Hemos visto que ese modelo opuesto a lo rural, no es buen ejemplo al que aferrarnos. Nuestro mundo enfermo y con grandes achaques ha venido a mostrarnos grandes enseñanzas que iremos poco a poco comprendiendo, pero sobre todo nos ha mostrado el gran respeto que debemos a nuestro entorno.
Miedos, soledad, protocolos, normas, exigencias, enfermedad, tristeza… La lista podría ser infinita de todo lo que ha implicado este catastrófico período que nos tocó vivir.
Me sentí muy preocupada por poder atender a un grupo de alumnos, con todas las medidas que se nos planteaban y con la gran carga de incertidumbre que teníamos que afrontar. Sin embargo, saber que estaría en la escuela que ya conocía, donde los espacios exteriores nos brindaban la posibilidad de mayores distancias, ventilación y que pudiésemos conectar con nuestros alumnos sin que viviesen de un modo más traumático, la aparatosa vuelta a las aulas, fue muy tranquilizador.
Es obvio que la situación también ha estado presente en estos centros, pero de un modo más llevadero y del que deberemos tomar conciencia y seguir apostando por todo lo bueno que tienen estos lugares de aprendizaje idílicos.
¿Estaremos delante de una oportunidad para estas zonas y su escuela?
Esperemos que se le dé el lugar que se merece y que, en la gran diversidad de escuelas, nos enriquezcamos unos de otros, valorando todo los puntos fuertes de cada una de nuestras instituciones y personas, mejorando día a día y dando a nuestra Educación un sentido real y útil ,en todas las modalidades que podamos encontrarnos, para convertirnos en seres realmente competentes.
[quote]Mundo rural, por María Candelaria Iguiño Barragán
María Candelaria Iguiño Barragán
Maestra de infantil en el CPR «Almenara» (El soto – Zahora, Cádiz)
PEDAGOGA E ILUSTRADORA
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