Consejos para educar sin gritos durante el confinamiento

Los psicólogos infantiles llevan tiempo avisando de que el confinamiento puede pasar una especial factura a los más pequeños, ya que éstos acumulan grandes dosis de estrés y frustración que no saben cómo canalizar. Esto, sumado a que para los mayores también está siendo sumamente complicado compaginar el trabajo, las tareas domésticas y la atención a los niños, a los que además hay que ayudar especialmente para que no pierdan el ritmo de clase, tiene como resultado que sea más fácil perder la paciencia y cometer el error de gritar a los pequeños.

Pero gritar no es la solución. Eso ya lo sabemos todos. Está en el primer tema del manual de padres y madres. Al hacerlo no solucionamos el problema ni corregimos la conducta de los niños. Lo único que logramos es generarles una tensión que provoca emociones negativas en los como miedo, tristeza, rabia, baja autoestima, inseguridades, ansiedad, estrés, ira, agresividad, etc. “La realidad es que lo único que conseguimos es crear una tensión innecesaria, que con el tiempo deja una huella importante en la personalidad de los niños. Si nosotros no podemos controlar nuestras emociones, los niños tampoco podrán y esta tendencia se mantendrá en su vida adulta”, explican los asesores psicopedagógicos de la editorial RUBIO.

Por eso es fundamental educar sin gritos, y mucho más hacerlo ahora durante estos días tan complicados para todos. Lograrlo puede suponer un esfuerzo, pero el cambio será positivo para todos. En ese sentido, aquí van cinco pautas que pueden ayudarte a conseguirlo :

  1. Ponte en el lugar del niño

Ser empáticos con nuestros pequeños nos ayudará a comprenderles mejor y ser conscientes de sus necesidades para poder ayudarles y darles respuesta. Si nos ponemos en su lugar les comprendemos mejor, para saber por qué actúan así, y así separarnos del conflicto y afrontarlo como algo no personal. Esto supone hacer el esfuerzo de tratar de ver el mundo como ellos lo ven, alejándonos de una visión de adultos. Esto nos ayudará a dar una respuesta más positiva a sus necesidades, sentirse comprendidos y consolados.

  1. Reflexiona antes de actuar

Con tanta tensión acumulada durante estos días, los adultos podemos perder los nervios y gritar. La causa de esta pérdida de control suele ir más allá de la conducta del niño, por lo que es importante conocernos a nosotros mismos, detectar las primeras señales y ser conscientes de lo que realmente nos importa y de nuestras verdaderas emociones. Si somos conscientes de nuestras emociones, podemos expresarlas de un modo adecuado antes de gritar a los niños.

  1. Respeta las emociones del niño

Los niños tienen sus propias emociones, a menudo sentirán miedo, enfado o frustración ante las situaciones que tienen que afrontar y que muchas veces no entienden, como ocurre ahora con el encierro forzoso en nuestras casas. Ahora, más que nunca, tenemos que recordar que son niños y que están aprendiendo a identificar sus emociones, y están desarrollando estrategias para controlarlas. Por eso es esencial que, como adultos, sepamos responder a sus emociones y acompañarlos. Con esto no decimos validar todo lo que hacen, sino respetar la emoción y mostrar maneras menos duras de gestionarlas y expresarlas.

  1. Predica con el ejemplo

Los niños aprenden más de lo que ven que de lo que les decimos. Eso supone que, si nosotros dejamos de gritar, les enseñaremos a no gritar. Si aun así algún día gritas, recuerda que estás educando con tu ejemplo y pide perdón por hacerlo. Es importante para ellos y les reforzará que no es una herramienta adecuada para relacionarse en el futuro.

  1. Aplica la disciplina positiva

Y muy importante, respetar al niño y a sus emociones no hay que confundirlo con la permisividad. Es esencial aplicar una disciplina positiva, dejando claro lo que se espera de ellos y aplicando consecuencias coherentes. La comunicación con ellos también ha de ser cuidada y positiva, escúchalos y explícales cómo te sientes y qué esperas de ellos.

Webinar para mejorar la convivencia familiar con Ramón Álvarez

Ramón Álvarez, psicólogo y responsable de la coordinación Pedagógica en Aula Siena dentro del programa Jove Oportunitat del IVAJ, fue el protagonista de nuestro tercer webinar gratuito: Herramientas para mejorar la convivencia familiar,  moderado por el periodista Borja Beriain, que se enmarca dentro de los recursos que os estamos ofreciendo para padres y madres para gestionar el confinamiento.

Tras el decreto del Estado de Alarma provocado por la amenaza del COVID-19, muchas familias han visto interrumpidas sus rutinas diarias, enfrentándose a grandes cambios de manera repentina. Uno de estos cambios ha sido el confinamiento de toda la familia en casa. Hasta ahora, los grandes momentos de convivencia familiar se habían limitado a los periodos vacacionales. Sin embargo, en la actualidad y debido a las circunstancias, nos hemos visto obligados a compartir un mismo espacio en el que poder desarrollar todas nuestras obligaciones laborales, educativas, familiares y personales, lo que ha provocado que en algunos momentos hayamos podido encontrar ciertas dificultades.

En ese sentido, este webinar protagonizado por Ramón Álvarez facilitó a las familias algunas herramientas que puedan ayudarles a gestionar mejor ciertos aspectos relacionados con la convivencia.

'La magia de los aplausos', un cuento homenaje al comportamiento ejemplar de los niños

La pandemia por coronavirus está dando lugar a un gran movimiento en el mundo de la cultura. Desde el confinamiento, artistas de todos los ámbitos se están uniendo para ofrecer música, teatro y literatura a las personas que llevan ya casi dos meses sin apenas poder salir de casa. Y cómo se agradece, ¿Verdad?

Un ejemplo de ello es uno de los últimos cuentos infantiles en llegar, La magia de los aplausos, un álbum ilustrado que surge de la unión de un equipo de 24 personas vinculadas al mundo de la literatura infantil (autoras, ilustradoras y narradoras). Se trata de un cuento solidario y de descarga gratuita con el que sus autores quieren dar las gracias a todos los héroes y heroínas de esta pandemia (sanitarios, cuerpos y fuerzas de seguridad, personal de tiendas y supermercados, servicios de limpieza, carteros y mensajeros, farmacéuticos, psicólogos y psicoterapeutas, agricultores y ganaderos, etc), pero sobre todo «a esos pequeños héroes invisibles de corazón enorme: bebés, niñ@s y adolescentes. Superhéroes que sin salir de casa nos han demostrado que, hasta en los peores momentos, son capaces de sacarnos una sonrisa».

La magia de los aplausos es, por tanto, un bello homenaje a esa infancia que, durante muchos momentos, ha sido la gran olvidad de esta crisis y que, sin embargo, ha resistido mejor que nadie los rigores del confinamiento y nos ha dado a todo el mundo una lección de capacidad de adaptación y de resiliencia.

En las cerca de 30 páginas que componen el álbum, sus autoras e ilustradoras hacen un completo repaso a muchas de las situaciones que han tenido que pasar los niños y niñas (los aplausos, los juegos en casa, el poder de la imaginación, los deberes) así como a muchas de las emociones que han vivido en este tiempo de encierro. Todo desde una mirada abierta y plural que también deja espacio para homenajear de forma directa a profesionales como los maestros y las maestras («En otro de mis vuelos descubrí que las profes no solo ponen deberes y exámenes, ¡también saben cocinar! Y como tienen tantos recursos y creatividad, allí donde otros solo verían un problema, ellas encuentran una oportunidad»).

Como decimos, el cuento infantil La magia de los aplausos es un trabajo solidario y de descarga gratuita que podéis conseguir a través de la página web Creciendo con cuentos.

 

¿Qué planes tienes para cuando acabe el confinamiento? Solidaridad para luchar contra la leucemia infantil

La Fundación Uno entre cien mil nació en 2012 con el objetivo de impulsar proyectos de investigación de leucemia infantil (a los que ya ha destinado más de 1,3 millones de euros), una enfermedad que diagnostican cada año en España a más de 300 nuevos niños y que representa el 30% de los casos de cáncer infantil diagnosticados con una terrible estadística: 2 de cada 10 niños diagnosticados no lo supera.

Para fomentar la investigación y luchar contra la leucemia infantil, la Fundación Unoentrecienmil se ha caracterizado por la originalidad de sus iniciativas y proyectos. Un ejemplo paradigmático es su nueva campaña, Planesconfuturo.org, un proyecto solidario que invita a no perder la ilusión durante la cuarentena y recuperar el entusiasmo de cuando éramos niños pensando en los planes que podremos hacer con los que más te apetece volver a ver tras el confinamiento.

Con Planesconfuturo.org, Unoentrecienmil pretende regalar ilusión en estos momentos a través de una iniciativa con la que podemos seguir haciendo planes de futuro y soñar con reencontrarnos con las personas que más echamos de menos. Abrazar a tus seres queridos durante 10 minutos seguidos cuando los vuelvas a ver, pasear con tu pareja durante horas cogidos de la mano o planear un viaje en furgoneta para descubrir lugares junto a tus mejores amigos son algunas de las propuestas de ocio incluidas en esta iniciativa solidaria y que podrás regalar a la persona que más quieres o más anhelas. Lo que antes eran simples acciones del día a día, hoy las valoramos más que nunca y las esperamos con ilusión, con más fuerza si cabe.

Para ello Unoentrecienmil, en colaboración con un grupo de reconocidos artistas gráficos, ilustradores, y blogueros, ha creado originales vales virtuales con diferentes ideas de ocio que destacan por su creatividad y por llevar intrínsecos dos valores: la generosidad de compartir -el tiempo con los que más queremos- y la solidaridad de ayudar -a encontrar la cura para la leucemia infantil-. La recaudación obtenida con estas tarjetas, disponibles al precio de 1 euro, se destinará íntegramente a la investigación para acabar con la leucemia infantil.

Tal y como explica Elena Huarte-Mendicoa, directora de la Fundación Unoentrecienmil, “a través de Planes con Futuro, queremos animar a la gente que está confinada en sus casas a hacer propuestas originales con la gente que quiere cuando salgamos de esta situación. Nuestro objetivo es conseguir un futuro para todos, no sólo para quienes los compran y regalan a las personas con las que quieren disfrutarlos, sino también para los niños que padecen leucemia. Desafortunadamente, parece que necesitamos que ocurran ciertas situaciones para valorar realmente la importancia de la investigación y de todos los profesionales sanitarios que día a día se juegan la vida por ayudarnos. Desde Unoentrecienmil seguimos trabajando para apoyar la investigación de la cura para la leucemia, porque creemos que invertir en ciencia es garantizar un futuro para los que más nos necesitan. En este caso, los niños que padecen leucemia infantil. Por este motivo, destinaremos toda la recaudación de esta iniciativa a seguir luchando por encontrar una solución a un problema que hoy en día se sigue cobrando vidas”.

Estrategias para motivar a los niños a seguir aprendiendo desde casa

El confinamiento nos ha obligado a reinventarnos a muchos niveles. También al educativo. Los colegios y docentes se han tenido que poner las pilas para sacarse de la manga plataformas digitales desde las que seguir en contacto con sus alumnos y mantener, en la medida de las posibilidades, el ritmo académico con actividades educativas y motivadoras para los alumnos. Los padres y madres, por nuestra parte, nos hemos convertido en profesores de andar por casa para conseguir que nuestros hijos hagan las tareas asignadas y conserven las ganas y la motivación por aprender.

Aquí unos consejos para docentes y padres para conseguir mantener viva esa motivación por el aprendizaje durante el confinamiento:

1- Horarios con tiempo libre. Durante el periodo escolar, muchos niños van a la escuela por la mañana y parte de la tarde, hacen actividades físicas y extraescolares, socializan y juegan con los compañeros y, cuando llegan a casa, hacen las tareas escolares. Adriana Ornellas, profesora de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación y coordinadora del grupo de investigación eTIC de la UOC, afirma que no podemos reproducir al 100 % esta realidad, pero sí establecer hábitos y rutinas que nos acerquen a una situación de normalidad. Según la profesora de la UOC, es recomendable priorizar las mañanas, cuando los niños están más activos y dispuestos a participar, para que los docentes establezcan las conexiones con el grupo de clase y los estudiantes se conecten a los entornos virtuales, conozcan las tareas asignadas, planifiquen el trabajo y hagan actividades. Después, es importante «destinar un tiempo del día para el paseo, el juego y la actividad física en los espacios exteriores, ahora que se han flexibilizado las medidas de confinamiento». Las tardes son más apropiadas para leer, escribir, pintar, escuchar música, hacer tareas conjuntas o conectarse virtualmente con amigos y familiares.

2- Fomentar la concentración de los niños con espacios fijos. En función de las posibilidades del domicilio y de cada familia, podemos controlar algunos aspectos que promuevan la concentración. Si intentamos que estudien en un espacio lo más aislado posible, con todo el material necesario, les estaremos ayudando a reducir estímulos externos. «Así evitaremos interferencias de otras personas y que tengan que levantarse para buscar material», señala Amalia Gordóvil, profesora colaboradora de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación de la UOC y psicóloga infantojuvenil en el centro GRAT.

3- Seguir las cinco «C». Para Adriana Ornellas, la clave para lograr la motivación de los niños es promover actividades de aprendizaje que incluyan las cinco «C»: contexto, creatividad, curiosidad, control y colaboración. La primera se refiere a conectar el aprendizaje con los conocimientos y las experiencias previas, articulando lo que se aprende con la realidad que se está viviendo; la creatividad se logra estimulando la resolución creativa de problemas reales y significativos; en cuanto a la curiosidad, se trata de procurar despertar el interés del estudiante por lo que está aprendiendo; el control se refiere a que los estudiantes puedan influir en lo que aprenden y elegir cómo lo aprenden, y respecto a la colaboración, la idea es promover la interacción y el trabajo en equipo entre los estudiantes y las familias.

4- Fijar objetivos pequeños y concretos. Para fomentar la motivación de los niños, podemos concretar objetivos no demasiado ambiciosos. De esa forma, serán alcanzables «y ellos verán que van consiguiendo algo. Por ejemplo, hoy haremos los ejercicios de esta página. O estas diez multiplicaciones», señala Zenaida Aguilar, profesora colaboradora del máster universitario de Psicología Infantil y Juvenil: Técnicas y Estrategias de Intervención de la UOC, que advierte que hacer lo contrario —es decir, marcarse metas muy ambiciosas— solo conseguirá frustrarlos.

5- Adaptarse al niño. Las necesidades, los intereses y las formas de aprender de cada niño son distintas, y tenerlo en cuenta es una ventaja a la hora de motivarles. «No todos los niños tienen la misma capacidad de atención ni la ponen en práctica de la misma manera. Hay niños que en movimiento retienen más, otros lo hacen pintando, a algunos lo que les funciona es aprender a partir de enseñar a sus peluches o «trabajando» junto con mamá o papá… Con los descansos también hay que adaptarse a cada niño y niña, ya que la capacidad de concentración varía», explica Zenaida Aguilar. Por eso cree que lo importante es que los padres se adapten a las necesidades de sus hijos y sugiere que se les pregunte a ellos mismos.

6- Ser congruentes. Si todos en casa saben los horarios de los demás y se respetan, será más sencillo mantener un orden necesario tanto para el aprendizaje como para que los padres puedan trabajar, si lo hacen desde casa, o tengan su espacio de tiempo individual. De lo contrario, la situación puede desbordarnos. «Es fundamental ser congruente con lo pactado. Al fin y al cabo, lo mejor que nos deja este confinamiento es la posibilidad de conectar con los niños y las niñas y que sientan nuestra presencia, pero esta presencia ha de ser de calidad.

La serie 'Agus y los Monstruos' aumenta su colección con un número solidario dedicado al coronavirus

¡JUNTOS EN CASA! Los días del coronavirus no es un libro más de la exitosa colección de literatura infantil Agus y los monstruos, publicada en España por Combel Editorial. Para nada. Se trata de una edición muy especial surgida en un contexto excepcional. Una novela gráfica breve y en formato digital, resultado de la situación que nos toca vivir por la pandemia del coronavirus y que tiene un objetivo muy sencillo y complejo a la vez: ofrecer a los niños y niñas una reflexión serena de lo que cada uno de ellos está viviendo en sus casas.

¡JUNTOS EN CASA! Los días del coronavirus se enmarca dentro de los númerosos títulos de literatura infantil que están surgiendo desde el mes de marzo para explicar a los niños qué es el coronavirus e invita a los entrañables protagonistas de la colección (Agus, Lidia y los monstruos) y a sus lectores a aprender a vivir en el confinamiento y el desconfinamiento, y a actuar como héroes ayudando a evitar que la pandemia siga avanzando. En definitiva, en palabras del protagonista, Agus Pianola: «cada uno está en su casa, pero todos vamos en el mismo barco».

Rigor y precisión científica

¡JUNTOS EN CASA! Los días del coronavirus es un libro con cinco autores que, manteniendo el estilo habitual de la serie Agus y los monstruos, presenta la información sobre el coronavirus de forma clara y amena, sin dejar de lado el rigor y la precisión científica, algo en lo que ha colaborado la implicación de especialistas como el médico, científico y escritor Salvador Macip, el físico, lingüista y profesor Toni Hernández y la psicóloga Elena Rottier, que han sumado sus conocimientos al trabajo habitual de los autores de la serie, el escritor Jaume Copons y la ilustradora Liliana Fortuny.

Todos ellos han colaborado en este proyecto de manera altruista, ya que este nuevo número de la serie Agus y los monstruos es totalmente gratuito (puede leerse y descargar gratuitamente en la página web agusandmonsters.com en catalán, castellano e inglés desde el 11 de mayo) aunque desde la editorial Combel se anima a la solidaridad. En ese sentido, Combel propone a los lectores realizar una donación a través de la plataforma kukumiku. Y el libro también puede descargarse por 5 euros en las plataformas de Amazon, Apple iBooks, La Casa del Libro y El Corte Inglés.

El importe de todas las donaciones y descargas a través de todas las plataformas irá directa e íntegramente al proyecto Kids Corona, del Hospital Sant Joan de Déu, que a través de la investigación clínica, epidemiológica y microbiológica investiga la afectación del coronavirus SARS-CoV-2 en la población materno-infantil. El objetivo es conocer la afectación de este virus en la población infantil y analizar también cómo afecta a las mujeres gestantes. Los datos analizados en China y España, así como en el Hospital Sant Joan de Déu Barcelona, evidencian que hay diferencias significativas en la susceptibilidad al contagio y la gravedad en el desarrollo entre los niños y los adultos.

¿Y si el confinamiento fuese una oportunidad para conocer a nuestros hijos y trabajar su autoestima?

Desde que comenzó la crisis sanitaria se han multiplicado las horas que las madres y padres pasan con sus hijos. Una convivencia full time ante la que Pilu Hernández Dopico, maestra y CEO de El Pupitre de Pilu, anima a los padres a fomentar la comunicación y, sobre todo, a trabajar la autoestima de los más pequeños de la casa: “La comunicación es imprescindible, estamos echando la culpa de todo al Covid-19, pero no nos olvidemos que un niño con la autoestima baja ya la tenía antes, no es consecuencia del confinamiento. No debemos confundir autoestima con estado de ánimo. Un día nos podemos levantar más desganados, desanimados, etc., pero eso no quiere decir que uno mismo piense que no es capaz de hacer algo o de llegar a ser alguien, eso es muy diferente”.

La maestra explica en ese sentido que la autoestima se trabaja desde pequeños e influye mucho el apoyo familiar, la educación y, por supuesto, la enseñanza y las amistades, todo eso va forjando la autoestima de cada uno, que va a la par con la personalidad. Por ello, Hernández Dopico ofrece diferentes consejos para todas las partes implicadas:

-Trabajar la baja frustración
-Alabar los éxitos.
-Corregir los fallos con ejemplos.
-Elogiar y no ridiculizar.
-Descubrir sus cualidades.
-Enseñarle sus puntos fuertes.
-Quererse a sí mismo.
-Educarle en comportamientos.
-Auto descubrirse
-Alegrase de sus logros.
-Enseñarle a identificar bien cuáles son sus emociones y sentimientos.
-Respetar y valorar las opiniones propias y de los demás.
-Comunicación
-El ejemplo tiene más fuerza que las reglas, los niños se fijan sobre todo en sus mayores.
-Proponerse metas.
-Fomentar la autonomía personal.

La CEO de El pupitre de Pilu recuerda también que no debemos olvidarnos que el autoconcepto no se trabaja con herramientas o actividades esporádicas: «Hay que trabajarlo constantemente de una manera trasversal. El autoconcepto de un niño lo forjamos todos, familia, amigos, docentes, y se hace con la palabra y el ejemplo, esa es la mejor herramienta. A un alumno o hijo que ha hecho mal una tarea en vez de tacharla y decirle ‘esto está mal’ tenemos que intentar darle la vuelta y guiarle por otro camino, ofreciéndole recursos y enseñándole otra forma de hacerlo, ya que de esa forma descubrirá las cualidades y no los defectos”.

Hernádez Dopico, por último, señala que cuando un niño tiene algún problema de autoestima siempre hay cambios en su estado de ánimo y/o personalidad. «Los niños y no tan niños son libros abiertos” explica antes de recordar que «cada niño es único y debe tener su propio autoconcepto de sí mismo, ya que todos tenemos que saber cuales son nuestras limitaciones”.

Efectos en los niños del confinamiento: ¿Tendrán secuelas?

Los niños tienen mayor capacidad de adaptación que los adultos. Son más libres, más espontáneos, pero tantos días de confinamiento pueden tener efectos en su desarrollo y su comportamiento.

Por Eva Carrasco

Desde Padres y Colegios nos hemos puesto en contacto con psicólogos y pediatras para que nos valoren las posibles secuelas psicológicas que se pueden presentar en los niños y las pautas a seguir por las familias a la hora de volver poco a poco a la “vida normal”. Las edades más delicadas son la preescolar, donde la imaginación juega un papel muy importante ya sea a favor o en contra en función de cómo lo maneje la familia, y las primeras etapas de la adolescencia, donde el nivel de seguridad interna es muy importante para el desarrollo. Si se producen cambios de carácter o problemas de conducta transitorios, tenemos que entender que son producto de las circunstancias, no de que nuestros hijos se hayan convertido en unos extraños.

Fase de desescalada

Ya sabemos que la apertura tiene que ser gradual y tendremos sensaciones encontradas. El psicólogo Jesús Jiménez, especialista en Psicoterapia y Educación, desgrana las fases por las que pasarán las familias. “En los padres va a haber una tensión entre querer retomar el contacto social y el temor al contagio. Habrá algunos para los que el malestar que les produce la falta de contacto con los demás les haga ser imprudentes. La mayoría se adaptarán a los cambios graduales de forma equilibrada. A otros les costará dejar de cumplir las normas de prevención cuando ya no sean necesarias. Esta experiencia es un reto psicológico que dejará huella en la inmensa mayoría. En general habrá servido para comprenderse mejor y relativizar lo que verdaderamente es importante y lo que no. Pero, sin embargo, una parte sufrirá síntomas de estrés post traumático por no haber sabido cómo resolver las tensiones psicológicas que les ha despertado la situación. Los niños van a vivir en primera persona estos cambios en sus padres.”

Ante todo, se deben tener en cuenta las emociones de los niños. La psicóloga clínica Mar Tesias, especialista en familias, aconseja que a los niños se les vaya contando cómo va el proceso “ofreciéndoles una información adecuada, clara y adaptada a su edad, para que posteriormente sean capaces de afrontar las situaciones que se planteen cuando llegue la normalidad”. Tesías destaca la importancia de tener en cuenta sus dudas y temores durante todo este tiempo y especialmente cuando regresen a sus entornos sociales. “Siempre tendremos que ser muy claros para explicar la forma de protegerse y de relacionarse de forma preventiva sin caer en miedos mayores. De nuevo, en este punto está la forma en que los padres afrontan esta situación. Si para ellos es muy estresante, es posible que para sus hijos también lo sea”. Si los adultos no somos claros, los niños recurrirán a argumentos fantasiosos para compensar la falta de información, por lo que recomienda con los más pequeños recurrir a “dibujos o representaciones gráficas sencillas para explicar cómo se produce el contagio, y ver en conjunto la evolución y el desenlace, les ayuda a integrarlo… Representar las actividades que les apetece hacer cuando termine el confinamiento, y ordenarlas comenzando desde las más factibles es otra manera de situarles en la realidad utilizando su lenguaje”. Todo esto nos permite hablar de emociones en casa y ayudar a los niños a que expresen sus miedos.

Pero, ¿qué hacer cuando el niño no habla de lo que ha pasado? “Aunque el niño no pregunte sería positivo averiguar qué piensa, cómo se siente, cómo cree que se podría resolver –nos recomienda Sonia Martínez, psicóloga y directora de los centros Crece Bien–así el niño podrá expresar su malestar, sus preocupaciones o miedos; los entenderá y los podrá manejar ahora o a futuro. Hay familias que nos dicen que muchos niños prefieren no hablar de la situación que vivimos y por la noche tienen pesadillas. El niño durante el día no quiere pensar en lo que le da miedo, y cuando llega la noche, y está relajado, comienzan a aflorar esos miedos”.

Trastornos del sueño

Los miedos nocturnos son una respuesta normal y transitoria a una situación anómala y como tal la tenemos que tomar sin culpabilizar ni dar más importancia de la que tiene, nos explica el pediatra Gonzalo Pin, especialista en medicina de los Trastornos del Sueño. “Durante el episodio, los padres deben transmitir seguridad. Deben atender a los niños en esos momentos, intentando tranquilizar y especialmente no estar al día siguiente cuestionando, preguntando por qué, para qué. Tampoco hay que darle más valor del que tiene e intentar hacer una vida lo más tranquila y saludable, sin negar la realidad, pero sin darle más valor de lo que toca”. Indudablemente se van a presentar más dificultades para iniciar el sueño o más despertares matutinos porque hemos perdido parte de las señales externas y las rutinas que nos colocan en el día, tales como la intensidad y las tonalidades de la luz exterior.

Lamentablemente el ser humano no tiene un botón de on-off y no pasamos de la vigilia al sueño de manera automática, sino que, según explica el doctor Pin “todos nuestros sistemas metabólicos van cambiando su actividad preparándose para el sueño y esto exige un tiempo”. La mejor manera de evitar trastornos del sueño después de este largo periodo de confinamiento es mantener las rutinas y “como la reincorporación a la vida libre va a ser progresiva y vamos a tener información, debemos ir adaptando paulatinamente, unos días antes, los horarios que tenemos en casa a los horarios que el niño va a tener cuando se reincorpore a la vida normal”, aconseja el doctor Pin.

Miedo a salir a la calle

Pero, ¿realmente sabemos qué efectos causa en los niños el haber estado tanto tiempo en el mismo lugar? Jesús Jiménez insiste en que depende de la personalidad del niño y del entorno en el que haya pasado el confinamiento. “Los niños que son más de acción y expansivos, son los que van a tener más síntomas como dolores de cabeza, irritabilidad, aburrimiento, cansancio, quejas e incluso agresividad. Todos estarán deseando salir a la calle, pero estos últimos son los que más lo necesitan, sobre todo necesitan relacionarse con otros niños”. En casos extremos se pueden llegar a presentar cuadros de crisis de ansiedad y es muy importante para los padres saber actuar en ese momento. “Además de darle afecto y cariño, y abrazarle si lo acepta –recomienda Jiménez– hay que tratar de comprender al niño y la causa de su ansiedad. Mantener la serenidad es importante, aprendiendo los padres a afrontar sus propias emociones adecuadamente, es decir, no limitarse a controlarlas, ni disimularlas, ni ‘trabajarlas’, ni ‘gestionarlas’, ni aceptarlas o reprimirlas. Para resolver las emociones negativas hay que entender sus causas internas y aprender a resolverlas. Si es necesario, con la ayuda de un especialista que sepa enseñar esto”.

La angustia, el temor y la incertidumbre puede provocar en un niño que llegue a somatizar. Jiménez advierte: “Es común que los niños que sufren, tengan vómitos espontáneos o diarrea, por ejemplo. Si los niños son comunicativos y los padres saben escucharles, se darán cuenta de lo que ocurre, pero si no lo cuentan, un indicativo es la agresividad sin motivo aparente, los cambios de humor o el mutismo inusual. La mejor forma de ayudarles es darles seguridad, que se consigue no forzándoles a que sean duros ni fomentando el victimismo, sino con afecto y cariño, con comunicación, escuchándoles y comprendiéndoles y a veces con una cierta firmeza, poniendo límites si es necesario”.

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Pautas para dar seguridad a los niños tras el confinamiento

Por Sonia Martínez, psicóloga y directora de centros Crece Bien.

  • Compartir en familia cómo nos sentimos. Ver y escuchar que los demás sienten miedos, enfados, tristezas junto a soluciones o propuestas, ayuda al niño a ver que las emociones forman parte de él, sentirlas es bueno y que él puede manejarlas y buscar maneras de sentirse mejor.
  • Buscando una meta que, dentro de la situación, él pueda cumplir para que los abuelos estén bien, que la vecina enfermera pueda llegar antes a casa porque tenga menos enfermos que cuidar, que el primo que tiene asma esté bien…
  • Ver junto a él que hay personas que se están encargando de solucionar la situación, que nos protegen y nos dan seguridad, como son los policías, bomberos, médicos, enfermeros… Aquí es importante evitar las críticas delante de los niños. De esta forma aprenderá a confiar en quien nos cuida y a relajarse.
  • El futuro les puede crear incertidumbre, pero si les trasladamos lo que sí pueden hacer en el presente les ayudaremos a sentirse tranquilos.
  • Hacer equipo en familia con un saludo, un nombre, un grito… creará el sentimiento de unión. También es importante que estos días recordemos que en la familia nos apoyamos, nos queremos, nos perdonamos, nos ayudamos… Le hará sentirse confiado.
  • Apoyarse en los valores de la familia: la perseverancia, la paciencia, la valentía. Recordarlos en momentos de inseguridad les hará sentirse fuertes. Recordarles que les ayudaron y les ayudarán ahora a superar ese momento.

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Javier Quintero: “Los adolescentes son lienzos en blanco con un potencial como nunca más tendremos”

Por Adrián Cordellat

Javier Quintero es responsable del servicio de psiquiatría del Hospital Infanta Leonor de Madrid, profesor de psiquiatría y psicología médica en la Universidad Complutense de Madrid y director médico del centro especializado Psikids. De su conocimiento en infancia y adolescencia surge El cerebro del adolescente: una mente en construcción (Shackleton Books), un libro en el que indaga en el desarrollo cerebral durante la adolescencia, una etapa crucial, ya que como él mismo escribe “durante nuestras vidas, no existe un momento más relevante para el cerebro que la adolescencia”.

Los padres y madres tememos a la adolescencia de nuestros hijos e hijas más que a nada en el mundo. Sin embargo, usted dice en la introducción de El cerebro adolescente que la adolescencia no tiene por qué ser un periodo complicado. ¿Hemos creado un ser mitológico de la figura del adolescente?

“Nuestra juventud gusta del lujo y es mal educada, no hace caso a las autoridades y no tiene el menor respeto por los de mayor edad. Nuestros hijos hoy son unos verdaderos tiranos. No se ponen en pie cuando entra una persona anciana. Responden a sus padres y son simplemente malos”, estas frases que podrían haberse dicho en nuestra época, en realidad son de Sócrates y fueron dichas 400 años AC.  No es que hayamos creado un mito sobre la adolescencia, sino que debemos entenderla en lugar de pelear con ella, anticiparnos a sus necesidades en lugar de enfadarnos por lo que hacen.

En ese sentido de “entenderla”, dice que tenemos que afrontar esta etapa como una época de crisis, entendida ésta como cambio, y, por tanto, como una etapa de posibilidades para los adolescentes. ¿Nos cuesta ver estas posibilidades?

Están perdidos. Ya no son unos niños, pero tampoco son adultos, ya que carecen de algunas cualidades que coloquialmente denominamos madurez. Pero al mismo tiempo, son lienzos en blanco con un potencial como nunca más tendremos y solo necesitan alguien a su lado que les ayude a encontrar su camino y su vocación. En definitiva que les lidere, no que les dirija. Son como pastillas de jabón, si las apretamos con mucha fuerza, se nos escaparán entre los dedos.

¿Qué hábitos/acciones es importante establecer o llevar a cabo en esta etapa para que ese desarrollo cerebral que se da en la adolescencia sea el óptimo?

Aprender cosas nuevas cada día, leer diariamente, hacer deporte y evitar consumir tóxicos. Son recetas sencillas, pero eficaces. Algunos seguro que esperarían consejos más sofisticados, pero estos son los mejores que le podemos dar a un adolescente que tiene a su cerebro en plena ebullición.

Hablando de la evitación del consumo de tóxicos. La adolescencia es la etapa en la que muchas veces nos iniciamos en el consumo de alcohol y de drogas. ¿Qué impacto puede tener esto en un cerebro en formación como el adolescente?

Tanto el alcohol como las drogas lo que van a hacer en torpedear la capacidad de crear nuevas conexiones en el cerebro. Claro está, por supuesto, que no es lo mismo beberse una cerveza que media botella de ron, con lo que hay un efecto dosis dependiente. Ojo con el hachís o la marihuana, que no tienen nada de drogas blandas, sobretodo en la adolescencia. Debemos tener en cuenta que el THC (Tetrahidrocannabinol), uno de los principales componentes activos, tiene una vida media de una semana, lo que quiere decir que se tarda una semana en eliminar la mitad del THC consumido. Mientras tanto, se queda entorpeciendo la mielinización.

En el libro explica que en los adolescentes la parte emocional del cerebro prima sobre la racional. Por eso los cambios de humor y la tendencia a actuar impulsivamente, a tomar riesgos, a no pensar antes de actuar. Conocer esto, ¿nos puede ayudar a entender mejor el comportamiento adolescente y a empatizar con ellos?

Es la clave, son más emocionales que racionales, para lo bueno y para lo malo. Por eso, si motivamos a un adolescente, será imparable, pero si se cruza y se bloquea, será difícil sacarlo de ese estado. Conociendo esta característica, a lo mejor tenemos que pensar en menos sermones racionales y más acciones inspiradoras con ellos.

Es que muchas veces, en la relación con nuestros hijos, me da la sensación de que nosotros, que ya tenemos un cerebro adulto, nos dejamos llevar también por esa parte emocional, por eso las broncas, las disputas y los malos rollos que se viven en muchas casas.

Sin duda los adultos también tenemos nuestra amígdala (la parte emocional de nuestro cerebro) y se nos activa de vez en cuando, obnubilando nuestra toma de decisiones. Cuando esto ocurre, no pensamos con claridad y nos ponemos a su altura. Eso de gritar a un adolescente “a mi no me grites”, no parece la mejor solución para encauzar una discusión, pero todos lo hemos hecho alguna vez. Mi recomendación es empezar reconociendo nuestras propias emociones, sobre todo cuando éstas toman el control de nuestras decisiones, para no arrepentirnos después.

Me ha gustado una idea que lanza en la parte final del libro, cuando invita a los padres a ser influencers en la vida de sus hijos. ¿Qué consejos daría a los padres en ese sentido?

Lo tenemos hecho, solo hay que ver con los ojos de admiración que un niño mira a sus padres cuando es pequeño, solo hay que cuidar y continuar con ese trabajo. Es tedioso, requiere tiempo, exige renuncias personales, pero cuando se logra es fantástico. En realidad, la clave está en no perder la capacidad de influir sobre tus hijos en lugar de tratar de recuperarla cuando llegan a la adolescencia. Este último punto es bastante más complicado. Permitidme un ultimo consejo, no se trata de dar a tus hijos lo que creemos que es mejor para ellos, ni mucho menos lo que ellos quieren, sino darles lo que en realidad necesitan.