Cada ve se hace más relevante y necesaria la formación en oratoria y comunicación en los centros educativos, como una herramienta democrática para fomentar el pensamiento crítico, la socialización y el espíritu emprendedor.
Para ser un ciudadano activo, necesitamos herramientas de pensamiento crítico que nos permitan analizar nuestras propias opiniones, pero también las del resto de ciudadanos y líderes. Además, este requiere de habilidades de comunicación no solo para expresarse, sino también para escuchar. El ejercicio del debate nos proporciona estos elementos esenciales para fortalecer estas capacidades y enriquecer así la calidad democrática de la sociedad”, explica Cristina Hernández, psicóloga de Secundaria y Bachillerato y Coordinadora de la «Escuela de Debate» del grupo Brains International Schools.
El debate como método pedagógico
El debate es un recurso que implica diferentes competencias: saber hablar, transmitir ideas y opiniones, saber escuchar, compartir posturas, rebatir y estar preparados para defender también un cambio de opinión. Estas aptitudes pueden aplicarse de manera transversal a cualquiera de las materias que se imparten en los centros educativos.
Pero, sobre todo, el debate es una herramienta de conocimiento que permite a los más jóvenes conocer, analizar y reflexionar sobre el mundo que les rodea. La introducción del debate en las aulas, de larga tradición en el mundo anglosajón, aunque más reciente en la Educación española, obliga a los alumnos a investigar y, a menudo, a defender posturas contrarias a las propias.
Se trata de una introducción a la participación ciudadana del colectivo joven, a quienes normalmente se les acusa de desinformados y poco interesados. Fomentar los debates es también una manera de adoptar valores de respeto ante la diversidad de pensamiento, contribuyendo a la construcción de una sociedad futura de mente más abierta, tolerante y con una cultura del trabajo en equipo fortalecida, entre otras cualidades.
- Herramienta educativa: contribuye a preparar a los participantes para dirimir conflictos de manera más eficaz, mejorando su capacidad crítica. Es decir, sus habilidades para construir y analizar argumentos y para compartir sus ideas con los demás.
- Empatía y tolerancia: el debate nos ayuda a ponernos en el lugar del otro. No sólo se trata de aceptar la existencia de opiniones divergentes, se trata de acercarnos a ellas, a comprender mejor sus razones aun no estando de acuerdo con las mismas, y argumentar nuestra posición de forma educada.
- Pensamiento crítico: la práctica del debate nos prepara no sólo para cuestionar los argumentos de otros, sino también para aceptar el cuestionamiento de éstos—e incluso de nosotros mismos— a nuestras creencias. Esta capacidad de autorreflexión crítica nos permite ser más flexibles en aquello en lo que creemos y en nuestra visión de las cosas.
- Ánimo constructivo: el uso del pensamiento crítico no es sinónimo de crítica. Con la práctica del debate se aprende a rebatir al contrario con argumentos propios, pero sobre todo, con propuestas para tratar de acercar posturas y buscar soluciones conjuntas a un problema común.
El debate es una herramienta pedagógica que durante años se ha ido implantando en los centros educativos del grupo Brains International School, y que les ha permitido granjearse importantes premios a nivel nacional en las ligas de debate preuniversitario.
Las imágenes que hemos visto en los últimos días son el perfecto ejemplo de la importancia de formar en oratoria y debate a los más jóvenes. Es necesario que los líderes del futuro sepan confrontar sus ideas desde el respeto, la empatía y con argumentos razonados, ya que de ellos dependerá el buen funcionamiento de nuestra sociedad”, concluye Cristina Hernández.