Clases particulares

Soy la madre de Manolo y desearía conocer su opinión. Mi hijo inicia este curso sus estudios universitarios en Económicas. Durante los estudios de Primaria, Secundaria y Bachillerato ha tenido profesores particulares que le explicaban las dudas y le ayudaban, así iba sacando sus cursos. Le suspendieron la selectividad en junio. Este verano ha estado asistiendo a una academia y también ha tenido un profesor particular y la ha aprobado  en septiembre. Mi pregunta es: ¿debe seguir con profesores particulares, también ahora, en sus estudios universitarios? Muchas Gracias.

Soy la madre de Manolo y desearía conocer su opinión. Mi hijo inicia este curso sus estudios universitarios en Económicas. Durante los estudios de Primaria, Secundaria y Bachillerato ha tenido profesores particulares que le explicaban las dudas, así iba sacando sus cursos.

En todas las preguntas que recibimos nos falta información cuanto por lo que nuestras contestaciones casi siempre son generalizadas que pueden o no ajustarse a la singularidad de la persona para la que se nos pide consejo.

 

Le suspendieron la selectividad en junio. Este verano ha estado asistiendo a una academia y también ha tenido un profesor particular y la ha aprobado  en septiembre. Mi pregunta es: ¿debe seguir con profesores particulares, también ahora, en sus estudios universitarios? Muchas Gracias.

PILAR (Madrid)

 

 

En todas las preguntas que recibimos nos falta información cuanto por lo que nuestras contestaciones casi siempre son generalizadas que pueden o no ajustarse a la singularidad de la persona para la que se nos pide consejo.

Voy, no obstante, a sugerir algunas opiniones para que ustedes conociendo la realidad intelectual y personal de su hijo tomen las decisiones que consideren más oportunas, pensando en su aprovechamiento académico y desarrollo personal.

Los profesores particulares, que prestan unas ayudas importantes en la obtención de resultados académicos, están indicados para aquellos alumnos que por diversas causas justificadas necesitan apoyos. Ahora bien, en muchos casos, los profesores particulares, entiéndaseme bien, facilitan al alumno el aprendizaje pero son causa para que éste evite el esfuerzo y utilice al profesor para su comodidad, en cuyo caso le crean unos hábitos que pueden ser perjudiciales. Naturalmente un alumno universitario no debe servirse de las ayudas de un profesor particular, pues se entiende que si va a cursar una carrera debe tener unos potenciales intelectuales, unos hábitos de estudio y una madurez que le permita, con esfuerzo y organización superar los estudios específicos que le van a servir para llevar a cabo con eficacia el ejercicio de su carrera.

Sí es aconsejable, en todos los casos, acudir al consultor de la asignatura cuando se tenga alguna dificultad o duda que no sea capaz de superarla con el estudio y con la explicación del profesor ordinario. Las consultas facilitan la fluidez en el aprendizaje ya que ayudan a resolver una duda concreta en un momento preciso y no interrumpen ni dificultan la adquisición de hábitos de estudio, desarrollo del esfuerzo y organización personal, tres aspectos necesarios en todos los alumnos universitarios.

Mi consejo es que esperen al menos el primer cuatrimestre sin profesor particular y en función de la situación y resultados se lo replanteen para el segundo cuatrimestre, pero si no es muy necesario que lo evite, eso sí que acuda al consultor cuando lo necesite.

Aprovechar la espera

Somos los padres de Juan de 18 años. Durante los años de colegio ha sido un estudiante normal y ha ido sacando sus cursos con buenas notas, pero no sabemos que le ha pasado que suspendió la selectividad en junio y ha vuelto a suspender en septiembre. ¿Qué nos aconsejan para que aproveche el curso en algo que le sea útil, además de seguir preparando la selectividad? Nuestra idea es que curse la carrera de Empresariales.
mª carmen y antonio (Murcia)

 

Somos los padres de Juan de 18 años. Durante los años de colegio ha sido un estudiante normal y ha ido sacando sus cursos con buenas notas, pero no sabemos que le ha pasado que suspendió la selectividad en junio y ha vuelto a suspender en septiembre. ¿Qué nos aconsejan para que aproveche el curso en algo que le sea útil, además de seguir preparando la selectividad? Nuestra idea es que curse la carrera de Empresariales.

Mª Carmen y Antonio (Murcia)

 

Nos parece oportuno que insista en preparar la selectividad; pero quizá tengan ustedes que ayudarle a “desenfadar” los suspensos de junio y de septiembre y proporcionarle todos los apoyos para que no se desmotive.
Otras actividades que aconsejamos es que aproveche para formarse lo mejor posible en informática, inglés o algún otro idioma, asimismo podría acudir también a clases de cálculo y contabilidad que pueden serle útiles para cursar la carrera que desee el próximo curso. Otro camino podría ser que iniciara estudios en FP administrativo, sería un buen complemento para el año siguiente e incluso podría acometer ambas cosas.
Considero que quien mejor puede orientarle es el colegio, pues son los que mejor conocen su rendimiento académico. Le animamos a que este curso se forme bien y se prepare la selectividad para aprobarla con nota.

 

Nos parece oportuno que insista en preparar la selectividad; pero quizá tengan ustedes que ayudarle a “desenfadar” los suspensos de junio y de septiembre y proporcionarle todos los apoyos para que no se desmotive.

Otras actividades que aconsejamos es que aproveche para formarse lo mejor posible en informática, inglés o algún otro idioma, asimismo podría acudir también a clases de cálculo y contabilidad que pueden serle útiles para cursar la carrera que desee el próximo curso. Otro camino podría ser que iniciara estudios en FP administrativo, sería un buen complemento para el año siguiente e incluso podría acometer ambas cosas.

Considero que quien mejor puede orientarle es el colegio, pues son los que mejor conocen su rendimiento académico. Le animamos a que este curso se forme bien y se prepare la selectividad para aprobarla con nota.

 

Diabetes oculta

Más del 90% de los profesores está al tanto de si entre sus alumnos hay alguno diabético. Sin embargo, los expertos han mostrado su preocupación porque todavía persiste un 8% de padres que no informa al centro escolar o al profesorado de que su hijo padece esta enfermedad.

Alejandra Rodríguez
La diabetes es una enfermedad crónica que, actualmente, tiene un tratamiento relativamente fácil de seguir y maneras muy eficaces de controlarse.
Sin embargo, la variante tipo 1 de esta patología se presenta en la infancia (como muy tarde en la adolescencia y de manera muy rara en adultos jóvenes), lo que supone un auténtico choque para los padres del paciente, que a la angustia de saber que su hijo padece una enfermedad, que arrastrará de por vida, se suman las incertidumbres de cómo instruir al pequeño para pincharse la insulina, alimentarse correctamente, avisar a su entorno del problema que padece…
Sin embargo, es vital que los padres tomen conciencia rápidamente de la enfermedad que padece su hijo, aprendan con él la manera de mantenerla bajo control e informen al centro escolar de que el niño sufre diabetes. De lo contrario, pueden presentarse episodios severos que son fácilmente evitables con una buena comunicación.
DIABETES TIPO 1 EN CIFRAS
Los autores del estudio Diabetes en la Escuela, promovido por la Fundación para la Diabetes entre niños de 6 a 16 años, calculan que en nuestro país hay 30.000 menores de 15 años diagnosticados de diabetes. Anualmente, esta cifra se incrementa en 1.100 nuevos casos.
El 92% de los profesores de estos alumnos está al tanto de si entre sus alumnos hay alguno diabético. Sin embargo, los expertos han mostrado su preocupación por el hecho de que todavía persiste un 8% de padres que no informa al centro escolar o al profesorado de esta circunstancia.
Especialmente serio resulta el dato de que los profesores de gimnasia, que precisamente son los más susceptibles de presenciar un episodio de hipoglucemia en el alumno a resultas del esfuerzo físico que se lleva a cabo en estas sesiones, son los peor parados en este ranking de desinformación, ya que aproximadamente el 15% de estos docentes no sabe si tiene un pupilo diabético o no.
BUENA VOLUNTAD
Esta institución ha llevado a cabo un sondeo entre el profesorado al respecto de este tema y prácticamente todos han manifestado la utilidad de conocer esta enfermedad, así como de contar con material educativo para saber hacer frente a una crisis aguda que pudiera producirse en el colegio.
No obstante, y a pesar de que el 95% de los padres coincide en esta apreciación, lo cierto es que todavía un porcentaje nada despreciable decide ocultar la patología de su hijo.
En la mayoría de las ocasiones se hace por evitarle al pequeño malos tragos por ser diferente y facilitar su integración con el resto de compañeros. Sin embargo, lejos de ser beneficiosa, esta precaución puede ser fatal.
“El profesor es el primer adulto que contacta con el niño en el colegio y, por tanto, aquel de quien parte la primera acción ante una hipoglucemia y cuya ayuda puede ser fundamental”, explica el doctor Juan Pedro López Siguero, presidente de la Sociedad Española de Endocrinología Pediátrica.
Este experto insiste en la necesidad de que el profesorado reciba una formación adecuada que le facilite la tarea del manejo de cualquier posible emergencia. Por su parte, la familia ha de poner todos los medios a su alcance para allanar este camino.
Lo más sencillo y práctico es mantener una reunión al inicio del curso en el que los progenitores expliquen detalladamente las particularidades de la enfermedad, las necesidades del pequeño y resuelvan cualquier duda que se pueda presentar. Asimismo, han de poner al alcance del centro escolar varios teléfonos de contacto para poder estar localizables fácilmente, así como autorizar al colegio a trasladar al pequeño a un centro sanitario si se presenta una emergencia.
INTEGRACIÓN TOTAL
El 32% de los alumnos diabéticos que participaron en el trabajo se inyecta insulina. El 65% controla sus niveles de glucosa en sangre en el cole. El 45% come en el colegio, pero se lleva su propia comida debido a la necesidad de supervisar estrictamente su dieta.
A pesar de estas particularidades, y tal y como sucede con otro tipo de alumnos (celíacos, practicantes de religiones con pautas dietéticas…) el alumno diabético tiene derecho, siempre que no exista una contraindicación médica expresa, a participar en todo tipo de actividades escolares y extra escolares.
Por otro lado, los comedores escolares deberían estar preparados para ofrecer a estos alumnos una alimentación adecuada.
Desde la Fundación para la Diabetes abogan por la adaptación de los comedores, pero también por la presencia de personal sanitario que colabore en el manejo de estos pacientes y los ayu-
de a controlar sus niveles de glucosa cuando son muy pequeños.
Se estima que, a partir de los ocho años, los niños diabéticos son perfectamente capaces de hacerse cargo de sus mediciones y pinchazos, pero antes no estaría de más contar con la ayuda de un adulto debidamente formado. z

 

La diabetes es una enfermedad crónica que, actualmente, tiene un tratamiento relativamente fácil de seguir y maneras muy eficaces de controlarse.

Sin embargo, la variante tipo 1 de esta patología se presenta en la infancia (como muy tarde en la adolescencia y de manera muy rara en adultos jóvenes), lo que supone un auténtico choque para los padres del paciente, que a la angustia de saber que su hijo padece una enfermedad, que arrastrará de por vida, se suman las incertidumbres de cómo instruir al pequeño para pincharse la insulina, alimentarse correctamente, avisar a su entorno del problema que padece…

Sin embargo, es vital que los padres tomen conciencia rápidamente de la enfermedad que padece su hijo, aprendan con él la manera de mantenerla bajo control e informen al centro escolar de que el niño sufre diabetes. De lo contrario, pueden presentarse episodios severos que son fácilmente evitables con una buena comunicación.

 

Diabete tipo 1 en cifras

Los autores del estudio Diabetes en la Escuela, promovido por la Fundación para la Diabetes entre niños de 6 a 16 años, calculan que en nuestro país hay 30.000 menores de 15 años diagnosticados de diabetes. Anualmente, esta cifra se incrementa en 1.100 nuevos casos.

El 92% de los profesores de estos alumnos está al tanto de si entre sus alumnos hay alguno diabético. Sin embargo, los expertos han mostrado su preocupación por el hecho de que todavía persiste un 8% de padres que no informa al centro escolar o al profesorado de esta circunstancia.

Especialmente serio resulta el dato de que los profesores de gimnasia, que precisamente son los más susceptibles de presenciar un episodio de hipoglucemia en el alumno a resultas del esfuerzo físico que se lleva a cabo en estas sesiones, son los peor parados en este ranking de desinformación, ya que aproximadamente el 15% de estos docentes no sabe si tiene un pupilo diabético o no.

 

Buena voluntad

Esta institución ha llevado a cabo un sondeo entre el profesorado al respecto de este tema y prácticamente todos han manifestado la utilidad de conocer esta enfermedad, así como de contar con material educativo para saber hacer frente a una crisis aguda que pudiera producirse en el colegio.

No obstante, y a pesar de que el 95% de los padres coincide en esta apreciación, lo cierto es que todavía un porcentaje nada despreciable decide ocultar la patología de su hijo.

En la mayoría de las ocasiones se hace por evitarle al pequeño malos tragos por ser diferente y facilitar su integración con el resto de compañeros. Sin embargo, lejos de ser beneficiosa, esta precaución puede ser fatal.

“El profesor es el primer adulto que contacta con el niño en el colegio y, por tanto, aquel de quien parte la primera acción ante una hipoglucemia y cuya ayuda puede ser fundamental”, explica el doctor Juan Pedro López Siguero, presidente de la Sociedad Española de Endocrinología Pediátrica.

Este experto insiste en la necesidad de que el profesorado reciba una formación adecuada que le facilite la tarea del manejo de cualquier posible emergencia. Por su parte, la familia ha de poner todos los medios a su alcance para allanar este camino.

Lo más sencillo y práctico es mantener una reunión al inicio del curso en el que los progenitores expliquen detalladamente las particularidades de la enfermedad, las necesidades del pequeño y resuelvan cualquier duda que se pueda presentar. Asimismo, han de poner al alcance del centro escolar varios teléfonos de contacto para poder estar localizables fácilmente, así como autorizar al colegio a trasladar al pequeño a un centro sanitario si se presenta una emergencia.

 

Integración total

El 32% de los alumnos diabéticos que participaron en el trabajo se inyecta insulina. El 65% controla sus niveles de glucosa en sangre en el cole. El 45% come en el colegio, pero se lleva su propia comida debido a la necesidad de supervisar estrictamente su dieta.

A pesar de estas particularidades, y tal y como sucede con otro tipo de alumnos (celíacos, practicantes de religiones con pautas dietéticas…) el alumno diabético tiene derecho, siempre que no exista una contraindicación médica expresa, a participar en todo tipo de actividades escolares y extra escolares.

Por otro lado, los comedores escolares deberían estar preparados para ofrecer a estos alumnos una alimentación adecuada.

Desde la Fundación para la Diabetes abogan por la adaptación de los comedores, pero también por la presencia de personal sanitario que colabore en el manejo de estos pacientes y los ayude a controlar sus niveles de glucosa cuando son muy pequeños.

Se estima que, a partir de los ocho años, los niños diabéticos son perfectamente capaces de hacerse cargo de sus mediciones y pinchazos, pero antes no estaría de más contar con la ayuda de un adulto debidamente formado.

 

My baby 2, a vueltas con el bebé

JOSÉ Mª FILLOL
Tras vender un millón de copias con el primer título, la segunda parte de My Baby vuelve a proponer el cuidado de un bebé, ahora desde los 15 meses.
La apuesta de Nobilis de crear un juego que acercara a los niños al desarrollo de un bebé desde sus primeros días de vida, fue todo un desafío en el primer título de My Baby. A la hora de plantear este tema tan delicado en un juego, los creadores debían aportar sensibilidad y gran inspiración para no distorsionar el sentido de cuidar a una criatura de pocos meses, sobre todo porque en la reducida pantalla de la Nintendo DS se buscaba cierto realismo. Así se consiguió un simulador muy estudiado para los niños,  con una mecánica sencilla para asimilar de forma clara cómo divertirse con responsabilidad, o lo que es lo mismo jugar a hacer crecer un bebé con los necesarios mimos y atenciones.
Esa experiencia vuelve con más energía si cabe en esta secuela. Ahora se trata de seguir la evolución del bebé a partir de los 15 meses, y éste ya anda, es más inquieto, hace una que otra trastada y quiere absorberlo todo como una esponja. Está en la edad de aprender y el jugador se lo va  a enseñar: hablar, bailar, saltar, subir las escaleras… Siempre con mucho cariño e interactuando continuamente con él de manera intuitiva. El bebé responde a todos los estímulos dados (caricias, frases tiernas…), bien a través del micrófono y el lápiz táctil de la Nintendo DS o con el control de Wii, plataforma incorporada a esta nueva versión para satisfacer, con más movimientos y animaciones, a un público de edad algo superior al de la portátil, pero siempre niños. Aunque se juega algo distinto en cada consola, los fundamentos de amor, dedicación y paciencia con el bebé son los mismos. Cuando debe vestírsele con ropa nueva se ha de comprar en la tienda, hacer lo propio con juguetes o decorar su habitación con flores o animalitos. Y por supuesto alimentarle a su hora debida, bañarle e incluso contarle un cuento antes de que cierre sus ojitos hasta el día siguiente.
Como la vida misma. Esta simulación de la vida real resalta el carácter didáctico de My baby, aproximándose al entorno inmediato de los niños dentro de sus familias. Como destaca la pedagoga Melania Ballesteros, “puede ser utilizado como un recurso de apoyo en situaciones parecidas a la llegada de un hermanito al hogar; por la realización de un juego simbólico o imitativo sobre las acciones que los papás hacen en casa con el nuevo integrante de la familia ”.  No obstante también el juego fomenta la afectividad en nuestra relación con los demás. Si a esto sumamos que ofrece un catálogo de situaciones y reacciones basados en hechos reales y cotidianos, que el pequeño personaje que va creciendo en pantalla despliega una variedad de registros en gestos y lenguaje para robarle el corazón al más pintado, y que a través de sabios consejos prácticos de una puericultora y una pediatra el jugador puede asimilar fácilmente su papel de padrazo o madraza, nos encontraremos con un bonito título lleno de buenas intenciones. Hasta una lagrimita podrá arrancar cuando el bebé protagonista diga por primera vez: ‘te quiero’. z

Tras vender un millón de copias con el primer título, la segunda parte de My Baby vuelve a proponer el cuidado de un bebé, ahora desde los 15 meses.

JOSÉ Mª FILLOL
Tras vender un millón de copias con el primer título, la segunda parte de My Baby vuelve a proponer el cuidado de un bebé, ahora desde los 15 meses.
La apuesta de Nobilis de crear un juego que acercara a los niños al desarrollo de un bebé desde sus primeros días de vida, fue todo un desafío en el primer título de My Baby. A la hora de plantear este tema tan delicado en un juego, los creadores debían aportar sensibilidad y gran inspiración para no distorsionar el sentido de cuidar a una criatura de pocos meses, sobre todo porque en la reducida pantalla de la Nintendo DS se buscaba cierto realismo. Así se consiguió un simulador muy estudiado para los niños,  con una mecánica sencilla para asimilar de forma clara cómo divertirse con responsabilidad, o lo que es lo mismo jugar a hacer crecer un bebé con los necesarios mimos y atenciones.
Esa experiencia vuelve con más energía si cabe en esta secuela. Ahora se trata de seguir la evolución del bebé a partir de los 15 meses, y éste ya anda, es más inquieto, hace una que otra trastada y quiere absorberlo todo como una esponja. Está en la edad de aprender y el jugador se lo va  a enseñar: hablar, bailar, saltar, subir las escaleras… Siempre con mucho cariño e interactuando continuamente con él de manera intuitiva. El bebé responde a todos los estímulos dados (caricias, frases tiernas…), bien a través del micrófono y el lápiz táctil de la Nintendo DS o con el control de Wii, plataforma incorporada a esta nueva versión para satisfacer, con más movimientos y animaciones, a un público de edad algo superior al de la portátil, pero siempre niños. Aunque se juega algo distinto en cada consola, los fundamentos de amor, dedicación y paciencia con el bebé son los mismos. Cuando debe vestírsele con ropa nueva se ha de comprar en la tienda, hacer lo propio con juguetes o decorar su habitación con flores o animalitos. Y por supuesto alimentarle a su hora debida, bañarle e incluso contarle un cuento antes de que cierre sus ojitos hasta el día siguiente.
Como la vida misma. Esta simulación de la vida real resalta el carácter didáctico de My baby, aproximándose al entorno inmediato de los niños dentro de sus familias. Como destaca la pedagoga Melania Ballesteros, “puede ser utilizado como un recurso de apoyo en situaciones parecidas a la llegada de un hermanito al hogar; por la realización de un juego simbólico o imitativo sobre las acciones que los papás hacen en casa con el nuevo integrante de la familia ”.  No obstante también el juego fomenta la afectividad en nuestra relación con los demás. Si a esto sumamos que ofrece un catálogo de situaciones y reacciones basados en hechos reales y cotidianos, que el pequeño personaje que va creciendo en pantalla despliega una variedad de registros en gestos y lenguaje para robarle el corazón al más pintado, y que a través de sabios consejos prácticos de una puericultora y una pediatra el jugador puede asimilar fácilmente su papel de padrazo o madraza, nos encontraremos con un bonito título lleno de buenas intenciones. Hasta una lagrimita podrá arrancar cuando el bebé protagonista diga por primera vez: ‘te quiero’. z

 

La apuesta de Nobilis de crear un juego que acercara a los niños al desarrollo de un bebé desde sus primeros días de vida, fue todo un desafío en el primer título de My Baby. A la hora de plantear este tema tan delicado en un juego, los creadores debían aportar sensibilidad y gran inspiración para no distorsionar el sentido de cuidar a una criatura de pocos meses, sobre todo porque en la reducida pantalla de la Nintendo DS se buscaba cierto realismo. Así se consiguió un simulador muy estudiado para los niños,  con una mecánica sencilla para asimilar de forma clara cómo divertirse con responsabilidad, o lo que es lo mismo jugar a hacer crecer un bebé con los necesarios mimos y atenciones.

Esa experiencia vuelve con más energía si cabe en esta secuela. Ahora se trata de seguir la evolución del bebé a partir de los 15 meses, y éste ya anda, es más inquieto, hace una que otra trastada y quiere absorberlo todo como una esponja. Está en la edad de aprender y el jugador se lo va  a enseñar: hablar, bailar, saltar, subir las escaleras… Siempre con mucho cariño e interactuando continuamente con él de manera intuitiva. El bebé responde a todos los estímulos dados (caricias, frases tiernas…), bien a través del micrófono y el lápiz táctil de la Nintendo DS o con el control de Wii, plataforma incorporada a esta nueva versión para satisfacer, con más movimientos y animaciones, a un público de edad algo superior al de la portátil, pero siempre niños. Aunque se juega algo distinto en cada consola, los fundamentos de amor, dedicación y paciencia con el bebé son los mismos. Cuando debe vestírsele con ropa nueva se ha de comprar en la tienda, hacer lo propio con juguetes o decorar su habitación con flores o animalitos. Y por supuesto alimentarle a su hora debida, bañarle e incluso contarle un cuento antes de que cierre sus ojitos hasta el día siguiente.

Como la vida misma. Esta simulación de la vida real resalta el carácter didáctico de My baby, aproximándose al entorno inmediato de los niños dentro de sus familias. Como destaca la pedagoga Melania Ballesteros, “puede ser utilizado como un recurso de apoyo en situaciones parecidas a la llegada de un hermanito al hogar; por la realización de un juego simbólico o imitativo sobre las acciones que los papás hacen en casa con el nuevo integrante de la familia ”.  No obstante también el juego fomenta la afectividad en nuestra relación con los demás. Si a esto sumamos que ofrece un catálogo de situaciones y reacciones basados en hechos reales y cotidianos, que el pequeño personaje que va creciendo en pantalla despliega una variedad de registros en gestos y lenguaje para robarle el corazón al más pintado, y que a través de sabios consejos prácticos de una puericultora y una pediatra el jugador puede asimilar fácilmente su papel de padrazo o madraza, nos encontraremos con un bonito título lleno de buenas intenciones. Hasta una lagrimita podrá arrancar cuando el bebé protagonista diga por primera vez: ‘te quiero’.

 

Valores pedagógicos

 

– Es interactivo, permite el aprendizaje por ensayo y error.

– Tiene pautas de juego claras, lo que aumenta la comprensión del niño, facilita su juego y su autoestima al lograr resultados “eficientes”.

– Es motivador, ya que se acerca al entorno próximo de muchos niños y familias.

– Es didáctico, aporta nuevos contenidos, nuevos aprendizajes: hitos del desarrollo evolutivo, acciones necesarias para cubrir las necesidades básicas de los niños y sobre todo valores.

– Importancia de la afectividad en nuestra relación con los demás.

– Fomenta la responsabilidad del niño.

por Melania Ballesteros, pedagoga del grupo de centros infantiles Chiquitín

 

 

 

Paraísos reales

Hay espacios televisivos de quita y pon, que las cadenas suelen utilizar como  floreros, para adorno y relleno. Lo cual no implica falta de calidad, de interés o de sorpresa para el espectador. Me refiero a las series documentales, moderadamente frecuentadas por los teleadictos.

Mariano García
Hay espacios televisivos de quita y pon, que las cadenas suelen utilizar como  floreros, para adorno y relleno. Lo cual no implica falta de calidad, de interés o de sorpresa para el espectador. Me refiero a las series documentales, moderadamente frecuentadas por los teleadictos.
Nada más torpe y falso. Los que realmente acabáis de salir de clase –y si no, también– podéis deleitaros con Grandes Documentales, en la 2, de cuatro a seis de la tarde. De ella sacarán provecho niños, jóvenes y mayores.
Una ventaja es que puedes entenderla en cualquier momento de su proyección, abandonarla y volver a entrar, porque luce un guión muy didáctico, comprensible en cada tramo, incluso en cada imagen. No necesitas estar al tanto de una enrevesada y vidriosa trama, como sucede en otras desgraciadas series de entretenimiento.
De sus dos apartados, Paraísos vivientes y la Red de la vida, el primero es el más refrescante. Recorrerás zonas escondidas y desconocidas del planeta, territorios que el hombre aún no ha mancillado, que llevan ahí millones de años, con especies animales y vegetales nunca vistas.
Paraísos vivientes más que un contacto con el paisaje lo es con la naturaleza en acción. Estupendo sedante tras una jornada calentando la zapatilla en el patio, recargando la mochila intelectual en el pupitre, o quedándose afónico para hacerse oir desde la tarima profesoral.
Por su parte, Red de la vida desmenuza desde sistemas orgánicos tan simples como el mosquito, hasta el más sofisticado del cerdo hormiguero, destructor de las grandes construcciones perforadas por vastos ejércitos de hormigas, su dieta alimenticia única. A diario, gozarás y aprenderás con estos paraísos. Parecen de ficción pero no, son reales. z

Nada más torpe y falso. Los que realmente acabáis de salir de clase –y si no, también– podéis deleitaros con Grandes Documentales, en la 2, de cuatro a seis de la tarde. De ella sacarán provecho niños, jóvenes y mayores.

Una ventaja es que puedes entenderla en cualquier momento de su proyección, abandonarla y volver a entrar, porque luce un guión muy didáctico, comprensible en cada tramo, incluso en cada imagen. No necesitas estar al tanto de una enrevesada y vidriosa trama, como sucede en otras desgraciadas series de entretenimiento.

De sus dos apartados, Paraísos vivientes y la Red de la vida, el primero es el más refrescante. Recorrerás zonas escondidas y desconocidas del planeta, territorios que el hombre aún no ha mancillado, que llevan ahí millones de años, con especies animales y vegetales nunca vistas.

Paraísos vivientes más que un contacto con el paisaje lo es con la naturaleza en acción. Estupendo sedante tras una jornada calentando la zapatilla en el patio, recargando la mochila intelectual en el pupitre, o quedándose afónico para hacerse oir desde la tarima profesoral.

Por su parte, Red de la vida desmenuza desde sistemas orgánicos tan simples como el mosquito, hasta el más sofisticado del cerdo hormiguero, destructor de las grandes construcciones perforadas por vastos ejércitos de hormigas, su dieta alimenticia única. A diario, gozarás y aprenderás con estos paraísos. Parecen de ficción pero no, son reales.

FICHA TÉCNICA

Título: Grandes Documentales

Emisión: Lunes a viernes, de 16.00 a 18.00 h.

Cadena: La 2 de TVE

Animación de alta calidad en 3D

Catorce años después de que Toy Story dejara boquiabierto a medio mundo, acaba de llegar a las pantallas del cine la versión en 3D de la popular y pionera película de Pixar. Y si hablamos de innovación en tres dimensiones también hay que tener en cuenta a G-Force: Licencia para espiar, una aventura llena de acción protagonizada por… ¡cobayas!

Juguetes con marcha. ¿Dos juguetes que luchan por ser los favoritos de su dueño? ¿Un muñeco intergaláctico que tiene crisis de identidad? La historia de Toy Story es francamente original e inolvidable. Woody, un vaquero con sombrero y pistolas, ha sido siempre el juguete preferido del chaval Andy. Pero los tiempos cambian en las tiendas y se ha puesto de moda Buzz Lightyear, un muñeco futurista. Cuando Buzz se convierte en la nueva y más preciada posesión de Andy, el cowboy Woody queda desolado y triste, y recibe el consuelo de los otros juguetes. Por otra parte, Buzz, además de mostrarse muy egoísta y autosuficiente, no sabe que es un juguete y piensa que es realmente un hombre del espacio… Las cosas cambiarán cuando descubra poco a poco su verdadera identidad y necesite la ayuda de sus compañeros. La acción, las sorpresas y los golpes de humor son constantes en este film lleno de valores, como la amistad, el compañerismo y la aceptación de uno mismo.

Juguetes con marcha

¿Dos juguetes que luchan por ser los favoritos de su dueño? ¿Un muñeco intergaláctico que tiene crisis de identidad? La historia de Toy Story es francamente original e inolvidable. Woody, un vaquero con sombrero y pistolas, ha sido siempre el juguete preferido del chaval Andy. Pero los tiempos cambian en las tiendas y se ha puesto de moda Buzz Lightyear, un muñeco futurista. Cuando Buzz se convierte en la nueva y más preciada posesión de Andy, el cowboy Woody queda desolado y triste, y recibe el consuelo de los otros juguetes. Por otra parte, Buzz, además de mostrarse muy egoísta y autosuficiente, no sabe que es un juguete y piensa que es realmente un hombre del espacio… Las cosas cambiarán cuando descubra poco a poco su verdadera identidad y necesite la ayuda de sus compañeros. La acción, las sorpresas y los golpes de humor son constantes en este film lleno de valores, como la amistad, el compañerismo y la aceptación de uno mismo.

 

La revolución de la animación digital

En 1995 la película Toy Story lo cambió todo. Fue la primera película de la historia hecha íntegramente con tecnología digital, y gracias a la aventura de Woody y sus amigos el ordenador dejó de ser una máquina inhumana para los creadores y se convirtió en un extraordinario instrumento para producir arte, para emocionar y para hacernos soñar. Pero las cosas hubieran tomado otro camino muy diferente si todos los esfuerzos se hubieran centrado únicamente en la avanzada y sorprendente tecnología… Por fortuna, detrás del audaz proyecto había un hombre que tenía ideas muy claras y distintas respecto hacia dónde debía encaminarse la tarea. El máximo responsable de la película, John Lasseter, sabía que el secreto del éxito estaría en el guión, en la historia que se iba a contar. Se debían elaborar guiones ingeniosos, divertidos y a la vez profundos, que aportaran valores positivos al espectador. Y eso es lo que hizo con esta primera película de su recién creada empresa de animación, denominada con mucho acierto Pixar.

Ahora, a la vuelta de casi 15 años, cuando la Compañía Pixar ya ha dado muestras de su enorme talento con un formidable elenco de películas, es cuando se ha producido otro nuevo salto tecnológico: un nuevo tratamiento de las tres dimensiones. Y han decidido con mucho acierto transformar al 3D su primera película, quien sabe si como primer escalón hacia la transformación a ese formato de sus anteriores filmes de dos dimensiones. Lo que está claro es que Toy Stoy 3D es un aperitivo para lo que está por venir, pues seguramente todas las demás películas de aquí en adelante lleguen ya en ese formato, como ya hemos podido comprobar este verano con Up y como lo haremos sin duda con Toy Story 3, cuyo estreno está previsto para la primavera de 2010.

 

Cobayas a lo James Bond

G-Force supone el debut como director del oscarizado y experto en efectos especiales Hoyt Yeatman. El debutante cuenta con el respaldo del famoso productor Jerry Bruckheimer (Piratas del Caribe), en la que es su primera película en 3D. Y la verdad es que el equipo técnico ha echado el resto, de modo que la película gana mucho cuando se ve en este formato.

¿Pero qué son los G-Force? Muy sencillo: un comando especial de agentes de la ley. Lo raro es que se trata de un comando formado por tres cobayas y un topo. Han sido entrenados por el gobierno y son tan efectivos o más que cualquier ser humano. El problema es que los fondos que les mantienen corren peligro, porque los nuevos jefes gubernamentales creen que los G-Force no sirven para nada. Esto sucede justo cuando el comando especial descubre un maquiavélico plan para acabar con el mundo.

Estamos ante una película muy familiar, divertida, llena de acción y diversión, que gustará a todos los públicos. Es genial, especialmente, ver a los animales en acción. Y es que ellos son los auténticos protagonistas de la historia. Hechos por ordenador, son un auténtico lujo visual. Los movimientos precisos y casi ilimitados que realizan y las diferentes texturas que tienen los pelos que envuelven su cuerpo, los convierten en virguerías animadas. Pero más allá de las modernidades –también presentes en el giro final que ofrece el guión-, G-Force cumple con los parámetros de este tipo de películas especialmente dirigidas a los más pequeños. El contenido es abundante en valores positivos y ofrece lecciones valiosas como la importancia de la confianza en uno mismo y en los demás, así como del trabajo en equipo.

 

Detrás del telón

El hombre responsable de que miles de personas puedan disfrutar de las creaciones de la compañía Pixar se llama John Lasseter. Nacido en Los Ángeles en 1957, Lasseter revolucionó el mundo de la animación en 1995 con la creación de la aventura protagonizada por Woody y Buzz Lightyear. Así lo reconoció la Academia de Hollywood, cuando otorgó un Oscar especial a John Lesseter, por su aportación e inspiración tecnológica que había hecho capaz la animación digital. Además la película recibió otras tres nominaciones a la dorada estatuilla.

Pero John Lasseter tiene claro su propósito y el papel real que juegan los ordenadores: «Mucha gente sigue con la idea de que hago una película sentándome frente al ordenador y tecleando la orden ¡hazme una película con emociones, sentimientos y personajes creíbles! y que luego le doy a tecla de retorno y ya está. Mis filmes están hechos a mano por 400 artistas que disponen del ordenador como una herramienta más.»

Y respecto al enfoque de sus películas dice: «Hacemos las películas que nos gustan. Es decir, el tipo de películas que nos gustaría ir a ver. Las películas que más me gustan son las que me hacen reír hasta las lágrimas, y que me conmueven al mismo tiempo. A mí me no me da vergüenza llorar en el cine. Me influyó mucho Frank Capra y la forma en que sus trabajos te llegaban al corazón y te emocionaban.»

Slow Parenting. Educar a fuego lento

Del colegio a la academia de alemán. Y de allí, a la pista de tenis. Cuando llegan a casa, el descanso se llama televisión o consola. Todos los días. Todos los años de una infancia desvirtuada. ¿De verdad es esto lo que queremos para nuestros hijos? El movimiento slow parenting plantea una alternativa.

RODRIGO SANTODOMINGO

 

 

Un segundo de lucidez en su borrachera de paternidad cronometrada. Algo así tuvo hace unos años Carl Honoré mientras hojeaba un libro de microcuentos para dormir a los niños en sólo un minuto. “Gran idea, me lo compro”, fue su primera reacción. Y entonces vio la luz. ¿Arañar tiempo a uno de esos instantes mágicos en las relaciones con nuestros hijos? ¿Gran idea? Vaya locura…

Autor de Elogio de la lentitud y Bajo Presión, Honoré se ha convertido en la cabeza visible del slow parenting, un movimiento que aboga por que la aventura de educar evoque un plácido paseo en bicicleta y no una frenética carrera de bólidos en circuito urbano. Padres pausados, calma parental, paternidad a fuego lento. La traducción es lo de menos; lo importante pasa por saber formularse un par de preguntas esenciales. ¿Cuánto tiempo (de calidad, sin el yugo del estrés o la irritación) dedico a mis hijos? ¿Les trato como a verdaderos niños o como al proyecto de adulto que a mí me gustaría que un día fuesen?

Ingrediente básico de la receta slow: menos actividades extraescolares y más corretear por el parque. “Los niños necesitan jugar mucho, preferentemente en espacios abiertos en los que puedan moverse a sus anchas, imaginar, dar rienda suelta a su energía”, afirma María Novo, presidenta en España de la Asociación Slow People. A la hora de planificar el horario no lectivo del chaval, “la vía media es la adecuada”, añade Novo. Moderación cuantitativa y “aconsejar” en vez de imponer en la elección de la actividad concreta.

Suena paradójico. María Celeste Meana ha abierto en Buenos Aires (Argentina) D-Spacito, un centro “de recreación slow” que ofrece teatro, música o dibujo para niños. Amplia oferta de extraescolares bajo el amparo de una corriente que nos insta a reducir su dosis. ¿Cómo se resuelve esta contradicción de términos? En que su propuesta “está dirigida  desde lo lúdico, sin las obligaciones y presiones” inherentes a otros enfoques “que siempre tienen un objetivo académico”.

 

¿ABURRIDOS?

Otra máxima: dieta estricta de cachivaches electrónicos. Imaginación al poder. La alternativa al violín o al kárate no son la tele-niñera o el ordenador, “herramientas rápidas y fáciles de entretener” en palabras de Meana. También resulta conveniente racionar el arsenal de juguetes ultra-sofisticados que adormecen el ingenio o aquellos en los que la competición marca la pauta.

Llegado el caso, no hay que “tener miedo de que los niños se aburran”, asegura la responsable de D-Spacito. Ya se las apañarán ellos para convertir el sofá del salón en barco pirata o un puñado de piedras en familia numerosa. Según Novo, no debemos “olvidar dos cosas: a los niños les gusta estar con otros niños e inventarse ellos sus juegos”.

Inevitablemente, adoptar un nuevo modelo de paternidad implica renuncias, sobre todo en el campo profesional. Como dice la presidenta de Slow People España, “no podemos enseñar a nuestros hijos algo que nosotros no practiquemos. En la medida de lo posible, es conveniente trabajar menos horas y poder atenderles mejor, aunque disminuya algo nuestra disponibilidad económica. Recuerdo una postal que encontré en una pequeña tienda inglesa. Decía así: ‘a los ojos de un niño, el amor se llama tiempo’”.

 

-La tele mató a la infancia

El secreto, el misterio, la inocencia. En 1979, el sociólogo estadounidense Neil Postman escribió «La desaparición de la infancia» para denunciar que dichos conceptos, estrechamente unidos a la idea de niñez, estaban siendo erosionados por la omnipresencia de la televisión. Un medio que, con su constante bombardeo de noticias y mensajes comerciales, había difuminado los contornos que separan al mundo adulto del infantil. Un pasaje resume su tesis: “(con la televisión) a los niños se les ofrecen respuestas a preguntas que nunca hicieron”.

Ya en la década de los 90, Postman (que falleció en 2003) pudo comprobar cómo otros fenómenos contemporáneos no hacían sino confirmar lo profético del título de su obra. El sociólogo criticó con dureza la figura del padre sobreprotector que aspira a controlar con exceso de celo la vida de sus hijos. «¿Por qué los niños ya no se divierten solos, sin supervisión paterna?», se preguntaba en una entrevista concedida en 1994. Postman también tuvo tiempo para lanzar dardos contra el nuevo sustrato competitivo del juego deportivo (organizado, claro está, por los padres) o la manía de vestir a los hijos como reproducciones en miniatura de un adulto casual.

La conciliación con apellido masculino

Cuando pones sobre la mesa de debate el tema del reparto de tareas y de conciliación vida laboral y personal, surge la polémica. Los hombres piensan en la conciliación que a ellos les conviene, y ellas en la doble vida que llevan, rindiendo al 100% en la empresa y al 100% en casa. Un desajuste que se está produciendo desde la incorporación de la mujer al trabajo y que se ha resuelto con dosis vitamínicas para ellas: la conciliación. Un modelo que supone dar vitaminas para que puedan sobrellevar mejor la doble carga de trabajo.

En una empresa de Madrid propusieron una medida de conciliación dirigida a toda la masa de trabajadores. Porque quede clara una cosa, la conciliación se dirige indistintamente a hombres y mujeres. Se propuso que la entrada al trabajo pudiese ser flexible: desde las 08:00 a las 10:00, para poder salir igualmente de forma escalonada: de 16:00 a 18:00 h. Un año después, los trabajadores que entraban a las 08:00h eran el 100% mujeres, y los de las 10:00 todo hombres. Las mujeres para conciliar su vida “personal” con la familia, y los hombres con su vida “personal” aparte de la familia.

En una empresa de Madrid propusieron una medida de conciliación dirigida a toda la masa de trabajadores. Porque quede clara una cosa, la conciliación se dirige indistintamente a hombres y mujeres. Se propuso que la entrada al trabajo pudiese ser flexible: desde las 08:00 a las 10:00, para poder salir igualmente de forma escalonada: de 16:00 a 18:00 h. Un año después, los trabajadores que entraban a las 08:00h eran el 100% mujeres, y los de las 10:00 todo hombres. Las mujeres para conciliar su vida “personal” con la familia, y los hombres con su vida “personal” aparte de la familia.

El objetivo de estabilidad personal y emocional de la mujer, que ha buscado la conciliacion actual, lo único que ha conseguido es desestabilizar más a la mujer y, por tanto, al hombre. La conciliación, a la que no se le debería poner apellido alguno, ciertamente sí lo tiene, y se llama mujer.

Sólo concilian un 5% de los hombres. Ya no se trata de intercambiar papeles sino de que las mujeres tengan la oportunidad de negociar con los hombres la posibilidad de tomar un camino u otro. La conciliación, que es un mensaje creado para las mujeres y reivindicado por ellas, debe convertirse, para conseguir la estabilidad que la sociedad anhela, en conciliación masculina.

Un cambio de foco en el mensaje y un cambio de mentalidad entre los hombres. Que no se entienda la Conciliación Masculina como un intercambio de papeles donde el hombre debe suplantar la figura maternal.

La Conciliación Masculina persigue los mismos objetivos que la conciliación busca pero con la involucración del hombre en el mismo porcentaje que la mujer. ¿No es acaso el hombre partícipe del rol familiar? ¿No es el hombre parte de la pareja? ¿No tiene el hombre-empresario una obligación social frente a la estabilidad de sus empleados?

 

DAVID SURIOL y MIGUEL JANER, consultores de Lifec.

 

Más información: Desestabilización social

Los niños nunca van solos al cole

Los niños madrileños son los que más mayores (10,9 años) van solos al colegio, mientras que los gallegos son quienes lo hacen a una edad más temprana (8,2 años). Una cuarta parte de los padres no saben cuando dejarán que sus hijos no lleven compañía, aunque la media para ir solo a la escuela se sitúa en los 12,6 años.

ESMERALDA MARDOMINGO

En España, nueve de cada diez niños van al colegio en el mismo núcleo urbano en el que residen. Poco más de la mitad (59%)van andando y un 40% en coche, según un estudio pionero sobre los niños, las ciudades y la seguridad vial realizado por Attitudes.

Pero lo más llamativo de esta investigación es que el 70% de los niños, de 8 a 12 años, nunca van solos al colegio ya que siempre lo hacen en compañía de alguien (en el 77% de los casos por los propios padres). No hay que olvidar que la excesiva dependencia de los progenitores entorpece el aprendizaje de la autonomía vial y del desarrollo psicosocial de los niños.

 

HÁBITOS DE DESPLAZAMIENTO

Los principales motivos para que los niños no vayan solos son la seguridad, la tranquilidad de los padres y la distancia. Curiosamente estos dos últimos factores también son los motivos que llevan a los padres a dejar que sus hijos habitualmente vayan solos al colegio.

Entre los que afirman que sus niños van al colegio en autobús escolar, un 42% declara que el autocar no dispone de cinturones de seguridad, un 27% que sí los tiene, un 8% que algunos sí pero otros no y un 23% afirma desconocer esta cuestión.

La edad media en la que los escolares comienzan a ir solos al colegio en España es a los 9,4 años. A medida que aumenta el número de habitantes de la localidad en la que viven, también lo hace la edad del niño para desplazarse solo a su colegio. En municipios pequeños es más habitual que los niños jueguen en la calle, vayan en bicicleta o patinete y acudan a casa de sus abuelos en un entorno próximo a su domicilio; mientras que en los municipios grandes, la actividad que más destaca es la de ir a actividades extraescolares.

Precisamente otra de las sorprendentes conclusiones del estudio de Attitudes señala que hay un 19% de niños que nunca juega en la calle y un 20% que nunca monta en bicicleta o en patinete.

Respecto a la seguridad, el 69% de los niños consultadas se siente seguro cuando camina por su pueblo o ciudad, un 13% no se siente seguro y el 18% restante afirma que solo se siente seguro a veces. Entre los motivos por los que los niños se sienten seguros destacan el hecho de ir siempre acompañado, el conocimiento de la gente del pueblo y del propio municipio. Por el contrario, los vehículos y la gente desconocida o rara son los aspectos que producen inseguridad, ya sea siempre o algunas veces; mientras que el hecho de ir acompañado es el otro aspecto que destacan los niños que no siempre se sienten seguros.

 

PADRES HELICÓPTERO

Lenore Skenazy fue bautizada por los medios de comunicación norteamericanos como “la peor madre de América” por permitir que su hijo Izzy, de 9 años de edad, se trasladara solo por el metro de Nueva York para ir al colegio en un país como EEUU donde apenas el 10% de los niños van solos a la escuela. A raíz de esta experiencia personal fundó el movimiento de los Free Range Kids (Hijos en libertad) que reclaman la exploración, la aventura y la imaginación como el territorio natural de la infancia. Lenore Skenazy forma parte de una nueva tendencia que está en pleno debate en Estados Unidos y que cuestiona la obsesión y perfeccionismo de los padres con la educación de sus hijos. Es lo que los expertos denominan “padres helicóptero” o “hiperpapás”.