queremos rellenar horario? ¿Somos reflexivos al escoger las extraescolares? o, por el contrario, ¿sólo miramos el horario y el precio? Estas actividades están muy discutidas, mientras muchos docentes y padres alegan que saturan a los niños y no sacan nada de provecho, otros consideramos que son positivas y complementarias a la formación escolar.

¿A favor o en contra? Bien, ninguna de las dos opciones es una verdad absoluta. Pueden ser muy provechosas si sabemos seleccionarlas y adecuarlas a lo que nuestros hijos necesitan, de lo contrario podemos arriesgarnos a que no les aporten nada y pierdan el tiempo.

Sea cual sea el motivo y con las actuales exigencias laborales no podemos valorar si es correcta una opción y no lo es la otra, pero como siempre, hay que velar por lo mejor para nuestros hijos y saber elegir la actividad que les ayude a desestresarse y a desconectar del trabajo diario siendo una actividad motivadora a la que les guste acudir.

Ampliación de horario

Antes de escoger actividades debemos plantearnos varias cuestiones:¿Diversión o estudio? Esa es la primera cuestión que debemos plantearnos, ¿sólo queremos que se diviertan o preferimos que aprovechen el tiempo para ampliar o reforzar conocimientos? ¿Escogen los niños o lo imponemos los padres? Dependiendo de la edad del niño tendrá más o menos capacidad para decidir lo que quiere hacer con su tiempo, a veces es mejor recomendar que imponer porque de lo que se trata es de que disfruten, no nos olvidemos de que las actividades no deben cumplir deseos “frustrados” de los padres: querer tocar el piano, ser futbolista…

Las actividades deben de estar orientadas por los padres partiendo de los gustos y habilidades del niño.

Una vez contestadas estas preguntas, lo siguiente que tenemos que tener claro es:
¿Dónde estamos enviando a nuestros hijos?, ¿quién va a ser su profesor? y ¿qué es lo que les va a enseñar?

La diversidad de estas actividades es enorme, pero podemos establecer una clasificación en tres grupos: actividades físico–deportivas (en equipo e individuales), actividades curriculares y de refuerzo y actividades artísticas.

Según varios estudios es mayor la demanda de actividades no curriculares en la etapa de Infantil y los dos primeros ciclos de Primaria, pero a partir del tercer ciclo se registra un gran aumento de las actividades académicas y de refuerzo, así como un marcado descenso en el número de actividades por niño. Es decir, cuanto más tiene que estudiar un niño menos actividades puede realizar.

Para finalizar es importante mantenerse informado del comportamiento, actitud y evolución de nuestro hijo en dicha actividad.

Por este motivo es bueno tener contacto con el monitor. Además debemos saber que si tenemos alguna propuesta de actividades para el centro de nuestros hijos, a través de las AMPAS de los centros se pueden solicitar aquellas actividades que más nos puedan interesar.

Actividades interesantes

Psicomotricidad. Las actividades psicomotrices o predeportivas están orientadas principalmente a niños de Infantil, son altamente positivas pues hacen que los peques de la casa aprendan a manejar y controlar su cuerpo (andar de puntillas, coordinación, equilibrio, respuesta física a estímulos sonoros…)

Natación. Que nuestros hijos aprendan a nadar debe ser una prioridad para los padres. Cuanto antes se desenvuelvan con autonomía en el agua, más tranquilidad tendremos en verano. Es recomendable que empiecen lo antes posible y actualmente muchas piscinas ofrecen monitores individuales para niños muy pequeños y también la posibilidad de que los padres acompañemos y disfrutemos con nuestros hijos de esta actividad.

Enseñanza de idiomas. La preocupación de los padres por que sus hijos dominen otras lenguas, inglés principalmente, choca muchas veces con la falta de conocimientos sobre dicha lengua; por lo tanto buscan actividades que le aporten a sus hijos eso que ellos no pueden darle. Hay que tener cuidado con el tipo de enseñanza de idiomas que buscamos, porque no se aprende un idioma haciendo los deberes del cole. Las mejores actividades son aquellas impartidas por profesorado “docente” especialista, que fomenten la expresión oral y que tienen una programación y objetivos propios.

Dramatización. Estas actividades (grupos de teatro, juegos teatrales, talleres de expresión oral,…) no son demasiado demandadas y, sin embargo, son altamente recomendables para todo tipo de niños y niñas (contando con monitores competentes) pues complementan perfectamente los ámbitos de la correcta expresión oral y corporal, la memorización, las habilidades sociales y el enfrentarse a diferentes situaciones y registros en público. Y por supuesto también incluyen un fuerte componente lúdico.

Salir de Primaria con un MBA bajo el brazo

España tiene una tasa de desempleo juvenil que dobla la de la media europea. La Fundación Créate ha puesto en marcha un programa experimental para fomentar el espíritu emprendedor entre estudiantes de 10 a 12 años de la Comunidad de Madrid.

Se llama Creamos Nuestra Empresa y el plan de trabajo tiene muy poco que envidiar a cualquier máster en Administración y Dirección de Empresas (MBA), ya que adapta materias como la idea de negocio, estudios de mercado, capital inicial, ventajas competitivas o plan de comunicación.

Cerca del 3% de los jóvenes de entre 18 y 34 años son adictos a las nuevas tecnologías de la información y la comunicación y un 8,1% está en riesgo de serlo. Así lo afirma en su obra De la impulsividad a la dependencia: Adicciones a las nuevas tecnologías el doctor Salvador Ros, presidente de la Asociación Española de Psiquiatría Privada (ASEPP). El libro manifiesta que la adicción a las nuevas tecnologías es un problema emergente de incremento diario, y puede llegar a afectar al desarrollo y a la salud mental de los adolescentes. El perfil del adicto es el de una persona joven, urbana, con conocimiento de inglés y manejo habitual de ordenadores, de profesión liberal y de clase media-alta”, señala Ros.

La evolución de Internet, de los móviles, de los videojuegos y la llegada de las tablets ha supuesto un cambio en las formas de comunicación y de acceso a la información que ha contribuido a facilitar muchas actividades, incluso inducir a la dependencia tecnológica. Un problema como es el del fracaso escolar puede estar provocado por el desmesurado uso de las tecnologías, tal y como señalan diversos estudios que aseguran que los niños y adolescentes que padecen esta adicción muestran una capacidad menor de concentración y problemas con la memoria verbal.

Además otros tipos de conducta pueden estar escondiendo esta adicción, como la irritabilidad, la pérdida de interés, los trastornos del sueño o el distanciamiento con el entorno.

En cuanto a los videojuegos, Salvador Ros señala que el “9,3% de los niños entre 11 y 14 años cumple criterios de uso excesivo de estos dispositivos, así como de dependencia y juego patológico”. Este tipo de adicciones suele darse más frecuentemente en niños con antecedentes de trastornos adictivos dentro de la familia y pertenecientes a familias desestructuradas.

Entre enero y mayo de 2012, el programa piloto se impartirá en 10 colegios madrileños (tres públicos, cuatro concertados y tres privados), en horario lectivo y de manera transversal en distintas asignaturas. Están participando 450 alumnos de 5º y 6º de Primaria. Los 40 profesores encargados de impartir el Programa recibieron previamente un curso reconocido por la Consejería de Educación de la Comunidad de Madrid.

El objetivo de la Fundación es fomentar el espíritu emprendedor en los alumnos, ya que los españoles tienen uno de los niveles más bajos de Europa en intención de crear empresas o emprender proyectos propios. Sin embargo, el autoempleo y la creación de empresas se presentan como una necesidad en las próximas décadas, sobre todo si tenemos en cuenta que el desempleo juvenil (menores de 25 años) en España es del 48,5%: el doble que la media europea y cuatro veces más que la tasa mundial.

Junto con esto, la Fundación estima que la imagen del empresario tiene en nuestro país connotaciones negativas, como la de alguien que pone en marcha una actividad con el único fin de lucrarse, y no se valoran convenientemente otros aspectos importantes, como la creación de empleo o la generación de riqueza y bienestar social.

Crear una empresa

En este programa, los estudiantes crearán una empresa en sus aulas y analizarán todos los pasos del proceso, desde que surge la idea de negocio hasta que el producto o servicio se pone a la venta en el mercado. Aprenderán también el sentido de emprender; ética empresarial; planes estratégicos; contabilidad; comunicación y márketing; atención al cliente, etc. La música de fondo serán los valores necesarios para el emprendimiento (responsabilidad, esfuerzo, riesgo, perder el miedo al fracaso, trabajo en equipo…); aprender haciendo y acercar la idea del empresario a la escuela, así como transformar su imagen.

Durante el transcurso del programa piloto, que finalizará en mayo, la Fundación tomará nota de todas las aportaciones que realicen los profesores y centros participantes. Después, en junio y julio, se celebrarán sesiones con cada colegio para evaluar el programa y detectar los aspectos más positivos o mejorables. Finalmente, con toda esa información, se diseñará el programa definitivo.

Según Isabel Navarro Fernández de Caleya, directora general de la Fundación Créate, la implantación del programa dependerá del modelo de financiación y de los fondos disponibles pero el objetivo es que en los próximos 10 años se imparta en 5º o 6º de Primaria en todos los colegios de la Comunidad de Madrid.La directora general añade que las primeras impresiones después de una semanas de programa son muy buenas. “Tenemos el retorno de los profesores que, en algunos casos, nos dicen que están redescubriendo a sus alumnos y que éstos esperan con impaciencia la siguiente sesión de emprendedores”, afirma.

El programa está traducido completamente al inglés y cada colegio tiene libertad para escoger en qué idioma lo imparte. En este caso, “siete de los 10 centros lo hacen de manera bilingüe, en mayor o menor medida: desde un 25% hasta más de un 80% del contenido en inglés”, señala Isabel Navarro. Otros países, como Estados Unidos y Finlandia, ya han implantado programas similares para desarrollar el espíritu emprendedor en la escuela.

La experiencia internacional dice que estas iniciativas favorecen la autoestima, la visión de futuro, la reducción de frustraciones a causa de los fracasos o errores, la comprensión del mundo que nos rodea y la continuidad en el sistema educativo, con reducciones importantes en la tasa de abandono escolar. Cualquier mejora en alguno de esos aspectos será bienvenida en España en los difíciles años que se avecinan.

Expertos en finanzas

En los últimos años, la situación económica nos ha hecho a todos casi expertos en conceptos como la deuda soberana o la prima de riesgo. La entidad Unicaja también ha querido acercar a los estudiantes de Bachillerato al mundo financiero, celebrando las III Jornadas “Educación financiera para todos”, entre octubre de 2011 y enero de 2012. En esta edición han participado más de 6.000 alumnos de un total de 100 centros educativos andaluces.

Los participantes han tenido ocasión de conocer cuestiones de actualidad como la tarea de las agencias de rating o en qué consiste la crisis de deuda; y aspectos más cercanos, como los requisitos para solicitar un préstamo o qué ocurre con nuestros ahorros en caso de que una entidad financiera tenga problemas de solvencia.

Los organizadores se felicitan del interés que han suscitado las Jornadas entre los estudiantes, especialmente porque en este momento comienzan a hacer uso de diferentes productos y servicios financieros, como tarjetas virtuales o de prepago. Los participantes están invitados a concursar en la II Olimpiada financiera, organizada tambi&#2
33;n por Unicaja, donde los estudiantes deben solucionar diferentes ejercicios de finanzas en el portal Edufinet (www.edufinet.com).

Peligros en la era digital

Un reciente informe alerta del incremento de ‘ciberbaiting’ y el uso indebido de cuentas online. El uso de Internet y de las redes sociales está cada día más presente en nuestra vida cotidiana. El ámbito escolar no es ajeno a ello y los alumnos son proactivos en el uso de estos medios para aprender y comunicarse. Pero como toda nueva tecnología, su mala gestión lleva aparejado problemas, en ocasiones expresión de situaciones que provocan auténtica alarma social.

El ciberbullyng o acoso realizado a través del uso de información y medios de comunicación electrónicos, es un término tristemente conocido y relacionado con frecuencia a situaciones extremas surgidas en colegios. Y una modalidad que se incrementa anualmente es la ciberhumillación o ciberbaiting.

Ciberhumillación

Según la última edición del Informe Norton Online Family, el ciberbaitng es un fenómeno en alza y son los profesores quienes lo sufren como víctimas de burlas y humillaciones infligidas por sus propios alumnos, que a su vez recogen sus consternadas reacciones en vídeo con sus teléfonos móviles. Internet es el medio elegido después para dar a conocer semejantes “hazañas”, el resultado de la irritación o el estallido emocional de un profesor expuesto a una situación límite.

Las secuelas en los damnificados están a la orden del día y no son pocos los que “sufren ataques de ansiedad y depresión porque se sienten desamparados por la dirección de su centro”, explica Inmaculada Suárez psicóloga responsable de la oficina del Defensor del Profesor del sindicato ANPE-Madrid. No obstante la imposibilidad de tomar medidas directas contra los menores es lo que impulsa a muchos profesores a llamar a esta oficina, donde reciben ayuda, apoyo y orientación ante cualquier tipo de acoso en las aulas.

Este nuevo formato de violencia psicológica y a veces hasta física también tiene su estadística: uno de cada cinco profesores ha experimentado personalmente o conoce a algún profesor que ha sufrido este fenómeno, según se recoge en el informe Norton. Algunos indicios apuntan que la ciberhumillación incluso puede derivarse de la relación entre profesor y alumno a través de las redes sociales, y un 67% de los primeros reconoce que existe ese riesgo. Aún así, un tercio continúa siendo “amigo” de sus estudiantes.

Esto pone en evidencia una cuestión que puede causar controversia, el uso y límites de los medios sociales entre que se encargan de enseñar y los que reciben el aprendizaje. Sólo el 51% de los docentes afirman que sus escuelas tienen un código de conducta para abordar esta práctica, y el 80% pide una educación online más segura en los colegios, posición respaldada por el 70% de los padres.

La incapacidad de transmitir ciertas normas de conducta está en el origen de otro fenómeno que como el ciberbaiting crece asociado al uso retorcido de las nuevas tecnologías. En el informe Norton queda reflejado que el 23% de los padres que permiten que sus hijos utilicen sus tarjetas de débito o de crédito para compras online, afirman que éstos se sobrepasan. La excesiva confianza contrae, con frecuencia, graves disgustos. Más de la mitad de los padres se lleva la desagradable sorpresa de que ese hijo a quien creía suficientemente responsable para hacer compras online, ha utilizado su cuenta sin su permiso.

Hay quienes abogan por poner freno a esta sorprendente libertad de uso de tarjetas de crédito y se establezca una guía de comportamiento clara para los jóvenes. Y ya no sólo por mantener una disciplina responsable o por una cuestión meramente económica, sino por seguridad.

Fuera de cauces conocidos, comprar en Internet tiene sus peligros y puede ser un coladero para el cibercrimen. No obstante el 87% de los padres cuyos hijos han sido víctimas de este ataque desde la red también lo han sido ellos mismos, lo cual incrementa en un 69% el número de adultos víctimas del cibercrimen en todo el mundo, según se desprende de otro informe sobre esta materia realizado por Norton en 2011.

Soluciones

Si bien existen programas informáticos y medios como el código parental para atajar posibles peligros que nos vengan de la era digital, la base de una buena educación sustanciada en la prevención es la mejor receta. Es conveniente tener encendidas las luces de alerta para situaciones como las que revela el informe Norton sobre la mayor exposición de los jóvenes usuarios de redes sociales a contenidos sensiblemente nocivos, casi el doble respecto a los que se mantienen alejados de ellas.

Frente a esta realidad, o a otras variables que confirman que en general el 62% de jóvenes en todo el mundo han tenido experiencias negativas online, hay también las soluciones. Éstas pasan por tener un comportamiento responsable en Internet y seguir las reglas de casa. Así, los padres que establecen normas para el uso de la red favorecen que sus hijos tengan experiencias más positivas. De aquellos hogares donde existen normas, los niños que las siguen se mantienen relativamente a salvo en un 82% respecto a quienes las incumplen.

Dentro de estas pautas domésticas se encuentra la necesidad de que los padres hablen con sus hijos acerca de la seguridad online. “Mantener un diálogo abierto con los niños en un entorno saludable como el hogar o el colegio podría ser mucho más efectivo si se proporciona a los jóvenes las herramientas necesarias para mantenerse a salvo”, concluye Marina Merrit, defensora de la seguridad en Internet de Norton.

La adicción a las nuevas tecnologías

Cerca del 3% de los jóvenes de entre 18 y 34 años son adictos a las nuevas tecnologías de la información y la comunicación y un 8,1% está en riesgo de serlo. Así lo afirma en su obra De la impulsividad a la dependencia: Adicciones a las nuevas tecnologías el doctor Salvador Ros, presidente de la Asociación Española de Psiquiatría Privada (ASEPP). El libro manifiesta que la adicción a las nuevas tecnologías es un problema emergente de incremento diario, y puede llegar a afectar al desarrollo y a la salud mental de los adolescentes. El perfil del adicto es el de una persona joven, urbana, con conocimiento de inglés y manejo habitual de ordenadores, de profesión liberal y de clase media-alta”, señala Ros.

La evolución de Internet, de los móviles, de los videojuegos y la llegada de las tablets ha supuesto un cambio en las formas de comunicación y de acceso a la información que ha contribuido a facilitar muchas actividades, incluso inducir a la dependencia tecnológica. Un problema como es el del fracaso escolar puede estar provocado por el desmesurado uso de las tecnologías, tal y como señalan diversos estudios que aseguran que los niños y adolescentes que padecen esta adicción muestran una capacidad menor de concentración y problemas con la memoria verbal. Además otros tipos de conducta pueden estar escondiendo esta adicción, como la irritabilidad, la pérdida de interés, los trastornos del sueño o el distanciamiento con el entorno.

En cuanto a los videojuegos, Salvador Ros señala que el “9,3% de los niños entre 11 y 14 años cumple criterios de uso excesivo de estos dispositivos, así como de dependencia y juego patológico”. Este tipo de adicciones suele darse más frecuentemente en niños con
antecedentes de trastornos adictivos dentro de la familia y pertenecientes a familias desestructuradas.