Examen de cuentacuentos

El arte de contar un cuento, que no leerlo, requiere de unas habilidades
concretas, pero su dominio tiene un premio de valor
incalculable: el niño da los primeros pasos en las complejidades
de la realidad a bordo de la fantasía y bien acompañado.

Autor: Ángel Peña

«Habría que examinar a los aspirantes a padres de contar cuentos». Para Antonio Rodríguez Almodóvar, Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil, el momento privilegiado en el que un niño escucha sus primeras narraciones es una responsabilidad, además de un placer. Más solemne, Bruno Betthelheim dice que «la tarea más importante y más difícil de la educación de un hijo es la de ayudarle a encontrar sentido a la vid». Esa búsqueda del sentido, que Victor Frankl supo describir con maestría definitiva en un escenario tan oscuro como los campos de concentración nazis, se puede orientar en otro más luminoso, el de la imaginación.
Les ofrecemos algunos consejos para aprobar el examen de contador de cuento y licenciarse como padre.
Para empezar, antes de afrontar el reto, es necesario hacer propio el cuento: si no nos entusiasma a nosotros, es difícil que consigamos atrapar a un oyente de concentración tierna y, por tanto, dispersa. Aparte de, por supuesto, leer con detenimiento el cuento que vamos a contarle al niño, no vendría mal una inmersión en la vasta tradición de narraciones, de la que vamos a convertirnos, por cierto, en correa de transmisión. Pero, sobre todo, es absolutamente necesario suspender la actitud adulta: fuera desengaños y escepticismos.
La elección del cuento es una decisión muy personal, pero especialistas como Arthur Rowshan echan una mano con criterios objetivos que tienen que ver fundamentalmente con la edad. Así, los niños más pequeños, por debajo de los cuatro años, tienden más a los relatos cortos y con estructura repetitiva que le ayude a recordar y concentrarse; la temática, además, debe rondar temas cercanos y cotidianos: sus juguetes, los padres…
Más adelante, aumenta el interés por estructuras más elaboradas y los contenidos fantásticos. Y la regla de oro: no negar jamás la repetición del mismo cuento. Puede ser que el niño no haya terminado de asimilar el mensaje o, simplemente, que lo considere como un refugio: ha encontrado un lugar perfecto.
Elegido el cuento, la consigna que va a regir la narración es la siguiente: vamos a contar, no a leer. La mirada seguirá al niño, que se debe sentir el centro de atención. Los gestos y la modulación de la voz –diferente según cada personaje– son imprescindibles, pero no hay que exagerar: la clave es que el hilo de la historia no se corte jamás. Pero antes que todo esto, no debemos olvidar las palabras mágicas. El «érase una vez» es una de las mejores llaves de entrada al mundo de la fantasía, ninguna otra sofisticada fórmula literaria tiene una capacidad semejante de suspender la incredulidad: todo lo que contamos a continuación es, durante un instante privilegiado, cierto. Menos importante pero siempre útil, es el «colorín colorado» del final. En cualquier caso, siempre hay que evitar la tentación de «explicar» los cuentos: perdería la magia. Es cierto que las buenas historias de toda la vida están llenas de símbolos y mensajes que ayudan al niño a madurar y enfrentarse a sus primeras contradicciones, pero la eficacia de éstos depende de que sea el mismo niño el que, poco a poco, igual que necesita hacer la digestión para que la comida se le convierta en energía, la realidad se le revele.
Tampoco hay que escatimar los momentos oscuros. La psicóloga infantil Paola Santagostino explica: «No tengáis miedo de asustar a los niños con brujas y orcos: permiten la proyección de los sentimientos negativos. Basta con que al final venzan los buenos». Rodríguez Almodóvar añade la necesidad de un entorno adecuado: «El adulto fiable o el grupo, es equiparable, en su nivel, a la antigua comunidad reunida alrededor del fuego y el cuentacuentos».
Terminada la narración, hemos de someternos sin soberbias al veredicto del niño. Y tener en cuenta que si le ha gustado, no admitirá variaciones la siguiente vez que nos pida el cuento. Ellos mandan.

NUESTRO PROPIO CUENTO

Si contarle un cuento a un niño es una aventura apasionante, construirlo juntos puede ser aún mejor.
En El arte de contar cuentos, Sara Cone Bryant resume las características básicas de este tipo de relatos:
1. ACCIÓN: no interesa tanto lo que piensen o sientan los personajes, sino qué pasa: «y entonces qué…».
2. SENCILLEZ: el lenguaje debe ser claro, parte del vocabulario propio del niño.
3. REITERACIÓN: con una bien dosificada repetición de unos pocos elementos que hacen avanzar la narración.

Pero el momento más mágico se producirá cuando el niño se preste a colaborar. Aquí, como matiza Santagostino, es básico no corregirle, aunque el resultado nos parezca inconexo. En todo caso, si el niño está en dificultades, lo mejor es, en lugar de proponer una solución, sugerir la aparición de un ayudante mágico o intentar averiguar las motivaciones de los diferentes personajes.

Cuando el colegio queda muy lejos

Muchos coinciden en que la mayoría de los padres no se esfuerza por participar en el colegio
de sus hijos todo lo que debieran. La falta de tiempo es la coartada favorita, pero lo
cierto es que en ocasiones pesa más la pereza que los horarios. Sin embargo, los expertos
aseguran que una buena interacción familia-escuela es sinónimo de éxito educativo.

Autor: RODRIGO SANTODOMINGO

Al hablar de las relaciones familiaescuela, abunda un tópico que domina sobre todas las cosas: por norma general, los padres se implican poco en el colegio de sus hijos. Hay excepciones, afirma el saber popular, pero lo habitual es que pocos progenitores vayan más allá de las tutorías (cuando acuden) y de alguna fiesta de navidad o fin de curso con la que cumplir el expediente.
Además, no falta quien asegura que el fenómeno de la inmigración ha hecho que decaiga aún más el compromiso paterno con el centro educativo en el que escolarizan a sus retoños. Según señalan varios directores de institutos de Educación Secundaria situados en el sur de Madrid, la falta de tiempo (las jornadas laborales de muchos inmigrantes superan las 10 horas) y el desconocimiento de sus derechos aleja a muchos miembros de este colectivo del colegio de sus hijos.
Para Mercedes Díaz Massó, presidenta de la Federación de Asociaciones de Padres y Madres «Francisco Giner de los Ríos» (mayoritaria en la Pública de la Comunidad de Madrid), al abordar el tema de la participación en la escuela hay que distinguir dos objetivos bien diferentes.
«Si entendemos la participación como posibilidad de intervenir en el proceso de toma de decisiones, entonces es muy baja». Según Díaz Massó, influir en temas como los horarios o el reglamento interno del centro es un derecho de los padres, «pero no se ha creado un clima adecuado para hacer creer a los padres que esto es posible». Además, «existen barreras administrativas» y de otro tipo que hacen imposible ejercer este derecho en su plenitud.

COLABORAR

Por el contrario, la presidenta de la «Francisco Giner de los Ríos» derrocha optimismo al hablar de otra modalidad participativa que ella enmarca bajo el término «colaborar». En su experiencia, «cuando se llama a los padres para reuniones y tutorías, siempre están dispuestos a acudir». Díaz Massó asegura además que al solicitar el centro ayuda a los padres para organizar fiestas o actividades extra-escolares, la respuesta es siempre positiva. «No de manera mayoritaria», matiza, «pero es que muchas veces ni el padre ni la madre pueden comprometerse con la vida del colegio por la incompatibilidad de horarios».
En cualquier caso, Díaz Massó considera que la participación decae en Secundaria, una etapa en la que «los alumnos tienen más autonomía y libertad para tomar sus propias decisiones».
Distinta es la visión de Eduardo García Amenedo, miembro de la Comisión Permanente de Concapa (Confederación de Asociaciones de Padres Católicos), una organización implantada sobre todo en centros concertados.

ELECCIÓN

Para él, el problema de la escasa participación radica en que «muchos padres no pueden elegir el colegio que quieren para sus hijos», algo que les desvincula del proyecto educativo del centro y les aleja del mismo.
Según García Amenedo, en ocasiones parte de culpa también es de los centros ,»que no facilitan la participación», e incluso de las propias asociaciones de padres, «cuya principal misión debería ser educar a otros padres a implicarse en la vida escolar».
Concapa también aboga por pasar de la «participación formal» a la «participación real», esto es, «corresponsabilizar a los padres en el proyecto educativo y en los objetivos que se persiguen».
Sea como fuere, lo que parece fuera de toda duda es que las fórmulas imaginativas son el mejor remedio para poner al padre en la órbita escolar. Por ejemplo, un colegio público de Lanzarote apostó hace unos años por un proyecto de recuperación de cultivos en desuso haciendo co-partícipes a padres y profesores. La iniciativa fue un éxito, y ahora hay planes para crear un museo de biología y una ruta ecológica

JOSÉ VICENTE HERNÁNDEZ SELECCIONADOR NACIONAL DE BALONCESTO "Los deportes individuales tienen déficit en compañerismo y valores de equipo"

Periodista en potencia, Pepu Hernández se define como un entrenador
que no ha dejado nunca de ir al colegio. Pensaba que el 2006 iba a ser su
año sabático, pero recibió con agrado el encargo de dirigir al quipo
nacional de baloncesto justo a las puertas de un campeonato mundial.

Autor: MARTA SERRANO

P. ¿Cree que los equipos, en general, antes de fichar deberían pensar en la cantera?
R. Creo que sí, es algo imprescindible. No me propongo sólo vivir el día a día, sino que quiero trabajar a largo plazo al margen del tiempo que pase en la Federación Española de Baloncesto. Mi planteamiento va a seguir siendo el mismo de siempre: pensar en el trabajo a corto plazo, a medio plazo y a largo plazo.
Un equipo como la selección necesita de ese relevo generacional, de esa captación de valores, de que la gente y todos los chavales que juegan al baloncesto piensen que se puede llegar a la selección, a lo más alto, con un buen criterio, con esfuerzo, con personalidad, con formación… Cada equipo tiene sus necesidades y hay que formar jugadores de todos los estilos. Es más, considero que la personalidad y la formación de un jugador son muy importantes para que pueda conseguir dar el paso tanto a las primeras categorías de la ACB como a la selección nacional.
P. Cuándo mira hacia su familia, ¿qué ve en esa cantera?
R. Bueno, tengo tres hijas, una de 11 años y dos que cumplen 3 años en febrero, y quizá lo que más veo es un deseo personal de que les guste el baloncesto. La verdad es que creo que van a estar cerca de este deporte de una forma natural, porque su madre también ha sido jugadora. Pero si no es el baloncesto, por lo menos que sí estén cerca del mundo deportivo: lo que ellas elijan. Pero veremos si les compensa más adelante tanto sacrificio.
Me gustaría que jugaran, que entrenaran bien y, sobre todo, que mantuvieran algo que yo considero muy importante como es el trabajo en equipo y la amistad. Pienso que los deportes individuales son extraordinarios pero a la vez creo que tienen déficit en compañerismo. Yo conservo muchos amigos de los diferentes equipos por los que he padado. Y conservo grupos con un abanico muy grande de pensamientos y personalidades.
P. Cuando los chavales jóvenes se ponen a competir, ¿es partidario de que abandonen sus estudios?
R. La verdad es que en España creo hay dificultades para el que tiene que dar un paso más adelante porque tiene un camino, una salida en la competición.
P. ¿Deben apoyar en casa a un chaval que destaca en algún deporte?
R. Sí, porque ahora no se les apoya suficientemente, pero tampoco se les exige lo suficiente. Me gustaría que cualquier chaval que llegue a la máxima categoría, al máximo nivel, tenga siempre un buen nivel académico. Creo que, aunque haya excepciones, cualquier deportista hoy sabe que aunque llegue al máximo nivel como jugador, tiene necesidad de formación: en idiomas, etc., o aunque sólo sea por si no continúas o no puedes seguir por una lesión. Creo que tiene que haber ayudas pero también exigencia.
P. ¿Esto lo habrá vivido muy de cerca en su etapa de Estudiantes?
R. Claro. Nada de abandonar los estudios. Siempre hay algo que hacer. Alfonso Reyes, por ejemplo, está en la máxima competición ACB, está en la Selección los veranos, y acabando ingeniería de caminos. Se puede hacer.
P. Además, hay muchos caminos…
R. Sí. A lo mejor no es imprescindible hacer una carrera pero sí tener una formación y mantenerte haciendo algo al margen del baloncesto. Tengo la teoría de que un jugador, aunque esté en el máximo nivel, necesita tener formación académica porque si sólo tiene enfrente una canasta y mira a los lados, verá abismos. El temor al fracaso puede ocasionar que luego no tengas seguridad.
P. Pero, ¿estudiar es lo normal entre los jugadores?
R. Cuando un chaval tiene sólo una cancha o un campo de fútbol no puede elegir. Hay que darle a los jóvenes oportunidades y creo que es muy bueno tener bases técnicas de varios deportes y luego poderlas complementar. En baloncesto se corre, salta y lanza, las tres bases de citius, altius, fortius del atletismo, y por eso es un de los deportes más completos. Pero tienen que tener algo más.
P. Los jóvenes deportistas, ¿salen de familias aficionadas al deporte?
R. No necesariamente, aunque en mi casa intento potenciarlo.
P. ¿Juega entonces al baloncesto en familia?
R. Sí. Con mi hija de 11 años, pero ella no me deja corregirla. Dice que tiene su entrenador y a mí me parece muy bien. Me dice que eso no se lo ha dicho su entrenador. A mí no me escucha en eso. Espero que me escuche en otras cosas. Le pasa en Geografía y en todo. Se fía de sus profesores.
P. ¿Le ha aportado algo profesionalmente su faceta de padre?
R. Sin duda, porque entre hijos y jugadores hay paralelismo. Muchas veces los entrenadores, igual que los padres, tenemos una faceta de educadores porque no somos sólo gente que pide, sino también gente que ayuda. Eso al menos es lo que yo pienso. Creo que todo el mundo puede mejorar, puede avanzar en un momento determinado. Y tanto hijos como jugadores a veces también te ponen a prueba para ver cómo reaccionas y hasta donde llegas.
P. ¿Cómo fue su selectividad?
R. Bien, buena. No fue una experiencia traumática o algo así. Recuerdo haber hecho Reválida de 4º. La de 6º desapareció ese año e hice la Selectividad el primer año por Letras. Empecé periodismo y creo que tengo tres asignaturas aprobadas. A las que me presenté. Luego lo dejé… Yo desde los 7 años hasta los 46 no he salido del «Ramiro», es decir, que no he dejado de ir al colegio.
P. ¿Conoce la reforma educativa? ¿Qué piensa de la Ley que se está ahora debatiendo en el Parlamento?
R. La veo con preocupación. Creo que he tenido una formación humanística muy importante y que me ha servido a lo largo de toda la vida. Eso no se debería perder.
P. Hablemos del mundial de Japón, ¿cree que el grupo B, el que nos ha tocado, es el más asequible?
R. El grupo B, en la que ha quedado encuadrada la selección para el campeonato del mundo de Japón me gusta, pero no hay grupos fáciles. Me hubiera gustado tener alguien de más peso.
P. ¿Cómo Estados Unidos para evitar cruces posteriores?
R. Siempre hay que salir a ganar. No puede existir nunca un planteamiento en deporte que no sea salir a ganar. Lo de participar se da por hecho. No sabría jugar un partido para perder. Aunque no todo vale para ganar un partido, eso es cierto.
P. Pau Gasol jugará el All Star…
R. Se lo merece. Es un jugador que es todo talento físico, con 2,16 metros de altura, pero también con capacidad, movilidad, agilidad… no hay muchos

Educar con música

Autor: padresycolegios.com

Aprender cantando nos divierte al tiempo que ayuda a los más pequeños a mejorar
intelectual, emocional y físicamente.

MÉTODO
DALCROZE
La teoría sigue a la práctica, la escucha y la
improvisación. Se trata de que los niños comprendan la música gracias a su
audición en la clase teórica. Una serie de ejercicios, que van desde lo que el
niño conoce a lo que no conoce, lleva a los alumnos a comprender teóricamente un
concepto gracias a haberlo escuchado y experimentado
previamente.

MÉTODO KODÁLY
 Lo más importante es
la voz, que es el instrumento más accesible a todos. Se enseña música a través
de las canciones. Las canciones infantiles acostumbran a utilizar las mismas
notas, los mismos ritmos, etc. Así, el niño se acostumbra a escuchar esas notas,
esos ritmos y, en consecuencia, parte de la páctica para llegar después a la
teoría.

IRENEU SEGARRA
Es un método pensado
principalmente para ser aplicado en escuelas de música especializadas. Se
empieza por canciones populares sencillas para llegar poco a poco a canciones
extranjeras más complicadas o de otras épocas de la historia de la música. Se da
mucha importancia a la educación sensorial: experimentar antes que asimilar. Se
trabaja, pues, la educación rítmico- motora y del oído para desarrollar el
sentido musical de los niños y preparar el camino para futuros aprendizajes. El
aspecto rítmico permite una buena coordinación e independencia de movimientos.
En el aspecto melódico se prepara el oído. También se concede gran importancia a
las audiciones, que amplían el horizonte de conocimiento de la música y ayudan a
adquirir el hábito de escuchar.

MÉTODO ORFF
Se trata
de enseñar los elementos musicales en su estado más primitivo. Se usan manos,
pies, instrumentos construidos por los propios niños como un tambor o una flauta
de caña, etc. Este método está muy relacionado con las palabras y el lenguaje y
se basa en los juegos de los niños y en aquello que comprenden y utilizan
normalmente. También se trabaja con canciones populares o movimientos corporales
básicos.

ALICIA WECHSLER
El método de esta pedagoga
lo comercializa Divermusic y consiste en un doble disco (un DVD y un CD) para
que los niños de uno a seis años puedan cantar, jugar, bailar y divertirse. Las
canciones escogidas por un equipo de expertos en enseñanza musical están
ilustradas y cobran vida a través de coreografías que los niños pueden
reproducir. Se trata de que desarrollen el sentido del ritmo al tiempo que
descubren el movimiento de sus manos, el del cuerpo humano y la observación e
imitación del entorno natural.

¿Sabes cuánto azúcar comes?

El etiquetado de los alimentos sigue siendo el gran caballo
de batalla para los usuarios. A pesar de que las normativas
son cada vez más estrictas en cuanto a la información
que deben facilitar los envases, lo cierto es que algunos
fabricantes siguen bordeando la legalidad.

Autor: ALEJANDRA RODRÍGUEZ

En el número de febrero de la revista OCU Salud, una publicación que edita la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), se pone de manifiesto que diversos alimentos de uso habitual, sobre todo destinados a un público infantil, como refrescos, productos lácteos y otros artículos de desayuno y merienda, incluyen cantidades de azúcares simples que no se reflejan en su etiquetado. El problema de esta omisión es que el azúcar añadido no tiene ningún interés nutricional pero suma muchas calorías. De hecho, se recomienda que su ingesta no represente más del 10% del aporte energético diario.

Sin embargo, muchos usuarios pueden estar superando con creces, aún sin saberlo, este nivel recomendado debido a la desinformación de la que hacen gala ciertas etiquetas. Según recalca esta organización, y tal y como vienen denunciando los especialistas, el consumo excesivo de alimentos procesados ricos en edulcorantes externos es una de las principales causas de la obesidad infantil. Además, se relaciona con la enfermedad cardiovascular y la caries dental, otro problema que está haciendo auténticos estragos entre la población pediátrica española. Finalmente la OCU denuncia el hecho de que la Administración consienta un etiquetado alimentario insuficiente que no permite al consumidor saber la cantidad de azúcar que se ha agregado a los alimentos procesados de uso habitual. En este sentido, también solicita que en los envases se añada una información nutricional mucho más completa que la actual y se garantice por completo la ausencia de edulcorantes en los que se anuncian como sin azucar añadido. También ha reclamado que se haga un esfuerzo por reducir los niveles de endulzantes que se añaden a los productos especialmente dirigidos a los más pequeños.

PRODUCTOS LIGEROS

Los alimentos denominados light (ligeros) también han sido objeto de las críticas en numerosas ocasiones debido a las trampas que encierran. Muchas empresas que manufacturan alimentos de diversa índole hacen énfasis en esta característica para dar la sensación de que son productos más sanos e imprescindibles para, por ejemplo, perder peso. Sin embargo, estas aseveraciones no son del todo ciertas.

Comprar alimentos en cuya etiqueta figuran frases como bajo en grasas o 0% de materia grasa, no supone una garantía de que ingerirlos vaya a repercutir en una pérdida de peso o en una salud mejor. De hecho, y a pesar de que la oferta de estos productos ha aumentado considerablemente en la última década, lo cierto es que las tasas de obesidad ascienden de manera imparable en el mundo desarrollado. Según un estudio publicado hace unos años en Circulation, la revista sobre cardiología más prestigiosa del mundo y editada por la Asociación Americana del Corazón (AHA, sus siglas en inglés), el motivo de esta paradoja es que muchos de estos reclamos publicitarios tienen truco. Efectivamente, no contienen poca grasa o tienen muy poca, pero al mismo tiempo llevan demasiado azúcar o un recuento total de calorías mucho mayor que las versiones convencionales de los mismos productos.

Por otra parte, y según se explica en el documento, uno de los principales problemas de estos alimentos ligeros es que suelen incorporar otros compuestos que imitan las propiedades de la grasa para hacer que el producto final no pierda atractivo para el paladar por su textura o su sabor. Dichos sustitutos pueden derivarse de carbohidratos (polisacáridos y fibras), de proteínas e, incluso, de otras grasas que han sido modificadas para lograr que el organismo no las digiera o para obtener un producto igualmente sabroso utilizando menor cantidad de lípidos (y así poder anunciar que no engordan, aunque realmente sean igual de dañinos para la salud que las grasas convencionales).

En definitiva, esta trampa repercute en que, a pesar de estar consumiendo menos grasa, realmente se están tomando más calorías y siguiendo una dieta peor.

El equilibrio entre los tres grupos de nutrientes (proteínas, hidratos de carbono y lípidos) se rompe y el consumidor llega a creer que estos productos no engordan nada.

EDULCORADOS

Según el trabajo llevado a cabo por la OCU, los productos más peligrosos, en cuanto a la cantidad de azúcar añadido son los refrescos. Un vaso de cualquiera de estas bebidas contiene la cantidad de este elemento equivalente a cuatro terrones de los que normalmente se añaden a una taza de café.
Por otra parte, los cereales para niños están el doble de endulzados que los de los adultos, algo que no tiene mucho sentido si se promueve su consumo como paradigma de salud.
Los yogures azucarados, aromatizados o con frutas llevan una cantidad oculta de la sustancia igual a dos terrones y, sorprendentemente, algunos postres para bebés y ciertas mermeladas tipo diet también añaden este edulcorante externo.

Los todoterreno no son más seguros en caso de vuelco

Autor: padresycolegios.com

Si piensa que los vehículos todoterreno son el medio de transporte idóneo para
los más pequeños debería reconsiderar su hipótesis. Según revela una revisión
que acaba de ver la luz en Pediatrics, estos coches no ofrecen a los ocupantes
infantiles una mayor protección en caso de accidente en comparación con los
turismos, debido a su mayor facilidad para volcar. La investigación señala que,
a pesar de que su mayor peso confiere más protección en el caso de siniestros
sin vuelco, los todoterreno son el doble de proclives a sufrir esta
circunstancia respecto a otros vehículos. El trabajo examinó los datos de más de
72.000 menores de 15 años involucrados en incidentes de tráfico en EEUU.
La
creencia de que la envergadura de estos turismos ofrecía más garantías de
seguridad ha sido uno de los motivos del espectacular auge en sus ventas. Y es
cierto que el riesgo de lesiones se reduce más de un tercio por esta causa. Pero
los autores del nuevo estudio han comprobado que esta ventaja se anula debido a
su mayor tendencia al volteo. El porcentaje de lesiones graves en accidentes con
vuelco fue el triple entre los menores que viajaban en todoterreno, respecto a
los que ocupaban otros coches.

Guarderías corporativas, una opción para todos

Además del Plan Concilia, que flexibiliza horarios y mejora
la conciliación de la vida personal y laboral, otras iniciativas
como las guarderías de empresa empiezan a calar en
la sociedad para facilitar el día a día de todas las familias.

Autor: SALVADOR GARCÍA–ATANCE

La conciliación entre vida laboral y personal es una de las grandes preocupaciones de los últimos años. La incorporación de la mujer al mundo laboral ha generado la necesidad de poner en marcha mecanismos que les permitan ejercer su actividad profesional a la vez que ejercer su papel de madre con la garantía de que sus hijos reciben los mejores cuidados durante sus horas de jornada laboral.
En España cada vez son más las empresas que ofrecen a sus empleados servicios de guardería gratuitos o subvencionados, bien dentro de la misma empresa o fuera de ella. Hay otros casos en los que se recurre a una guardería que comparten varias empresas.

Resulta llamativo observar el despegue de las guarderías subvencionadas durante los últimos años, impulsado por dos razones fundamentales: la demanda de los empleados para obtener este tipo de servicios y las ventajas fiscales que obtienen las empresas que optan por esta medida.
Es un hecho, sin embargo, que este tipo de guarderías están reservadas para las grandes empresas con un número suficiente de empleados y que todavía son pocas las que disponen de estos servicios si los comparamos con otros ofrecidos a los empleados como el reembolso de gastos por transporte, el parking de empresa, el centro de deportes, el restaurante subvencionado y el ticket restaurante (estos dos últimos ya están disponibles en un 60,8% de los casos).

Resulta esencial, por tanto, que las empresas analicen qué servicio o servicios son o serían los más valorados por sus empleados para optimizar al máximo la inversión que hacen en ellos.
El servicio de guardería es un beneficio social que las empresas ofrecen a sus empleados y que repercute positivamente en la compañía, ya que contribuye a reducir problemas muy frecuentes como el absentismo laboral por motivos relacionados con el cuidado de los niños, la falta de concentración o la escasa productividad al no tener garantías de que los hijos están bien atendidos, la necesidad de abandonar la empresa con tiempo para ir a recoger a los hijos lejos del lugar de trabajo, etc.

Es un hecho que las guarderías corporativas contribuyen a mejorar la calidad de vida de los empleados, disminuyen su preocupación y les proporcionan mayor capacidad para rendir en su trabajo. Además, contribuyen a aumentar su fidelidad a la empresa que les ofrece este tipo de servicio y su motivación, y mejoran del clima laboral.

Asimismo, las Administraciones Públicas, conscientes del escollo que para los padres supone acudir a su puesto de trabajo cuando tienen hijos pequeños, también están contribuyendo a fomentar que las empresas dispongan de servicios de guardería para sus empleados dentro de sus planes para conciliar vida laboral y personal, ofreciendo ventajas fiscales a las compañías que decidan poner en marcha esta iniciativa.

Las guarderías empresariales son, por lo tanto, una buena apuesta dentro de las medidas que las compañías establecen para fomentar la conciliación entre la vida laboral y la personal. Con ellas, todos salimos ganando; los empleadores consiguen trabajadores satisfechos, tranquilos y dedicados y los empleados todas las ventajas que supone saber que algo tan importante como sus hijos están recibiendo los mejores cuidados en su mismo lugar de trabajo o muy cerca de él.