Querido Maestro. La segunda profesión más valorada en España.

Forman parte de nuestra infancia y de su mano iniciamos la etapa escolar. Ellos hicieron que nuestro paso por las aulas fuera toda aventura. Son los maestros.

En este reportaje les rendimos un bonito homenaje.Así son los educadores en el siglo XXI.

Todos guardamos un recuerdo imborrable de alguno de los maestros que nos impartió clase en nuestra infancia. Les llamábamos de usted y utilizaban la tiza. Hoy, los profesores se han modernizado y anotan los ejercicios en pizarras digitales, utilizan las tabletas para impartir sus lecciones y escriben los deberes en blogs.

No hay duda, de que los profesores siguen siendo todo un referente en nuestra sociedad. Así consta en el  barómetro de opinión del CIS (Centro de Investigaciones Sociológicas) del pasado mes de febrero en el que los profesores junto a los médicos son los profesionales mejor valorados por los españoles. El estudio muestra utilizando una escala del 0 al 100, la valoración de los profesores desglosados en sus distintos niveles: Universitarios (75,16), de Primaria (74,7), de Educación Infantil (74,6), de Formación Profesional  (73,92) y de Secundaria (73,67).

El profesor del futuro

Lo cierto es que el profesor es el que entra cada día en el aula y mira de frente a sus alumnos para transmitirles una serie de conocimientos. No debería ponerse en duda que la formación y capacidad de estos profesionales es la adecuada. Pero, ¿por qué hay profesores que captan más la atención de los alumnos que otros y facilitan el aprendizaje? Según, Josep Manel Marrasé, subdirector y profesor de matemáticas de la escuela Hamelin-Internacional Laie y autor del libro La alegría de educar: “El profesor que no domina una clase no es porque no se sepa bien la asignatura que imparte, sino porque no establece una conexión emocional con sus alumnos”. Pero hay más. Este profesor de matemáticas considera que los docentes deben solucionar el problema anímico de los estudiantes, animarles a seguir adelante, a que se superen y, para ello, es necesario que descubran el talento de cada uno y saber guiarlo a través de las emociones. “Necesitan abrirles horizontes, despertar su ilusión y las ganas de saber. Si sólo nos ceñimos a dar una materia, no funcionará. Por ello, el profesor debe mantener un equilibrio entre la parte técnica de la asignatura que imparte y la parte emocional”.  

Josep Manel Marrasé, profesor de matemáticas y autor del libro La alegría de educar señala una serie consejos para captar la atención del alumno: “Conocer al alumno de manera individual. Hacer que cada uno se sienta protagonista y que piense yo para él soy importante, al margen de que sea listo, vago o trabajador. Además debe formarse en psicología y leer mucho sobre estos temas. Que piense en sus alumnos y que se haga una fotografía clara de cada grupo. Debe adaptarse a cada grupo y conectar con ellos a través de las emociones. También es importante preocuparse por el alumnado. Tiene que ser creativo y contar con material propio que se ajuste a la mentalidad de sus estudiantes. Plantear retos constantemente para que los alumnos estén continuamente motivados. Ser coherentes en aspectos tan básicos como que si se les exige puntualidad a los alumnos, el profesor no puede retrasarse al comenzar cada sesión. Y, por último, pero no menos importante, salpicar las lecciones  de ética, porque los alumnos necesitan buenos ejemplos y modelos a seguir”.

Maestros de ayer, hoy y siempre

Pilar Ruiz-Va lleva la docencia en las venas. Nieta e hija de maestros, esta filóloga y profesora dela UNEDdel curso de acceso a la universidad para mayores de veinticinco años explica cómo ha cambiado la figura del maestro: “Antes los maestros eran los transmisores de cultura y conocimiento. Enseñaban lecciones, pero también valores. En definitiva, los maestros enseñaban a pensar a los alumnos para que tuvieran un criterio propio y fueran personas independientes. Y hoy, los profesores han perdido esa relevancia, porque a través de las nuevas tecnologías podemos alcanzar todo tipo de información”. La profesora Ruiz-Va recuerda con admiración cómo apreciaban a su abuelo. “Mi abuelo Manuel Va Ripa fue condecorado porla República, porque consiguió aumentar el número de alumnos por clase. Era un hombre tan apreciado en el aula que incluso uno de sus alumnos llegó a ponerle el nombre de mi abuelo a su primer hijo. Creo que se ha perdido el punto de vista. Hoy, se da prioridad al programa y los exámenes por encima del alumnado y es un error. Hay que recuperar el interés por el conocimiento de los alumnos, si no seguiremos yendo a la deriva”.    

EL buen docente  

El profesor Raúl Beneyto Jorge, de cuarenta y cinco años, que imparte clases en el CEIP Lluis Vives de Bocairent en Valencia tiene claro las cualidades del buen profesor: “Debe ser un referente para sus alumnos, pero nunca puede ser un amigo de su alumnado. Tampoco debe ser alguien totalmente distante y  autoritario. El profesor debe ser exigente y marcar límites claros”. El profesor Raúl Beneyto guarda muy buenos recuerdos de un profesor de su infancia: “No olvidaré que era una persona cercana y divertida con sus alumnos, pero era a su vez exigente cuando era necesario”

Bruno Cortell Forés de veintiséis años profesor del CEIP LLuís Vives deLa Poblade Vallbona cuenta la importancia que tuvo una profesora en su etapa escolar: “Doña Elvira para motivarnos y evitar los exámenes escritos y mecánicos de los temas de conocimiento del medio, nos ponía en circulo y hacíamos lo que conocíamos como la “rueda”, y nos preguntaba el tema de forma oral. La verdad es que era un método muy motivador para la mayoría de los alumnos, y recuerdo este procedimiento evaluativo como moderno y positivo”. Este joven docente revela como le gustaría ser recordado por sus alumnos: “Me gustaría que me recordaran como el maestro que fomentaba la reflexión y el diálogo, como aquel que les llevaba a sus alumnos al pensamiento más reflexivo y lejos del “que dice y los alumnos copian”.

Y, ¿qué cualidades debe tener el buen maestro? El profesor Vílchez, que ha formado a futuros profesores durante treinta años enla Facultadde Educación dela Universidad Complutense, cree que la docencia es una carrera eminentemente vocacional. Requiere conocimientos, pero también unas cualidades y capacidades de las que no todos gozan. Incluso, en su opinión, hay rasgos personales que ayudan a ser un buen profesor: “Buena inteligencia emocional, tener habilidades sociales, ser una persona equilibrada, con capacidad de empatía, poseer esa sensibilidad humana para captar lo que le puede pasar a una persona y que no se escapen los detalles del sufrimiento, capacidad para sacar lo mejor de uno mismo y del otro. Esta es la clave. Con una dosis infinita de paciencia, capacidad de resistencia ante problemas como el estrés y capacidad para adaptarse a grupos diferentes. Hay que ser capaz de transmitir valores, tener una necesaria pedagogía de la calma que implica la escucha, dotes de comunicación, ser una persona simpática (un profesor que no sonría no es bueno), y que tenga autoridad, una característica moral que se gana día a día. Pero sobre todo, por encima de todo, querer y amar al alumno”.

Educar en emociones

La autora propone trabajar con grupos homogéneos hasta los 10 años para obtener relaciones más saludables entre niños más calmados y más activos.

Además, sugiere la actividad del yoga con sus técnicas de relajación como ayuda para elevar la concentración académica de los escolares.

Cada vez hay un mayor número de colegios que incorporan el yoga en las aulas. Aprender ejercicios de respiración y técnicas de relajación sin duda ayuda a los estudiantes a estar más concentrados y atentos a las explicaciones de los maestros. Por otro lado, se habitúan a gestionar sus emociones desde pequeños e interiorizan unos recursos que les acompañarán a lo largo de toda la vida.

No es necesario que los niños aprendan un repertorio muy amplio de técnicas. Bastarán unas pocas recetas que se pueden aprender desde los 3 años. La primera de ellas serían las técnicas de respiración que facilitan la recuperación de energía y la activación de los chakras.

Otra sería la liberación de impactos emocionales negativos (enfado, rabia, etc.) sin dañar a nadie. Es prácticamente inevitable que un niño pegue o insulte a otro. Lo que siempre intentan los educadores es evitar que el segundo siga la pelea o la discusión. Sin embargo, este otro niño debe poder exteriorizar que se ha sentido herido. Puede hacerlo llorando, gritando o verbalizando su sentimiento ante su compañero. Este impacto emocional negativo también se puede descargar con una respiración profunda e intencionada, sin que nadie se dé cuenta. Todo lo que implique tragarse emociones negativas significa ir creando corazas que pueden acabar provocando trastornos en un futuro.

Todos los educadores (padres, maestros, monitores…) deben fomentar los pensamientos creativos en los pequeños. Demasiado a menudo se dice «no» a los niños, porque lo que están haciendo parece demasiado difícil y se quiere evitarles una frustración si no logran alcanzar su objetivo. A veces también ocurre que simplemente se les quiere llevar por el camino que le interesa al adulto. Es un grave error. Se trata de hacer justo lo contrario, esto es, enseñarles a crear pensamientos positivos que den forma a la vida que quieren tener –hay personas que denominan Ley de la Atracción a esta técnica–.

Un aspecto que los colegios deberían corregir es el hecho de mezclar alumnos calmados y alumnos activos en una misma aula. Es un error creer que los unos se equilibrarán con los otros. Nada más lejos de la realidad. Los estudiantes calmados suelen ser creativos, con mucho talento y sensibilidad, y necesitan una educación distinta a los niños activos, deportistas y con dotes de liderazgo.

Lo que está pasando hoy en día es que los unos interactúan con los otros, de manera que  los alumnos activos se vuelven tiranos mientras que los calmados se convierten en niños introvertidos. Los primeros tienen sometidos a los segundos. Unos crean corazas de falsos líderes y los otros se sienten cada vez más inseguros y carentes de autoestima.

La mejor opción es separarlos en aulas de grupos homogéneos durante la primera infancia, hasta los 10 años. De esta manera se evitarán muchos trastornos de déficit de atención (TDA). Existen sencillos tests que permiten identificar a los niños activos y a los calmados. A partir de los 10 años, los chicos son más conscientes de sus aptitudes y, si han podido desarrollarlas, también habrán creado una fuerte autoestima. Es a partir de entonces que alumnos calmados y alumnos activos pueden compartir una misma clase. Sus relaciones serán más saludables. 

¿Estamos a tiempo de salvar el curso?

Llega la recta final, y en nuestros hogares se vive ya el ambiente de exámenes y nervios propios de final de curso.

La falta de motivación es una de las principales causas de fracaso escolar. Pero también aspectos como la organización del tiempo, la comprensión lectora, o dominar la técnica del subrayado y el esquema les permitirán afrontar los exámenes con autonomía y una autoestima alta que les llevará al éxito

Tanto alumnos como padres debemos estar preparados, y crear un ambiente propicio en nuestros hogares. En el fondo algunos de estos consejos los conocemos, pero no está de más ser conscientes de ellos. A medida que avanzan los cursos, la responsabilidad y autonomía del estudiante es mayor, pero no hay duda que el apoyo de los padres es fundamental, sin caer en la sobreprotección. Desde Padres y Colegios nos hemos puesto en contacto con Sara Serrano, una profesional que se dedica a enseñar a los estudiantes a cómo enfrentarse a los libros durante todo el curso para que el estudio se convierta en una actividad gratificante y no en un lastre.

Hay tiempo para todo

Planificar y organizar el tiempo es lo primero que deben aprender nuestros alumnos, porque no basta con estar horas dentro de la habitación frente a los libros. Si no hay una planificación, esto únicamente sirve para aburrir y frustrar, por las cosas que se dejan de hacer por culpa de los estudios. Los padres tienen un papel importante para ayudar a los chicos a reflexionar y orientar sobre la importancia de la organización del tiempo y aprender a distribuírselo racionalmente  para organizarse las actividades de manera eficaz. El estudiante debe buscar un horario personal de trabajo para casa y cumplirlo. Tenerlo por escrito y que refleje el tiempo de ocio y de descanso ayuda a lograr los objetivos marcados.

Cuando son más mayores, saben las fechas de los exámenes o entregas de trabajos con mayor antelación, con lo que lo pueden señalar en su plan de estudio y así distribuir los repasos contando con imprevistos para no darse el atracón al final.

El talón de Aquiles

Aunque ellos no lo crean, muchas veces las dificultades en el estudio estriban en las carencias arrastradas en la lectura comprensiva. Es fundamental saber seleccionar las ideas principales de diferentes tipos de textos para realizar un estudio eficaz.

Para ser un buen lector se necesita, por un lado, una velocidad lectora (varía según la persona y el tipo de texto) y una comprensión lectora (comprender el mayor número de ideas en el menor tiempo). Los errores más comunes, que dificultan estas cualidades, son leer con el dedo, moviendo la boca o rectificando y repitiendo palabras constantemente. También el hecho de leer tumbado, con mala postura o mientras se mueven la cabeza o las piernas obstaculiza la velocidad y la comprensión.

Pero tanto la comprensión como la velocidad se pueden mejorar más de un 50% con entrenamiento. Algunos trucos que pueden ayudar es centrarse en leer ideas y no palabras. Hay que leer gráficas, esquemas e ilustraciones que se incluyen en el tema.. no son decorativas, facilitan la comprensión del texto. Cuidar el vocabulario es esencial: cuanto más vocabulario se conozca, más palabras se entenderán. Hay que consultar el diccionario.

Fijarse en el título, que es el resumen más sintetizado del texto, saber el tipo de texto que es y leer por párrafos, ya que generalmente cada párrafo tiene una idea principal son pequeños trucos que facilitan posteriormente la lectura en profundidad.

Método EPLRR

Es obvio que estudiar exige un método. Estudiar de memoria, para olvidarlo al día siguiente, no sirve de nada y, además, requiere mucho más esfuerzo a la hora de recordarlo en el momento del examen. La directora del centro de aprendizaje y lenguaje Abaco propone a los estudiantes el Método EPLRR que consta de cinco pasos: explorar, preguntar, lectura, recitar, repasar.

Primero una visión general de lo que hay que estudiar para conocer la estructura del tema. Conviene fijarse en títulos, subtítulos, negritas y dibujos. Después se escriben las preguntas que  surgen. Una forma es convertir títulos y encabezamientos en forma de pregunta.

En tercer lugar se pasa a la lectura detallada buscando las ideas principales de cada párrafo. En este momento es cuando se realizan esquemas y resúmenes que permitirán responder a las preguntas realizadas anteriormente. Subrayar todo no sirve para nada. Es útil subrayar palabras claves o frases cortas que resuman una idea. La lectura de las palabras claves subrayadas debe tener sentido.  Una vez realizado esto, se pasan las ideas a un papel mediante frases breves. Los esquemas deben seguir el orden del libro, porque esto ayuda a recordar y organizar la cabeza.

En el cuarto paso del método, Recitar, se tratará de repetir con las propias palabras lo leído. Es importante hacer conexiones con lo que ya se sabe de ese tema. Finalmente hay que repasar inmediatamente después de haberlo estudiado. Esto ayuda a saber si se necesita estudiar algún apartado de forma más intensa. El repaso fortalece el recuerdo y garantiza la asimilación de los contenidos.

El día del examen

El día del examen los estudiantes deben afrontarlo descansados y sin nervios, de forma que le sea más sencillo controlar los pensamientos negativos automáticos antes y durante la prueba. Pensar «lo que tenía que hacer ya está hecho, y ahora debo concentrarme en lo que me están pidiendo. Voy a hacer este ejercicio de la mejor manera posible» puede ayudar a relajarse y concentrarse. Antes de lanzarse a escribir, debe asegurarse de entender correctamente las instrucciones del examen y organizarse el tiempo: número de preguntas, dificultad, seguridad de las respuestas. El número y planeamiento de las preguntas ayuda a pensar cómo se deben contestar. Es lógico pensar que si son pocas preguntas a desarrollar, el profesor pretende que se elabore una información correctamente. Si por el contrario son muchas preguntas, pretende que se tenga habilidad en sintetizar y organizar información. Por supuesto se ganan puntos con una buena presentación, letra clara, sin tachones ni faltas de ortografía. Una vez finalizado el examen, es muy útil tomarse unos minutos para repasarlo, leerlo como si fuera el de un compañero.  Pasado un tiempo desde el examen es conveniente realizar autoevaluaciones para ser conscientes de los errores y evitarlos en el futuro. 

Mujercitas: la difícil etapa de la preadolescencia

Tienen entre 10 y 12 años, sufren cambios de humor frecuentes, tienen conflictos con su propio cuerpo y debido a su inmadurez, disponen de escasas estrategias para combatirlos.

Son preadolescentes. La pubertad cada vez empieza antes.

Daniela tiene once años y lleva unos meses sintiéndose preadolescente: “A veces estoy triste y a veces alegre. Me enfado mucho más con mis amigas y pego a mis hermanos pequeños. No sé qué me está pasando, pero no me gusta como soy ahora. Por eso, prefiero quedarme en casa sola escuchando música y viendo películas”. Isabel, su madre reconoce que su hija está en plena transformación física y mental: “Desde que es mujer se ha vuelto más introvertida y cada vez le cuesta más salir a la calle a jugar con sus amigos. No se aguanta ella misma y no soporta a los demás. Y lo peor de todo es que ella sufre, porque no comprende qué le está sucediendo”.     

Pubertad precoz y obesidad

Lo cierto, es que cada vez más niñas entran antes en la pubertad. Los primeros síntomas que indican que el camino hacia la preadolescencia se ha iniciado es el desarrollo del botón mamario y en algunas ocasiones en la aparición de vello púbico. Pero, ¿a qué se debe que se esté adelantando la pubertad? Según el doctor Vicente Albiach, jefe dela Unidadde Endocrinología Pediátrica del HospitalLa Fede Valencia: “Una alimentación excesiva, demasiada rica en proteínas y el sobrepeso que esto provoca, es uno de los factores que está desencadenando esta situación en el mundo occidental”. Pero hay más factores que inciden  en este fenómeno. Susana Peñagaricano

Psicóloga, directora de ISEP Clínic Bilbao considera que: “Diferentes estudios ponen de manifiesto un adelanto de entre seis meses y dos años en la edad de comienzo de la pubertad. Y se señalan diferentes hipótesis como causa este fenómeno. Algunos informes señalan que podría ser consecuencia del mayor índice de obesidad infantil, otros consideran que las niñas de origen inmigrante y adoptadas en otros continentes suelen ser más precoces que las europeas e incluso hay quien afirma que éste adelanto tiene más que ver con lo social que con lo físico y que estaría asociado a la mayor disponibilidad de tiempo libre y el cambio de las dinámicas de relación con sus iguales y sus familias”.

Cambios físicos y emocionales

La entrada en la pubertad conlleva un conjunto de cambios anatómicos y biológicos que desembocarán en un cuerpo adulto. En las chicas, las principales transformaciones son la aparición de las primeras menstruaciones y de los caracteres sexuales secundarios como los senos, el vello, así como el crecimiento físico. Pero también se producen cambios a nivel emocional. Victoria Montoro, psicopedagoga de ISEP Clínic Barcelona detalla las actitudes y comportamientos más frecuentes en esta etapa: “Las preadolescentes se caracterizan por tener sentimientos de independencia, pensamientos y acciones más maduras, una mayor preocupación por su apariencia y por encajar en su entorno y sufren constantes cambios de ánimo”.

Falta cuestionarse, Pero, ¿cómo son los preadolescentes del siglo XXI? “Debido a la influencia de las nuevas tecnologías (Internet, redes sociales), los preadolescentes de hoy están más avanzados a un nivel cognitivo que los adolescentes de hace treinta años. Sin embargo, a nivel emocional, estos chavales no saben manejar sus sentimientos, se encuentran perdidos, son inmaduros emocionalmente. Por eso, padres y profesores deben trabajar el área emocional con el fin que de los preadolescentes expresen sus sentimientos con naturalidad”, concluye Covadonga Díaz, psicóloga del centro Estudio 22. 

 

TESTIMONIO

Elsa García del Amo Cañil. Tiene 12 años y estudia 6º de Primaria en el Colegio Alarcón de Madrid

“Cumplir años tiene cosas positivas”

“Ya no veo dibujos animados ni programas infantiles, me aburren. Ahora, prefiero ver series de mayores, mi preferida es El Barco. Además, me encanta jugar al baloncesto. Los miércoles y jueves entreno con el equipo del colegio y los sábados por la mañana jugamos un partido. También me divierte hablar con mis amigas por el Messenger, pero todavía no tengo ni Facebook ni Tuenti, porque no me dejan mis padres. Y me lo paso fenomenal jugando con mi hermano ala WIIy a juegos de mesa como el Monopoly en lugar de jugar con muñecas. No me noto diferente, soy la misma, pero más alta. Y es que cumplir años y hacerse mayor tiene cosas buenas. Aunque a diario me acuesto sobre las diez, los fines de semana me dejan quedarme hasta los doce. Y ya puedo salir sola con mis amigas. Vamos a un centro comercial a merendar y charlar y mi padre me va a recoger a las ocho y media. Otra de mis aficiones es viajar. Mi sueño es ir a Nueva York. Ah y ya tengo claro lo que quiero ser de mayor: profesora de matemáticas o modelo”.

Sus amigos, ¿Un espacio vedado para los padres?

Uno de los principales problemas que preocupa a los padres acerca de sus hijos adolescentes, son los malos amigos. Principalmente por la influencia negativa que sobre ellos puedan causar. Si faltan a clase, si llegan tarde a casa o si empiezan a tener un comportamiento inadecuado en la relación familiar. Ante esta situación, son muchos los padres que se formulan esta pregunta.

Ante todo hay que diferenciar los amigos que no nos gustan por juicios sin información objetiva de los que realmente ejercen una mala influencia. Amistades negativas son aquellas que contradicen con su ejemplo los valores que los padres les están enseñando, les inducen a un comportamiento inadecuado o les manipulan y presionan. Si la educación de nuestro hijo hasta el momento de su adolescencia, ha sido a través de un camino de valores y buenas acciones, tendrá una base sólida, y menos manipulable, aunque eso no garantice la influencia por parte de sus amigos.

El referente modulador es una de las principales pistas para detectar el cambio social y de actitud que nuestro hijo realiza. Esto resulta del tiempo que comparte con sus amigos, comienza a vestir como ellos, ha hablar como ellos y poco a poco, irá construyendo su identidad, declarando independencia respecto de sus progenitores. Este proceso es natural y propio de la edad, pero hay que estar alerta de aquellos amigos con los que se rodea, para que el cambio en su comportamiento no se deteriore. Resulta difícil separarlos puesto que en esa edad son más importantes los amigos que los padres.

En primer lugar, hay que detectar cuándo los amigos de nuestro hijo empiezan a ser una compañía peligrosa. El cambio más notable es del de la conducta. Aunque hay algunos indicios de ello, pueden deberse al tiempo superior que dedica a los amigos en relación al tiempo que ocupa con la familia; también la falta de comunicación con la familia, siendo superior con los amigos a través de las redes sociales y los dispositivos electrónicos. Estas y otras acciones, serán visibles a lo largo del tiempo, y del mismo modo puede actuarse sobre ellas, siendo paciente en los resultados.

Para ir construyendo cercanía con los hijos es importante mostrar respeto por la etapa en la que viven y entender que en ese momento necesitan una mayor privacidad. Con esto no se plantea que hagan lo que ellos quieran, sino que el rol de vigilancia sea desde la compañía. Orientar y no simplemente disciplinar, escuchar tratando de entender y descubrir que a solas será mucho más fácil acceder a ellos que si se hace desde un contexto público, ridiculizándolos o poniéndolos en evidencia ante alguien.

Sus amigos son el círculo más importante al que pertenecen en esa etapa, y se sienten amenazados cuando algún padre declara que alguno de ellos no es bueno para él/ella. Esto puede provocar poner a los hijos a la defensiva, produciendo un escenario de incomodidad y hostilidad importante, dando lugar a conflictos y discusiones. De ahí de abordar el asunto con inteligencia.

Es aconsejable no criticar a los amigos, ya que así se refuerza la actitud con el hijo, que no dudará en defenderles. Es mejor cuestionar actitudes concretas de determinados amigos, y no hay que olvidar que resulta más eficaz la persuasión que la prohibición. También ayuda conocer la relación de amistad entre tu hijo y sus amigos. En ocasiones la mala influencia se deba a una falta de confianza en sí mismo. En ese caso en lugar de insistir en que deje a ese amigo, es mejor reforzar su autoestima para evitar que sea fácilmente manejable.

 

Algunas pautas para padres:

Comunicación. La forma más accesible de acceder a ellos es mediante la comunicación, es fundamental. La comunicación es la base para evitar problemas. En momentos de conflicto, es importante conversar con ellos sobre situaciones de riesgo, pero evitando sermones. Comunicarse es la mejor forma de que escuchen y sigan nuestros consejos y orientaciones.

Hablar sobre la influencia de los amigos les ayudará en el futuro a resistir ante situaciones de mandato. La mejor prevención es sin duda una buena relación familiar que favorece que el hijo confíe en sus padres y sea menos manipulable por su entorno.

Proponer alternativas. Es también positivo promover diversos grupos de amistades, de forma que sea más difícil que se dejen llevar por las presiones de un grupo concreto. En un momento en el que un amigo ejerza una mala influencia, otro

Ser abiertos y mantener un pacto para saber dónde están, qué hacen y con quién. Otra de las formas en la que los padres pueden intervenir, es la de convocar reuniones, excursiones o algo similar para conocer a los amigos de tus hijos, además de conocer a los padres para saber la educación que han recibido y observar si hacen por prevenir futuros problemas o conflictos.

Si se observa que hay problemas, intervenir es importante, pero no de frente, sino utilizando una estrategia. Si tu hijo incumple reglas, ha de saber que eso traerá consecuencias, probablemente por ello puede dejar de tener esas amistades conflictivas, porque vea mermar sus buenas relaciones con la familia, y que la comunicación con ella sea sólo a base de problemas

Intervenir si es necesario. Si tras la comunicación, la utilización de estrategias, y la dedicación de tiempo a ello, no se observan resultados, una decisión algo más radical para solucionar el problema de la mala influencia de los amigos sobre nuestro hijo, puede ser la del cambio de colegio o vivienda. El disgusto para nuestro hijo será importante, pero la adaptación al nuevo entorno, puede propiciar y favorecer nuevas relaciones de amistad más benévolas para su buen desarrollo como persona.

También es aconsejable acudir a una psicóloga, en el caso de que nuestro hijo haya ahondado en problemas que se salen de nuestro ámbito de acción, y de ese modo, al tratarse de una persona no conocida, pueda ser mucho más sincero y abierto, y lograr ver con más claridad el destino que le depara de seguir juntándose con malas compañías.

I Sesión de 'Coloquios de película', iniciativa educativa de cine con José Antonio Marina

En esta sociedad acelerada en la que vivimos, cada vez hay menos tiempo para… pensar.

Los niños se acostumbran a usar teléfonos móviles y videoconsolas, pero tal vez no les estamos enseñando lo más importante: a pensar por sí mismos, a ilusionarse por aprender.

El próximo sábado 27 de abril se celebrará en Madrid, en los céntricos cines Palafox, la Primera Sesión de ‘Coloquios de película’, una iniciativa educativa y cinematográfica promovida por el semanario Magisterio y decine21.com. Dirigida a educadores, sobre todo profesores y padres de familia, y en general a toda persona inquieta por las lagunas culturales del ciudadano de a pie, la actividad, que tendrá continuidad en futuras sesiones, consistirá en la proyección de una película seguida de un coloquio con una personalidad experta en el tema objeto de debate.

El arranque de ‘Coloquios de película’ se produce planteando un interrogante al que conviene dar vueltas: “Enseñar a pensar desde la infancia: ¿Es posible?”. La película francesa Solo es el principio (Ce n’est qu’un debut, Pierre Barougier y Jean-Pierre Pozzi, 2010) describe una singular experiencia pedagógica en el parvulario Jacques Prévert de Le Mée-sur-Seine, en Francia, donde a los niños se les enseñan rudimentos de filosofía, al familiarizarles con conceptos como el amor, la libertdad, Dios, la muerte…

A la proyección de la película seguirá un coloquio conducido por el filósofo, ensayista y pedagogo José Antonio Marina. En un momento en que está en marcha una reforma educativa y se debate el papel que debe jugar en ella la filosofía, la reflexión y el diálogo resultan primordiales. Como asegura Marina, “la filosofía es el estudio de la inteligencia humana, de sus límites, sus posibilidades y sus creaciones”, y su vertiente práctica, la educación, “encargada de la transmisión cultural”, es primordial.

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Puedes ahondar en el pensamiento de José Antonio Marina pinchando aquí.

Abriendo los ojos a una triste realidad actual

El diez de mayo llegó a cines de toda españa Rebelde (War Witch), interesante película canadiense que estuvo nominada al Oscar a la mejor película extranjera hace  unos meses. Aborda una realidad a la que Occidente cierra los ojos con demasiada frecuencia: el reclutamiento forzoso de niños para la guerra.

La trama de Rebelde (War Witch) transcurre en un país innombrado del África negra francófona. Innombrado por razones obvias. El director y guionista Kim Nguyen no quiere indisponerse innecesariamente con algún país concreto, y por otro lado, a buen entendedor, pocas palabras bastan. La aldea de Komona, una niña de doce años, va a ser completamente arrasada por la facción rebelde que combate contra las autoridades gubernamentales. Y la pequeña es obligada de un modo brutal a incorporarse a la lucha armada, convirtiéndose en niña soldado. El tiempo pasa, y ella se convierte en una especie de talismán para los combatientes, una bruja de la guerra, a la que se atribuyen visiones que ayudan en algunas victorias. En ese entorno salvaje encuentra el afecto y la amistad de Mago, un chico albino que empieza a cortejarla para tenerla como esposa.

Sorprendente película, decididamente multicultural, pues es de nacionalidad canadiense, transcurre en África, su director y guionista Kim Nguyen es de origen vietnamita y los aires de la banda sonora hacen pensar en la samba. Rodada en alta definición, Rebelde (War Witch) arrasó en los premios de la Academia canadiense, además de hacerse en Berlín con el Oso de Plata a la mejor actriz, la joven Rachel Mwanza –una auténtica “niña de la calle”, encontrada casi por casualidad, y que sorprendió a Nguyen por su naturalidad–, y una nominación al Oscar a la mejor película extranjera. Tiene la virtud de abrir horizontes al espectador, al presentarle verdades que con ignorancia culpable, muchos, demasiados, no tienen en cuenta. Cierto que en Occidente nos azota la crisis, pero otros lo pasan peor, y exponer a la gente joven a descubrirlo con este film puede ser una experiencia apasionante.

Rodada en Kinshasa, en la República Democrática del Congo, al director se le ocurrió la trama leyendo en un periódico sobre la existencia de niños que adquirían un significado sagrado para los que luchaban en la guerra: “Empecé a documentarme acerca de los niños soldados y de su mundo imaginario. Después de varios años nació el guión; un guión que intentaba rendir homenaje a los verdaderos héroes africanos: hombres, mujeres y niños cuya resistencia humana siempre será capaz de sobreponerse a las tragedias de la guerra.”

En esta película, a veces críptica y que exige la atención del espectador, Kim Nguyen consigue algo casi milagroso, pues su narración, que resume lo acontecido a lo largo de poco más de dos años, fluye con increíble naturalidad en perfecto equilibrio. De modo que presenta con enorme delicadeza dilemas brutales en aras a la supervivencia, y a la vez es realista y lírico; e introduce elementos mágicos sin resultar chirriante ni pesado, algo que no pueden decir muchos cineastas. Sabe narrar una historia de amor adolescente nada empalagosa, de búsqueda de la paz de la conciencia, y muestra la belleza de la maternidad en una situación límite. La cinta, dura pero necesaria, es un ejemplo perfecto de cómo se pueden contar historias extremas que abordan problemas complejos donde asoma lo peor de la naturaleza humana, y hacerlo sin resentimiento y con apertura a la esperanza. Los actores principales, perfectos desconocidos que debutan en la pantalla, resultan muy creíbles y conmueven. Se diría la película ideal para proyectar a una juventud occidental aborregada, que ignora lo que les ocurre a sus coetáneos de otros puntos.

¿Aprobar merece premio?

Cada curso cuando nos acercamos al final de curso, padres y profesores buscan fórmulas para que sus hijos, esos alumnos que flojean, saquen el curso y con buena nota.

En estos tiempos de crisis económica y temor al “rescate financiero” podríamos hablar también de “rescatar a nuestros alumnos” de un fracaso escolar anunciado.

A Manoli, madre de tres hijos, esta semana le llamó la tutora de su hijo mayor, en 4º de la ESO, para que se reunieran. Parece que Rubén aprobará el curso, porque va bien, pero Cristina quería avisar a su madre para que no se confiaran y le obligaran a trabajar todos los días un rato en casa. Y todo porque la semana pasada en un examen rutinario, Rubén sacó un 3 en Inglés. Manoli cree que la nota de un único examen no debería servir para juzgar el trabajo de todo el curso. No obstante, ahora ha apuntado a Rubén a una academia para reforzar el aprendizaje y que el final de curso sea un éxito.

Sin embargo, el padre de Rubén, Antonio, le ha prometido por su parte un ordenador portátil nuevo si aprueba todo el curso con buenas notas. Las vacaciones de la familia están en juego. Como Antonio, ofrecer un premio o un regalo cuando un hijo aprueba una evaluación es un recurso muy utilizado por los padres, pero este método es un poco arriesgado y no siempre da los frutos esperados.

ALICIENTE
Hasta la administración pública ha recurrido a esta fórmula dentro de una estrategia gubernamental. El Consejo de Gobierno de la Junta de Extremadura aprobó un plan especial de formación dotado con 3,9 millones de euros para facilitar a 4.000 jóvenes desempleados de entre 18 y 25 años la obtención del graduado en ESO.
El objetivo, según explicaba la vicepresidenta, Cristina Teniente, es que estos jóvenes adquirieran una titulación básica que les permita mejorar su acceso al mercado laboral. Para incentivarles, se les ofreció la posibilidad de obtener el título en 35 semanas y a los alumnos que lo consiguieran, la Junta les abonaría 1.000 euros. “Se trata de un plan ambicioso desde su inicio y en el que no se han escatimado medios económicos ni personales”, destacaron.
Sin embargo, todavía es pronto para hablar de que la iniciativa ha sido un éxito. Unos 2.500 alumnos se matricularon al empezar el curso en este programa, para el que inicialmente se habían previsto 3.900 plazas. Cuatro meses después, un millar de ellos habían abandonado ya las aulas. La Consejería de Educación ha explicado que ese 40% de abandono es similar al que se da en la formación para adultos.

EL RESCATE DE LOS ALUMNOS
Al margen de los alicientes económicos, que parece lo último recomendable, lo cierto es que a estas alturas de curso los padres hacemos todo lo que podemos para que las notas finales de nuestros hijos sean lo más brillantes posibles. El saber no ocupa lugar y un título hoy puede dar a nuestros hijos ese acceso al mercado laboral tan complicado sobre todo para los más jóvenes.
Dentro de esta dinámica y aunque el valor de una persona no puede ni debe medirse por las calificaciones académicas, muchos padres como Antonio basan su sistema de motivación en recurrir a ofrecer un regalo para que los estudiantes den un último empujón al curso. Pero ¿son conscientes los alumnos a los 10 u 11 años de que les ofrecemos un regalo como un detalle para mostrar la alegría por su éxito? ¿Lo ven como un chantaje? ¿Saben que lo más importante de ese esfuerzo por aprobar es que aprendan además de que pasen de curso?, ¿Saben que serán más inteligentes y aportarán valor añadido a la sociedad y al mercado laboral actual? Para Elisa Cuadrado, psicopedagoga, “nuestros hijos necesitan que se les felicite o se les muestre alegría por sus logros como manera de hacerles sentir que están encaminados en la ruta del éxito y la felicidad”.

Aunque muchos alumnos muestren indiferencia ante sus exámenes, lo cierto es que a nadie le gusta fracasar en sus exámenes. La satisfacción por el éxito es algo natural en las personas, pero los padres acostumbramos a explotarlo muy poco. En realidad, “la alegría y el bienestar interior que producen el éxito y la superación de las dificultades, no se puede suplir con ninguna recompensa material”, aconseja la psicopedagoga. Según Cuadrado “las buenas notas se han de aplaudir, elogiar, etcétera, pero jamás comprar en el sentido de dar dinero o regalos porque provoca que los alumnos asocien aprobar a una recompensa y cada vez pedirán algo mejor y más caro al tiempo que le dan menos valor”, comenta.

Es más, “cuando a pesar de la recompensa prometida, nuestro hijo no aprueba, la sensación de fracaso y la decepción será mayor, ya que no sólo no ha conseguido superar el examen o la evaluación, sino que además los estímulos tampoco han valido para obtener el regalo adicional”, explica.
Por tanto, es preferible no recurrir a los premios, porque el trabajo del estudiante es estudiar. Otra cosa es celebrar en familia el éxito de los hijos cuando consiguen los objetivos propuestos con una cena especial en familia, con un brindis o haciendo una tarta o una actividad en su honor.

La aparición de la intimidad

Se ha hecho muy popular el imaginar la puerta de un pre-adolescente con el cartel de “prohibido el paso”. Sin embargo, parece que los niños cada vez crecen más deprisa y que ese cartel –no siempre físico– aparece más temprano. ¿A partir de cuándo es bueno dejarles ese espacio de intimidad?

La intimidad como tal es inherente al ser humano. Desde pequeños necesitamos tener pequeñas dosis de soledad. Pero ¿qué aporta la intimidad a un niño? Marta Campo, psicóloga infantil, y Luis Lebrusan, psicólogo clínico, nos hablan de cuándo empieza a ser necesaria y cómo deben los padres reaccionar ante esta nueva demanda. “La intimidad entendida como autonomía es necesaria desde los 4 ó 5 años, cuando ya es bueno que tengan su habitación y que entiendan que ese es su espacio en la casa”, aclara Marta. A partir de los 6 ó 7 años, empezarán a querer jugar con sus amigos y “tendremos que empezar a dejar que tengan su tiempo solos, aunque vigilemos desde lejos”.
Pero ¿cuándo llega el momento en que autonomía se convierte en intimidad? Luis afirma que “la edad habitual es entre 10 y 12 años para las niñas y de 12 a 13 años para ellos, es decir, la pubertad”. Luis aclara que la pubertad es un periodo evolutivo “con muchos cambios en el que son más visibles por ser fisiológicos y eso hace que los niños son más conscientes”.

La dificultad para asimilar tantos cambios conlleva a veces un respecto a la figura de sus padres. Es normal y no debe ser entendido como un rechazo hacia al padre sino hacia esa transformación que les cuesta entender. Es importante tener en cuenta también que suelen ser cambios muy rápidos –“incluso dos semanas”, dice Luis- lo que provoca un impacto más fuerte en la mente del niño.

Por tanto, “No es aislamiento, es intimidad. El niño necesita ese espacio para crear su propio yo”, dice Luis. Marta insiste en que “los padres no debemos alarmarnos por ese distanciamiento. Nos van a necesitar siempre pero tenemos que respetar sus ritmos, que sean ellos los que nos busquen aunque nosotros estemos cerca cuando eso pase”.
El siguiente paso será la exploración. Querrán experimentar por si mismos nuevas situaciones que, sí, pueden pasar por reclamar más tiempo con sus amigos o conocer su sexualidad. Frente a estos casos, Luis recomienda escuchar. “No podemos interrogarlos. A veces, la mejor respuesta es el silencio”. Por su parte, Marta se muestra más firme: “Siempre debemos preguntarle y demostrar interés pero encontrando un punto medio entre ser invasivos y no hablar del tema”.
Entonces, ¿nos obliga la pubertad a cambiar la relación con nuestros hijos? “No, las pautas y el vínculo se crean desde que es pequeño pero sí tendremos que evolucionar con ellos y el analizar qué relación hemos construido”, dice Marta. “Hay que generar el vínculo desde el año cero”, insiste Luis, “no puede cumplir 13 años y lanzarnos sobre ellos como halcones… porque sólo servirá para que huyan”.

Esto no quiere decir que, si nuestro vínculo previo no ha sido el adecuado, ya debamos rendirnos a la falta de entendimiento con nuestros hijos. Marta afirma que: “Nunca es tarde pero, si no se ha hecho antes, tendremos que ir poco a poco, ofrecer nuestra comunicación y también aceptar su rechazo. Si nos esforzamos, acabará abriéndose a nosotros”.
Cuando al fin piden su espacio, ¿se convierte su habitación en territorio comanche o podemos poner normas como, por ejemplo, dejar la puerta abierta? “Las pautas viene dadas por cómo lo hemos educado. Si siempre ha cumplido lo que le hemos pedido, se ha ganado poder tener la puerta cerrada y nosotros le debemos confiar en él”, insiste Luis. Esa confianza y “dejarle hacer por si mismo” se traslada también a la propia higiene de la habitación. “Su habitación es suya; la higiene y el orden también”, dice Luis. No sirve de nada decirle que recoja y luego hacerlo nosotros. Debemos ser coherentes. Si debe recoger él, que lo haga. “Si solo reprochamos pero le ordeno yo la habitación, no habremos conseguido nada”, explica Luis.
Y Marta añade: “Debemos plantearle al niño que su habitación es ahora otra más de sus tareas, como lo era antes poner la mesa. A partir de los 11 o 12 años, debería mantener su habitación limpia por si mismo”. Aunque ¡ojo!, su habitación es suya, para bien y para mal. “Así como debe limpiarla solo, nosotros debemos dejarle que sea suya tanto para estar solo en ella o para personalizarla a su gusto”.

Pero ¿por qué nos da tanto miedo dejarlos solos? “Es inseguridad en el vínculo creado, inseguridad por si lo hemos hecho bien”, dice Luis. Y es que “la propia historia que tenemos con él creará la consecuencia”. Además, insiste el psicólogo, conviene tener claro que los niños se equivocan pero “eso forma parte de su crecimiento, es una cuestión evolutiva y no tenemos por qué rechazarla”.

“El estudiante que deja la Selectividad para última hora es un kamikaze”

 Bernabé Tierno escribió ‘El triunfador humilde’. En él habla de lo que hace falta para este país: emprendedores.

“Todo el mundo quiere un puesto en la Administración, que es el gran problema de este país.

Y los que, en vez de ayudar para sumar fuerzas, ahí están los sindicatos que crean problemas… es un país estúpido”.

De él extrae recomendaciones para los alumnos que pronto se enfrentarán a la Selectividad.

 ¿Qué consejos daría a los alumnos para ser unos triunfadores en Selectividad?
A los chavales les diría que todos los triunfadores que han conseguido objetivos tienen las características del líder: que es tener una gran fuerza de voluntad y una autodisciplina, saber que nada se hace solo y una gran autoestima y sentimiento de sentirse competente. El ‘puedo’ porque pienso que puedo es determinante. Hay muchos chavales que precisamente están afectados por lo que se llama el estrés anticipatorio, se ponen en lo peor y al ponerse en lo peor les sucede. Y hay otros que estudian menos, pero no tienen ese estrés anticipatorio y curiosamente con lo poco que saben, lo pueden aprobar. Porque lo poco que saben, lo dicen.
Entonces digo: que el chaval esté tranquilo, que los padres también lo estén, que tenga conciencia de que los temas lo saben más que nadie. Si alguien estudia la Crítica de la Razón Pura de Kant, pues que la estudie de manera que diga que va a dar una conferencia sobre esto. Que estudien cualquier caso haciendo un esquema y pensando que tienen que dar una conferencia sobre la II Guerra Mundial, etc. y que se lo plantee así, como si fuera un conferenciante con un esquema mental, que tiene que decirlo.
He preparado a muchas personas que hacen oposiciones y cuando el opositor domina el tema porque se mueve por él como le da la gana, aunque no lo memorice, siempre aprueba porque tiene seguridad. Con nervios y poco tiempo, estudiando a salto de mata, no llevando las tareas al día, etc. Eso es muy difícil. Hay que decir que los chavales no se dan cuenta de que ya son mayores y que tienen que estudiar todos lo días. Si no, vienen los nervios y la desconfianza. Y hacer caso a los profesores, y saber qué temas son importantes o las claves.
En cualquier caso, si actúan ahora, con una distancia de un mes, tienen que centrarse en los temas más difíciles, los garbanzos negros, los más problemáticos, pero ir a por todas. Decir: yo tengo que ser especialista en este tema. Se me ha atragantado el tema de los felinos o la II Guerra Mundial, romanos, etc. pues me voy a coger a alguien que me ayude y yo me convierto, no en un sujeto pasivo, sino activo. Yo voy a enseñar, voy a hacer de profesor. Enseñarle algo a otro ayuda mucho. Incluso he tenido chavales explicándoles a sus padres temas, y se ha desarrollado en ellos la capacidad de expresión.

Dicen que otra técnica buena para ello es hablar en alto, ¿no?
Sí, pero más que nada, visualizarse a sí mismo teniendo que dar una conferencia. Es decir, yo me acuerdo cuando di la primera conferencia, que estaba nervioso. Pero la clave es decir que voy a ir a por todas.

¿Qué técnicas se deberían seguir para hacer un buen examen?
Se trata de convertir lo aprendido en papilla intelectual a través de esta técnica. Al practicarla, te das cuenta de que te lo sabes perfectamente y además sabes decirlo de cualquier manera. Lo que yo hacía es que esa conferencia se la daba a mis amigos, mi mujer, etc. y eso te entrena. Hacer una síntesis y hablar durante 15 minutos. Y además te quita el miedo y te prepara. Los temas habría que prepararlos de esa forma. En centros educativos no se enseña a no tener el miedo escénico. Y hace que muchos se bloqueen y tengan un estrés anticipatorio y se pongan en lo peor. Y lo que les sucede es que a la hora del examen se bloquean. Y para evitar ese bloqueo lo mejor es hacer de profesor. Explicarle a alguien esa lección y que te hagan repreguntas, aunque no sepan mucho del tema. De esa forma lo consigues…

¿Cómo vencer el estrés y la ansiedad?
Se vence con la seguridad. Con la convicción de que tú sabes de ese tema. De que lo dominas. Otra estrategia es preguntarse con compañeros de clase. Hacerse preguntas mutuamente y trabajar juntos sirve muchísimo. Se preparan cada uno por su cuenta y luego se preguntan haciendo de profesor el uno con el otro. Y tratando de buscar preguntas difíciles para hacerle caer al otro. Así se complementan.

¿Y qué les diría a aquéllos que lo dejan todo para última hora?
Eso es ser un kamikaze. Hay que llevar las tareas al día. De hecho, diría que esa persona no va a tener éxito nunca en la vida. Hay que prepararse constantemente. Hay que estudiar todos lo días, igual que hay que comer todos los días. Hacer nuestras necesidades todos los días. Hay que decirles que no pidan peras al olmo, porque piden milagros. Y no hay milagros. Los cinco aspectos que pongo en mi libro de ‘Las mejores técnicas de estudio’ y ‘Cómo estudiar con éxito’ expongo los cinco aspectos de los que tiene que autoevaluarse el alumno: la atención en clase; preguntar al profesor, o sea aclarar todas las dudas; salir voluntario y participar; estar a gusto en clase, es decir, motivación intrínseca, quiero aprender, estoy aquí no calentando la silla, activo mentalmente y con ilusión; y por último, las tareas en casa o trabajo. Tienes que enfrentarte a esa traducción o a esas oraciones que te han puesto o a esos problemas a solas para demostrarte que lo que te han explicado en clase lo sabes. Enfrentarte a solas con aquellos problemas que te ha puesto el profesor.

Es natural que haya asignaturas que gustan más y otras menos. ¿Dónde se debería buscar esa motivación?
Pues hacer siempre la ley de lo opuesto. Basta que una asignatura se te empatille y que no puedas con ella para que la cojas y la conviertas en la asignatura mas fácil. Hay que vencer lo más difícil. Por tanto, que se me han atragantado las matemáticas, pues voy a ser el mejor matemático. Ir a tope.

Se escucha mucho el caso de que un alumno se ha esforzado mucho, pero no aprueba…
Pues que estudie todo el verano y que se lo prepare todo a conciencia, que no pasa absolutamente nada. Lo que importa es que vaya preparado a la universidad.

Sí, pero esa situación puede provocar frustraciones. ¿Cómo evitar ese sentimiento?
Desde luego, lo primero es que el alumno piense que la culpa la tiene él, que ya estamos hartos de coger a los ‘niñitos’ con papel de fumar y algodoncitos. Que eso es lo que pasa ahora. En mi época, uno se lo tenía que currar todo. Ahora los niñitos y niñitas piensan: tengo que estudiar un poquito y ya está. Y tengo que salir, el ordenador, el iPhone, etc. Le falta tiempo, esfuerzo, voluntad, tenacidad y sacrificio sobre todo. El que quiere conseguir cosas… esto es así. Yo he escrito 52 libros porque todos los días a las 6 de la mañana estoy arriba, sea sábado o domingo. Es que no se enteran de que hay que trabajar: esfuerzo y tenacidad inteligente.