Omega 3 está de moda

Los ácidos Omega 3 son extremadamente saludables
para nuestro sistema cardiovascular. Además, los expertos
en nutrición recomiendan encarecidamente su
consumo en época de embarazo.

Autor: ALEJANDRA RODRÍGUEZ

Los Omega 3 (y sus primos hermanos, los Omega 6) son los nutrientes de moda. Estos ácidos grasos se han convertido en auténticas estrellas dentro de la dieta debido a su enorme potencial para conservar la salud. Diversos trabajos científicos han demostrado que los Omega 3 mejoran notablemente el estado cardiovascular gracias a sus propiedades anticoagulantes, antitrombóticas y antiarrítmicas.
Además, es muy recomendable ingerirlos durante el embarazo (bien en la dieta, bien en complementos nutricionales) y la lactancia, ya que repercuten muy positivamente en la salud neurológica y ocular del feto y de los recién nacidos.
Según se ha comprobado, estos ácidos grasos mejoran el funcionamiento de la membrana celular y, además, juegan un papel esencial en la formación del tejido cerebral y en algunas estructuras relacionadas con la visión.
Estos compuestos grasos se encuentran preferiblemente en los pescados azules, también denominados grasos, y que se encuentran en las aguas más frías y profundas del mar. El atún, la caballa y, sobre todo, el salmón, son las fuentes principales de esta fuente de salud.
Sin embargo, los especialistas están verdaderamente preocupados porque el pescado –que además es valioso en la dieta por su alto contenido en vitaminas A, D y B12, así como en minerales como el fósforo o el magnesio–, es claramente deficiente en la alimentación de cada día.
De hecho, las recomendaciones indican que este alimento debería figurar un mínimo de cuatro veces en la dieta semanal, al menos dos de ellas en su variedad azul.
Los motivos de esta carencia son variados, pero las prisas y el ajetreo de la vida moderna figuran entre las principales razones por las que este alimento sigue ocupando un papel secundario en la dieta cotidiana.
No obstante, existen muchas soluciones para no dejar de lado estos productos, incluso aunque no se consuman frescos. La congelación es una gran aliada del ama de casa en este sentido y las conservas de pescado resultan una alternativa saludable y sabrosa, en especial para los más pequeños, a los que tan difícil es introducir nuevos alimentos.

VENTAJAS

Estas conservas se elaboran de diferente manera según la variedad del pescado que se vaya a envasar. Sin embargo, todas las piezas pasan por un estricto proceso de lavado y diversos procesos de cocción. Uno de los principales atractivos de estos alimentos, de cara a dárselos a los más pequeños de la casa, reside en el hecho de que en su procesamiento se eliminan todos los elementos que podrían representar un riesgo para sus delicados paladares (espinas, escamas, piel…).
Después se someten a un proceso de esterilización y conservación para que perduren en el tiempo. Y es ahí donde nos encontramos con otro punto a favor de las conservas de productos marinos. Estos métodos aseguran que los alimentos conserven todas sus propiedades nutricionales y valor dietético, lo que no siempre ocurre cuando el producto fresco pasa varios días en la nevera esperando llegar al plato. Es más, en función de los ingredientes que se añadan al pescado, sus propiedades nutritivas incluso aumentan (sobre todo si se agrega aceite de oliva).
El secreto de esta circunstancia no es otro que el envasado, que se lleva a cabo en latas, recipientes metálicos y opacos que impiden la llegada al alimento de los diversos agentes externos que pueden alterar sus propiedades y acortar su vida útil, como son el aire y, fundamentalmente, la luz.
Y es que de las conservas de pescado se aprovecha hasta la lata. Al estar realizadas en acero, se garantiza la buena conservación del alimento, su fácil transporte, manipulación y almacenamiento debido a su gran resistencia y, por añadidura, se puede reciclar.

Lo más: ser una buena persona

Los padres se dan cuenta enseguida o poco a poco de
que no todos los hijos «salen» igual. Ese es un dato inicial,
permanente, con el que siempre hay que contar.
Es la «condición» de cada uno o de cada una. Pero no es
ninguna excusa para no modificar ciertos aspectos.

Autor: RAFAEL GÓMEZ PÉREZ

Recuerdo un antiguo chiste, propio de tiempos de carestía y de familias numerosas. La visita comenta lo guapo y lo crecido que está el pequeño de la familia:
-Tiene los ojos de la madre, la forma de la cara del padre, el pelo como el de su tío…
El niño interrumpe:
-Y el pantalón de mi hermano.
«Salir» de un modo o de otro es una lotería. No sólo se heredan los genes porque en ellos se incluyen también disposiciones anímicas, las raíces de los caracteres. Pero se heredan con la impronta personal, porque cada individuo es único e irrepetible.
Esa impronta personal no es unívoca. Pero, dentro de un número variable de cualidades buenas y no tan buenas, suele haber una dominante. En ese sentido se puede decir que una persona «sale» generosa. Otra, voluntariosa. Otra, vaga. Aquélla es envidiosa y muy celosa. Otra es de una impuntualidad que asusta. Otra lo pierde todo. Otra lo deja todo por medio y las cosas donde caen…
Son disposiciones naturales que se agravan o corrigen o atenúan con la educación que se recibe, con los ejemplos que se ven, con el tiempo, con la experiencia.

HERENCIA

Hay miles de estudios sobre qué tiene mayor relevancia, si la herencia, los genes, o la educación. Es una polémica que quizá no tendrá nunca una solución definitiva, porque es algo muy parecido a una ecuación con, por lo menos, dos incógnitas. Todo depende de la herencia pero, a la vez, todo depende de la educación.
Hay que pararse en la importancia de esta expresión: «manera de ser». Todos somos igualmente seres humanos, pero de distintas y diversas maneras o modos. A eso tan singular, tan propio, nos solemos referir al decir «es que es mi manera de ser».
Si miramos a nuestro alrededor, empezando por la propia familia, podemos darnos cuenta de la inmensa variedad de los caracteres y de las maneras de ser.
Hay quien nace llorón y será toda su vida una persona propensa a la lágrima. Hay quien resulta poco hablador y así seguirá el resto de su vida. Hay quien sale olvidadizo y eso no hará más que aumentar con los años. Sin tener en cuenta que otras manifestaciones de esa principal «manera de ser» aparecen conforme la persona va llegando a determinadas edades, porque dependen del estado anímico pero también del tono corporal, del número de neuronas y de otros factores.
Es importante conocer esas maneras de ser, porque es la base sobre la que habrá que construir.

LA EDUCACIÓN ES MUCHO

La educación, aunque no lo sea todo, es mucho. La mejor educación es la que, conociendo la «condición natural» de cada persona, se preocupa por mejorar lo que puede mejorar e impedir que empeore lo que tiende a hacerlo.
Esto quiere decir que no hay que contentarse con lo «natural», con el fácil recurso de «son las cosas de…». Las cosas de Raúl, que nunca cierra nada de lo que abre –un cajón, el frigo, un armario…– pueden ser corregidas.
Las cosas de Ana, que es tan desmemoriada que se olvida siempre de ayudar a quitar la mesa, también.
La condición natural es un dato, pero no una excusa. Hay quien «sale» con una tendencia a amargar la vida a los demás, defecto que es preciso que corrija, por su propio bien y sobre todo por el bien de los demás. «Es que yo soy así». Sin duda, pero se puede cambiar, al menos algo.

TODOS TENEMOS DEFECTOS

«Todos tenemos defectos» y es sabido que lo normal es aprender a convivir con los propios defectos y con los ajenos. Es verdad. Pretender de nosotros mismos y de los demás la perfección supondría una decepción y quizá cierta crueldad.
Si Lucía, que era impuntual el 99% de los casos, logra reducir la tasa al 35%, su perdurable defecto es casi una cualidad y hay que convivir con él. Si Jose, que «mojaba» la cama cada dos por tres, ahora sólo lo hace muy de tarde en tarde, hay que entender que va camino de solución.
Fumar es un defecto y, a juzgar por la que está cayendo, uno de los peores, una abominable lacra. Pero si descubrimos que Ángel, que había dejado de fumar hace dos años, se fuma un puro en el bautizo de su nieto, no hay por qué apedrearle… El peor de todos los defectos es la intolerancia, que lleva a buscar continuamente defectos en los demás y hace imposible cualquier convivencia.

SALIR BUENO

Cuando una está embarazada, a la mamá le da igual el sexo del bebé con tal de que salga bien, sano y con todo lo que un ser humano ha de tener. Pero tan importante como eso es que salga buena persona, de buena condición, con unos principios que, al desarrollarse, den origen a lo más que se puede pedir: «ser una buena persona». Sólo para las películas y obras de ficción puede quedar interesante ser «un malo muy malo».

La muerte de la infancia

Actividades extraescolares y falta de tiempo libre. Juego virtual y solitario más dosis
obscenas de televisión. Competitividad y comida basura. En poco se parece la infancia
que viven nuestros hijos a la que nosotros disfrutamos. El reflejo es un aumento
del estrés, la ansiedad y la depresión en mentes aún en fase de desarrollo.

Autor: RODRIGO SANTODOMINGO

El pasado septiembre, un grupo de más de 100 educadores, intelectuales y
expertos en enseñanza del Reino Unido enviaron una carta abierta a varios
periódicos. Su objetivo era denunciar la progresiva erosión de la infancia tal y
como nosotros, los adultos de ahora, la conocimos cuando nos tocó
vivirla.
Sostenían, por ejemplo, que la hamburguesa y los precocinados se
habían comido a la sana y sabrosa comidita casera. Que la irrupción masiva de
consolas, programas televisivos y ordenadores había supuesto casi un certificado
de defunción para el juego colectivo y al aire libre.
También que la
competitividad extrema regía la vida académica (y extraescolar) de chavales que
apenas cursan la Primaria. Y, sobre todo, que los padres, la sociedad o quien
demonios fuera estaban usurpado a los niños del siglo XXI tiempo, tiempo y más
tiempo. Para jugar y gamberrear un poco. Para pasar buenos momentos con la
familia. Simplemente, para no hacer nada sin sentirse culpables por
ello.
¿Consecuencias? Estrés, ansiedad y depresión a edades cada vez más
tempranas, aseguraba contundente el escrito. Patologías tradicionalmente
asociadas a las angustias y sinsabores de la madurez extendiendo sus tentáculos
a mentes aún en desarrollo.
La carta, que tuvo una gran repercusión, era en
resumen un alegato contra la exportación de las formas contemporáneas de la vida
adulta a nuestros hijos.

  INJUSTICIA 

Desde su despacho
en Londres, Marion Dowling, presidenta de la Asociación Británica de la
Educación en la Primera Infancia y una de las firmantes de la carta, explica
para PADRES la injusticia que muchos progenitores cometen al imponer a sus
retoños condiciones, espacios y horarios anti-infantiles que ellos no tuvieron
que sufrir.
«Nosotros disfrutamos de los beneficios de alimentarnos con buena
comida y de la libertad de jugar como verdaderos niños. Esto nos dio una base
tremendamente sólida para nuestro futuro desarrollo. Con el tiempo, de forma
progresiva, nos hemos ido adaptando a los cambios sociales y de costumbres de
las últimas décadas», comenta Dowling.
Por el contrario, «a los niños de hoy
se les niegan esos beneficios y se espera que crezcan y se desarrollen con una
dieta paupérrima de comida basura, libertad limitada y ausencia de experiencias
directas».

  ANSIEDAD CRECIENTE 

Pero, ¿es
cierto que este tipo de trastornos hayan encontrado inagotables canteras entre
la población infantil? «Sin duda», responde Paulino Castells, doctor en Medicina
y psiquiatra familiar con 35 años de experiencia. «Han aumentado las
depresiones, las crisis de ansiedad, las crisis de pánico. Por supuesto, también
la hiperactividad y los comportamientos agresivos».
Un estudio de la Case
Western Reserve University (EEUU) publicado hace unos años comparó los niveles
de ansiedad de niños y adolescentes en 1952 y 1993. Los resultados se revelaron
diáfanos: mucha más ansiedad en la década de los noventa que 40 años atrás. Con
el agravante de que el primer estudio se centró en menores tratados por
psiquiatras, y el segundo escogió una muestra de chavales sin ningún problema
mental diagnosticado.

  OBJETIVO COMERCIAL 
 

«Nunca los niños han estado tan bien tratados
materialmente, y tan mal espiritualmente», apunta Castells. «Es increíble la
prisa que tienen algunos padres porque sus hijos crezcan lo más rápido posible.
Les obligamos a que sean pequeños hombrecitos y mujercitas».
Tesis similar a
la que expresaba la carta británica. Así decía: «Nuestra sociedad emplea grandes
esfuerzos en proteger a los niños del daño físico, pero parece haber perdido el
norte sobre sus necesidades sociales y emocionales».
Y si los padres no ponen
a sus hijos a salvo de las contradicciones y anhelos del mundo adulto, no será
el mercado quien lo haga.
Con los tweenies (nueva categoría comercial en la
que, en sentido amplio, encaja todo chico o chica que aún no ha llegado a la
adolescencia), la publicidad ha definido un nuevo target o público objetivo al
que bombardear con mensajes de éxito ficticio. Si compras tal, tendrás más
amigos. Si compras cual, serás admirada.
Si los adultos son, consciente o
inconscientemente, víctimas de este tipo de argumentos simplistas, mucho más lo
serán los niños. «Lo que decimos es que, ya que el cerebro infantil se encuentra
en fase de desarrollo, por necesidad tiene que ser más vulnerable ante las
presiones ambientales nocivas que un cerebro de adulto plenamente desarrollado»,
nos cuenta, desde la Universidad de Roehampton (Gran Bretaña), el doctor Richard
House, otro de los firmantes de la misiva.
Dowling, Castells y House
coinciden al señalar que el reencuentro de nuestros hijos con la verdadera
infancia es un objetivo complejo que pasa por un profundo cambio social. En
definitiva, una transformación que también modifique nuestras vidas de adultos.
«Sería ingenuo abogar por estos cambios sin tener en cuenta el contexto cultural
en el que viven los niños», apunta House. «Implícitamente estamos desafiando un
modelo de vida centrado en estrechos valores materialistas».
Castells, por su
parte, concluye lanzando un mensaje de esperanza: «Mi experiencia me dice que
muchos padres empiezan a rebajar el nivel de presión. Pero el cambio tiene que
venir de nosotros, de cada familia. No podemos esperar a que venga de fuera».

SIN SUEÑO, SIN HAMBRE
Existen
multitud de síntomas para identificar si el niño ha traspasado niveles de
preocupación aceptables sobre asuntos cotidianos para adentrarse en un cuadro de
estrés, ansiedad o depresión. Los dividimos en físicos y emocionales o de
conducta (fuente: Enciclopedia Médica
ADAM).

FÍSICOS
Los más habituales son los dolores de
cabeza frecuentes y las molestias estomacales vagas. Con o sin dolores de tripa,
la mayoría experimenta también una evidente disminución del apetito.
Tampoco
escasean las dificultades cuando llega la hora de irse a dormir: problemas para
conciliar el sueño, pesadillas y, en algunos casos, empezar a mojar la cama o
volver a hacerlo cuando el tema parecía superado.

DE
CONDUCTA

Es posible que el niño albergue preocupaciones exageradas,
adopte tics nerviosos, retroceda en su desarrollo emocional, se muestre incapaz
de relajarse y de controlar sus emociones o incorpore miedos antes desconocidos.
Algunos se aferrarán a sus padres y no querrán perderles de vista, aunque esto
depende mucho del origen del problema.
Abundan también la adopción de
comportamientos tercos y agresivos, así como la renuncia a participar en
actividades familiares y escolares. La rabia y el llanto pueden ser el pan de
cada día.

FACTORES RECURRENTES: COMPETICIÓN EXTREMA
Y TRASLADO DE ANSIEDAD

Muchos son los motivos que generan
estrés y ansiedad entre nuestros hijos. En ocasiones, no existe una única causa,
sino varias que se entrelazan y confunden. Más aún, no todos los niños y
adolescentes reaccionan de igual forma ante similares
circunstancias.
Teniendo esto en cuenta, los expertos suelen insistir en
factores recurrentes que podríamos agrupar en tres tipos.

– UN
DÍA A DÍA COMPETITIVO Y HOSTIL.
A nadie sorprende ya la excesiva
presión (académica, en los deportes, en el juego incluso) que algunos padres
ejercen sobre sus hijos bajo la máxima «tiene que ser mejor, llegar más lejos
que yo». Si a esto unimos la ausencia de tiempo libre obtenemos un panorama que
en mucho dista de la relajada esencia de una infancia feliz. Tampoco es extraño
que ellos mismos se autoexijan demasiado. Habría que analizar el
porqué.

– FACTORES EXTERNOS pero que es imposible que no
afecten al chaval. Los divorcios y separaciones son el ejemplo más evidente,
pero hay otros como la enfermedad o la muerte de un ser
querido.

– PROBLEMAS DE ADULTOS en los que nunca
deberíamos implicar a los hijos. Tus tensiones laborales, los problemas
financieros de la familia y las riñas matrimoniales deberían ser territorio
vetado para ellos. Trasladar nuestras ansiedades a los niños es otra forma de
maltrato.

¡CORRE, HABLA, RÍE,
GRITA!

Al igual que ocurre con los adultos, cada caso de
estrés o ansiedad infantil es un mundo aparte. Conviene no obstante estar al
corriente de un listado con consejos de aplicación más o menos general. Para
cuadros más extremos, el camino para salir del bache pasa siempre por la visita
a un especialista.

1 No programes en exceso. Es
fundamental que todos los días dispongan de tiempo libre para jugar a su aire,
corretear a cielo abierto y olvidarse de cualquier tipo de
responsabilidad.

2 Potencia que se relacionen con
otros niños. Controla el tiempo que pasan en soledad delante del ordenador, la
consola, la televisión y otros artilugios.

3 Habla
con ellos. Dedícales unos momentos cada día para preguntarles (sin atosigar…)
qué tal en el cole, con los amigos… Y, por Dios, apaga la tele a la hora de la
cena.

4 Ponte en su lugar. Y no subestimes a tu hijo
por considerarle demasiado pequeño.

5 No reprimas sus
frustraciones, al menos no por sistema. A veces, gritar en un almohada puede ser
la mejor terapia.

6 Si lo consideras necesario,
enséñales técnicas de relajación y (¿por qué no?) aprende a darles
masajes.

7 Estimula el ejercicio físico con
actividades que ellos elijan. Tu hijo puede aborrecer el kárate pero adorar dar
un paseo en bicicleta con su padre o sus amigos. Pregúntale.

8 Sana alimentación. Cuidado con el exceso de azucar y lucha sin
cuartel contra la tentación de la comida basura.

9
Cultiva la risa, ese bálsamo universal para aliviar tensiones.

10 Dales la oportunidad de que hagan sus propias elecciones y
controlen parte de su vida. Los estudios demuestran que, cuanto más siente una
persona que tiene control sobre una situación, mejor será su respuesta al
estrés.

11 Atención a los contenidos televisivos.
Perdón por la insistencia con el tema tele, pero es que algunos programas son
una fuente inextinguible de miedos y ansiedades. Menos telediarios y más
dibujos.

¿Demasiados deberes?

Hay padres que no están de acuerdo en que su hijo llegue a casa con deberes, pero
las tareas escolares pueden ayudarnos a conocer al niño. ¿Cuáles son sus habilidades
y cuáles sus deficiencias? Obsérvalo y lo sabrás. No se trata de que hagas de profesor
en casa, pero sí puedes participar. Los deberes contribuyen a desarrollar la autonomía
de tu hijo, aunque es importante que cada día disponga de tiempo libre

Autor: JOSÉ MARÍA LAHOZ

Hay, desde hace algún tiempo, un cierto debate entre los padres en torno al sentido lógico y a la utilidad de que sus hijos tengan que seguir trabajando y estudiando en casa, una vez que han acabado su jornada escolar.
Los detractores de esta práctica afirman que la responsabilidad de la instrucción de sus hijos debe ser totalmente asumida por los profesores que son los que están preparados para hacerlo. Los padres y madres no tenemos ni el tiempo ni la cualificación para hacer de profesores. Por lo tanto, las tareas escolares deberían realizarlas en el ámbito escolar. Desde el punto de vista de los hijos, añaden algunos, la carga que supone continuar en casa su jornada escolar da lugar a horarios de trabajo impropios para su edad y que no les permiten disponer de tiempo libre para otras tareas extraescolares e incluso para jugar.
Visto el panorama desde aquí, parece indefendible la postura contraria que afirma que es positivo que los niños realicen en casa algunas tareas relacionadas con el aprendizaje escolar. No obstante, tengo la esperanza de que tras escuchar mis argumentos, un buen número de padres y madres asumiréis los razonamientos que defiendo.
En primer lugar, hay que reseñar que algunas de las afirmaciones anteriormente hechas son acertadas y dignas de tenerse en cuenta. Es el caso de que los padres no han de hacer de profesores de sus hijos como norma general. Los hijos han de realizar en casa actividades de aprendizaje y de estudio que puedan resolver de manera autónoma, cosa que han de tener presente los profesores. También asumo como propia la idea de que nuestros hijos han de tener tiempo libre todos los días. Tiempo para realizar otro tipo de actividades y jugar o entretenerse a su manera. Así pues, será útil y eficaz que dediquen algún tiempo a realizar tareas de aprendizaje siempre que puedan realizarlas con autonomía y que les permitan disponer a diario de tiempo libre. En estas circunstancias, los deberes nos ofrecerán unas posibilidades, de otro modo imposibles de conseguir. En concreto, tendremos ocasión de conocerlos mejor y de poder ayudarles en sus estudios de manera más oportuna y eficaz.

OBSERVAR LO QUE HACEN

Al observar lo que hacen y cómo lo hacen obtendremos información de primera mano sobre su manera de trabajar.
Conoceremos directamente en qué consiste su trabajo de estudiantes, su manera de enfrentarse a las tareas y el esfuerzo que les supone. Descubriremos su capacidad de atención, pulcritud y organización. Este conocimiento nos permitirá contrastar la información que recibimos de sus profesores con la nuestra.
– Podremos conocer inmediatamente las dificultades que encuentran. De este modo, al observar sus dificultades en las tareas encargadas podremos ponernos en contacto con sus profesores para valorar sus dificultades y poner remedio, si es oportuno.
– A través de la observación de los libros y libretas que lleva a casa para trabajar, descubriremos cómo trabaja en clase, sus mejores y peores habilidades, sus éxitos y fracasos.
– Al conocer concretamente sus tareas escolares, estaremos en condiciones de que compartan con nosotros experiencias del colegio, cosa que es a veces difícil de conseguir. Con frecuencia responden a nuestras preguntas sobre cómo les va en el colegio con monosílabos.

AYUDAR

Además, conocer mejor a nuestros hijos nos permitirá mantener mejores relaciones con ellos para así poder ofrecerles ayuda y orientación a la hora de hacer deberes en casa.
– Podremos motivarlos para el estudio si mostramos interés y damos mucha importancia a sus tareas escolares.
– Los motivaremos cuanto más apreciemos el esfuerzo que hacen al trabajar, lo que nos permitirá proponerles estímulos para que se esfuercen especialmente en un objetivo concreto. – La sensación de colaboración genera una especial cohesión familiar y se logra, por ejemplo, al proporcionarles una ayuda puntual para conseguirles material para un trabajo de clase.
Este tiempo de trabajo personal compartido nos permitirá incidir en la educación de algunas de sus capacidades fundamentales como la atención, la perseverancia, la laboriosidad, la responsabilidad, el orden y la organización.

TIPOS DE TAREAS

– En edad preescolar los deberes consistirán en enseñar y explicar trabajos hechos aquel día, una o dos veces por semana.
– En los primeros cursos de la educación primaria serán tareas que no ocupen más de media hora diaria. Es recomendable que el padre o la madre ayude al hijo a planear la tarea, a organizar el material y conviene que permanezca en la misma habitación para ayudarle a centrar la atención.
– En los últimos cursos de primaria y primeros de secundaria puede aumentarse el tiempo hasta una hora e incluir algunas actividades de estudio. En esta etapa nuestro hijo debería tener ya un lugar específico para trabajar, y los padres deberían aparecer de vez en cuando por si aparece una duda.
– En la educación secundaria podrán ser actividades que exijan más esfuerzo personal y de estudio. Bastará con asegurarse de que cumple con el horario pactado y que usa ese tiempo para estudiar.

Y si con 13 años no lee…

No hay recuerdo más difuso y a la vez más penetrante que las primeras lecturas que un niño escucha en la cama
antes de dormir. Ese ronroneo que nos envuelve sin comprender exactamente el mensaje que contiene pero que,
de alguna manera, queda en la retina de la memoria por siempre.

Autor: NAYRA SUÁREZ GUIMERÁ

Los cuentos narrados en nuestra infancia son el primer paso para lograr que nuestros hijos adopten un hábito tan saludable y hermoso como el de la lectura. Sin embargo, cuando creemos que el gusto está adquirido, alcanzan una edad en la que sus vidas comienzan a llenarse de tareas y responsabilidades que antes no tenían, lo que conlleva que los libros queden arrinconados y en último término.
No debemos permitir que llegue esta situación, pues la recuperación del placer de la lectura será complicada. La labor de los padres es pretender que los libros se conviertan en una vía de descanso y diversión en la vorágine de sus nuevas vidas, lograr que encuentren entre las páginas un mundo mágico que les transporte a mundos más allá de los conocidos.
La edad quizá sea crítica, ya que la adolescencia se acerca y la cabeza se centra en otros aspectos, como las amistades, los cambios físicos y los nuevos intereses. Es aquí donde los padres deben estar atentos y ser cuidadosos. Si el niño se muestra poco interesado por la lectura, a pesar de ver en casa libros pululando del salón al dormitorio, ellos deben saber que sus hijos tienen que encontrar su espacio, su mundo propio.
Así, si nuestro hijo tiene algún interés en particular, ya sea el deporte, la astronomía o las plantas, los libros que lea deberían tener alguna de sus aficiones como tema principal. De esta manera se sentirán parte de un microcosmos del que serán los máximos protagonistas.

ALGUNOS EJEMPLOS

De este modo, libros como el recientemente publicado por Anaya, ¡Polizón a bordo!, de Vicente Muñoz Puelles, sirven para introducir a los jóvenes en la historia de nuestro país, a interesarse por un período ya lejano para ellos como pudo ser el descubrimiento de América. Pero si este nos parece un tema demasiado serio, otras obras como El río que se secaba los jueves, de Víctor González, nos introduce en el buen humor a través de historias sencillas e ingeniosas, muchas veces muy cortas, para pasar y pensar un buen rato. Si no, clásicos como Momo, de Michel Ende, (ed. Alfaguara) servirán siempre para dejar volar la imaginación y comenzar a apreciar los aspectos positivos de la vida. Y, por seguir por los libros que, si enganchan, tienen mucho para seguir leyendo, nada mejor que clásicos como El pequeño Nicolás, de René Goscinny, las Crónicas de Narnia de C.S. Lewis o la introducción a Tolkien que es El hobbit

INTERACTÚA CON ELLOS

Igualmente los padres pueden practicar con sus hijos juegos estimulantes como la experiencia de compartir el inicio de cada libro, adivinar la lectura. Es decir, que al comenzar la lectura ambos propongan un final, siempre diferente entre ellos. De esta manera, los hijos se sentirán motivados para descubrir quién tuvo razón e intuyó el final y sentirán un pequeño triunfo.
Asimismo, libros con finales abiertos, en los que según la elección que tome el lector el libro terminará de un modo u otro. La intriga se despierta en los chicos y desarrolla la imaginación, el arma más poderosa del ser humano. Se trata así de un camino lento pero mágico, a la vez que determinante para que nuestros hijos se conviertan en futuros y ávidos lectores, en personas que vean en las páginas mundos alternativos y consigan vivir en paz consigo mismos y tengan presente que siempre que quieran podrán adentrarse por la ranura de la literatura para seguir soñando

CONSEJOS PRÁCTICOS

– No hagas que los libros no sean un regalo exclusivo de los cumpleaños y fiestas señaladas, sino algo espontáneo que viene sin más. Así no lo verán como un sustituto de otro juego, sino como un estímulo cuando menos lo esperan.
– Intenta que los momentos que tu hijo considera de descanso, de diversión propia, vengan acompañados de libros, sean cómplice de su mundo interior, con personajes que cobren vida cuando meriendan o juegan.
– Si notas que da muestras de desidia y abandono, reconquístalo con obras muy vistosas, de nuevo con ilustraciones atractivas. Nada mejor que los cómics para que el niño o niña se enamore de los personajes, los haga suyos y viva al límite sus aventuras. De este modo las historias cortas no le agotarán y serán siempre algo novedoso.
– Existen libros muy didácticos que aúnan el placer de la lectura con el aprendizaje, ya que desarrollan de modo ameno su interés por materias que en el colegio no le gustan mucho o le parecen difíciles, o también incentivarán su pasión por las que más le gustan y mejor se le dan.
– Aprender jugando y leyendo es ideal para que no tenga «manía» a los libros por relacionarlos con obligaciones. Una ejemplo interesante es el libro ilustrado de Jason Shiga, Fleep, cuyo personaje es un apasionado de las matemáticas y las estadísticas.

¡Qué mal las matemáticas!

Según el informe PISA los estudiantes españoles ocupan,
entre los 25 países de la Unión Europea, el puesto
22 en Matemáticas. Si alguien quiere consolarse, están
aún peor Italia, Portugal y Grecia.

Autor: RAFAEL GÓMEZ PÉREZ

Las Matemáticas son una de las mayores y mejores construcciones humanas. Su presencia y su impulso son esenciales para el desarrollo de muchas ciencias, empezando por la física, la astronomía, la química, la economía… En realidad, casi todas. Como hay situaciones mucho mejores que la de España, alguien tiene que tener la culpa de que se haya llegado a esto. Luis, profesor de ´mates´ en un colegio de la Comunidad Valenciana, es de los que echan la mayor parte de la culpa a los profesores. «Muchos puede que sepan Matemáticas, pero no saben explicarlas. Como los alumnos, en general, no quieren complicarse la vida, algunos profesores se limitan a lo mínimo, cumplen más o menos, ponen el examen al final y como aprueban pocos hay que tener la manga un poco más ancha».
María José, profesora en Galicia, insiste en lo mismo: «Los profesores no suelen caer en la cuenta de esto: ellos llevan años con la materia. Los alumnos acaban de llegar. Se necesita mucha paciencia para no dar ningún paso por supuesto». Para Marta, de Sevilla, la culpa se reparte por lo menos a partes iguales entre profesores y alumnos. «Si yo llego y no veo ninguna motivación en la clase, cero interés y menos cuatro en atención, ya me dirás… No se puede sacar agua de una piedra».

NO ES CONGÉNITO

El director general adjunto para la educación de la OCDE, Bernard Hugonnier, recomendó a España que «mejore la calidad de su sistema de enseñanza sin perjuicio de la equidad, que es buena», porque considera que España «no es un país muy eficaz», pues aunque sus inversiones en educación se acercan a la media de la OCDE, los resultados no acompañan.
Según PISA, en las pruebas de matemáticas los alumnos de centros privados españoles obtienen una media de 505 puntos (frente a los 526 de media de la OCDE), mientras que los de centros públicos se quedan en 472 (494 en los centros públicos de la OCDE).
 
LA CLAVE DE LA CUESTIÓN

Pero los resultados no se pueden atribuir a una sola causa, sino a varias que se refuerzan entre sí, aumentando la gravedad de la situación. Sin orden de importancia, las principales causas serían:

– Crisis de autoridad en los centros, que lleva a la indisciplina. Se necesita un ambiente de tranquilidad, de ausencia de presiones para enseñar. 
Esa crisis, a su vez, se debe a un ambiente general social de desprestigio de la autoridad y a un sistema educativo que parece haberse resignado a soportar la ausencia de esfuerzo, en un equivocado concepto de democratización que acaba nivelando por lo bajo. 
– Dificultad de las matemáticas que no trabajan con la imaginación, sino que está basada en conceptos y en abstracciones. Esa dificultad aumenta en un mundo que parece idolatrar la imagen por encima de todo y que ha acuñado la infeliz frase de «una imagen vale más que mil palabras». 
– Escasa preparación específica de algunos profesores, no tanto en la ciencia, como en su didáctica, en cómo enseñarla.

EL ERROR DE FONDO

Pero hay un error más de fondo. Está muy extendida una mentalidad que, en aras de «ser prácticos», valora mucho lo inmediato y califica de abstracto, cuando no de abstruso, todo lo que suena a teórico. Esto se está notando ya incluso en la universidad, donde decrece el número de personas que estudian ciencias teóricas y aumenta el que se dedica a una especie de ciencias intermedias, semiteóricas, como de andar por casa. No creo que sea sospechoso Lenin de retrógrado, pero a él se debe esta certera frase: «No hay nada más práctico que una buena teoría». Las Matemáticas son casi pura teoría; en ese sentido es lo más abstracto.

EL ERROR AL PRINCIPIO

Además, un antiguo dicho de la sabiduría humana dice que «el pequeño error en el principio, se hace grande al final». Un error pedagógico hace que se tarde en enseñar a niños conocimientos básicos. Y al enseñarlos tarde, se suele enseñar mal. Nada de cargarles con pesos de enseñanza, cuando lo que tienen que hacer es jugar… Los alumnos se quejan de que no pueden aprender mates porque les falta base. La ignorancia tolerada en los primeros pasos se hace profunda y definitiva… Ni aunque quisieran podrían ya saberlas.

La salud, además de algo biológico, es educacional

La Casa Encendida de Madrid fue la sede escogida para
presentar en Madrid el Informe de la Asociación de
Educación para la Salud (Adeps), en colaboración con
los periódicos MAGISTERIO y PADRES y Obra Social
Caja Madrid, para conocer los hábitos de los escolares.

Autor: ALEJANDRA RODRÍGUEZ

A medida que crecen, pierden el gusto por ir al colegio. Quizá por eso, a partir de los 17 años se eleva también la tasa de fracaso escolar. Tratan temas relacionados con la salud bucodental, la alimentación y reclaman información sobre sexualidad y drogas a partir de los 11 o 12 años. Les gusta divertirse en el cine, en los polideportivos, en fiestas de amigos y en paques de atracciones. Por el contrario, no le han encontrado el encanto a los museos y a los teatros.
Este es, a grandísimos rasgos, el perfil de los escolares que se ha establecido en el informe, presentado recientemente por la Asociación de Educación para la Salud (Adeps), una institución dedicada a indagar acerca de los conflictos reales que aparecen en la sociedad.

LA SALUD ES LO PRIMERO

Desde Adeps, que ha llevado a cabo un completo sondeo entre escolares y docentes de varios colegios españoles, se defiende la idea de que la salud de los niños y jóvenes es un asunto prioritario. A pesar de que los mayores y los propios adolescentes no conocen demasiado en profundidad los temas relacionados con ella, lo cierto es que los expertos se muestran de acuerdo con educar en salud desde las etapas más tempranas de la vida para obtener beneficios en las sociedades del futuro.
Este exhaustivo documento también pone de manifiesto que a partir de los 12 años, los chavales dedican un tiempo excesivo de ocio a ver la televisión o a jugar al ordenador. El deporte, una preferencia manifestada por muchos encuestados, debería potenciarse más.
Asimismo, el informe destaca que debería prestarse más atención a la dieta de los adolescentes, que suele pecar de desequilibrada. Las horas de sueño también van decreciendo con la edad, algo que los expertos han criticado en numerosas ocasiones.

Mamá, no te culpes

«No paro en todo el día. Tengo la casa hecha un desastre y casi no veo a los niños». Hay mujeres
que trabajan fuera de casa y que viven la maternidad con un gran sentimiento de culpa. Para
ellas, ejercer la maternidad es una tarea compleja que exige mucho esfuerzo.

Autor: LOURDES MANTILLA

Hasta hace pocas décadas las mujeres se dedicaban casi exclusivamente a desarrollar las tareas de la casa y a criar a sus hijos. Esta situación es la responsable de que muchas generaciones de mujeres vivieran únicamente para su familia, sin tener un espacio propio que les permitiera relacionarse social y profesionalmente.
En la actualidad, la condición de las mujeres ha variado ostensiblemente y un gran número de ellas trabaja fuera del hogar y tiene otras responsabilidades aparte de las citadas. A pesar de todo ello, suele ser frecuente que continúen cargando sobre sus espaldas el cuidado de sus hijos y de la casa, lo cual las convierte en mujeres, madres y trabajadoras a la vez.
Asumir todas estas funciones no es tarea fácil, y generalmente esto comporta que se planifique el momento ideal para tener un hijo. Sin embargo, una vez acabado el permiso laboral por maternidad o tomada la decisión de volver a trabajar aparecen nuevamente una serie de incertidumbres. En consecuencia, el momento de separarse de los hijos es un momento crítico.

HAY QUE TENER EN CUENTA

Una de las principales preocupaciones de muchas madres es dejar a su hijo bien cuidado, por ello, sea cual sea la opción elegida (guardería, canguro, familiares…), ha de ser tomada con cautela y seguridad.
Hay que realizar una introducción progresiva de esa nueva persona (familiar, canguro, etcétera) o institución (guardería, escuela…) en la vida del niño.
También hay que mostrar una total confianza hacia esa elección para que tanto el niño como la madre estén absolutamente tranquilos.
Si es posible, conviene mantener los mismos hábitos que se seguían hasta que se ha producido el cambio: horarios, comidas, tiempo de parque…
Tanto si la reincorporación al trabajo es un acontecimiento ineludible como voluntario, la mayoría de madres viven con un cierto sentimiento de culpabilidad el dejar a sus hijos al cuidado de otra persona, y les duele no poder dedicarles todo el tiempo que antes dedicaban, sobre todo si cuando se produce esta separación los niños son aún muy pequeños.
En cualquier caso, hay que tener en cuenta que dejar a un lado un empleo o una profesión de una manera forzada influirá también en la relación con los niños y éstos acabarán percibiendo el descontento de la madre. Es preferible estar menos tiempo del deseado con ellos, pero con el sentimiento de satisfacción por sentirse realizada profesionalmente o por estar cumpliendo con un deber laboral.
Si la mujer se siente bien con su trabajo y éste le aporta gratificaciones esta primera ruptura será difícil pero no traumática y aunque al principio haya una sensación de estrés y de no disponer apenas de tiempo libre, progresivamente se irán encontrando nuevas formas de organización. También se aprenderá a compartir responsabilidades con la pareja y se tendrá en cuenta un orden de prioridades que permitirá crear un nuevo clima familiar del que todos acabarán beneficiándose.
Hay que dejar de lado, por tanto, los sentimientos de omnipotencia, de pensar que podremos fácilmente con todo: trabajo, hijos, pareja, casa, porque eso conduce a un agotamiento difícil de sobrellevar.
Por otro lado, los sentimientos de culpabilidad no harán más que paralizarnos y, centradas en nosotras mismas y en nuestro malestar, no podremos ejercer en perfectas condiciones la maternidad, lo que todavía nos haría sentir peor.

Disfruta mientras mejoras tu inglés

Autor: M.S

Siguiendo el ejemplo del exitoso programa de entrenamiento mental Brain Training del Dr. Kawashima ¿Cuántos años tiene tu cerebro?, Nintendo DS te propone es esta ocasión que ejercites el inglés gracias a English Training, un método muy sencillo para, a través de su pantalla táctil y de su reconocimiento de voz, aprender el idioma anglosajón interactuando con la máquina.

La forma de aprender es bien sencilla. El profesor virtual –la Nintendo DS– evalúa tu nivel de inglés con un dictado y, en función de la nota que saques, te coloca en un nivel determinado. A partir de ahí, el ritmo de aprendizaje depende de ti. El programa registra tu evolución diaria mediante un calendario y crea gráficos que muestran tu proceso a lo largo del tiempo. Cuanto mejor sea tu inglés, más ejercicios te irá mostrando el programa.

Además, la dificultad del programa está garantizada, ya que ha sido probada por el método Toeic®, el equivalente del Toefl para el mundo laboral, desarrollado por English Testing Service y empleado durante años por empresas, instituciones académicas y organismos oficiales de todo el mundo