5 recomendaciones para enseñar hábitos de consumo responsables a los hijos

Los niños crecen en un mundo donde muchas cosas se dan por sentadas. Por eso, una parte importante de la educación es ayudarles a ver el contexto general al completo: que las prendas de ropa y los juguetes tienen una larga historia detrás de ellas y muchas personas participan en la producción antes de que se cuelgue en el armario o lleguen a casa.

 

En Vinted, el mayor Marketplace europeo de moda de segunda mano entre particulares, la categoría infantil representa más de un tercio de la totalidad de los productos en la plataforma conectada (Francia, España, Bélgica, Países Bajos, Luxemburgo). La cofundadora, Milda Mitkuté, es madre de tres hijos y ha aprendido mucho sobre sus hábitos de consumo desde que fundó Vinted en 2008.

 

Convencida de que los padres pueden crear conciencia sobre los problemas de sostenibilidad entre sus pequeños a una edad temprana, Mitkuté explica: “Para los más pequeños, además de la ropa, los juguetes tienen naturalmente un valor emocional. En su mundo, hay calcetines de la suerte, un peluche no es solo un peluche, sino que puede dar coraje y consuelo: todo tiene magia infantil. Los padres pueden aprovechar el hecho de que a los niños les gusta contarles a los objetos una historia. De esta manera, los niños no solo aprenden a compartir, sino que los padres les educan desde el principio para que vean un valor añadido en darles una mayor vida a las cosas”

 

El marketplace ha desvelado algunos datos sobre los items más populares para los más pequeños de la casa para este verano. Dentro de esta categoría de productos, los más habituales en la plataforma conectada son las prendas para niños y niñas (75%), seguida de  juguetes (alrededor del 15%) mientras que el resto pertenece a cuidado de los más pequeños. El marketplace también revela el rango de edad de estos items: los publicados más frecuentemente son los pertenecientes a niños y niñas de 24-36 meses, de 18 a 24 meses y de 4 años. Algo que podría deberse principalmente al rápido crecimiento de los niños con esas edades, lo que lleva a los padres a vender prendas, normalmente con muy poco uso, a través del marketplace. Como dato curioso, Vinted desvela incluso los colores más seleccionados para los más pequeños: azul, gris, negro, blanco y rosa.

 

5 recomendaciones para enseñar hábitos de consumo responsables a los hijos

Vinted se dirige a los padres y aporta cinco consejos para ayudarles a concienciar a sus hijos en el consumo responsable ya desde una edad temprana:

Explicar el recorrido de lo que llega a sus hogares

Es esencial que ya desde los primeros años los padres trasladen de manera didáctica a los más pequeños que un juguete o una prenda de ropa tienen un proceso detrás que no vemos pero que conllevan muchas personas implicadas e incluso viajes de cientos de kilómetros hasta llegar a casa. De esta forma evitamos por ejemplo que se acostumbren a renovar sus juguetes en cuanto se cansen de ellos y en estos casos promovemos que lo reemplacen por otro de segunda mano para venderlo más adelante.

Enviar ropa y juguetes a otra aventura, clave para enseñarles a compartir

Para concienciarles en el consumo responsable y que a la vez se acostumbren a compartir, es importante también que no acumulen ropa y juguetes y entiendan que tengan que desprenderse de lo que tienen en casa al recibir prendas u objetos nuevos. Así, los padres podrán explicarles que no se tiran, sino que se destinan a otra aventura, para que otros niños puedan hacer uso de ello.

Educar en el cuidado de lo que ya tienen

Es esencial invertir tiempo en enseñar a los más pequeños el valor de las cosas y por tanto la importancia de su cuidado para un buen mantenimiento durante más tiempo ¿Por qué no empezar explicándoles cómo? Por ejemplo, doblar la ropa, recoger y ordenar los juguetes, etc.

Extender el ciclo de la ropa rápidamente

Que los niños crecen muy rápido es una afirmación más que escuchada entre quienes  tienen hijos. Se trata de algo que puede suponer todo un quebradero de cabeza a la hora de invertir en ropa y accesorios para los más pequeños, que quizás solamente puedan llevar durante algunas semanas. Vinted propone no limitar el ciclo de la ropa en ese momento sino ampliarlo vendiendo estos elementos en la plataforma, reforzando así su apuesta por la moda circular.

Desarrollar patrones de conducta, desde el ejemplo

Es importante que, igual que ven a sus padres reciclar correctamente, los niños vean en casa un comportamiento responsable y sostenible en cuanto al consumo de ropa y otros elementos del hogar. Explicarles el concepto de la vida circular de las cosas o la apuesta por la segunda mano, es esencial para criar a los niños en unos valores de consumo responsable.

 

Vinted cuenta con un gran abanico de elementos enfocados a apostar por la moda circular también con los más pequeños y ganar un dinero extra. El marketplace cuenta desde ropa y accesorios, a juguetes y juegos, material escolar e incluso muebles u otros elementos del hogar como alfombras de juegos y accesorios también para bebés como cochecitos o todo tipo de accesorios para el cuidado del bebé.

Educatool, una herramienta para saber si la forma de educar a los hijos es la adecuada

Àlex Letosa, psicólogo, logopeda, exdirector de instituto y profesor colaborador de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación de la UOC, es el artífice que está detrás de Educatool, un método en línea concebido como «un manual de instrucciones para educar» de forma «positiva y basándose en el respeto» hacia los niños y niñas. Se trata del proyecto premiado en el programa de emprendimiento y transferencia SpinUOC 2021 al proyecto más destacado por su impacto social, patrocinado por la Ramon Molinas Foundation. Con más de veinte años de experiencia en el sector educativo, la idea de Educatool se basa en la premisa de que el 80 % del éxito educativo de los niños no depende de la escuela u otros factores, sino directamente de la familia. Letosa recuerda que muchos padres y madres se preguntan muchas veces «por qué los niños no vienen con un manual bajo el brazo», y se dirige a ellos para informarles de que «la ciencia ya ha descubierto» el manual de instrucciones para educar: Educatool.

Tecnología que evalúa cómo se educa a los hijos

Letosa explica que la herramienta que ha creado se basa en evidencias científicas y que el equipo con quien lo ha desarrollado no ha encontrado «ninguna herramienta con unas características similares» en el mercado. El proyecto se basa en una plataforma web que se puede usar en diferentes tipos de dispositivos, ya sea ordenador, tableta o móvil. Un padre, una madre o una persona que tenga interés en saber «si su forma de educar es adecuada» puede acceder al web, registrarse y responder un cuestionario en línea gratuito.

Los resultados servirán a cada persona para saber cómo se adecua su forma de educar a diferentes vertientes. Los resultados del cuestionario se agrupan en distintos apartados: la aceptación positiva incondicional que la persona tiene de su hijo o hija, su estilo a la hora de educar, su forma de comunicarse y de resolver los conflictos, y el modelo que ofrece (es decir, las conductas y habilidades que ven los hijos en la persona). También se tiene en cuenta si la persona sabe en qué momento de desarrollo se encuentran sus hijos y cuáles son las etapas de desarrollo, si organiza bien el tiempo educativo, si gestiona bien las emociones, y, finalmente, si se encuentra bien. «Porque, si tú no estás bien, no puedes educar bien», subraya Letosa.

 

 

Una herramienta desarrollada tras años de experiencia

El proyecto de Eductool ya ha sido usado por unas 200 familias, que han podido probarlo «con muy buenos resultados», destaca Letosa. Esto también ha permitido crear sinergias con empresas como Glifling, y se ha contactado con más de 700 instituciones y centros educativos. En cuanto a la salida comercial, el lanzamiento se hizo en mayo. El proyecto consta de tres paquetes principales: Family, Center e Institution.

La idea del proyecto surgió hace cinco años gracias a la pareja de Letosa, Ainhoa Guerrero, también logopeda y maestra con más de veinte años de experiencia en escuelas de innovación pedagógica. Se trataba de recoger todo lo que Letosa había investigado y descubierto durante veinte años de experiencia como profesional de la educación, como investigador y como padre de tres hijos. «A partir de ahí redacté durante dos años el libro Caminar quieto, y recogí todas las evidencias científicas para este decálogo colectivo», explica Letosa. El psicólogo hizo veinte ponencias de presentación de su libro en diferentes municipios e instituciones y, más adelante, el trabajo derivó en el proyecto en línea Educatool, con el que ahora ha ganado el SpinUOC.

Recomendaciones de la AEP sobre la vuelta al cole en septiembre 2021

El grupo de trabajo de la Asociación Española de Pediatría (AEP) para la Reapertura de la Escolarización ha lanzado una nota de prensa a los medios informando acerca de su posicionamiento ante la escolarización presencial y la prevención de la transmisión del SARS-CoV-2 en las escuelas. En la misma explican que, empezando a superar una quinta ola con altísimas incidencias y que predominantemente ha afectado a los más jóvenes (con cerca de la mitad de los casos ocurriendo en menores de 30 años), se ven obligados a reflexionar sobre la idoneidad de las recomendaciones que propusieron en mayo y creen que se deben reforzar las siguientes recomendaciones para que el curso escolar 2021-22 pueda comenzar de forma 100% presencial para todos los alumnos de todas las edades:

 

  1. Que se mantenga en marcha una vigilancia y monitorización estricta de las infecciones en las escuelas, tal y como se realizó en el curso pasado.
  2. Que se mantengan las recomendaciones básicas de prevención vigentes el año pasado, y que incluían el uso de mascarillas obligatorias en niños a partir de los 6 años de edad, tanto en interiores como en exteriores; la ventilación proactiva y habitual de los espacios cerrados, las medidas de limpieza e higiene adicionales, la máxima distancia interpersonal posible entre alumnos, y el establecimiento de grupos burbuja (del menor tamaño posible) para disminuir la interacción generalizada entre alumnos y garantizar una buena trazabilidad de los casos positivos y sus contactos así como su aislamiento preceptivo.
  3. Que se fomente la vacunación masiva de los niños a partir de los 12 años de edad, y se garantice una buena cobertura vacunal entre el personal adulto trabajador de las escuelas. La posibilidad para los vacunados (niños o adultos) de no tener que aislarse en caso de ser un contacto de un caso positivo debería ser un aliciente adicional para convencer a aquellos que puedan tener dudas sobre la idoneidad de vacunar a los menores.
  4. Que se refuerce el mensaje de que cualquier persona enferma (ya sean niños, docentes u otro personal adulto) no debe acudir a la escuela en caso de enfermedad, por lo menos hasta que se demuestre que no está infectada por el SARS-CoV-2; y si lo está hasta completar aislamiento.
  5. Que se refuerce la monitorización y el acompañamiento de los problemas de salud mental de los alumnos y personal escolar, mientras sigan vigentes estas normas estrictas y la crisis sanitaria.

 

«Somos conscientes de que algunas de nuestras recomendaciones pueden ser de difícil aplicación, y que, por ejemplo, mantener las mismas ratios de profesores y alumnos, o un tamaño reducido de los grupos burbuja va a ser complejo, primero por la reducción propuesta por el Ministerio de Educación de la distancia interpersonal (que disminuye de 1.5 m a 1.2 m, lo que conllevará más niños por clase) y segundo porque requeriría una inversión de fondos significativa para la contratación de personal adicional. Sin embargo, y ante la incertidumbre causada por la variante Delta y su mayor transmisibilidad, es importante resaltar que deberemos ser muy cautos y vigilantes porque desconocemos si las medidas que se aplicaron el año pasado seguirán siendo igual de efectivas a la hora de contener la transmisión intraescolar en este nuevo contexto»,  sostienen en la nota de prensa.

 

Añaden también que consideran fundamental mantener la apuesta por una educación exclusivamente presencial con todos los beneficios que esta conlleva para los alumnos: «Nos parece necesario seguir aplicando estrictamente las medidas que tan bien funcionaron el curso anterior, a las que se añadirían la vacunación de los adolescentes, al mismo tiempo que monitorizar de forma proactiva lo que esté pasando en las aulas. Si las tendencias observadas son parecidas a las del año pasado, podrán progresivamente relajarse muchas de estas medidas».

Por último, señalan que las mejoras implementadas por la pandemia en cuanto a mayor ratio profesor/alumno, menor hacinamiento en las aulas, hábitos de higiene, ventilación de espacios, traslado de actividades escolares al aire libre, etc., son actuaciones excelentes que aseguran una mejor calidad educativa; uno de los pilares básicos de las necesidades sociales de la población más sensible -la infanto-juvenil- , por ello, deberían plantearse como definitivas e incluirse en las directrices de funcionamiento escolares en nuestro país para siempre«.

La digitalización y la tecnología: claves para una enseñanza más diversa

El Club Excelencia en Gestión, asociación multisectorial sin ánimo de lucro que genera y comparte conocimiento sobre gestión y transformación de las organizaciones, a través del Foro de Excelencia en Educación, entre otros, ha organizado la jornada ‘El colegio del futuro, hoy’. Un encuentro online realizado en colaboración con el Colegio Británico de Aragón (Zaragoza) y Colegios Ramón y Cajal (Madrid) cuyo objetivo ha sido plasmar las claves de la escuela del futuro teniendo en cuenta la experiencia de alumnos y educadores.

 

Entre las conclusiones extraídas destacó el reto de no hacer girar la transformación del entorno educativo preuniversitario alrededor de lo tecnológico y lo digital. Invertir en este tipo de recursos está siendo y va a ser necesario en el sector, pero sólo como una herramienta más para mejorar el aprendizaje del alumno. El principal foco de atención ha de estar sobre las personas, principalmente alumnos y profesores, para que aprendan a utilizar todas esas nuevas herramientas de una forma eficaz y eficiente y se atienda a la diversidad de cada estudiante para que ninguno se quede atrás.

De las reflexiones extraídas de este encuentro virtual, el Club Excelencia en Gestión ha elaborado el siguiente listado de conclusiones y recomendaciones:

LAS 5 CLAVES PARA DISEÑAR EL COLEGIO DEL FUTURO

 

  • La transformación digital va más allá de dar clase por vídeoconferencia: La pandemia nos ha mostrado cómo la tecnología y la digitalización son herramientas útiles para el desempeño de la labor educativa. Pero no toda la transformación de un centro debe girar en torno a esta variable, simplemente son herramientas que hay que aprender a utilizar de forma eficaz y eficiente, y siempre poniendo atención sobre las necesidades del alumno.

 

  • Menor rigidez regulatoria: Muchos centros educativos se quejan de que las excesivas normativas caen como una losa sobre sus intenciones innovadoras. La rigidez de los temarios obligatorios no ayuda a crear un sistema educativo más abierto a la transformación en el que, además de los conocimientos básicos, se enseñe a pensar, a crear, a debatir y a resolver problemas cotidianos.

 

  • Utilizar modelos de gestión que fomenten la transformación. Que flexibilicen los procesos, que impliquen a todos los grupos de interés del centro educativo: padres, profesores, alumnos, trabajadores, proveedores, etc. Y que definan planes estratégicos sostenibles a corto, medio y largo plazo para que el tránsito hacia los cambios del futuro no se complique.

 

  • Atender todas las diversidades de forma homogénea. Otro de los retos del entorno escolar a día de hoy y mirando hacia el futuro es mejorar las cifras de fracaso escolar. Y para ello es importante personalizar de alguna manera la enseñanza que imparte escuchando atentamente las necesidades de cada alumno y dando solución a sus problemas de aprendizaje, para que nadie se quede atrás. Por un lado, implantando diversas metodologías de enseñanza y así poder adaptarse a esas diferentes necesidades simultáneas. Por otro, buscando fórmulas que reduzcan las brechas sociales y económicas que supongan una barrera en el proceso de adquisición de conocimientos.

 

  • Invertir en las personas: En los profesores y en los alumnos y sus familias, y no sólo aportándoles los recursos tecnológicos más innovadores. Es mucho más importante que sepan utilizarlos de forma eficaz y eficiente y, para ello, necesitan formación. Desde la dirección del colegio es importante realizar una escucha activa para entender cuáles son las verdaderas necesidades de estos grupos de interés en este sentido y que lo emocional se imponga sobre lo tecnológico, aunque vayan de la mano.

 

 

A perfilar correctamente y de forma transversal esa cultura del cambio en los centros escolares es a lo que ayuda el Modelo EFQM, impulsado en España por el Club Excelencia en Gestión. El Modelo EFQM es una herramienta eficaz para afrontar de forma ágil la transformación, necesaria para la sostenibilidad de cualquier organización a lo largo del tiempo y para la atracción del talento, buscando un equilibrio entre la mejora de su funcionamiento en el presente y su preparación para el futuro.

Aprender a comer sano a través del juego

La obesidad infantil es uno de los problemas de salud pública más importantes de nuestro siglo: casi el 40 % de los niños españoles de entre tres y ocho años sufren esta enfermedad.

 

Por Diana Oliver

 

En los últimos años ha habido un aumento del interés por la alimentación saludable como uno de los factores que influyen en una vida más sana. Y no es para menos. Según el último informe de la European Heart Network, las enfermedades cardiovasculares –causadas por factores dietéticos modificables– son la primera causa de muerte en Europa. Esto no afecta sólo a los adultos. Si nos centramos en la infancia, la obesidad infantil es uno de los problemas de salud pública más importantes de nuestro siglo: casi el 40 % de los niños españoles de entre tres y ocho años sufren esta enfermedad. La educación alimentaria, en casa y en la escuela, y crear entornos saludables son fundamentales para ofrecerles una vida más sana y feliz en el presente pero también a futuro.

 

¿Cómo convertir nuestro hogar en un entorno saludable?

 

Para Griselda Herrero, dietista-nutricionista y autora de Comer bien en familia (ESPASA), lo primero y más importante, es predicar con el ejemplo. “No podemos pretender que nuestros hijos coman saludable si nosotros no lo hacemos (y no nos ven disfrutar de ello)”. Para Herrero es muy importante que los alimentos que haya en casa sean en su mayoría saludables. “Será mucho más fácil que nuestros hijos coman fruta si les damos a elegir entre 2 o 3 tipos de frutas que si les pedimos que elijan entre una fruta y un bollo de chocolate. Esto no implica, cuidado, que nos obsesionemos con que sólo entren alimentos súper sanos en casa; pero sí deben ser la mayoría y tenemos que enseñar a nuestros hijos a gestionar el consumo del resto para que entiendan que es mejor que no formen parte de nuestro día a día”, explica.

 

Si queremos crear un entorno más saludable también es importante la planificación de los menús, ya que esto nos permitirá hacer una lista de la compra saludable y preparar comidas más saludables. Sobre esto Griselda Herrero considera interesante implicar a los niños en estas tareas y hacerles partícipes. También es fundamental tomar conciencia de que no se trata sólo de “comer bien”. Según la dietista-nutricionista es fundamental que intentemos “realizar actividades dinámicas que impliquen actividad física con nuestros hijos, mantener una buena higiene del sueño, limitar el uso de pantallas –incluso destinar un espacio libre de ellas en casa; por ejemplo, a la hora de comer–, enseñar a nuestros hijos a tener una comunicación emocional efectiva y evitar conductas malsanas  como el consumo de alcohol o tabaco”.

 

En la mesa sí se juega

 

La evidencia científica ha demostrado que comer en familia y mantener una organización familiar con las comidas, no sólo previene el sobrepeso y la obesidad infantil, sino que ayuda a que se incorporen patrones de conducta saludables con relación a la alimentación. Explica Griselda Herrero que la infancia, y sobre todo los ocho primeros años de vida, es la etapa donde se genera el desarrollo de competencias sociales, cognitivas, bienestar emocional o salud física, todas ellas fundamentales para generar unos buenos cimientos educativas. En este sentido, según Herrero, “hemos de ver el acto de comer como un espacio de encuentro y comunicación con la familia, lo que nos va a permitir aprender otros aspectos que van más allá de la alimentación en su definición más estricta: respetar las señales de hambre y saciedad, fomentar un vínculo con la familia, establecer raciones adecuadas, a realizar elecciones alimentarias más saludables, favorecer la comunicación social y emocional”. Por tanto, lo idóneo sería que, al menos, una de las comidas diarias se haga en familia.

 

En su libro, Comer bien en familia, Griselda Herrero apuesta por el aprendizaje de una alimentación saludable a través del juego y deja claro que en la mesa sí se juega. “Partimos de la base de que vamos a intentar que los alimentos que se ofrezcan sean saludables, pero nada de discutir por si se come mucho o poco, insistir en que se pruebe algo o dedicar toda la comida exclusivamente a observar si el niño come lo que nosotros queremos o no. Vamos a sentarnos, a disfrutar de la comida, a hablar de lo que nos apetezca, a divertirnos (jugando, ¿por qué no?) y a crear un ambiente distendido y agradable que permita que todo lo relacionado con la alimentación fluya por sí solo”. En el caso de que ya se haya creado un clima de crispación, La diestista-nutricionista recomienda que nos vayamos alejando de los factores que nos mantienen en tensión: “Dejemos más espacio a los niños para elegir (sin agobiarnos si no eligen lo que nos gustaría), tratemos de que en la mesa haya alimentos saludables, fomentemos la conversación desligada de la comida y ¡juguemos! Vamos a hacerlo divertido, seguro que será mucho más atractivo para los más pequeños”.

 

El papel de la escuela en la educación alimentaria

 

Según Griselda Herrero el colegio es clave en la educación alimentaria porque son muchas las horas que los niños pasan en él. “Los centros educativos deberían ser un referente en cuanto al fomento y transmisión de hábitos de salud, tanto directa como indirectamente, porque es parte de la educación. Y cuando hablo de salud no me refiero a hacer dos horas a la semana de actividad física reglada, o celebrar el día de la fruta, o hacer una jornada de sostenibilidad. Me refiero a que todo el colegio, instituto o universidad esté impregnado de esos valores que transmitan salud, tanto de forma directa como indirecta: en las actividades educativas que se realizan, en el currículum escolar, en la actitud de los docentes…”.

 

¿Están formados los docentes para ello? La formación universitaria no incluye la educación alimentaria y esto, para Herrero, es un problema que va mucho más allá porque los hábitos de salud no se enseñan, se transmiten. “No basta con aprenderse la teoría, hay que ponerlo en práctica, y para ello es más eficiente el ejemplo que decenas de clases sobre alimentación saludable”. Para solucionarlo propone darle el valor y la importancia que merece a este tema en lo que a programas educativos se refiere, pero también incluyendo la figura del dietista-nutricionista en los colegios y creando lazos más estrechos entre familia y escuela, para que todos puedan ir de la mano por el mismo camino. “Desde Norte Salud hemos desarrollado un programa de formación para profesores con el fin de que, mientras se puede conseguir que la figura del dietista-nutricionista esté en educación, los docentes puedan tener unas bases mínimas, actualizadas y fiables en lo que a alimentación saludable se refiere, con el fin de logren transmitir esos conocimientos y necesidades, de forma divertida y motivadora, en el aula. Y para ello, obviamente, necesitamos profesores motivados que quieran mejorar sus centros educativos y la salud de sus alumnos”, concluye.

 

Normas y adolescentes: Cómo lograr que los adolescentes cumplan las normas

Aunque después del fin del estado de alarma, el toque de queda nocturno se ha eliminado salvo en las comunidades donde lo hayan establecido con el aval de la justicia; el resto de las normas impuestas para el control de la pandemia, como el uso de mascarilla, la distancia de seguridad y la desinfección de manos siguen siendo obligatorias y/o necesarias. Sin embargo, a una gran mayoría de padres les cuesta que sus hijos adolescentes cumplan estas directrices.

 

Por Eva R. Soler

 

A una gran mayoría de padres les cuesta que sus hijos adolescentes cumplan estas directrices. Para solucionar este problema, muchos progenitores deciden solicitar ayuda a psicólogos o consultores expertos en familia. Según datos de Coaching Club, las terapias de familia con hijos adolescentes han aumentado un 250% por los límites de la pandemia. Estrés, incomunicación, ansiedad, angustia y un gran ambiente hostil familiar son las causas que están llevando a las familias a acudir a terapia para tratar los conflictos familiares con hijos adolescentes por la pandemia: “A la necesidad de transgredir las normas, muy habitual en la adolescencia, se suma una gran incomunicación con sus hijos y con el resto de la familia generando ansiedad, angustia y sensación de pérdida de control dentro del entorno familiar”, matizan desde este gabinete de psicología.

 

En el caso de los más pequeños, en el colegio tienen muy aceptado las normas de seguridad para protegerse. El problema comienza cuando salen y llegan a casa y los padres tienen que lidiar con las restricciones en las normas y en los sitios públicos. O cuando se va de visita a casa de los abuelos. Especialmente, son los adolescentes de entre 13 y 17 años los que más conflictos generan y hacen que las relaciones entre padres e hijos se vean afectadas, explican desde Coaching Club. En este sentido, añaden que pueden darse dos tipos de escenarios. Por un lado, casos en los que niños en sitios públicos como restaurantes o terrazas, finalizada la comida, no se quieren poner la mascarilla, no guardan la distancia de seguridad o no quieren desinfectarse las manos. La otra vertiente más conflictiva es la de los hijos adolescentes que cuestionan las normas de seguridad lejos de la vigilancia de los padres, cuando se reúnen con amigos, a la salida del colegio, los fines de semana…

 

Cómo se deben tratar estos conflictos

 

Verónica Rodríguez Orellana, psicóloga y directora de Coaching Club, sostiene que, sin demonizar al adolescente y sin victimizar a los padres, se puede trabajar para potenciar una relación familiar más saludable e incrementar el lado afectivo de cada familia: “Desde nuestras consultas trabajamos profundizando en la comunicación con los miembros de la familia, lo que ayuda mucho a reducir la ansiedad y la angustia y lograr mayor comprensión y confianza familiar”. Rodríguez Orellana recomienda tres claves para enfrentarse y solucionar los conflictos en familia con hijos adolescentes por gestión de la pandemia:

 

  • Dejar los reproches de lado para poder establecer una mínima base de comunicación
  • Considerar los límites como algo que nos protege es fundamental
  • Si nos vemos desbordados, acudir a un profesional

 

En la misma línea, Alejandro Rodrigo, autor de Cómo prevenir conflictos con adolescentes, incide en que uno de los problemas de la adolescencia per se es el respeto al sistema normativo, bien sea en casa, el establecido en el centro escolar o el impuesto por la sociedad. Rodrigo ha trabajado durante más de quince años en el juzgado de menores de Madrid, realizando labores de intervención social y educativa con jóvenes sujetos a medidas judiciales. Ahora realiza consultoría y orientación familiar, tanto en centros educativos como con familias en particular: “Ayudo tanto a los padres como a los hijos a abordar las relaciones que se han vuelto complicadas. Los padres contactan conmigo porque su hijo adolescente no cumple las normas, no respeta castigos, hace lo que quiere y no pueden conectar con él. Ahí les ayudo. Mi labor es reducir el nivel de agresividad”, explica este experto.

 

Además, añade, “con la irrupción de la pandemia, todo ha cambiado, y de eso hemos sido conscientes todos los profesionales que trabajamos con adolescentes”. El principal problema es que ahora, como los adolescentes, como todos, tienen que cumplir unas normas que vienen determinadas por una situación sociosanitaria de crisis a nivel mundial y el hecho de saltarse la norma provoca una situación no ya de riesgo, sino de peligro, ciertamente complicada para su familia.

 

Antes de la pandemia, que el hijo llegara a las once y media en lugar de a las once era un riesgo, pero ahora, si rige el toque de queda, es un peligro porque está impuesto por una situación sociosanitaria. No es discutible. Si no lleva puesta la mascarilla se contagia o puede contagiar a otros, esto también es un peligro.

 

Normas, límites, consecuencias y castigos

 

Ante estas situaciones de peligro, ¿Cómo tenemos que actuar? Como explica Rodrigo en un capítulo del libro Cómo prevenir conflictos con adolescentes hay que diferenciar entre normas, límites, consecuencias y castigos. De forma resumida y adaptado a las normas de la pandemia dice:

 

  • Normas y límites

Las normas son las pautas que los padres establecen para que la convivencia y el desarrollo del hijo sean lo mejor posible. Los límites son las líneas que no se deben traspasar de esas normas: “En este caso hay que ser muy consciente de que la norma la establece un órgano superior que es el Gobierno o las autoridades sanitarias. Los chavales que llevan puesta la mascarilla, pero la llevan por debajo de la nariz, están transgrediendo un límite. Pero si hacen una fiesta en casa todos sin mascarilla, obviamente, se están saltando la norma.

 

  • Consecuencias y castigos

Las consecuencias son los efectos que se dan si se traspasan los límites o no se cumplen las normas y están programadas con anterioridad. Los castigos son las “multas” que el hijo paga por una conducta determinada no aceptada. Se diferencia de la consecuencia por dos aspectos. El primero porque no se ha avisado con anterioridad, se informa a posteriori de que ha incumplido la norma o ha traspasado un límite. El segundo, porque, a menudo, no está relacionado con la norma incumplida, tiene un carácter puramente punitivo.

“Si la consecuencia implica que, si haces esto, no vas a salir. cuando el chico sabe que hay una consecuencia, aunque luego la pelee, él la entiende. Sin embargo, el castigo es cuando no se ha avisado antes. El cerebro del adolescente no entiende los castigos, en el sentido de que lo ve como agresiones o injusticias hacia él. Es por ello que los castigos sirven a corto plazo, pero a medio largo plazo no, porque no hacen más que incrementar el nivel de rebeldía. Lo que nosotros entendemos que estaba claro, ellos, sin embargo, no”, explica Rodrigo.

Entonces, si se les avisa antes es una consecuencia, pero, ¿qué pasa si se saltan la consecuencia también? El psicólogo responde: «Me gusta diferenciar que hay cosas que en el ámbito familiar se pueden hacer, pero en situación covid no. Si estamos en una situación sanitaria de crisis y nuestros hijos se saltan las normas lo que hay que hacer, aunque suene un poco drástico es solicitar ayuda a las autoridades competentes, porque si tu hijo está a las doce de la noche de fiesta sin mascarilla, estamos en una situación de peligro. No digo criminalizarle, pero sí remarcar que hay que pedir ayuda».

 

 

Causas por las que las familias acuden a terapia

Desde Coaching Club se han analizado las cinco principales causas que llevan a los padres a acudir a terapia porque se ven impotentes para gestionar la relación con sus hijos ante la negativa por incumplir las normas impuestas por la pandemia.

 

  • No acatar la normativa. “En los padres surge el miedo a la alta probabilidad de contagios dentro de la familia producidos por el incumplimiento de las normas”, explica Verónica Rodríguez Orellana, psicóloga y directora de Coaching Club.
  • Los contagios dentro de la familia producidos por no acatar las normas. Los padres observan impotentes que sus hijos salen sin respetar las medidas de seguridad y luego, vuelven a casa.
  • Imposibilidad de relacionarse con los abuelos: “Tenemos en consulta a padres que llevan sin ver a sus propios padres un año porque tienen hijos adolescentes que salen y no saben cuándo pueden estar contagiados”, asegura Rodríguez Orellana.
  • Pago de multas de forma continua: “Son los padres los que tienen que pagar las multas de sus hijos. Muchos se quejan pidiendo que se les aplique medidas correctivas como trabajo social”
  • Saltarse el toque de queda. Aunque ha dejado de estar vigente, de forma general, al finalizar el estado de alarma; este ha sido un problema recurrente en muchas familias. Todavía puede persistir en aquellas comunidades autónomas que lo mantengan.

 

Más información:

www.coachingclub.es

www.alejandrorodrigo.com

Cómo prevenir conflictos con adolescentes, Alejandro Rodrigo. Plataforma Editorial

Rafael Santandreu: “Tenemos una pandemia de necesititis”

Rafael Santandreu ha revolucionado la postpandemia con su libro Sin miedo, y es que este psicólogo se ha empeñado en demostrarnos que la vida no es tan complicada como en ocasiones nos parece.

 

Por Eva Carrasco

Fotografía de Xavier Torres-Bachetta

 

Santandreu detecta dos grandes trabas en el correcto desarrollo emocional de nuestros hijos, que él ha acuñado con nombres muy descriptivos. Por un lado, la necesititis que para el psicólogo es la madre de la enfermedad emocional y, por otro, la terribilitis que es el padre. Él aboga por una filosofía estoica desarrollada con métodos de psicología cognitiva que nos haga ver que la perfección no existe en la naturaleza y nos permita armonizarnos con ella.

 

Necesititis

La pandemia ha podido cambiar en algo este problema de nuestra sociedad actual. “Los padres ahora se han dado cuenta de que se necesita muy poco para ser felices, pero pasará rápido y volveremos a las andadas” vaticina Santandreu. “Muchos progenitores de ahora no entienden que no pueden decirle que no hay móvil a un hijo de 12 años, en ese caso el problema lo tienen los padres no el hijo”.

Santandreu nos cuenta cómo él creció en una familia muy pobre de Barcelona, pero fue muy feliz. Él interpreta que esto fue así porque sus padres no sentían la necesidad de cosas superfluas. Ya lo decía el filósofo griego Epicteto “no nos afecta lo que nos sucede, sino lo que nos decimos acerca de lo que nos sucede”.

Esa tendencia a la necesititis nos dice que necesitamos muchas cosas para estar bien como estar delgados, una casa grande, ser elegantes, viajar, estar en forma, tener muchos amigos… y si se falla en una sola, ya no vales nada. Curiosamente, explica el psicólogo, las personas más fuertes son las que menos necesitan.

Pero, por qué llegamos a agobiarnos con esas necesidades no necesarias. “La sociedad de consumo lo propulsa y el ser humano cae en el error de convertir deseos en necesidades absolutas. Es un fallo que hay que controlar mediante la filosofía y la educación en valores.”  Concluye Santandreu.

 

 

Terribilitis

Nos amargamos la vida dependiendo de nuestro dialogo interno. Tenemos que aprender a hablarnos a nosotros mismos en otro tono porque lo que uno se dice a si mismo se acaba convirtiendo en realidad. Santandreu define la terribilitis como “la tendencia a decirte que cualquier adversidad es terrible ya haya pasado o esté por pasar. Todo trastorno emocional es una terribilitis. Cuando tienes ese hábito todo te asusta. Las personas más felices no terribilizan jamás, cuidan mucho su dialogo interno.”

Si que hay adversidades, pero no son tan terribles. Es importante darse cuenta de que la mayor parte de las adversidades no van a impedirnos ser felices. No hay nada terrible en este mundo. No hay que exagerar, se trata de convencernos en función de nuestro sistema de valores, que es muy importante. “Tienes que convencerte de una serie de puntos a lo largo de la vida en la que te das cuenta de que hay muy pocas cosas importantes y necesitas muy poco” reflexiona el psicólogo.

Si estás convencido de que siempre puedes hacer cosas valiosas, seguro que las encontrarás. Ahora mismo con lo que estamos viviendo, es más importante que nunca no terribilizar. Siempre ha habido pandemias, hay que apreciar el momento presente y cuidarnos.

¿Como combatir la terribilitis? Santandreu nos da pistas. “Cuando nos pase una adversidad y empecemos a quejarnos nos podemos preguntar en qué medida eso que me está pasando (o me puede pasar) me impide hacer cosas valiosas por mí y por los demás”. Stephen Hawking lo aplicó durante toda su vida.

Demasiada sensación de seguridad no es buena, porque no es real y porque sería muy aburrido ya que el hecho de no saber qué va a pasar hace que la vida sea interesante y que se disfrute el momento.

 

Salud mental: ¿Por qué hay niños que se autolesionan?

La salud mental de los niños y adolescentes ha saltado por los aires por culpa de la pandemia. Los casos de ansiedad, trastornos alimentarios, depresión y autolesiones se han disparado en los últimos meses.

 

Por Olga Fernández

 

Aunque la salud física de los niños y adolescentes no se ha resentido con la infección por COVID-19, no puede decirse lo mismo de su salud mental. El impacto psicosocial de la pandemia ha dado de lleno en esta población donde han aumentado los casos de ansiedad, depresión, trastornos de la alimentación, autolesiones e intentos de suicidio entre los adolescentes. Los pediatras advierten de una ‘pandemia’ de problemas de salud mental en la población infanto-juvenil y piden un plan de prevención.

 

La ansiedad, el principal problema

“El problema que más ha aumentado es la ansiedad. Si antes de la pandemia veíamos alrededor de un 5% de niños y adolescentes con ansiedad, ahora hay un 20%. Las autolesiones también se han disparado, en algunas unidades de salud mental hemos visto que han aumentado hasta un 25%”, apunta Pedro Javier Rodríguez, pediatra y miembro de la Sociedad de Psiquiatría Infantil de la Asociación Española de Pediatría (AEP).  Según explica el pediatra, los síntomas de la ansiedad en el niño o el adolescente se presentan de diferente manera que en el adulto: disminución del rendimiento escolar, aumento de la irritabilidad, insomnio y aumento de las pesadillas, disminución de la ingesta, sintomatología psicosomática (dolor de tripa o de cabeza), obsesiones, nerviosismo cuando están fuera de casa…

Los principales factores de riesgo relacionados con esas consecuencias psicológicas han sido, inicialmente, la incertidumbre, el exceso de noticias, el distanciamiento social y familiar, la ausencia de rutinas, el abuso de pantallas, los ritmos irregulares de sueño y un patrón de alimentación menos saludable y, en muchos menores, la escolarización semipresencial. “En los cursos donde la educación ha sido semipresencial, a partir de los 13 años, se han detectado más problemas de salud mental”, dice Pedro Javier Rodríguez.

En algunos casos, se han añadido las dificultades económicas y de conciliación de trabajo con el cuidado familiar, y las posibles situaciones de enfermedad propia, de familiares cercanos o incluso el duelo por fallecimiento de seres queridos.

Los datos publicados hasta el momento, tanto en España como en otros países, muestran un aumento de los síntomas relacionados con diversos trastornos psiquiátricos, principalmente depresivos, de ansiedad, conductas autolesivas y de la conducta alimentaria. “Estos resultados son muy preliminares, y se espera que al retomar hábitos saludables y contando con apoyos necesarios, la mayoría de los niños recuperen su funcionamiento normal”, aclara la doctora Azucena Díez, presidenta de la Sociedad de Psiquiatría Infantil (SPI).

 

La causa de las autolesiones

No todas las autolesiones tienen un componente de alerta al suicidio. Esto es algo que los padres deben conocer para su tranquilidad.  “Hay dos tipos: las autolesiones sin intencionalidad suicida y las autolesiones con intencionalidad suicida. El más prevalente es el primero y funciona como un mecanismo regulador del dolor psíquico que sienten, que al no poder canalizarlo ni tener herramientas para disminuir su intensidad y frecuencia de un modo adaptativo, lo que hacen es recurrir a la autolesión (pellizcarse, arrancarse pelo, morderse…) para disminuir el sufrimiento psíquico y derivarlo a un dolor físico. Hay que tener en cuenta un componente importante: el control que ejercen sobre el inicio y el final de este dolor físico”, explica el psicólogo Luis Fernando López. Pero, ¿cuándo son preocupantes? Según este experto, cuando hay un deterioro de la capacidad de expresión emocional del dolor que sienten, se aíslan, presentan problemas de sueño o trastornos de la conducta alimentaria (bulimia/anorexia). “Si hay un aumento muy exacerbado del tiempo que pasan delante de la pantallas, en redes sociales o juegos on line, puede haber trastornos del sueño si las utilizan por la noche y entonces podemos intuir que existe un problema porque afecta al rendimiento académico, una disminución de sus relaciones presenciales y también dificultad para poder expresar de forma presencial mediante la palabra cómo se sienten”, indica. La señal de alarma para acudir al especialista sería el aislamiento del niño o el adolescente, “porque esto significa que hay un deterioro emocional y al mismo tiempo se produce un bajo rendimiento escolar y puede haber trastornos del sueño, periodos de agresividad, conductas desafiantes, rabietas prolongadas en el tiempo”, advierte Luis Fernando López.

La clave parece estar en aumentar la comunicación presencial para ganarle terreno a lo virtual. “Lo más importante es que haya un control parental desde el momento en que el niño tenga móvil, que los padres se interesen por el mundo digital de sus hijos (qué páginas visitan, con quién se comunican, etc.); y sobre todo, que conozcan qué tipo de identidad virtual tiene sus hijos, es decir, si está muy alejada de la identidad real para detectar problemas. Y rescatar periodos de calidad presencial dentro de la familia, como son los momentos de las comidas, salidas, participar juntos del mundo digital de forma presencial, etc.”, recomienda el psicólogo.

 

 

La Sociedad de Psiquiatría Infantil de la AEP presenta una serie de medidas para reducir el impacto de la pandemia en la salud mental de niños y adolescentes

  1. Mejorar los sistemas de coordinación entre los equipos de atención primaria (pediatras y médicos de atención primaria que tratan adolescentes) y los servicios de salud mental, así como la accesibilidad a estos últimos. El uso de interconsultas virtuales podría agilizar esta coordinación. La incorporación de psicólogos a los dispositivos de atención primaria es determinante en esta labor de prevención y detección temprana.
  2. Garantizar la incorporación completa al colegio para todas las edades, en cada una de las comunidades autónomas. La jornada completa, evitando en la medida de lo posible la escolarización semipresencial o intermitente, es una necesidad para los niños desde el punto de vista educativo y social.
  3. Fomentar las actividades de ocio y muy especialmente las deportivas, con la apertura permanente de parques infantiles, centros deportivos y otras actividades organizadas para niños y adolescentes.
  4. Agilizar la vacunación en los adolescentes y en los niños permitiría reducir los contagios en esta edad, facilitando el contacto social, evitando cuarentenas. En definitiva, incrementaría las probabilidades de conseguir un estilo de vida normalizado y reducir así las consecuencias psicológicas de la COVID.
  5. Reconocer oficialmente la especialidad de Psiquiatría del niño y del adolescente y la de Psicología Infantil en España, único país de Europa donde no está aprobada, con el fin de procurar una atención especializada a niños y adolescentes.
  6. Implantar programas de promoción de la salud mental universales e independientes enfocados en la prevención, detección temprana y lucha en contra del estigma de la enfermedad mental.
  7. Aprobar e implementar la Ley de prevención del suicidio, con apartados específicos para adolescentes.
  8. Aumentar el número de especialistas en psiquiatría infantil y psicología infantil por habitante.

 

 

 

22 consejos para educar en la cortesía

Por Javier Peris

 

No es la empatía, las buenas maneras o la urbanidad… y es un poco de todo. Se habla poco de ella, casi suena a antiguo… y sin embargo sigue siendo tan eficaz como siempre. Y además es una fuente de felicidad propia.

 

  1. Por qué ser cortés. Como ahora se le pone nombre a todo, se ha escrito sobre el llamado ‘síndrome del doctor House’: ¿por qué ser cortés si todo el mundo miente, mira por sí mismo y todo lo demás es hipocresía? Y lo malo es que, en parte, tiene razón. La clave está en ese ‘en parte’, los rincones de la mente y los sentimientos donde cada día, aunque no lo advirtamos, albergamos desinterés y generosidad. Ser cortés -como todas las virtudes sociales- ayuda y enriquece, en primer lugar, a quien lo es.

 

  1. Respeto y… De todos los conceptos que rodean a la cortesía quizá el respeto sea el más importante. Partimos de la base de que todo ser humano, por el hecho de serlo, tiene un valor. Los gestos y palabras de cortesía son una forma de decirle al otro que reconocemos ese valor y merece por eso un respeto. Pero hay algo más, que redondea este hábito hasta convertirlo en importante, necesario y conveniente para la vida diaria: el afecto.

 

  1. Sí, en el fondo de la cortesía tiene que haber un fondo de respeto, empatía, benevolencia… De lo contrario, acaba ejerciéndose de manera selectiva: solo con quien me cae bien, con quien puede ayudarme, con quien me paga… No deja de ser, es cierto, una manera adecuada de relacionarse con estas ‘personas de interés’, pero no es la cortesía que queremos para los hijos. En la infancia, cuando somos más trasparentes, es el momento de detectar las discriminaciones interesadas.

 

  1. Sano interés. La cortesía debe ser, claro está, gratuita pero, como dice el refranero, más moscas se cogen con un dedal de miel que con un tonel de hiel. La cortesía es tremendamente productiva. En el 90% de los casos predispone a los demás en tu favor (seguro que hay algún estudio que lo dice) y en los niños, en su relación con los mayores, esta eficacia debe ser del 100%. Porque los menores ejercen una cortesía muy especial y, por eso, reciben a cambio un trato aún más favorable. Que lo descubran cuanto antes.

 

  1. Misión casi imposible. Resulta casi imposible evitar que los hijos perciban la diferencia de trato entre los mayores, los comentarios a las espaldas que denotan en el mejor de los casos hipocresía, las faltas de respeto que expresan sobre personas conocidas y desconocidas… En otros temas podemos esconder nuestras faltas, pero nunca del todo en la relación con los ausentes.

 

  1. La cortesía, si no se ejercita, se diluye. Para eso están los hábitos de cortesía: la sonrisa, el apretón de manos, dejar pasar, dejar hablar… Son convenciones, claro, como casi todo; como ese beso de despedida a la pareja por las mañanas, o el rutinario guasap a media mañana. En la infancia la constante corrección de los padres resulta imprescindible para que los hijos interioricen esos hábitos.

 

  1. Y sin embargo cortés. ¿Cómo va a ser cortés mi hijo con lo serio que es? No importa si niños y adultos tenemos un carácter frío, o fuerte, desabrido, desconfiado, medroso… La cortesía no se identifica con el buen carácter o la simpatía natural. Más bien se aprovecha del carácter de cada cual: un gesto de cortesía en una persona introvertida o de aspecto arisco se agradece y valora mucho más que en alguien simpático. Y es perfectamente compatible.

 

  1. Un derecho. Si todos podemos y debemos ser corteses, igualmente todos pueden y deben ser beneficiarios de la cortesía, no importa su carácter ni sus defectos. Incluso aquellos que objetivamente nos han perjudicado, recibirán el trato justo mejor con cortesía que sin ella.

 

  1. Escuchar cuando se detectan las ganas de hablar del interlocutor; ese levísimo gesto de no-pasa-nada cuando el otro ha metido la pata; callarse esa chanza que podría molestar… El silencio es la cortesía en estado puro, el que con frecuencia nadie advierte y, por eso, constituye la mayor muestra de respeto y afecto. Solo quien te conoce bien y comparte contigo muchas horas puede reconocer el valor de tus silencios: los hijos.

 

  1. El síndrome de Wendy (la Campanilla de Peter Pan) es como se llama a la necesidad de satisfacer al otro. Esa disposición permanente a evitar disgustos y molestias a los que te rodean, a hacer favores no solicitados. En determinado grado se considera una patología, pero en su versión más inocua es una cualidad del carácter muy extendida, sobre todo en la infancia. Lo normal, y aconsejable, es que sea la propia experiencia -mala experiencia- la que modere el exceso de empatía.

 

  1. La sonrisa. Puede parecer que hemos esperado mucho para hablar de la sonrisa, la muestra más sencilla y directa de cortesía. No es un olvido. La sonrisa solo es exigible a quien por carácter tiene facilidad para ella, o al menos no le resulta muy difícil. La seriedad o gravedad, ya lo hemos dicho, es perfectamente compatible con ser cortés. Otros, por el contrario, deberían administrar sus sonrisas con menos liberalidad.

 

  1. Mujeres y niñas. ¿Qué hacemos con las mujeres? Delicado asunto para los padres varones más mayores, educados en una relación muy especial con las mujeres, a las que se considera -por causas muy variadas- merecedoras de un trato específico. Estos padres dudarán, con razón, si deben trasmitir a los hijos que las niñas y las mujeres deben ser objeto de un plus de cortesía. La respuesta la tiene cada padre y, haga lo que haga, hay que respetarlo.

 

  1. Palabras mágicas. Las aprendimos de pequeños y es nuestra obligación trasmitirlas a los más pequeños: gracias, por favor, muy amable, con permiso, pase usted… Las cortesías más valiosas son las que contienen el perdón: disculpe, lo siento, perdone… Estas son también las más difíciles, en ocasiones, para los adultos, predispuestos a encontrar siempre un motivo para no reconocer una falta, aun la más pequeña. Para los hijos, escuchar a sus padres expresarse así es un auténtico regalo.

 

  1. Encanto vacío. Podemos tener un hijo o una hija extremadamente amable, risueño, encantador y tan tierno que dan ganas de meterle en la paella. Hasta el punto de que, si le decimos que haga algo, su reacción ya nos llena de gozo mucho antes de que lo haga… o incluso si no lo hace. Como en la parábola de Jesús de Nazaret (el padre que envía a sus hijos a trabajar al campo) al final la buena disposición nada vale si no se cumple, si no se obedece. En el trato con menores con este carácter, es necesario aplicar un extra de firmeza. Aunque no es fácil.

 

  1. El lenguaje. Cuando estas sencillas frases se aprenden de pequeño, nunca se olvidan: evitar el ‘¿me entiende usted?’ cuando se puede usar el ‘no sé si me explico’; comenzar con un ‘si a usted no le parece mal’ aunque el otro nada tenga que decir al respecto; ‘quizá se me olvidó decirlo’ en lugar de ‘ha debido usted olvidarlo’… Hay quien piensa que estas expresiones transmiten debilidad y dependencia… Puede ser, pero la supuesta debilidad no depende de usar o no estas expresiones, ni omitirlas nos dará la seguridad que no sentimos.

 

  1. Más lenguaje. En España el lenguaje soez se ha generalizado tanto en los últimos años que el propio adjetivo solo se aplica en ocasiones muy extremas. Aun así, evitamos las palabras y expresiones malsonantes en entornos de poca confianza o más formales. Con eso bastaría si no fuera porque cuando peor hablamos más nos cuesta hablar mejor. Incluso hay ideas de uso cotidiano que ya solo sabemos expresar con una procacidad. Y si somos malhablados en el trabajo o entre amigos, en casa no podremos evitar serlo también.

 

  1. Muchos recordamos lo pesados que se ponían nuestros padres con eso de dar las gracias. Al contrario que el perdón, la gratitud es una es una de esas virtudes que siempre están bien vistas, uno de esos ‘valores’ a los que todos se apuntan. Como cortesía, dar las gracias nos predispone a ejercer una auténtica gratitud con las personas que la merecen, con Dios o con el simple hecho de poder apreciar el valor de la vida. Hagamos, por eso, lo mismo que nuestros padres: animar, obligar a dar las gracias por todo.

 

  1. Puntualidad. Ni una deslumbrante sonrisa y unos ojos de cachorrillo arrepentido puede convertir en cortés una falta de puntualidad. Se trata de una cortesía cada vez menos estimada por el simple hecho de que cada vez la practican menos personas: cuanto menos la ejercemos, menos sensibles somos a la impuntualidad. Además, la puntualidad apenas se nota, rara vez es apreciada. Por eso es una de las cortesías más desinteresadas.

 

  1. Aspecto externo. Evidentemente las cosas han cambiado mucho y, si las apariencias antes ya engañaban, ahora todavía más. Pero siguen existiendo entornos, ambientes que aprecian algunas formalidades, desde la vestimenta al registro idiomático. Al respeto por esas normas -por ese grupo- hay que añadir el aspecto práctico: ¿para qué distraer la atención sobre el aspecto externo cuando se trata de encontrar un trabajo, de integrarse en un grupo, de pedir cualquier tipo de ayuda?

 

  1. La higiene. Es verdad que en España nos duchamos con mucha más frecuencia que la media, pero la higiene va más allá de oler a jabón (eso es lo que más llama la atención en otros países). Es en la infancia y adolescencia cuando se adquieren los hábitos de higiene más básicos y necesarios. Y cuando tenemos cerca a las únicas personas que nos van a decir sin tapujos que nos huelen los pies. Después, ya no.

 

  1. En grupo. No hablar mal de la gente… más difícil aún: no contar cosas de terceros que no sean necesarias y, si se hace, cuidado con el tono. En estos tiempos de polarización, opiniones excluyentes y actitudes intolerantes, la cortesía ayuda al diálogo y al respeto. No hacer el vacío, estar pendientes de esas personas que en una situación concreta, o de manera permanente, tienden a ser ignorados en la conversación.

 

  1. Respuesta negativa. Somos corteses, empáticos, educados… y esa persona o personas solo nos devuelven frialdad, desconfianza, agresividad. Es para disgustarse, por supuesto, pero no para sorprenderse. Hay algunos tipos y tipas con los que es mejor no rozarse, por pura higiene mental y emocional. Por otra parte, no tenemos por qué caer bien a todos, incluidos muchos que son tan buenos como corteses.

 


 

Tres películas exquisitas

 

Emma

Esta versión de 1996 del clásico de Jane Austen descubre, para quien esté atento, que detrás de la moral victoriana había un sentido que justificaba -de acuerdo con los valores de la época- las estrictas normas de relación social, de lenguaje, de vestimenta… Algo que en cierto momento Emma (Gwyneth Paltrow) olvida, provocando una inolvidable bronca de su amigo el señor Knightley (Jeremy Northam).

My fair lady

Resulta paradójico que un tipo tan descortés y egoísta como el profesor Higgins (Rex Harrison) se encargue de enseñar a Eliza Doolittle (Audrey Hepburn) las armas de la cortesía social, empezando por el lenguaje. Armas que resultan abrumadoramente eficaces en esta adaptación musical pero muy fiel de la obra de George Bernard Shaw ‘Pigmalion’.

Lo que queda del día

No es una casualidad que las tres películas sean británicas (esta última coproducida) y sobre libros escritos por británicos, incluido el autor de ‘Lo que queda del día’ Kazuo Ishiguro. Entre Anthony Hopkins y Emma Thompson se encargan de mantener a flote un mundo que está naufragando, y no solo porque está a punto de estallar la II Guerra Mundial.

 

 

Vuelta al cole y cambio de cole: "Es importante que los padres sean capaces de ayudar a sus hijos a ver el cambio como parte de la vida”

Es “normal” que, ante la expectativa de empezar el curso en un nuevo colegio, los menores se sientan nerviosos, algo que puede ser “incluso positivo, ya que les ayuda a estar más atentos”.

 

La ‘vuelta al cole’ que se inicia en España la próxima semana será también para muchos niños y niñas el arranque de la etapa escolar en un nuevo centro educativo de la misma o distinta ciudad. Los cambios de colegio son algo cada vez más habitual debido a la movilidad de la población. De hecho, en los Centros Crece Bien de Madrid, pioneros en la enseñanza y el desarrollo de Habilidades Emocionales, Sociales y de Aprendizaje, señalan que reciben cada año a bastantes niños que pasan por esta experiencia y a los que la misma les llega a afectar a nivel de relaciones personales y de rendimiento académico. “En muchos de los casos, el causante de esta afectación no es el nuevo colegio en sí, o que el cambio de situación haya sido a peor, sino cómo ha vivido el niño ese cambio”, asegura Sonia Martínez, psicóloga y directora de los Centros Crece Bien.

Para la experta, es “normal” que, ante la expectativa de empezar el curso en un nuevo colegio, los menores se sientan nerviosos, algo que en su opinión es “incluso positivo, ya que les ayuda a estar más atentos”. Las dificultades, para Martínez, comienzan cuando ese nivel de “nervios” se dispara y descontrola y los niños no duermen ni comen bien, están irascibles, se enfadan por todo y en su cabeza solo está la idea del cambio de colegio, lo que en opinión de la autora de Descubriendo las emociones (La Esfera de los libros) puede llevar a los pequeños “a anticipar problemas que probablemente no llegarán a ocurrir, pero que les provocan un miedo irracional por situaciones que aún no han sucedido”.

Además de estos “nervios”, para la directora de los Centros Crece Bien lo esperable es que los niños no quieran hablar demasiado sobre su experiencia en el nuevo centro durante los primeros días de colegio. “Es lo normal. Les han pasado muchas cosas y se sienten saturados, necesitan desconectar. En el caso de que los pequeños opten por el silencio, al principio lo mejor que podemos hacer como madres y padres es cambiar de tema o realizar alguna actividad que les haga sentirse reconfortados. Más adelante, cuando haya pasado un tiempo prudencial, ya será momento de preguntar y escuchar”, argumenta.

 

Ayudarles a ver el cambio como parte de la vida

Para la psicóloga es “muy importante” que los padres sean capaces de ayudar a sus hijos “a ver el cambio como parte de la vida”, una actitud que, reconoce, “no se consigue en una conversación ni en un día, sino que se siembra día a día”, por ejemplo, preguntando a otras personas acerca de los cambios que han tenido en su vida, viendo fotos y recordando momentos en los que se afrontaron cambios; o visionando películas y leyendo libros en los que los protagonista se ven obligados a cambiar de colegio o de ciudad.

En el caso de que los menores se muestren tristes o enfadados, Martínez recomienda “escucharles, apoyarles en sus emociones y ayudarles a que las puedan ir superando con cariño y comprensión”. En ese sentido, aunque reconoce que es difícil, recomienda a los padres que vean esta situación como parte de la vida, sin asustarse excesivamente ni darle mayor importancia. “Los niños ven a través de los ojos de los padres. Si les ven preocupados, seguramente se preocupen más”, explica.

Además de esto, la experta aconseja establecer una comunicación fluida en casa para que todos los miembros de la familia puedan compartir sus sentimientos de tristeza, rabia o miedo sin sentirse juzgados.

Por último, Sonia Martínez anima a padres y madres para que ése compartir las preocupaciones sea una plataforma para convertirlas en retos a superar: “Por ejemplo, podemos practicar el pasar del «no haré amigos y nadie querrá hablar conmigo» al «¿qué puedes hacer para iniciar una conversación? ¿lo practicamos? Imagínate que soy un niño, ¿Cómo lo harías?», anotando el reto en un cuaderno de desafíos”. En ese sentido, para la directora de los Centros Crece Bien, escenificar situaciones que pueden darse en el colegio “puede ser de gran ayuda, ya que si los niños las ensayan se enfrentarán a ellas con más herramientas”.